viernes, febrero 23, 2007

Una opinión

Alguna vez escribí que este blog tenía (entre otras cosas) la intención de rescatar algo del pensamiento nacional, en mi opinión injustamente vapuleado y olvidado desde hace largo tiempo. Muestras de este pensamiento nacional se pueden encontrar en sitios como El Forjista, El Ortiba y Bitácora Global (de paso, en estos dos últimos se pueden leer varias columnas de opinión que plantean un interesante debate sobre los temas Triple A, organizaciones armadas, Perón e Isabel, reparto de responsabilidades, etc., resucitados en los últimos tiempos). Otro sitio que estuve recorriendo es justamente Pensamiento Nacional, orientado en gran parte al revisionismo histórico. Al igual que en los otros sitios, aquí hay textos para debatir, acordar o discrepar, pero ante todo aprender.

Hace poco, en un largo debate en el blog de Gonzalo, nuestro estimado Hal se definió como igualitarista, diciendo que igualitarismo según la RAE es la tendencia política que propugna la desaparición o atenuación de las diferencias sociales. No conocía la palabra, pero pude leer algo al respecto en un link que aportó Manolo. Y recorriendo los sitios de más arriba me encontré con esta nota que habla del igualitarismo y no precisamente a favor. A ver qué les parece.


La identidad, no es la de todos por igual
por Alberto Buela(*)

Aquello que amenaza nuestra identidad no es la identidad de "los otros" sino la identidad pensada de todos por igual (por favor, léalo de vuelta).

Este y no otro, es el problema fundamental a resolver por todo lo que se denomina el pensamiento identitario o no conformista.

Si lo pretendemos resolver como lo hace el pensamiento único, también llamado políticamente correcto, caemos en el igualitarismo, fundamento ideológico de la democracia liberal que piensa a todos los hombres por igual. Y es por ello que cree, a pie juntillas, que la forma de gobierno democrática es de obligatoria aplicación universal.

Este razonamiento es el que justifica las intervenciones a bombardeo limpio y cañoneo de los Estados Unidos por todo el mundo. O aquello que sostenía nuestro prócer iluminista Julián Segundo Agüero de instaurar la democracia a palos.

Y si uno niega esto le repican inmediatamente: Ud. no es demócrata, con lo cual lo sacan literalmente de la humanidad y el mundo civilizado, transformándolo en un paria.

Este presupuesto, prejuicio o preconcepto de la democracia liberal: el igualitarismo, se ve seriamente amenazado por la identidad de los otros. Lo vemos en Europa, con italianos, franceses, ingleses, españoles y alemanes defendiéndose tenazmente contra la invasión de los inmigrantes negros y musulmanes, anche iberoamericanos y asiáticos.

Y es que esta democracia debido a su carácter formal está vacía de contenido axiológico, o peor aún, su único contenido de valor es la igualdad. Pero ésta termina siendo simplemente un formalidad expresada en las ecuaciones: a) un hombre un voto, en lo que hace a la representación política, b) el cálculo per cápita en la distribución de la riqueza, en economía y c) el hombre reducido a la humanidad civilizada en el ámbito de la cultura. Tres formalidades vacuas en política, economía y cultura, donde el hombre de carne y hueso como gustaba decir Miguel de Unamuno, se pierde por extrañamiento de sí mismo.

Es que el igualitarismo ha buscado erosionar en forma sistemática las diferentes culturas que componen esto que llamamos mundo en una sola, y al no poder lograr su cometido ve en "los otros" o "las otras culturas" una amenaza a su identidad. Y así la vive y así lo expresa.

Es por ello que resulta incomparablemente más peligroso para "nuestra identidad americana y argentina" un supermercado WalMart o Carrefour que una mezquita o una sinagoga. Pues aquello que homogeneiza, nivela, iguala a todos por igual, son los grandes supermercados y no las diferentes religiones.

Nosotros, por nuestra parte, creemos que la identidad hay que buscarla no tanto en aquello que los latinos denominaban idem, lo idéntico, sino más bien en el ipse, el sí mismo. Así en la afirmación de ser uno mismo y no en la repetición mecánica de lo idéntico, es donde debemos comenzar a bucear la identidad.

El igualitarismo y con él su hija putativa, la democracia liberal, entienden el tema de la identidad como la igualdad de lo mismo realizada mecánica y universalmente por todos los hombres pareciéndose unos a otros lo más posible. Esto se hace extensible al marxismo-leninismo, también hijo de la modernidad, con su ideario de la sociedad comunista de los productores asociados, que no es otra cosa que una visión bastarda, por totalitaria, del igualitarismo liberal.

Ahora bien, si buscamos la identidad a través del ipse, esto nos obliga a afirmar que la identidad no es algo hecho de una vez y para siempre sino que es más bien un hacerse. Pero este hacerse no se realiza en el aire, no es un flatus cultural, como piensa el mundo progresista y relativista de lo más adelantado de la democracia liberal como lo es la socialdemocracia europea, sino que debemos buscarlo, o mejor, debe buscarlo cada hombre a través de la encarnación de valores que su tradición cultural ha privilegiado.

Es por esto que un gran filósofo como el escocés Alasdair MacIntyre puede afirmar una y otra vez, que todo hombre piensa y actúa a través y gracias a una tradición cultural que es la que lo determina en lo que es. O como más cerca nuestro afirma Tucho Methol, no existen los boy scouts del pensamiento, todos pensamos a partir de un contexto de intereses determinados.

Lo que amenaza la identidad no es la identidad de los otros, que está bien que sean distintos, diferentes, lo que corroe la identidad es proponer la identidad como la igualdad de todos por igual. Porque el hombre (y la mujer) es distinto uno de otro, su rostro así nos lo indica. Y es distinto porque es persona que reúne en sí los rasgos de ser moral y libre, único, singular e irrepetible. Un hombre es sólo igual a otro hombre en dignidad, porque participa de igual manera de la especie, diría un filósofo o porque son por igual hijos de Dios, afirmaría un teólogo, pero ontológicamente un hombre en tanto persona es diferente a otro.

