miércoles, febrero 23, 2011

La mirada oculta(da)


Se cumplieron los 200 años del nacimiento de Domingo Faustino Sarmiento. Al igual que Abel, siento que algo tengo que decir, y también que no tengo nada nuevo para agregar sobre su figura. Tampoco me interesa reabrir polémicas sobre alguien que ya lleva siglo y medio largo siendo mucho más "polémico" que Guillermo Moreno...

Prefiero indagar en aspectos poco conocidos del personaje, ocultos o más bien ocultados intencionalmente por muchos de sus apologistas. Por ejemplo, su actitud ante la política de cesión de tierras de Julio Argentino Roca tras la "Conquista del Desierto". Para poner en contexto, veamos la orden del día que expidió el general Roca el 26 de abril de 1879, tras la llegada de sus tropas a las orillas del río Negro:

"Con asombro de todos nuestros conciudadanos, en poco tiempo habéis hecho desaparecer las numerosas tribus de la Pampa que se creían invencibles con el pavor que infundía el Desierto y que era como un legado fatal que aún tenían que transmitirse las generaciones argentinas por espacio de siglos. Cuando la ola humana invada estos desolados campos que ayer eran el escenario de correrías destructoras y sanguinarias, para convertirlos en emporios de riqueza y en pueblos florecientes en que millones de hombres puedan vivir ricos y felices, recién entonces se estimará en su verdadero valor el mérito de vuestros esfuerzos."

Más de 30 millones de hectáreas habían sido incorporadas al territorio nacional. Al año siguiente Roca asumió la presidencia de la Nación y tuvo la oportunidad de repartir las tierras públicas conquistadas en la campaña militar. Sus manejos desaprensivos fueron denunciados por Sarmiento desde El Censor el 18 de diciembre de 1885:

"El general Roca, educado en el Colegio del Uruguay (*), no ha traído a su gobierno otra idea sobre el reparto de tierra pública que la practicada en aquellos tiempos [de Urquiza] -la voluntad sin límites de aquel que ejerce el poder- adoptándolo como sistema. (...) el presidente Roca, cada tantos días remite por camadas a las oficinas del Crédito Público órdenes directas, sin expedientes ni tramitaciones inútiles (sistema Urquiza), para que suscriba a los agraciados, que son siempre los mismos, centenares de leguas (...)."

(*) Se refiere al Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos.

(Textos sacados de la Historia de la Economía Argentina del Siglo XX dirigida por A. Zaiat y M. Rapoport, Fascículo Nº 1.)


Una obra muy útil para descubrir esas facetas escondidas del sanjuanino es el libro "Alberdi, Sarmiento, el '90" de Milcíades Peña. Del que me interesan los fragmentos que muestran el desencanto y el repudio que sintió Sarmiento, al final de su vida, por la burguesía porteña en cuyo favor desarrolló gran parte de su acción política. Su tendencia al despilfarro junto con un endeudamiento irresponsable, la consiguiente hegemonía del capital financiero internacional, el desinterés por la educación y la participación política, su propia desilusión con una inmigración motivada por el lucro rápido y fácil, o el predominio oligárquico-latifundista que dejaba postergado para siempre su sueño de un país de pioneers y farmers, son motivo de amargas reflexiones en sus últimos años (y quizás, se me ocurre, haya un hilo conductor entre sus palabras y lo que cité en este post). Van algunos ejemplos:

