domingo, mayo 27, 2007

Más gotitas de Memorex


Quizás por única vez, este blog se mete de lleno en la (sucia) campaña electoral para la jefatura de Gobierno porteña. La foto de arriba salió el domingo 6 de mayo pasado en Página/12 y muestra al ex-locutor, ex-funcionario de Bienestar Social con José López Rega, ex-intendente de Morón, etc., Juan Carlos Rousselot, acompañado del inefable Maurizio Macri, favorito para las elecciones del 3 de junio y según algunas voces autorizadas, también favorito para triunfar en la casi segura segunda vuelta y así convertirse en el próximo Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Según cuenta la nota que acompañaba a la imagen, a MM no le gustó nada que un periodista de P.12 le mostrara esta foto durante una emisión del programa "Tiene la palabra". Bueno, parece que para evitarle más disgustos a Mauri, los muchachos del diario omitieron poner la foto en la edición on line (por esta vez, Página K tuvo un toque de Página M). Así que hoy, en un esfuerzo de producción, este humilde blog hace llegar la foto en cuestión a todos sus lectores.

La imagen fue tomada a fines de los '80, durante la firma del acuerdo del Municipio de Morón con SOCMA para la construcción de una red de cloacas. Por si alguien no lo recuerda, lo escandaloso de la contratación efectuada terminó provocando la destitución de Rousselot (de paso, el asunto no careció de episodios macabros). Esto demuestra algo que leí en estos días: los corruptos pasan, pero los corruptores quedan. Y en algunos casos, hasta pueden hacer una exitosa carrera política.

Y para fundamentar mi opción de no votar en primera vuelta a ninguno de los candidatos mayoritarios, un par de inquietudes más:
- ¿Por qué nadie le pregunta a Jorge Telerman por su actuación cuando fue designado responsable del pabellón argentino en la Expo Sevilla '92?
- ¿Por qué nadie le pregunta a Daniel Filmus por la denuncia que pesa contra Diego Kravetz, segundo candidato de la lista de legisladores encabezada por Ginés, por estafas contra aportantes a la empresa recuperada IMPA? (gracias Hard).

Respeto a los compañeros y amigos que apoyan o militan a favor de alguna de estas opciones, y en segunda vuelta votaré al que enfrente a MM. Pero el 3 de junio, sin demasiado entusiasmo ni convicción, mi voto irá para otro lado.


Post Scriptum del domingo 3 de junio a las 12.00 hs: no voy a cambiar una coma de lo que escribí más arriba. Pero este blog dejaría de tener sentido si no dijera aquí lo que pienso. Decidí modificar mi voto, que va a ir para Daniel Filmus y la lista de legisladores de Buenos Aires para Todos, que encabeza Martín Hourest.

martes, mayo 22, 2007

Pa' los cuates

El analizador estadístico que anda por ahí abajo revela que, por alguna razón que ignoro, México es (después de Argentina) el segundo país por número de visitantes a este blog. Durante el fin de semana estuve leyendo un par de notas dedicadas a este país hermano y me pareció un buen momento para dedicarle una entrada. Una de las notas es de Santiago O'Donnell y es de las que hacen helar la sangre. La otra parece dar un buen ejemplo de lo que pasa cuando un Estado se pone del lado de los grandes capitales y las empresas trasnacionales, y le da la espalda a su pueblo. Y quizás sirva de advertencia de lo que nos puede pasar acá en el Sur con el tema de los biocombustibles, si no estamos atentos y vigilantes. Aquí está la nota mis cuates, espero que les sirva.


El lobo se come a Caperucita
por Silvia Ribeiro

Una forma de ocultar la realidad es repetir una mentira hasta el cansancio, esperando que finalmente algunos se la crean. El tema del maíz en México tiene muchos ejemplos de esta técnica de la infamia. Hace unos meses, el aumento del precio de la tortilla generó un enorme malestar en el país. Por la importancia del grano en México, su centro de origen, fue noticia en los mayores diarios del globo. En la mayoría de los medios se manejó que el aumento se debió al incremento del precio del maíz en el mercado mundial, generado por la demanda de este grano como agrocombustible.