En la América Indoibérica a diferencia de Europa, por un problema cultural - nuestra tradición más genuina no es ni igualitarista ni liberal- nosotros no nos sentimos amenazados por la identidad de los otros- indios, negros, zambos, europeos- pues todos somos americanos con igual derecho, pero con diferentes valores. Y aquí en Argentina privilegiamos y debemos privilegiar el mundo de los valores criollos, que no es otro que el mundo de los valores patrios. Eso es todo.

(*) Filósofo- CEES (Centro de estudios estratégicos suramericanos). Email: alberto.buela@gmail.com


Aclaración (perdón por el toque frívolo): no tengo nada que ver con el negocio del sponsoreo de la camiseta de San Lorenzo.

jueves, febrero 22, 2007

Otras épocas

Alguna vez conté que había llegado a mis manos un ejemplar del Gran Diario Argentino de 1973. Al enterarme del estreno de la película El Último Rey de Escocia, protagonizada por el enorme Forest Whitaker, recordé que en ese diario había una nota sobre el famoso (en esa época) Idi Amin Dada. Personaje de los que ya no hay, además de dictador psicópata y sanguinario, por sus extravagancias y dichos ofensivos para la memoria histórica (en eso quizás se le parezca el presidente de Irán) siempre daba material para el festín periodístico. Hace unos meses el colega de Sin repetir y sin soplar (de paso, otro bloguero que se extraña) lo recordó en un post, ahí se explica el título de la película.

Tanto la historia de Idi Amin como la nota que transcribo (con las negritas originales, tan tradicionales en el GDA) traen recuerdos de otra época, en la que no existía la "corrección política". Si eso es mejor o peor, no lo sé.


Calma, Calma, Señores...¡POLIGAMIA Para TODOS!

El presidente de Uganda, general Idi "Gran Papi" Amin, termina de decretar que sus gobernados podrán ejercer libremente la poligamia, a condición de que lo notifiquen a la autoridad competente en el plazo de seis meses. De lo contrario, habrá de aplicárseles una multa de ocho dólares.

La decisión de Amin (ex campeón de box de todos los pesos, 1.90 de estatura, alrededor de 50 años, devoto del Corán) especifica que fue concebida para "salvaguardar la herencia cultural del país y reconquistar la propia dignidad".

Por lo demás, el decreto ugandés aclara que el individuo que tome una segunda esposa no tiene que divorciarse necesariamente de la primera (de este modo, los intereses de ésta siguen protegidos por la ley).

De hecho, el propio Idi Amin observa rigurosamente aquellos preceptos. Sus adversarios -que son legión desde que, en enero de 1971, derrocó al progresista Milton Apolo Obote- reconocen objetivamente que la única isla de pacífica coexistencia en Uganda es la familia presidencial. Las cuatro consortes del antiguo ordenanza colonial reciben de su cónyuge igual tratamiento. Se turnan para aparecer en público (así ninguna pasa por "favorita") y también para aumentar su prole. La tercera mujer de "Gran Papi" -según la rotación- le dio una hija el año pasado, pero las malas lenguas aseguran que ya tiene unos 25 vástagos. Amin, que no desconoce el humor, envió hace un tiempo al presidente de Tanzania, Julius Nyerere, un telegrama concebido en estos términos: "Te quiero mucho y me casaría contigo si fueses una mujer, pese a que ya tienes el cabello blanco". La mordaz ironía derivó de un frustrado intento de invasión auspiciado por el tanzanés -ferviente católico- en cuyo país vive refugiado Obote (1). En Uganda, dicho sea de paso, están prohibidas las minifaldas y las piletas públicas de natación, lo cual -teniendo en cuenta el calor tropical y la siempre caldeada atmósfera política- ya es grave.

Es que, dicho sea de paso, la pasión de Amín por los telegramas insólitos ya es casi proverbial. Pocos días atrás, con motivo del aniversario de la independencia norteamericana, "Gran Papi" envió un cable al presidente Richard Nixon deseándole "una rápida reanudación del caso Watergate" e ironizando que los ugandeses "esperamos que esa gran nación americana continúe usando su potencia bélica para destruir la vida humana en este planeta, particularmente en el mundo en vías de desarrollo" (2). Como se recordará, Washington reaccionó anunciando que no enviaría su embajador a Kampala, y Amin contraatacó deteniendo por dos días a 122 jovencitos del Cuerpo de Paz Norteamericano que iban a Zaire, por "sospechar" que podían ser agentes de espionaje israelíes (3).

Pero volviendo a la poligamia ugandesa, hay que reconocer que tiene sus ventajas y no es un fenómeno exclusivo del país de "Gran Papi". En la vecina Tanzania, donde el celo de los misioneros hizo mucho para dulcificar las costumbres ancestrales, es habitual que los hombres tengan varias mujeres. Ellos pasan una temporada en la casa de cada una y ellas trabajan para subvenir a sus necesidades (4). Así pues, nunca hay reyertas entre hijos y entenados y el país se enriquece con nuevos brazos para construir una nueva identidad. Nada de esto, desde luego, se compagina con las previsiones del señor Robert MacNamara (5). Hay que dar el ejemplo, después de todo.

Contratapa de Clarín, sábado 21 de julio de 1973.