"Nuestra colonia argentina en París es notable por la belleza de las damas y señoritas que la forman, llamando mucho la atención de los parisienses la distinción de su raza. Distínguense los varones por la elegancia de sus modales que llevan de América, su afecto a la ópera en cuyos escenarios encuentran a los mismos héroes y primas donas que aplaudieron en el Colón un año antes, lo que les da el derecho, tan caro a los parisienses boulevarderos, de penetrar tras de bastidores al boudoir de tal o cual artista, antiguamente conocida en Buenos Aires. Los dandys argentinos toman así posesión de París. Lo que más distingue a nuestra colonia en París son los cientos de millones de francos que representa, llevándole a la Francia no sólo el alimento de sus teatros, grandes hoteles, joyerías y modistos, sino verdaderos capitales que emigran, adultos y barbados, a establecerse y a enriquecer a Francia. En este punto aventajan las colonias americanas en París a las colonias francesas en Buenos Aires. Estas vienen a hacer su magot, mientras que las nuestras llevan millones allá." (1883)
"Somos muy pocos habitantes para abarcar tanta tierra como la que tenemos para el trabajo y la riqueza. La del país no se hará sino con el esfuerzo de los extranjeros. No queremos sus ahorros convertidos en empréstitos que muchas veces no podemos pagar. Queremos sus brazos, sus músculos, su inteligencia, sus iniciativas."
"Roca hace y hará todo lo que quiera, para eso tiene una República sin ciudadanos, corrompida en estos últimos tiempos por la gran masa de inmigración, sin otro propósito que buscar dinero por todos los caminos, con preferencia los peores en el sentido de la honradez. ¡Qué chasco nos hemos dado con la inmigración extranjera! Estos gringos que hemos hecho venir son aliados naturales de todos los gobiernos ladrones por la buena comisión que cobran ayudándolos en las empresas rapaces."
"Estoy ensordecido por el fragor de las instituciones que se derrumban. Juárez [Celman] no será más que el instrumento de las fuerzas ciegas que están transformando la República. ¡Ya no puedo gritar! Estoy ronco después de 60 años de prédica estéril."
"Es imposible mi rol en el mundo financiero que nos domina. Mi palabra es la voz en el desierto."

Y las palabras dirigidas a una multitud que lo saludaba en su cumpleaños 75:

"Allí (en Caseros) terminaron los tiempos heroicos de nuestra patria. Lo que sigue es vuestra propia historia, compuesta de muchas esperanzas realizadas, algunas aspiraciones sobrepasadas por el éxito y no pocas decepciones y desencantos: con cientos de millones que pesan sobre nuestra conciencia, nuestro honor y nuestras bolsas; con altos salarios pagados para servirnos mal, a guardianes que no nos guardan sino que se guardan ellos. Podéis creerme si os digo que este es el peor pedazo de vida que he atravesado en tan largos tiempos y lugares tan varios, más triste con la degeneración de las ideas de libertad y patria en que nos criamos entonces." (El Censor, 16 de febrero de 1886)

martes, febrero 15, 2011

Ideas de verano (II)

Ya hace largo rato que se ha vuelto un lugar común el atribuir la bonanza económica de los últimos años en la Argentina al "viento de cola" de las favorables condiciones internacionales. Tras el fracaso de una larga serie de profecías apocalípticas, ahora se escuchan voces como la de Ricardo Alfonsín diciendo "desde 2003 era imposible no crecer". También suele escucharse la frase "lo que hubo en estos años fue crecimiento, no desarrollo". Claro que no escuché a ningún periodista preguntarle a los que hablan así, qué hicieron por el desarrollo cuando les tocó gobernar...

Igualmente esta última frase tiene su miga y no es para echarla en saco roto o dejarla relegada a un mero intercambio de chicanas. Hay voces no precisamente opositoras al Gobierno que vienen señalando la necesidad de plantear una estrategia de desarrollo más allá de las políticas de corto plazo. Por ejemplo, la de Luis Tonelli en Debate:

"La derecha dura, desilusionada con transformar en partido al 'movimiento ágrafo-agrario', ni siquiera puede confiar en el supuesto caso de que la tómbola electoral favorezca a algún candidato opositor. El surco de la continuidad es muy profundo como para que un gobierno elegido por el voto popular pueda cambiar alegremente un camino que está dando sus frutos. Esa derecha apuesta y se entusiasma, como siempre lo ha hecho en la historia argentina, con una crisis terminal que presente excusas para arrasar con todo y empezar de nuevo (causa de nuestra decadencia). Está en las fuerzas populares y democráticas, entonces, el dilucidar las condiciones estratégicas del progreso. De cómo trascender la fase sencilla del crecimiento y ocuparse de la fase difícil del desarrollo. Una cuestión decisiva a la que deberían estar abocadas las energías nacionales (...)"