Sin embargo, el aumento de la tortilla excedió con mucho el porcentaje de aumento del precio del grano y la coyuntura fue aprovechada como jugoso negocio por los grandes comercializadores e industrializadores del grano. Algunos de ellos, como Cargill, habían incluso acaparado maíz mexicano y lo vendieron a más del doble del precio al que lo habían comprado. El gobierno intervino, y en una reunión inverosímil donde participaron, entre otros, las grandes transnacionales de la distribución e industrialización del maíz, decidieron fijar un aumento de 40 por ciento en el precio de la tortilla. Esto se presentó como un freno al precio de la tortilla –a favor del público– cuando en realidad fue una legalización del aumento desproporcionado que habían impuesto los grandes empresarios. El acuerdo, que iba a durar hasta el 30 de abril, fue recientemente renovado hasta agosto.

En esta ocasión, los grandes empresarios de distribución, procesamiento y uso industrial del maíz como forraje, exigieron además de mantener alto el precio de la tortilla pagar precios menores a los productores. Es decir, exigieron ganar en todas las puntas. Nuevamente se firmó el “acuerdo”, como si fuera un acto dadivoso del gobierno para defender los intereses de la población, cuando lo que se hizo fue legalizar el despojo y favorecer a unas cuantas transnacionales. En paralelo a estas componendas, se activaron otros frentes de guerra sobre el maíz, por parte de las empresas y gobierno contra los campesinos y la mayoría de la población. Por un lado, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado publicó “estudios” indicando que la salida de la crisis para México es la producción de maíz para agrocombustibles y que para eso es necesario que sea maíz transgénico. Son “estudios” con comillas porque según su propia definición “el Ceesp financia todas sus actividades de investigación gracias a los donativos de sus patrocinadores”. Es decir son estudios financiados por el lobo sobre lo que le conviene a Caperucita.

De otro modo, no se entendería cómo este pretencioso “estudio” ignora el hecho de que la productividad del maíz como agrocombustible es muy baja, y que si se agregan los costos de los insumos basados en petróleo que requiere su producción y procesado (agrotóxicos, gasolina para maquinaria, transporte, conversión en etanol, refinado), el aporte energético es negativo. Es decir, no es una solución para el cambio climático, que es la razón por la que teóricamente se promueve, sino lo contrario.

Complementariamente con la urdimbre de este fino estudio, las transnacionales dueñas del comercio de semillas insisten en que México tiene que plantar maíz transgénico. Lo han intentando ya tres veces, pero fueron rechazadas por no cumplir los trámites legales. Esta pretensión ha sido rechazada por la vasta mayoría de la sociedad mexicana, incluyendo campesinos, indígenas, científicos, consumidores, artistas, porque atenta contra la integridad del maíz, uno de los patrimonios más importantes de México, creado y cuidado por millones de campesinos e indígenas durante milenios. Sin embargo, todo indica que para el gobierno pesan más tres transnacionales que miles de años de historia y la voluntad del pueblo mexicano, por lo que ahora se dispone a firmar un reglamento de la Ley Monsanto (mal llamada de Bioseguridad), que les permita contaminar a los agricultores y campesinos –ahora legalmente– con maíz transgénico.


La autora de la nota es investigadora de Grupo ETC. Servicio Informativo “Alai-amlatina”.

sábado, mayo 19, 2007

Unas gotitas de Memorex

(o: Doce años no es nada). Menudo revuelo se armó hace poco ante un proyecto de la diputada Mercedes Marcó del Pont para reformar la Carta Orgánica del Banco Central. No faltó ninguna voz de la "ortodoxia" entre las críticas que denunciaron un atentado contra la autonomía de la entidad, una ingerencia populista en la política monetaria, etc., etc. No está a mi alcance analizar técnicamente el proyecto ni su factibilidad u oportunidad. Pero se me ocurrió una reflexión al leer unos papeles viejos que se cruzaron ante mi vista.

Tengo delante mío la columna Panorama Empresario de Marcelo Bonelli publicada en el Clarín del viernes 19 de mayo de 1995. Hacía pocas horas que el oriundo de Anillaco había sido reelecto Presidente con casi el 50% de los votos, y Domingo Felipe Cavallo ejercía con brío y empuje sin igual su cargo de Superministro de Economía. Bueno, esa nota de Bonelli (titulada "Un bisturí para la banca") comenzaba así:

"Domingo Cavallo tomó en forma personal la determinación. La orden fue la siguiente: postergar la reunión de directorio del Banco Central en la cual se iba a tratar la suspensión transitoria de otras tres entidades bancarias con dificultades.