(1) En 1979, ante un intento de Idi Amin de invadir Tanzania, Nyerere ordenó a sus tropas contraatacar invadiendo Uganda. Esto provocó la caída y fuga de Amin.
(2) Efectivamente el caso Watergate se reanudó al poco tiempo, llevando a la renuncia de Nixon el 9 de agosto de 1974. Sobre lo otro no tengo mucho para agregar: Idi Amin, un profeta.
(3) Los enfrentamientos verbales de Idi Amin con Israel y sus declaraciones antijudías eran cosa habitual. En 1976 tuvo lugar el famoso episodio de Entebbe, que lo dejó bastante mal parado.
(4) Dicen que en Latinoamérica somos machistas, entonces, los tanzaneses, ¿qué corno son?
(5) Quien desde su cargo de presidente del Banco Mundial promovía con entusiasmo una intensa campaña por el control de la natalidad en los países del Tercer Mundo, después de haber actuado como Secretario de Defensa de EEUU durante gran parte de la guerra de Vietnam.

jueves, febrero 15, 2007

Sigue la campaña

Hace unos días María Esperanza de La Barbarie posteó su ranking personal de los ministros del gabinete nacional. En los comentarios Manolo tuvo la gentileza de mencionar la campaña en que está empeñado este humilde blog junto con varios amigos solidarios, en favor de la producción pública de medicamentos y vacunas (en especial "la pobre BCG"). A fin de brindar más elementos de juicio al respecto (y de paso seguir machacando) transcribo el último comunicado que recibí por parte del Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología.


Lo Privado
Las políticas en Ciencia y Tecnología (CyT) en nuestro país tienen una clara tendencia a orientarse hacia el sector privado mientras que, por extraño que parezca, hay poca predisposición a hacerlo con el sector público. Además, cuando el sector público interviene en algún proyecto, habitualmente lo hace en algún consorcio o convenio con el sector privado, sobre proyectos generados en ese ámbito y que, en muchos casos, son subsidiados por el Estado.

Ese modelo de vinculación público-privado constituye el eje de la política científica-tecnológica en nuestro país. Algunos piensan que así se transfiere el conocimiento a la sociedad. Sin embargo, en realidad se transfiere el conocimiento a las empresas, que no es lo mismo.

También se dice que así se activa la economía y otras manifestaciones por el estilo, pero debe quedar en claro que el objetivo de las empresas privadas es el rédito económico y no la utilización social del conocimiento. Con esto no queremos estigmatizar a nadie sino manifestar que el sector público no debe/puede ser sólo un mero espectador de este proceso. Veamos un ejemplo.

Para atender a sectores carenciados se implementó el Plan Remediar, que compra medicamentos utilizando un crédito del BID (u$s 140 millones en 4 años) y aportes del Estado (u$s 90 millones) sin dejar capacidad instalada para poder resolver el problema en el futuro. Esto se podría haber conseguido adecuando algunos de los 37 laboratorios de producción pública de medicamentos y vacunas existentes en el país que hubieran dejado una base tecnológica consolidada. Sin embargo, no se ha hecho nada.

Está bien que se quiera atender las necesidades básicas de la población. Lo que no compartimos es que se genere deuda externa o se incremente el gasto público, cuando con mucho menos de esas sumas se hubiera podido adecuar la capacidad instalada existente y darle un corte definitivo al problema en un marco de soberanía nacional en el área.

Esta opinión coincide con lo expresado en el diario Clarín del 12-02-05 por el Jefe de Gabinete y Presidente del GACTEC, Alberto Fernández, "El país debe salir de su borrachera de endeudamiento por lo que no va a poder pedir créditos externos por lo menos durante los próximos dos años. Tenemos que acostumbrarnos a ser capaces de ahorrar más y recurrir menos al crédito". (1)

Sin embargo, una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Así, por ejemplo, el Remediar que finalizaba en diciembre de 2006, ha sido extendido hasta fines de 2007 como dice un texto en la web del Ministerio de Salud.

Además, cuando desde el sector de CyT se planteó una solución al problema, se la desestimó. En efecto, la Idea-Proyecto presentada por 10 laboratorios públicos más el Instituto Nacional de Tecnología Industrial en un marco estratégico para Salud y CyT fue rechazada por razones ajenas a la idoneidad o competencia de la misma (localización territorial de Laboratorios). Esto es un punto más que demuestra que lo que se dice, no coincide con lo que se hace.

En principio, sería gratificante que estos temas se debatieran e impulsaran en las Universidades y en las Instituciones del sector CyT y de Salud.


Lo Público

Por otra parte, el objetivo de un proyecto público estratégico es resolver necesidades o problemas de la sociedad con la mayor autonomía posible y su desarrollo debería ser indelegable en nuestro país.

Por lo tanto, el desarrollo de esos proyectos debe analizarse en un contexto de servicio social y/o de soberanía nacional.

Entonces, y para seguir con el mismo ejemplo, ¿por qué seguir contrayendo deuda externa para comprar medicamentos y vacunas en lugar de intentar resolver el problema en forma racional y autónoma?

Obrar de otra manera, es instalar la idea de que favoreciendo los negocios privados se resuelven las estrategias públicas.

Sin embargo, esto no es así. Veamos otro ejemplo simple. Acá hay muchos laboratorios farmacéuticos privados (nacionales y multinacionales), pero ninguno de ellos produce medicamentos contra el Mal de Chagas, que no hay, o sólo se consiguen en cuentagotas, cuando hay 3 millones de infectados en todo el país.

¿Por qué no se produce? Porque no es negocio como lo dijo el ministro González García.

Entonces, nos preguntamos: ¿se intentó hacerlos desde el Estado? No, que sepamos, NUNCA se lo plantearon desde el Ministerio de Salud. ¿Entonces qué hacemos? ¿Esperar? (2)

Para completar el cuadro, el GACTEC (Gabinete Científico Tecnológico) no toma decisiones.

Finalmente, si Ud. lee la página 38 del Plan Nacional de CyT 2006-2010, o la Política Nacional en Medicamentos del Ministerio de Salud verá claramente que lo que se dice sobre producción pública de medicamentos y vacunas, NO se hace.

No sabemos si la escasa utilización social del conocimiento que se hace en nuestro país se debe analizar en un marco de negligencia o intencionalidad, pero sin dudas, sigue siendo una asignatura pendiente que muestra la escasa visión estratégica de nuestros dirigentes y constituye uno de los problemas estructurales más importantes del sector de CyT.