No es que el Gobierno carezca totalmente de una mirada de largo plazo, como lo demuestra el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial presentado el año pasado (de paso, en este reportaje el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca Julián Domínguez demuestra una claridad de ideas notable, tanto en los aspectos técnicos como políticos). Pero leer algo como esto no deja de hacerme ruido como un signo de incoherencia y de falta de visión estratégica.

Algunos aportes interesantes para un análisis objetivo de la perspectiva actual sobre desarrollo se encuentran en estas palabras del periodista Diego Rubinzal:

"Todavía no se nota la existencia de una política industrial coherente, pero a pesar de eso hay mecanismos y programas que han llevado a que surjan nuevas pymes industriales y esto se expresa en un avance en la participación de la industria en el PBI y en las exportaciones industriales. Entre 2003 y 2010 pasaron del 25 al 34 por ciento de la canasta exportadora."

"Creo que hay que avanzar en la sintonía fina de la política industrial, pero es necesario tener en cuenta el contexto. Algunos jóvenes funcionarios de la Secretaría de Industria me dijeron alguna vez que ellos hubieran necesitado tener una generación arriba que les enseñe cómo avanzar con una política industrial. La destrucción de la capacidad estatal durante la dictadura militar y el menemismo es un costo que todavía estamos pagando. Hay que tener en cuenta desde dónde se partió."


Claro que el significado de la palabra "desarrollo" va más allá de las políticas sectoriales y sólo se entiende en toda su magnitud cuando se toma como objetivo la realización y la dignificación de todos los habitantes de la Nación. Y justamente varios de los hechos que ocuparon la atención de los medios en los últimos tiempos tienen su origen en que el desarrollo integral de la Argentina es una tarea todavía pendiente. Los casos de trabajo esclavo, las tomas y los reclamos de tierras, los conflictos que afectan a comunidades de pueblos originarios, son sólo algunas de las consecuencias emergentes del atraso y el subdesarrollo, y del abandono de sus funciones por parte del Estado durante largas décadas.

Un concepto clave de un plan de desarrollo debe ser el de promover y garantizar trabajo y condiciones dignas de vida de las poblaciones en sus lugares de origen. Como ejemplo de las falencias nacionales en ese aspecto, el presidente del INTI, Enrique Martínez, escribió acá sobre los orígenes del "trabajo golondrina" y la pobreza estructural en Santiago del Estero, y sus consecuencias que se siguen manifestando hoy en día. En esta otra nota, Martínez agrega cosas como las siguientes:

"El Estado debe hacer un esfuerzo en construir un tejido industrial en donde la gente vive para evitar que migre. Por citar un caso, en Villa Atamisqui, en Santiago del Estero, hay cerca de tres mil personas cuyo trabajo es migrar cada año. Allá se podría aprovechar el río Dulce, que lo tienen a cinco kilómetros, donde nunca se hizo un canal nivelador ni un sistema de riego que permita sembrar en la región. Haciendo eso, emplear a esa gente sería un juego de niños."

"La tecnología despobladora de la soja desplaza la mano de obra. En muchos lugares se dejó de producir leche, que requiere gran cantidad de mano de obra calificada. Pero podemos industrializar la soja, no sólo hacer harina y aceite. Por ejemplo, usarla para engordar animales y producir alimentos en escala regional."

"Si el modelo implica baja calificación laboral y alto esfuerzo físico, ese sistema de producción no sirve. Debemos crear un programa para reducir el trabajo golondrina y sus situaciones colaterales. Si para trabajar sólo queda migrar, no hay sociedad con futuro."