Roque Fernández cumplió sin dudar la decisión ministerial y levantó en forma imprevista el crucial encuentro dispuesto para el miércoles. La reunión era clave porque varios directores coincidían en la necesidad de que el Banco Central debía comenzar a actuar para normalizar un desbalanceado sistema.

La resolución política respondió a un criterio que se cocinó en la intimidad del Ministerio de Economía. Para Cavallo la sola existencia de un encuentro destinado a evaluar la posible suspensión de algunas entidades podría alterar el clima de tranquilidad que existe en el mercado desde la reelección del Presidente.

Ocurrió en la última reunión del gabinete económico y la decisión fue la siguiente: no hacer olas, para no complicar un mercado ya alterado.

También allí el ministro postergó otra resolución que quería adoptar el BCRA: permitir la reapertura del Banco Integrado Departamental. Fue el Fondo Fiduciario el que sugirió no dar un paso en falso.

Así se trató de ganar tiempo, para resolver la prioridad número uno que tiene el ministro. Para Cavallo es indispensable regenerar la confianza entre los ahorristas, porque sin un mercado bancario seguro puede complicarse hasta la propia convertibilidad. (...)"

Por más que busqué, no encontré en ese diario ni en otros de la época ninguna crítica o denuncia contra la falta de independencia del BCRA de las directivas del Poder Ejecutivo. Supongo que ante una consulta sobre el asunto, cualquier "ortodoxo" hubiera dicho que en ese momento lo más importante era "preservar el modelo".

En fin, acá no hay nada nuevo bajo el sol, ya en Roma en épocas de la República abundaban aquellos de los que se decía "atacan la dictadura en Mario, pero la defienden en Sila".

lunes, mayo 14, 2007

Otro clavó la sintonía

Hace unos días leí un reportaje de José Natanson a Luiz C. Bresser-Pereira, economista y ex ministro brasileño. Tavos ya lo levantó señalando los conceptos fundamentales del "nuevo desarrollismo" que propone Bresser, algo sin duda interesante y digno de análisis, que dejo en sus aspectos puramente económicos a los especialistas. Aquí sólo quiero resaltar un párrafo que apunta a algunas de las obsesiones de este blog.

[refiriéndose a las características del "nuevo desarrollismo", y sus diferencias con el desarrollismo tradicional y con la ortodoxia] "... Desde el punto de vista de la política de desarrollo, la diferencia principal es que para la ortodoxia convencional el concepto de nación no existe. Y para el nuevo desarrollismo el agente fundamental es la nación, que usa su Estado para generar el desarrollo. Para la ortodoxia convencional la globalización es una situación en la cual los Estados-nación perdieron relevancia, mientras que para el nuevo desarrollismo es la competencia generalizada entre los Estados-nación y, por lo tanto, un momento del capitalismo en el que los Estados-nación son más importantes que nunca. Otra diferencia es que para la ortodoxia convencional la institución fundamental es la propiedad y los contratos, mientras que para el nuevo desarrollismo lo fundamental no es simplemente la garantía de la propiedad sino una estrategia nacional de desarrollo, que es un conjunto de instituciones, de leyes, de reglas y de políticas, de creencias compartidas para generar oportunidades para la inversión productiva, la innovación, el trabajo. Otra diferencia fundamental es que el financiamiento del desarrollo para la ortodoxia convencional se hace a partir del ahorro externo, con el argumento de que los países latinoamericanos no tienen ahorros suficientes, y entonces es necesario que los países ricos transfieran sus capitales. El nuevo desarrollismo se opone a esta idea, porque la historia demuestra que el desarrollo se hace siempre en base a capitales nacionales y ahorro interno."

Algunas reflexiones: debe haber en el mundo pocos ejemplos más elocuentes que la Argentina de que "para la ortodoxia el concepto de Nación no existe". Basta con recordar la política económica antinacional llevada a cabo por Joe Martínez de Hoz y sus muchachos, eso sí, apañada por el nefasto Proceso que venía a "salvar a la Patria de las garras de la subversión apátrida". Era una época en que las lunetas de no pocos autos lucían la consigna "Achicar el Estado es agrandar la Nación" cerca de aquella otra que decía "Los argentinos somos derechos y humanos". Y no fue una de las consecuencias menos nefastas de la dictadura la identificación de los conceptos de Patria y Nación con el autoritarismo militar, algo sobre lo que creo haberme explayado aquí. Y por supuesto, qué le podía quedar al Estado, monstruoso, corrupto, ineficiente y encima terrorista, como quedó establecido con el retorno de la democracia. Cuando los que merecen esos calificativos son los que lo usurparon, llevaron a cabo un genocidio político y social y facilitaron una colosal transferencia de ingresos del conjunto del pueblo argentino al poder económico concentrado y trasnacional.