Si en estos temas no se toman decisiones políticas serias, en el mediano plazo no veremos escenarios diferentes a los ya conocidos: fragmentación institucional, carencia de un sistema de CyT, emigraciones, inversiones bajas, etc.

El GACTEC es el organismo responsable de establecer las políticas en CyT en nuestro país (Ley Nº 25.467, art. 8). Es presidido por el Jefe de Gabinete, Alberto Fernández y está formado por los ministros González García, Filmus, De Vido, Miceli, Taiana y Garré.


Filmus
El 6 de febrero de 2007 solicitamos una entrevista al ministro de Educación, Ciencia y Tecnología, Lic. Daniel Filmus, para conversar sobre distintos aspectos de las políticas en CyT y que detallamos en el texto difundido la semana pasada. Hasta el momento, no tenemos respuesta del Ministro.


Cordialmente, Grupo de Gestión:
Airaldi MG - Alonso-Romanowski S - Bibiloni AG - Cid JA - Cravero C - De Filippo J - Denzoin LA - Estébanez ME - Fernández Lahore M - Fiamberti H - Fossati CA - Franchi AM - Furnari JC - Gadaleta P - Gaggioli N - García AP - Ghilarducci A - Giordano M - Gubertini MT - Hajos S - Hermida EB - Hozbor D - Ielpi L - Iriondo M - Isturiz MA - Jasnis MA - Lamberti Y - Landoni MF- Lemos DR - Manghi M - Milana JP - Montero A - Nonzioli AC - Otero AM - Palermo M - Pérez O - Ravelo A - Rearte B - Recavarren MI - Rodríguez ME - Rofman A - Sabbatini ME - Sasiain MC - Schattner M - Yantorno O.

Este texto se difunde a: Presidencia de la Nación, Jefatura de Gabinete, Ministerios de Educación, Salud, Defensa, Cancillería, Ministerios de Salud Provinciales, Secretaría de Ciencia y Tecnología, ANMAT, Diputados y Senadores Nacionales, Legisladores y Funcionarios Provinciales y C.A.B.A., Academias Nacionales, Instituciones del Sector CyT (INTA, INTI, CNEA, CONICET, SEGEMAR, CONAE, CITEFA, INIDEP, SENASA, INA, ANLIS-Malbrán, UTN), Facultades de Universidades Nacionales, ONG, Laboratorios de Producción Pública de Medicamentos, otros).


(1) Pasó la borrachera y justo a los dos años, el país cumple con lo que predijo Alberto Fernández.

(2) Según me comentó una amiga, en el Gran País del Norte hay preocupación por la aparición de Mal de Chagas dentro de sus fronteras, llevado por inmigrantes llegados desde el Sur. Será cuestión de esperar nomás a que ellos fabriquen los medicamentos adecuados para entonces importarlos. ¿Y los científicos argentinos? Bien, gracias.

martes, febrero 13, 2007

Un alegrón

tuve ayer al leer en P.12 un reportaje de Werner Pertot a Martín Sabbatella. Que una joven estrella del firmamento progresista demuestre una identificación con el pensamiento Nac&Pop no es cosa de todos los días (esto ya lo comenté en el blog de Manolo, pero vale la pena el post). Con esto empieza a sintonizar con cosas que yo vengo pensando y diciendo:
"Las estructuras políticas de hoy son pragmáticas y funcionales a cualquier ideología. Si no somos capaces de construir una fuerza política que pueda impulsarse por convicciones se pone en riesgo la profundización del cambio. Si no, cuando esté de moda apoyar las relaciones carnales, las mismas estructuras las van a apoyar sin ningún problema. Hay una resignación a la lógica de construcción tradicional."
Y da en el blanco al responder a un comentario sobre Blumberg:
"Pero pensar que no hay más ideologías es una ideología. ¿A quién le es funcional que la situación es preideológica? Es funcional a una ideología, que es la que impulsó el fin de las ideologías. Por eso, también creo que es funcional a la derecha cuando Lilita dice que la cuestión es preideológica y que es menos importante el debate en términos de izquierdas y derechas."
Finalmente, se termina de ganar mi simpatía acá:

WP–Carrió plantea una coalición cívica, con sectores del socialismo, de la UCR, con Patricia Bullrich...

MS–No estoy de acuerdo con nada de eso. Vaciar de ideas y de ideología tiene más que ver con el pensamiento único de la década del noventa que con lo que hay que construir. Dividir el sistema político entre los que violan o no violan el Código Penal me parece un error. Aunque sí es justo considerar que una de las características tiene que ser que nadie pueda violar el Código Penal. Si uno mira la historia política, que la derecha hable de la calidad institucional suena muy hipócrita. La preocupación central no está ahí, sino en los intereses que defienden. Como decía (Arturo) Jauretche, nos critican por nuestros errores, pero nos quieren echar por nuestros aciertos. Cuando la derecha critica el populismo en la región, le preocupa que un indio gobierne Bolivia, le preocupa que alguien pueda representar la voz de los sin voz, a ese subsuelo de la patria sublevada(*). Hay intereses que se juegan...

(*) Frase de Raúl Scalabrini Ortiz.

Éstas son las cosas que dan ganas de seguir peleando la batalla de las ideas. ¡Vamos Martín todavía!

viernes, febrero 09, 2007

Un cholo peruano

En 2006 se cumplieron 70 años del comienzo de la Guerra Civil Española. Una guerra que dividió al mundo en dos, y que cambió el destino de más de uno. Una guerra que hizo correr ríos de sangre (incluso después de terminada) y también ríos de tinta. Pocos acontecimientos políticos del siglo XX inspiraron a tantos escritores y poetas. En 2006 también descubrí la obra de quien quizás escribió algunos de los mayores poemas inspirados por esa guerra. Mi preferido es éste:


España, aparta de mí este cáliz

Niños del mundo,
si cae España -digo, es un decir-
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

¡Niños del mundo, está
la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra maestra con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!

Si cae -digo, es un decir- si cae
España, de la tierra para abajo,
niños, ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!

