domingo, marzo 06, 2011

Naldo

“El folklore y la política en mi época de juventud iban muy de la mano. Las peñas eran casi todas de origen político y para que te llamen a actuar tenías que ser parte. Fue una juventud muy soñadora y muy comprometida con el país, y por eso no me importa que me llamen setentista”.

Fue por el '74 cuando mi amigo Hugo me invitó a un recital de Huerque Mapu, y de paso conocer a Naldo Labrín, amigo de su hermano desde la infancia compartida en San Martín de los Andes. Los otros integrantes del grupo eran Hebe Rosell (hermana de Andrés y Javier Calamaro), Lucio Navarro (hermano de Ramón, la voz solista de Los Caudillos), Tacún Lazarte y Ricardo Munich.

Huerque gozaba de cierta fama desde que había grabado la Cantata, aunque no solían interpretarla en sus conciertos. Esa fama se fue haciendo una marca ominosa a medida que los tiempos se iban poniendo cada vez más oscuros. Tanto que Naldo bromeaba "Nosotros no somos los Huerque Mapu del disco ese (la Cantata), somos Erque Mapu!".

También en el '74 abrieron (por Monserrat o San Telmo, creo) La Casa de Huerque Mapu, donde se presentaban ellos y también artistas invitados, además de servir vino y empanadas. Entre los que pasaron por ahí recuerdo a Norma Peralta (hermana de Miguel Abuelo, dueña de una voz excepcional), la maravillosa venezolana Cecilia Todd y Alfredo Zitarrosa, en esos tiempos exiliado en Buenos Aires (salvo que haya sido un sueño, creo haber compartido una mesa en una pizzería con los Huerque y don Alfredo...).

Después, con la noche del Proceso llegó el exilio para los Huerque. España, después México... ahí Hebe y Naldo formaron Sanampay. En la misma época, Naldo integró el cuarteto de guitarras que acompañaba a Zitarrosa (al igual que Alejandro del Prado). En julio del '83, cuando don Alfredo volvió a la Argentina, en un Obras que reventaba de emoción, ahí estaba Naldo con su guitarra.

Después, con la democracia, Naldo aceptó un ofrecimiento de don Felipe Sapag y fue secretario de Cultura de su Neuquén natal. Hace poco lo escuché en un reportaje que le hizo Radio Nacional Folklórica. Allá sigue, dirigiendo, tocando y enseñando música.

Vaya este recuerdo de Huerque Mapu, con un tema que nos señala una deuda todavía pendiente de la Argentina con la salud de su pueblo.






P.S.: Dedico este ramalazo de evocación setentista a los pibes. Al igual que Luis Bruschtein, yo también los banco.

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