Bueno, parece que hay que ir recuperando el uso de las palabras: Patria, Nación, Estado y, por qué no, Pueblo (yo ya me harté hace rato de "la gente"). Para los que estén en desacuerdo o tengan dudas, va esto que recordó hace poco Mario Wainfeld:

"Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty con un tono de voz bastante despectivo- quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos.
- La cuestión es saber -insistió Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
- La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda..., eso es todo."

Lewis Carroll, Alicia detrás del espejo (Cap. 6), 1872.

jueves, mayo 10, 2007

Atajate ésta

Mi diariero es un amigazo, me prestó la revista Debate Nº 216 (la que en la tapa dice "Será Pingüina"). La estuve hojeando, no es la octava maravilla pero es bastante legible. En particular me llamó la atención un reportaje de Verónica Gago a la politóloga belga Chantal Mouffe, coautora con Ernesto Laclau de Hegemonía y estrategia socialista (sección chismes, ver aquí), y que acaba de sacar un nuevo libro, En torno a lo político.

Ya el título de la nota me atrapó de entrada: "La condena moral reemplaza al análisis político". Y leyendo me fui enterando de que la onda "moralista" que impregna ciertos ambientes políticos argentinos en realidad viene importada de Europa (qué raro, ¿no? :P). Ahí van algunos párrafos del reportaje que me parecieron interesantes:

-¿Por qué cree que hoy la política se expresa en un "registro moral"?

-
Ésta es una de las tesis principales de mi libro. Con esto quiero decir que cuando estamos en el campo de lo político siempre estamos en el campo de las identidades colectivas y esto implica una distinción entre "nosotros" y "ellos". (...) Evidentemente hay diferentes maneras de entender esta relación entre nosotros y ellos. Una manera es la propiamente antagonista: cuando es la relación amigo/enemigo, el otro es considerado como aquel que hay que eliminar y esto, por supuesto, es incompatible con la democracia. Pero también es posible considerar al otro como un adversario, lo cual implica reconocer la legitimidad de sus demandas y que se va a luchar por la hegemonía que cada uno propone pero dentro de un marco democrático. Esto es realmente lo que tiene que ser la política democrática. El registro moral de la política aparece cuando ese tipo de confrontación adversarial no puede tener lugar porque no existen los canales institucionales para que las distintas demandas se puedan confrontar democráticamente. En el registro moral de la política no es que el "nosotros" y "ellos" desaparecen como identidades colectivas, sino que no se los puede identificar utilizando categorías políticas, se dice "nosotros somos los buenos" y "ellos son los malos". La condena moral reemplaza el análisis político.

- Usted asocia este registro con posiciones que llama "pospolíticas" y que se dicen "progresistas". ¿A qué se refiere?

- A una posición que pretende anular la dimensión antagónica de la política -es decir, su costado adversarial- porque lo considera obsoleto. Eso es totalmente una ilusión: es la pretensión del fin de la política. Y digo que se dicen progresistas porque la mayoría de los autores a los que critico son considerados de ese modo: por ejemplo el alemán Ulrich Beck y el inglés Anthony Giddens, este último muy ligado al New Labour. En un plano más filosófico lo mismo puede decirse de Jürgen Habermas. Lo que me preocupa es justamente que en el campo progresista se defienda esa teoría que dice que si hoy vamos a pensar una política progresista tenemos que hacerlo más allá de la división entre derecha e izquierda. A esto denomino "visión pospolítica". Es muy negativa para la democracia porque significa básicamente que ya no se plantea una posición de izquierda.

- ¿Qué sería hoy una posición de izquierda?

-
Lo que ha pasado es que la izquierda se ha movido tanto hacia el centro -hacia eso que se llama centroizquierda- que la distinción entre centroderecha y centroizquierda es mínima. La izquierda hoy considera que no hay alternativa a la globalización neoliberal y que sólo es posible administrar de una manera más humana la situación actual. Y esto es también la pospolítica. Por el contrario, desde mi punto de vista, la política tiene que tener necesariamente un carácter "partisano". Y si eso no existe aparecen fenómenos como el populismo de derecha, o Bush, oponiendo civilización y barbarie como modalidades que vienen a ocupar esas formas de identificación política.