Niños,
hijos de los guerreros, entretanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que está
con su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera, aquella de la trenza,
la calavera, aquella de la vida!

¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aun
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta; si la madre
España cae -digo, es un decir-
salid, niños del mundo; id a buscarla!…

César Vallejo

martes, febrero 06, 2007

Por fin



puedo decirlo abiertamente, sin orgullo ni vergüenza: no participé para nada en los sucesos de diciembre de 2001 ni en sus secuelas asamblearias y demás yerbas (ojo, tampoco me dediqué a manguerear a los manifestantes, como alguna vez contó que hizo Rollo). Nunca supe bien si porque no tenía plata en el corralito, porque el caceroleo me hacía acordar de las señoras chilenas pidiendo el derrocamiento de Allende, porque ya estoy crecido para esos trotes, o por qué corno. Sin embargo solía hacerme la pregunta: ¿hubo que esperar a que el país llegara al borde de la desaparición para salir a la calle? Más de una vez estuve tentado de decirle a algún asambleísta exaltado: macho, se acordaron tarde, ya se llevaron todo (a propósito, ¿alguien recuerda al personaje del arqueólogo Helmut Strasse, que hacía Tato Bores en 1992? qué profeta).

No soy un lector habitual (sino más bien excepcional) de Perfil. Pero me enteré de que hace unas dos semanas salió ahí un artículo de Nicolás Casullo que provocó cierto revuelo. Cuando lo leí me dije: eso es lo que pienso yo (que es lo mismo que pensaba hace cinco años). Listo, ya estoy justificado. Adelante, maestro.


Frío en febrero: la media clase media
por Nicolás Casullo

Por ese tiempo, un amigo –hoy trabaja en Perfil– solía pasar a buscarme por casa y desayunábamos a la vuelta, en Bustamante y Córdoba, para referirnos, entre medialunas crocantes, al gentío insurgente y cacerolero en busca de sus depósitos expropiados por Domingo Cavallo. En aquellos encuentros para el café con leche, mi amigo me contaba cómo, por las noches, asistía a algunos de los “soviets” de Almagro y más o menos se aburría, aunque interesado en una vecinita exaltada al escuchar cómo un forastero llegaba al barrio-barrio, un desconocido del PO que aparecía siempre puntualmente a las 20 y 45 escurriéndose entre la ronda de asambleístas para pedir la palabra y proponer la expropiación del comercio exterior y plantarse duro frente al imperialismo desde Argentina y Afganistán, mientras el abuelo del quinto “B” planteaba aprobar que todos se conocieran un poco mejor a través del amor.

Mi amigo pensaba, con respecto a la vecinita, que tenía chance porque el trosco era rubiecito y entrador, pero latoso; entonces me pedía letra para retrucarle delante de ella. Por ejemplo, con la interpretación de la teoría leninista del eslabón más débil: calculaba que eso era suficiente porque la piba parecía una iletrada en cuestiones marxistas y más inclinada al arte joven. Yo me había acercado algunas veces de ese enero a la asamblea de Scalabrini Ortiz y Santa Fe a charlar con un par de psicoanalistas amigos que habían quedado varados en Baires por escasa capacidad monetaria, retrasando su viaje a Cariló para escuchar –en la disciplinada ronda de la esquina– sobre dietas y pesos corporales nocivos en la voz de un cotizado homeópata que regalaba su capital médico, gracias a la impericia gubernamental de De la Rúa.

Mi amigo me hizo recordar aquella nota que escribí en medio de ese incendio estival de 2002, mientras mis amigos se extasiaban pergeñando artículos y columnas sobre el pueblo clasemediero capitalino y suburbano que, por fin, despertaba de su letargo frente al sistema capitalista opresor y se ponía del lado de las mayorías hambreadas de América latina. Mi idea había sido semblantear a vuelo de pájaro –como si retratara a mi vieja y numerosa familia de antaño– la genealogía de esa querida gente, de pronto soliviantada contra los bancos y los diputados. En especial, recuerdo, contra los diputados formoseños. Aquí va parte del texto escrito bajo el título “Qué clase mi clase sin clase”:

"La dificultad para dar cuenta de los elementos que componen la encrucijada argentina termina convirtiéndose –en nuestras intensidades mentales y café de por medio– en la tentación cotidiana de encontrar cada quince minutos y sin mayor dificultad, el enigma revelado de lo nacional que nos hace. Esto es, descifrar después de cualquier noticiero de estos días –con el resto de saliva que nos queda y haciendo que miramos la ventana cuando ya no miramos nada– los secretos increíbles y finales del ser argentino, desde una divagación reduccionista y apenada por el papelón ante los ojos del mundo.

Así es, se trata de autoorientarnos en un presente tenebroso, teniendo claro únicamente que nuestra inspiración se agiganta cuando nos topamos, de tanto en tanto, con el protagonismo de los descuajeringados ‘segmentos’ de clase media. Representantes diversos, sobre todo de la capitalina, con sus protestas y cacerolas en las calles del estío y diciendo al resto de la familia –después de agarrar la champañera y un tenedor–, salgo y vuelvo; voy a voltear a un presidente, déjenme la cena arriba de la heladera. En ésa estamos. Digo, de pronto encontrarse no ya con Walter Benjamin o Michel Foucault sino persiguiendo al arcano cultural de tía Matilde.

Si uno hace historia de esta clase media, historia barata, que no cuesta mucho, gratis, diría, cuando tenemos el sueldo encanutado, podría argumentarse: una clase media que viene de un radiante y a la vez penumbroso viaje. Viene desde aquella su ingenua estación inaugural de los años 50, donde él se puso el sombrero y la corbata con alfiler, ella la permanente y la pollera tubo, y ambos salieron casi virginales pero envenenados a festejar en la Plaza de Mayo la caída de Perón al grito de ‘no venimos por decreto ni nos pagan el boleto’. Cancioncilla tan escueta como cierta, interrumpida por saltos en ronda a la Pirámide para entonar ‘ay, ay, ay, que lo aguante el Paraguay’, sin ningún tipo de grosería ni mala palabra con las que hoy se luce cualquier animador de pantalla, pero nunca mi padre.