Son opiniones como éstas las que me hacen pensar, entre otras cosas, en la insuficiencia y el agotamiento del concepto de "crecimiento con inclusión social" y la necesidad de pasar, tanto en lo discursivo como en la acción, a un énfasis en el desarrollo en todos sus aspectos. Algo también necesario para ampliar la convocatoria política del "proyecto nacional y popular". Porque como dice un párrafo del Documento de Proyecto del Plan Estratégico Alimentario citado más arriba:

"Perón sostenía que 'el plan de gobierno no es una improvisación, sino el producto de una profunda meditación; un acopio grande de antecedentes referentes a los problemas que ha tenido el país desde muchos años atrás'. Pero nada de esto se puede lograr sin una gran ilusión. En tal sentido, afirmaba que 'gobernar consiste en buscar los medios para lograr el bien público. No cabe duda que la determinación de tan alta finalidad no es posible sin el acicate de la ilusión. Y mi gran ilusión, lo he dicho reiteradamente, es el engrandecimiento de la Nación Argentina'."


P.S.: A los interesados, recomiendo fervientemente este reportaje en Cash al economista e investigador Jorge Katz.

jueves, febrero 10, 2011

Ideas de verano (I)

Algunas cositas sueltas, nada pretenciosas, tras una larga ausencia y como para desmentir a los que auguran el fin de los blogs, o al menos el de éste. Se va la primera.

Ya pasados largamente los tres meses de la muerte de Néstor Kirchner, no está de más recordar algunos conceptos que expuso el 26 de julio pasado en el acto conmemorativo de la muerte de Eva Perón:

"(...) Por eso desde acá, desde el acto de la juventud, convoco a la recuperación de la alianza policlasista entre los trabajadores, la clase media y los empresarios nacionales, para hacer un frente nacional y popular que nos permita profundizar los cambios en la Argentina. (...)"

A pesar del ensalzamiento de la figura de NK tras su partida, no parece que esta convocatoria esté presente en los debates más calientes de hoy día. Entre las escasas repercusiones que tuvieron esas palabras figura esta nota de Jorge Muracciole en Tiempo Argentino, cuyo último párrafo es una advertencia que conserva total actualidad:

"(...) En la actualidad particular de nuestro país, a un año y meses [a ocho meses y monedas, al día de hoy] de las elecciones presidenciales, las alianzas sociales siguen permaneciendo difusas. La apuesta del gobierno, según palabras de Néstor Kirchner, sigue siendo poder articular la histórica alianza de los trabajadores y las clases medias. Para lograr ese objetivo, la sumatoria del PJ y la CGT no alcanza para poder superar el techo del 40% electoral. Se deberá incorporar a agrupaciones y liderazgos, que acordando con los trazos gruesos del proyecto gubernamental, sean verdaderos puentes de comunicación con las clases medias, y sectores de la intelectualidad que aporten su diversidad al homogéneo espectro sindical y partidario. No entender esta compleja realidad, o apostar a las fuerzas propias, facilitará el camino de la reacción, que intenta desde la alianza del conservadurismo popular y el neoliberalismo, o desde el panradicalismo, constituirse en un bloque que garantice el continuismo postdictatorial, de la democracia formal-excluyente de los ‘90."

Será por esto que veo signos de miopía en algunas de las discusiones en boga entre peronistas más o menos K, progresistas K no P, etc., etc. Más allá de la lucha por los "espacios" y las candidaturas, me temo que esto resulte en una pérdida o división de las fuerzas de los que deberían patear para el mismo lado. Como escribí en un comentario a un post de Néstor el ingeniero: "Hace un tiempo se hablaba de las limitaciones de 'cazar en el zoológico'. No vaya a ser que con estas pirotecnias verbales terminemos abriendo la jaula para que se vayan los que están adentro..."

O para decirlo con estas otras palabras de NK:

"Lo que la historia no le perdonaría al PJ, pero tampoco a los sectores progresistas no justicialistas, es que por vedetismo permitieran la restauración conservadora."