(...) - Usted polemiza con Hannah Arendt, ¿cuál es su diferencia a la hora de definir lo político?

-
Mi diferencia con Arendt es particulamente respecto de cómo ella encara el pluralismo. Ella insiste sobre lo político como pluralidad y estoy de acuerdo con eso, pero en Arendt uno encuentra un pluralismo sin antagonismo. Quiero decir: su visión del pluralismo es demasiado optimista, porque ella no reconoce que esa pluralidad de posiciones lleva al conflicto y que algunos de esos conflictos son antagónicos. No hay una posibilidad de armonía, como la que ella refiere a Kant, y que daría lugar a una situación por la cual cada uno debería ponerse en la posición de todos los otros para aceptar la pluralidad. Mi punto de vista -que tiene que ver con concebir lo político desde el antagonismo- es que el pluralismo va a encontrarse siempre con el problema del antagonismo. (...) Creo que la política tiene que pensarse a partir del carácter inerradicable del conflicto.

(...) - Usted, sin embargo, habla de "domesticar el antagonismo". ¿A qué se refiere?

- La palabra domesticar es un poco problemática. También hablo de sublimar el conflicto. Es decir, hay que entender que un conflicto antagónico es aquel en el cual no hay una solución racional porque siempre hay alguien que pierde, no se puede creer que se va a resolver sólo discutiendo. Algunos dicen que reconocer el antagonismo es abrir la puerta a la guerra civil y por eso hablan de democracia sólo como consenso.

Sin embargo, hay otra posibilidad de reconocer ese antagonismo, se lo puede poner en escena, encontrarle una forma de expresión sin solución racional, bajo la forma del "agonismo". En él, los oponentes si bien reconocen que no hay manera de solucionarlo racionalmente, no se tratan entre sí con el fin de destruirse, sino que aceptan reglas democráticas que organizan su confrontación. La diferencia fundamental es que en este caso se reconoce la legitimidad de los otros a tener un punto de vista distinto. Esto es la lucha democrática entre izquierda y derecha, y cuando hablo de "domesticación" me refiero a que existan instituciones que permitan que ese conflicto no se niegue y a la vez se mantenga dentro de algunos límites.

- ¿Cómo vincula esta posición con una lucha por la hegemonía?

- Para mí es importante pensar en términos de lucha hegemónica porque en realidad hay tres maneras de concebir el conflicto. Una es la jacobina, bolchevique o tradicional: es una manera antagonista en la que hay que destruir a la clase burguesa como enemigo. Es claramente una visión no compatible con la lucha democrática. En el otro extremo está la visión liberal que niega que los conflictos sean antagónicos y cree que siempre se puede negociar o arreglar. Los liberales consideran que el terreno político es un terreno neutro y que se trata de una lucha entre elites. En síntesis: consideran la lucha como una competición entre intereses pero no tienen ningún objetivo más allá de ocupar los lugares del poder: no buscan ningún tipo de transformación de las relaciones sociales. En ninguna de las dos posiciones extremas se busca la hegemonía: una busca ocupar el poder y la otra, destruirlo. La hegemonía, en cambio, sostiene que un orden es siempre una configuración de la relación de poder y que lo que está en juego en la lucha es la transformación de la estructura existente. No busca la destrucción del sistema porque la lucha hegemónica sólo es posible dentro del marco democrático. Esto es lo que llamo una crítica inmanente: a partir del sistema uno puede transformarlo sin destruirlo. Y esto es diferente del liberalismo, que trata sólo de conservar el sistema.(...)


Hay más cosas interesantes en el reportaje, como el análisis de la coyuntura en América Latina, la articulación entre los nuevos movimientos populares y las estructuras políticas tradicionales, y un par de palos bien dados a Toni Negri y Michael Hardt. Igualmente, a pesar de lo valioso de los conceptos emitidos por Mouffe, ella no deja de tener una visión de izquierda eurocéntrica y a mí me gustaría profundizar algunos puntos desde una mirada más Nac&Pop. Por ejemplo, este post reciente de María Esperanza parece tener bastante que ver. Para terminar por ahora, un llamamiento y una pregunta:
- Partizano, volvé, te necesitamos.
- ¿Qué dirá el Instituto Hannah Arendt sobre todo esto?