Después, la clase volvió a meterse en casa para advertir, con menos recelo, que los morochos sobrevivían a todos los insecticidas ideológicos y censuras, y para dedicarse no sin cierto cansino asombro a departamentos en consorcios, fiats en cuotas y palmitos con salsa golf y rosados. Recién a fines de los ‘60, principios de los ‘70 el gran estamento medio recibió la primera monografía fuerte a componer, de la cual culturalmente no se repuso nunca jamás, para entrar en cambio en el jolgorio y la confusión liberadora de distintos eros. Fue cuando los hijos, ya grandulones, arruinaron cada cena o almuerzo dominguero con la ‘nacionalización de las clases medias’, al grito, en el comedor en L, de: ‘Duro, duro, duro, vivan los montoneros que mataron a Aramburu’.

Tamaña reivindicación de arrabaleros no estaba en los cálculos de la clase media blanca de abuelos migradores, pero nadie se arredró en la cabecera de las mesas ni escurrió el cuerpo en la patriada –hay que admitirlo–, aunque apenas entendiese la metamorfosis de la nena que además copulaba en serie con novios maoístas, peronistas y con dudosos nuevos cristianos. La cuestión era la liberación de la patria frente a una vergonzosa dependencia al imperialismo, también tirarles flores desde los balcones a las columnas infinitas de la JP que gritaban ‘paredón’; y votar sin vacilaciones, en marzo del 73, a ese candidato cuyo lema en los carteles decía: ‘Ni olvido ni perdón, la sangre derramada no será negociada’.

Tiempo y silencio le costó volver a salir otra vez a la Plaza después de esa canita al aire. Prefirió desde el '76 salir a Europa, a Miami o a la frontera del norte misionero en largas columnas de autos compradores de TV a color, al grito desaforado en los embotellamientos de ‘Argentina, Argentina’, tal vez porque también en colores habían sido los goles de Kempes. Sin duda se trataba ya del imaginario de una clase más bien desquiciada pero no culpable del todo: en historiografía todas las conductas colectivas no tienen un psicoanalista sino la justificación de los contextos. Regresó a la Plaza, emocionada y agradecida por no escuchar más sirenas policiales ni rumores sobre la casa de la esquina, para vociferarle presente con banderitas argentinas al beodo general de las Malvinas con un resto patógeno del nacionalismo de los '60-'70 oliendo a alcanfor, para pensar que los chicos, allá en el sur bélico, eran como los del exilio o los que seguían en cosas raras: era fatalidad, violencia, guerra, delirio, caminos ciegos de la multitud en la plaza que siempre le pusieron, a la clase, la piel de gallina emocionada. Dulce y patriota tilinga.

Es una clase, entendamos, que no descarta ni parte en dos nunca las aguas. Que las amontona, sin decidirse por ningún telos de la historia. Los acumula escondidos en el placard como cartas de otro novio, no del marido cuando joven. Coleccionista histérica y siempre arrepentida: así apuntan algunos sesudos que la estudiaron por años. En el '83 caminó las calles con los jóvenes de peugeot y boinas blancas apostando por la vida radical frente a un peronismo cadavérico cadaverizador. Festejó, danzó, cantó, se olvidó de sí misma y sus años recientes. Más tarde mandó a los más jóvenes a las plazas de la memoria de la muerte, pero ya no pudo relatar su sencilla biografía como sucedía en los '50 y '60, sino sólo fugazmente, a retazos: ¿qué, cómo, cuándo, dónde estoy, estuve, no estaba, quién, ella, no, yo? ¿Hasta Ezeiza caminando, papá? ¿Y vos qué hiciste ese día, abuela? ¿Y dónde murió el tío?

Una última vez salió la ingrata con el gorro frigio, en absoluta dignidad y defensa de los valores señeros de una crónica tan patria como esquiva. Gritó, entonó, puteó como siempre, pero justo ese día empezaron a decirle canallescamente pura verdura: la casa está en orden, festejen tranquilos las pascuas. Al otro día nadie confabuló, nadie se reunió a decidir, no se conoció un solo panfleto que resumiese el programa nacional clasemediero, pero lo cierto es que no volvió a vérsela junta, sobre el asfalto, por quince larguísimos años.

Ella es entonces como napas inclementes de ella misma. Como subsuelos abollados de sus gestos unos contra otros. Como recuerdos surcados por lombrices. Como una maroma amontonada de liberación nacional, Evita socialista, deme-dos, plazo fijo, abajo Holanda, la tablita, el miedo, algunas locas de la plaza, piratas ingleses, son argentinas, nos los representantes de la nación, democracia, aparición con vida, si se atreven incendiamos los cuarteles, están asaltando las góndolas, cerrá las celosías, espiá por la ranura, ¿qué pasa, mi amor?, ¿son los cabezas otra vez? Como amasijo, un día finalmente le llegó el cansancio en el alma. Que es la venta del alma, dicho de otra forma.

Para colmo, se moría la clase obrera, testigo de todo para el día del Juicio Final. Para colmo, se vendió el país, el peronista Menem instrumentó la utopía y pesadilla: la convidó, la invitó, la enajenó, la cosificó según Marx, la subyugó “uno a uno”, remató una vieja nación coronada su sien, liquidó identidades, lenguaje, nombres, pequeñas tradiciones, recuerdos, ideología. Y tuvo en esa clase media uno de sus buenos soportes simbólicos, concretos y votantes, cuando la ilusionó de que no existían más ni peronistas ni gorilas, ni izquierdas ni derechas, ni arriba ni abajo, ni ricos ni pobres, ni primero ni tercer mundo. Cuando ya no existían tampoco políticos sino sólo la promesa de bancos siempre abiertos para cualquier hombre de bien. Y para que nada de eso se tocase, para que nada torciese el espejismo ni el rumbo, el hombre-nada fue votado por la clase: Fernando.

