lunes, abril 30, 2012

sábado, abril 28, 2012

Mujeres de días lluviosos

Este blog viene últimamente medio denso y hoy no viene mal un poco de recreación. Aprovechemos pues el fin de semana largo, el tiempo lluvioso y coincidiendo con la presencia entre nosotros del gran Bob, disfrutemos de un himno que nos llega de los '60 y que nunca pierde actualidad.


jueves, abril 26, 2012

Desagravio

No es la primera vez que una nota de José Pablo Feinmann, junto con ideas y argumentos que uno tiende a compartir, incluye afirmaciones que uno no sabe si atribuir a la soberbia, a la ignorancia o a ambas cosas. Algo que por lo general tiendo a pasar por alto, pero su columna del domingo pasado merece una respuesta. Cosa que ya hicieron Manolo y Abel, aunque (a pesar de sentirme lejanamente aludido con lo de "peronismo mogólico") lo mío apunta para otro lado, en particular a este párrafo:

"(...) CFK preguntó –en medio de un discurso que dio en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado– si “en la Constitución de Sampay” figuraba el derecho de huelga. No, y ella lo sabía perfectamente. Fue un hecho histórico. Por primera vez un dirigente peronista señaló una carencia de ese texto constitucional que expresaba a Perón y después a Sampay. Porque la del ’49 es la “Constitución de Sampay”, pero Sampay la hizo porque Perón se la pidió y le dio su apoyo. No reconocer el derecho de huelga debe haber disgustado a Sampay, un jurista que sabía mejor que nadie todo lo que necesita un texto constitucional para ser perfecto. Pero la decisión fue de Perón (y seguramente de Eva Perón): en la patria justicialista no había por qué hacer huelgas. El Estado estaba al servicio de los obreros. Del modo que sea, quedó como uno de sus puntos vulnerables."

Desde ya que no soy constitucionalista, ni abogado ni siquiera algo entendido en leyes, pero ahí veo una falsificación berreta del pensamiento del Dr Arturo Sampay, efectivamente inspirador y redactor de la Constitución de 1949, para quien la ausencia del derecho de huelga en este texto no era ninguna "carencia" (además, en el discurso que menciona Feinmann la Presidenta no hacía una crítica sobre eso sino sobre huelgas que consideraba injustificadas). Para enterarse de la concepción jurídica del Dr Sampay sobre el tema y de algunas cosas más, mejor leer esta entrevista a su discípulo, el Dr Alberto González Arzac:

(...) ¿Porque no se incorporó el derecho de huelga en la Constitución del 49?

Sampay dice que, en realidad, lo que se incorporó, son todos los derechos del trabajador. La huelga es un hecho, no un derecho. El derecho es el de defensa del estipendio o de las condiciones de trabajo, ésas están consagradas. Desde ya tiene derecho a defenderlas, pero la huelga como tal es un hecho y no un derecho.

Además, con la importancia que le dedicó a los derechos del trabajador, no resulta lógico que hubieran querido negarles un derecho como el de la huelga…

La autoria de ese decálogo de los derechos del trabajador, al igual que el decálogo de los derechos de la ancianidad, le pertenecían a Perón y a Evita respectivamente. Fueron incorporados luego a la Constitución. En el proyecto de Sampay estaban previstos pero no con esa redacción.

Actualmente se discute reglamentar el derecho constitucional sobre la participación de los trabajadores en las ganancias,¿porqué demoramos más de 50 años en aplicar una cláusula constitucional vigente?

El articulo 14 bis que fue una transacción entre los sectores más conservadores junto con los más progresistas, socialistas y bancada radical intransigente, terminó siendo una ridiculez. Fue dictado para no dejar a los trabajadores sin el decálogo de los derechos del trabajador que tenia la del '49, impulsado por una cosa que se llamaba las 32 organizaciones democráticas, que eran los sindicatos que no estaban en las 62 organizaciones peronistas. Entonces se preguntaron: ¿cómo quedamos nosotros si dejamos a los trabajadores sin el decálogo? De manera que tuvieron que sancionarlo. Y pusieron una serie de cosas que llaman a la risa, que no se cumplieron. Se jactaron que sancionaron el derecho de huelga, que según ellos no se había sancionado en la del '49. Fue una mentira, el derecho de huelga estaba comprendido pero no se mencionaba expresamente.Y en cuanto a la participación en las ganancias yo creo que jamás pensaron que alguna vez se iría a cumplir. Habrán dicho: Vamos a ponerlo que queda bien. En verdad con la participación de las ganancias sucede el mayor temor de las empresas. Ya que participar significa auditar, y eso es lo que no quieren.(...)"

En realidad, la boutade de Feinmann es aquí sobre todo un pretexto para recordar y homenajear al Dr Arturo Sampay. Y hoy, que con la recuperación de YPF se vuelve a retomar algo del espíritu del artículo 40 de la Constitución de 1949 y que se vuelve a debatir sobre la necesidad de una nueva reforma constitucional, creo que hay que tenerlo más presente que nunca.


P.S: Sobre este mismo tema (aunque con otro nivel y grado de conocimiento), recomiendo la columna de Dante Augusto Palma en Veintitrés.

domingo, abril 22, 2012

La canción del mal vecino




Con motivo de la decisión del Gobierno nacional de expropiar YPF a la empresa Repsol, en el post anterior recordé la nacionalización del petróleo en México. No era mi intención asimilar ambas circunstancias históricas, pero acabo de descubrir que el que establece esa similitud es nada menos que el diario fundado por Bartolomé Mitre. Su editorial de ayer, excepcionalmente ubicado en la tapa del diario, se titula "YPF, una confiscación, no una expropiación", y como era de esperar fue comentado con entusiasmo por el diario El Mundo de España.

