jueves, junio 17, 2010

Después del corte

Así pues no habrá camino
Que no recorramos juntos
Andamos el mismo asunto
Orientales y argentinos.

La asamblea de Gualeguaychú acaba de decidir el levantamiento del corte del acceso al puente sobre el río Uruguay. Termina así una situación que después del fallo de La Haya era insostenible, además de ser cada vez más injustificable.

Quizás ahora se pueda debatir con más calma y racionalidad sobre las causas profundas de este conflicto y cómo evitar que se repita este tipo de situaciones en el futuro. Por supuesto, también hay que encarar y coordinar con el gobierno uruguayo las medidas necesarias para prevenir y monitorear la contaminación. Sin olvidar que en materia ambiental la Argentina por sí sola tiene graves deudas ambientales con su población (aquí, un ejemplo).

En cuanto a los orígenes de este problema y el contexto global en que se generó, creo que este artículo de Luis Tonelli da un panorama bastante ajustado:

"(...) El caso Botnia es un ejemplo perfecto de cómo la política internacional ha dejado de ser lo que era: una actividad en la que participaban Estados a partir del ejercicio de su soberanía. Claro que están los intereses nacionales, pero esto no lleva a una geopolítica de vieja data, inaugurada en Westfalia, cuyos actores son los Estados soberanos y nada más. Aquí hay Estados con una soberanía formal, pero todo un despliegue de vectores de poder que ellos no controlan y con los que se asocian o entran en conflicto, lo que genera escenarios múltiples y poco predecibles unilateralmente, y menos para las asociaciones más débiles.

Fuerzas que van más allá del Estado, como las desplegadas en la dimensión del capitalismo global (y, si no, pregúntenle al Sr. Obama y sus deseos frustrados de ponerle el cascabel regulatorio a los tigres del poder financiero). Que desarrollan una verborragia hipócrita de responsabilidad social y ecología, y que avanzan y defienden sus intereses utilizando todas las poderosas armas a su disposición.

Y fuerzas que van más acá del Estado, lo que ampulosamente se llamó nuevos movimientos sociales, reservándose la etiqueta de organizaciones no gubernamentales sólo para las más presentables e institucionalizadas. Frente a estos grupos sociales, el Estado ha perdido, ciertamente, poder autoritario. Gracias en gran medida al agua democratizadora que ha pasado bajo el puente de la historia, y también debido a la emergencia del escenario de todos los escenarios, que es el espacio mediático que, lejos de ser neutral, potencia y obtura los conflictos según sus propios intereses corporativos.(...)"

Siendo de los que al decir de Abel sueñan con "el romántico proyecto de la Patria Grande", creo que las soluciones a largo plazo para estas situaciones pasan por el fortalecimiento y la democratización del poder político de los Estados nacionales, y en este caso particular por una cada vez mayor integración económica y productiva con nuestros más que hermanos orientales. Para que nuestro modelo de desarrollo lo decidan los pueblos, y no los poderes trasnacionales. Para que no seamos para "el Mundo" solamente productores baratos de soja o de pasta de papel.

Para terminar, felicitando a la Celeste por su triunfo ante Sudáfrica (y deseando que en pocas horas nos vaya igual de bien a nosotros frente a Corea del Sur) vaya este abrazo que Alfredo Zitarrosa nos dejó de regalo para toda la eternidad.


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