Ahora vienen los sociólogos exitistas o agoreros de siempre. Intelectuales. Apuntan: clase media heroica en las calles anulando la dieta de los diputados de Formosa como salida histórica para toda América latina. Clase media corajuda, pueblo irredento de las cacerolas con las cabezas de los nueve delincuentes de la Corte adentro. Clase media volteadora a ollazo limpio de gobiernos impostores que parecían eternos. Clase media puta, nieta legítima de sus abuelos tanos y gallegos angurrientos de morlacos, dicen. La Argentina únicamente valió si te daba guita, después no existe: así dicen de la pobre clasecita, ahora a los alaridos frente a la Rosada y rodeada de temibles saqueadores casi en pelotas. Porque salió otra vez a la calle, por fin. Acorralada. A corralito y lanza en mano, esencialmente. Ahí anda embistiendo. El enemigo son los políticos. No, es la izquierda. No, los corruptos. No, es la petrolera. No, es el populismo y la demagogia. No, son los bancos. No, son las empresas privatizadas. No, es el liberalismo. No, son los gallegos imperialistas como en 1810. No, son los negros peronistas otra vez en la Capital. Anda desorientada la pobre, pero soliviantada como nunca.

La propia historia que relato –antojadiza, falsa, liviana, inoportuna– devela el interesante claroscuro de la clase analizada. Sus extrañas medias tintas. Sus románticas luces y sombras espirituales. Sus insondables claros de luna. Sus materialistas intracontradicciones objetivas, diríamos allá por 1972, donde todo era salvable. Ahí está, cenicienta y ramera con su fuerza y su talón de Aquiles. Llama a las revoluciones pero un plazo fijo la embota como niña enamorada adentro de un granero. Ahora su lógica navega al compás de movileros descerebrados, cámaras amarillas de Crónica TV, al ritmo de su justa furia por dólares encarcelados, por su real hartazgo de una clase política que nada hizo cuando el país desapareció, sino que casi se fue con él.

A lo mejor, algún día, pueda volver a contar su biografía. Igual que antes, allá por los '50, cuando no había salido del patio de magnolias."

Esta nota cayó tan mal en el universo periodístico cualunquista y protofascista afectado por el corralito que desde canales de cable y radios ignotas me llamaron para entrevistarme, así como desde el territorio intelectual, artístico, académico, universitario, y de la izquierda socialdemócrata y marxista acérrima. Quedé solo en el mundo y hacía frío en febrero. Aducían que le faltaba el respeto biográfico al nuevo sujeto antiglobalizador. La salida abrupta del modelo menemista, así como encontró una estampida contra los bancos posdolarizados, despertó en el campo cultural pensante una larga sesión eroticopolítica por la cual el intelecto nacional bienintencionado eyaculó una suerte de goce postergado en memoria de las “bases” protestatarias, luego de tanto uno a uno anestesiante. Y si bien esos meses de furia y rencor contra el modelo fracasado que los traicionó vilmente le cambiaron el rostro a muchísimos porteños y conurbanos, si bien ese tiempo transformó la política en una coctelera, la desfondó, sigue sacando a “irrepresentados” a la calle casi todos los días. Lo cierto es que en cuanto al carozo ideológico, al año y medio todo volvió a ser pensado como siempre.

De todos lados llovieron críticas a mi nota, críticas que sostenían que en Buenos Aires la fraternidad social iba en serio y se había acabado una Argentina porteña histérica y conservadora. Que un nuevo reino patrio nacía desde cada propiedad horizontal en rebeldía, desde cada una de las reuniones ampliadas de consorcios unidos. Que lo anarco, lo ácrata, el contrapoder y la contrapolítica de los sectores medios obligaban a llamarlos ahora de otra forma, desde el momento que se abrazarían con los piqueteros, con los niños pobres, con los transexuales, que entenderían los males sociales y plantearían un amplio espíritu solidario, socialista, humanista y progresista frente a cada problema en relación con el feminismo, con la seguridad ciudadana, el aborto, la educación sexual, las condiciones carcelarias, el delito de menores: una post clase, en fin, que estaba dispuesta en Recoleta, Olivos, Palermo y Núñez a hacer del trueque de repostería casera por ropa usada su forma definitiva de vida, le fuese como le fuese.

Amigos y no tan amigos, articulistas de libelos rojo subido, amantes del subcomandante Marcos, lectores de Toni Negri y John Holloway, traductores de Paolo Virno, fervorosos peronistas, peronachos desilusionados para siempre y gorilas desde las ramas más altas de los árboles vieron en esa embestida de cacerolas y asambleas un gran caleidoscopio imaginario que contenía desde la resistencia a las cuartas invasiones inglesas hasta el último cordobazo obrero, disfrazado ahora al calor del estío. Recuerdo: algunos pidieron silencio porque estaba hablando “el pueblo de uno”, que en todo caso era más cordial que los “cabezas” que te pueden salir con cualquier cosa con dos tetrabrick adentro; otros soñaban que la caída de “Chupete” Kerensky era el momento bolchevique elucubrado desde 1919; y también estaban los que celebraron el fin definitivo del peronismo y la viabilidad de un gobierno de vecinos de Colegiales y Belgrano, para hacer frente al mundo globalizado y guerrero de Bush. Aparecieron los que saltaron de la derecha del Frepaso a pedir una asamblea constituyente que destituyese de inmediato los tres poderes históricos de la república; también los que veían en Acoyte y Rivadavia arrozales con vietnamitas escondidos, la silueta de Franz Fanon en medio de una tormenta de arena en Argel, la democracia ateniense todos con camisón blanco y platicando en Parque Centenario, las nuevas formas místicas del contrapoder en manos de peligrosísimas amas de casas violentadas por los dólares encanutados, o los consejismos proletarios de Gramsci en el Turín de las revueltas.