P.S. 1: Gracias a la revista me enteré de este Seminario, del que no había leído nada en la blogósfera. Yo no puedo concurrir, pero al que tenga posibilidades de acercarse le recomiendo sin dudar, hoy jueves 10 a las 11.30, la conferencia "Por qué los jóvenes odian la política" a cargo de Jaime Durán Barba.

P.S. 2: No se me vaya a enojar don Capurro, al final me compré la revista.

lunes, mayo 07, 2007

Homenaje

Hoy es el cumpleaños Nº 88 de Evita y hoy se inicia la Cuarta Marcha de los Chicos del Pueblo desde Misiones a Buenos Aires. Hoy también me encuentro con declaraciones de un ex presidente que no goza especialmente de mi simpatía, que nos dice:
"... otro problema es no entender que los sectores indigentes y excluidos tienen que tener ingresos. Es lo que hizo Europa con la renta mínima y la renta básica, que existen en todos los países: es el derecho humano a la existencia."

"... No puede ser que una persona reconocida como indigente siga cobrando 150 pesos..."

"... El tema es atender a los que hoy son indigentes. No puede ser que gobiernos que se presentan como progresistas no se den cuenta de que esto es tremendo."

Asuntos pendientes, que le dicen. Ante todo esto, acá va mi homenaje al recuerdo de Evita.


"Unir esos pedacitos"
por Adrián Figueroa Díaz

“No puede haber hambre en el corazón del trigo.” En diálogo con Página/12, Alberto Morlachetti, el coordinador nacional del Movimiento de los Chicos del Pueblo, puso en tela de juicio las cifras oficiales que dan cuenta de la pobreza y acusó al actual modelo económico de ser el que “extingue la vida humana”.

–¿Por qué los chicos vuelven a marchar?

–Desde hace 19 años luchamos por la vida y disputamos en el imaginario que hay que proteger a los niños, no protegerse de ellos. Esta nueva marcha intenta unir esos pedacitos rotos de sueño para construir un país para todos. Porque no puede haber hambre en el corazón del trigo. Sostenemos que un país que no tiene proyecto específico para su infancia es, en sentido estricto, un país sin proyecto.

–¿Cree que las marchas anteriores movilizaron la conciencia colectiva?

–Podemos decir que en el inicio de esta cuarta marcha, la consigna “El hambre es un crimen” habita el alma de la mayoría de nuestra gente. De allí la adhesión de las organizaciones y el vuelco masivo de una parte de las poblaciones, cuando la marcha pasa por las distintas ciudades. No hay verdad más armada que la pura inocencia.

Los datos oficiales indican una sensible mejora en la economía. ¿Cómo se entienden esos números con las cifras de las que se hace eco el Movimiento?

–Es obvio que nuestras mediciones no coinciden con las oficiales, pues devienen de nuestras organizaciones que trabajan cotidianamente con esa gran masa de población excluida y no de funcionarios que intentan ocultar una realidad que se muestra desnuda en las calles. En ese sentido, lo sucedido este año en el Indec no deja muchas dudas al respecto.

–Aun así, las estadísticas indican una baja en la mortalidad infantil, que actualmente es del 12 por mil.

–País feliz desde las estadísticas y sombrío desde la pura vida. Una investigación del Instituto Regional de Medicina de la Universidad del Nordeste denuncia que el 45 por ciento de los niños de la ciudad capital de Corrientes son desnutridos. La Asociación de Médicos de Formosa indica que la mortalidad infantil en la provincia es del 30 por mil. Si se hicieran mediciones serias, ¿cuánto sería la de Florencio Varela o José C. Paz? ¿Qué nombre le ponemos al horror?

–¿Cree que puede haber un cambio en materia política y económica?

–Las medidas gubernamentales en ese sentido han sido elocuentes: el pago de una deuda externa contraída con el genocidio, la prórroga de concesiones a las empresas privatizadas de áreas estratégicas para el desarrollo, el modelo agroexportador y la desigual distribución de la riqueza.

–Las autoridades nacionales reconocen que los índices de pobreza aún son altos. ¿Cuáles son las definiciones que habría que tomar al respecto?

–Los índices de pobreza son altos no por voluntad divina, sino porque se mantiene el modelo neoliberal que extingue la vida humana.


P.S.: entre tantas consignas olvidadas de un tiempo algo mejor que éste, había una que decía "Los únicos privilegiados son los niños". Muchachos, va siendo hora de recordarla. Por un Ingreso Universal para la Niñez.