—Gente grande, y mirá lo que escriben– decía mi amigo, mientras le daba al café con leche, a veces con tostadas y sin dejar de pispear los diarios.

Ojalá hubiese sido algo de eso. Pero no era algo de eso.

¿Me entiende usted?

jueves, febrero 01, 2007

Último momento

Hoy, como tantas otras veces, la historia vuelve a ser noticia.


Vicealmirante de Massera se consideró responsable del genocidio y defendió la obediencia debida

Mendía puso la firma

El detenido vicealmirante retirado Luis María Mendía asumió hoy la autoría, en 1976, del "Plan de Capacitación contra la insurgencia terrorista de la Armada Argentina" (Placintara), que entre otras acciones represivas incluía los tenebrosos "vuelos de la muerte". Siguiendo los argumentos de Alfredo Astiz, culpó a servicios franceses del asesinato de Alice Domon y Leonie Duquet.

Al ampliar esta mañana su declaración indagatoria, el ex jefe de Operaciones Navales, de 82 años, se hizo cargo de que el Placintara "llevaba mi firma" y admitió que "como jefe de Operaciones Navales impartí órdenes a mis subordinados basadas en reglamentos militares y las disposiciones dictadas por el Gobierno Constitucional de "Isabel" Perón y de Italo Luder".

Exaltó a sus subordinados porque "combatieron con abnegación, valor, valentía, subordinación y heroísmo durante los ocho años que duró la guerra contra las organizaciones subversivas y terroristas" y "en ningún momento se excedieron en el cumplimiento de las órdenes recibidas del Estado Mayor, las cuales fueron fidedignamente cumplidas".

Mendía, quien fuera "número 3" de la Armada cuando el comandante era el almirante Emilio Eduardo Massera, vistiendo traje y en muletas fue trasladado desde su casa, donde cumple prisión preventiva domiciliaria, a ampliar su declaración indagatoria en el juzgado federal número 12 de Sergio Torres, que lo procesó por 151 casos de torturas y secuestros.

El marino hizo hincapié en que existía la obediencia debida dentro de la Armada y rescató que "los oficiales y suboficiales" de la fuerza "injustificadamente se han tomado como chivos expiatorios... porque ellos eran muy jóvenes y cumplían órdenes militares dadas por almirantes que asumían toda la responsabilidad al hacerlo".

Asimismo, Mendía abundó en la teoría de que "las fuerzas armadas nada inventaron el 24 de marzo de 1976 sino que simplemente aplicaron a rajatabla la legislación vigente" en la época, es decir los anteriores decretos del Gobierno de "Isabel" Perón que mandaban a los militares a "aniquilar el accionar de la subversión".

Por eso recordó que ya en el Gobierno de Isabel se produjeron "asesinatos y desapariciones de ciudadanos argentinos y extranjeros como Héctor Fagetti Gallego (Mendoza) y Maurice Jeaguer (Tucumán)", por lo que pidió al juez que cite a declarar de testigo a la viuda de Perón y al ex presidente provisional Luder.

También planteó que convoque al diputado nacional Carlos Ruckauf y a Antonio Cafiero, ambos ministros del Gobierno de Isabel Perón.

Al igual que había hecho la semana pasada el ex represor Alfredo Astiz, señaló a Francia al insistir con la teoría de "la directa intervención de los servicios secretos y de inteligencia franceses en la comisión de los hechos que aquí se encuentran bajo investigación", más específicamente en los secuestros de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet.

En ese sentido, igual que Astiz solicitó la captura del ciudadano francés René y/o Bertrand de Perseval o Parseval -el cuál según ellos fue visto en el secuestro de las monjas- "a los fines de profundizar la pesquisa respecto de la actuación de los servicios secretos y de inteligencia franceses" en la represión ilegal a los ciudadanos de origen galo.

Finalmente, pidió que se cite como testigos al ex presidente y ex primer ministro de Francia, Valery Giscard D'Estaing y Pierre Messmer, respectivamente, más el embajador, diputado y periodista franceses, François de la Gosse, Noël Mamère y Marie-Monique Robin.

Fuente: DyN


El Sr. vicealmirante retirado asume su responsabilidad, pero también reparte para otros lados como para que tengan. Como parece estar de moda por estos días, le apunta a Isabel, Luder y sus ministros (igual eso no es novedad, ya lo hacían los defensores de los ex jerarcas durante el juicio a las Juntas). Pero lo interesante es que ahora los genocidas señalan a sus instructores y profesores franceses. Marie-Monique Robin es la realizadora del documental Escuadrones de la Muerte-La Escuela Francesa, de visión imprescindible (al igual que la lectura de esta página). Qué paradoja, un documento que muestra de manera impecable la génesis del terrorismo de Estado, ahora sirve a la defensa de los reos de los crímenes del mismo terrorismo de Estado. Una paradoja como otra que se muestra en el mismo documental: la película La Batalla de Argelia de Gillo Pontecorvo, venerada por la juventud politizada de los '60 y '70, fue usada como elemento instructivo en los cursos de contrainsurgencia. Cosas vederes, Sancho.

(El documental de Robin se puede bajar de la web p.ej. con el eMule, yo tengo esta dirección:
ed2k://file-=ArgentoP2P.net=-.Escuadrones.de.la.muerte.-.La.escuela.francesa.-.By.Grupo.Rippers.avi
423725838DD6075E53357D3A9AA8BCB6C94C024F1/. Si no funciona, usar el buscador de la mula).


Post Scriptum: volví a ver el documental. Y quizá uno de sus puntos flojos sea que (aunque se intenta) no se logra demostrar ninguna conexión francesa en el secuestro de las religiosas Domon y Duquet. No hay ninguna prueba de que el ex-OAS De Parseval haya participado en el operativo de la Iglesia Santa Cruz (ver esta nota). Así que intuyo que lo que intenta el Sr. abogado de los represores es embarrar la cancha y alargar los tiempos. En mi humilde opinión, no va a andar.