Dejando de lado los aspectos leguleyos que no son mi fuerte, la similitud a que me refiero es que ese mismo argumento "confiscación, no expropiación" fue utilizado por los intereses afectados por el decreto del 18 de marzo de 1938 del presidente de México, General Lázaro Cárdenas. Acá tenemos algunas referencias al respecto:

"(...) Para 1938, las inversiones petroleras inglesas eran más importantes que las norteamericanas, pero, sin embargo, fue el gobierno estadounidense el más conflictivo frente a la política de expropiaciones del cardenismo. Estados Unidos reconoció a México como país soberano así como su derecho a nacionalizar la propiedad de las empresas extranjeras, pero quería cobrar en forma inmediata los bienes de la expropiación. México quería pagar de acuerdo con las posibilidades de financiación que la ley establecía. Estados Unidos sostenía que el pago diferido no era expropiación sino confiscación, y ello iba a contramarcha del derecho internacional. Por supuesto, Estados Unidos sostenía que el monto indemnizatorio debía incluir el petróleo todavía no extraído. También rechazaron la propuesta de Cárdenas de pagar con combustible y plantearon, como única solución, que se devolviera lo tomado, planteo este último que Cárdenas rechazó de plano.

Se desató entonces, un fuerte bloqueo internacional sobre el petróleo mexicano por parte de las empresas norteamericanas, e impulsaron campañas para que no tuvieran acceso a los equipos necesarios para poder seguir realizando la producción.(...)"

Historia de América Latina desde los orígenes hasta la globalización, Fascículo 34, p. 538-539, Departamento de Historia del Colegio Nacional de Buenos Aires y Página/12, Buenos Aires, 2003.

"(...) Roosevelt prefirió mantenerse alejado de la contienda. Limitó sus intervenciones a señalar que la promesa de pago de Cárdenas le parecía satisfactoria, siempre y cuando fuera inmediata, y que no estaba de acuerdo con las reclamaciones excesivas de las empresas. De esta suerte, el presidente de los Estados Unidos se negó a sacrificar su política de solidaridad hemisférica en un momento de crisis mundial.

Por su parte, los dueños se negaban a negociar. Exigieron la intervención de los Estados Unidos y emprendieron una campaña de propaganda, violenta e injuriosa, contra el régimen cardenista. Se las arreglaron para boicotear los embarques y ventas mundiales del combustible mexicano. Ningún buque cisterna quería servir a PEMEX. Tampoco hubo firma norteamericana que le vendiera el equipo de extracción y refinación que necesitaba. Los turistas se alejaron de México. El comercio sufrió grandes pérdidas y la falta de divisas extranjeras coadyuvó a una recesión.

Sin embargo, ni la Casa Blanca ni las compañías petroleras podían hacer más. Aunque se temía que otros países siguieran el ejemplo de México, era imposible obligar a Cárdenas a dar marcha atrás. El "buen vecino" no debía intervenir y el recurso de un golpe de Estado podía dar entrada a grupos de derecha, partidarios, por ende, de los poderes fascistas..."

Ángela Moyano Pahissa y otros, Estados Unidos de América. Síntesis de su historia, Instituto Mora, México, 1991, p. 240 (citado en la fuente anterior).


Como puede verse, quizás forzado por las circunstancias internacionales, ante la decisión mexicana el gobierno de Franklin D. Roosevelt decidió privilegiar su política de "buena vecindad" y prescindir de una acción imperialista directa en defensa de los intereses afectados. Al diario La Nación, editado en Buenos Aires (aunque a veces cueste creerlo), sin duda le caen más simpáticas las políticas de "mala vecindad".


P.S.: Aquí, otro video sobre la nacionalización del petróleo mexicano y también sobre PEMEX y los planes al respecto del gobierno de Felipe Calderón.

viernes, abril 20, 2012

Causa nacional


"... Quiero aclarar que éste no es un hostile take-over o toma hostil de mercado, al estilo Wall Street, como se denomina a las operaciones en las que una empresa es asediada y finalmente "tomada" por otra. Esta es una "entrega política", en la que no operó ni el mercado, ni la libre competencia, ni fue una lucha de titanes en la que venció el mejor postor, sino que fue un arreglo o, como decimos en la Argentina, un negocio cocinado por dos personajes políticos del más alto nivel: nada menos que el rey Juan Carlos de España y el presidente Menem.(...)

La oferta que hizo Repsol hace diez días por el total de la compañía se ajusta a los reglamentos. Y por eso seguramente se llevará a cabo. Pero no deja de enfurecerme que el gobierno argentino, en lugar de actuar como el custodio de YPF, como lo establece el estatuto, se convirtiera en su entregador. La privatización de YPF dejó en manos del Estado una acción dorada, que le da un poder de veto especial para evitar tomas hostiles o copamientos contrarios a los intereses del país. Pero el Gobierno en lugar de guardián resultó ser el "zorro del gallinero"."

María Eugenia Estenssoro (actual senadora nacional por la Coalición Cívica) en La verdadera historia de la venta de YPF,
La Nación, 12/05/1999.


El 16 de abril el Gobierno argentino dio un paso clave para empezar a revertir décadas de políticas erradas (además de antinacionales y antipopulares) en el área energética. Como bien explica Alfredo Zaiat, no sólo por el proyecto de ley de expropiación de las acciones de Repsol, sino también por la declaración de interés público nacional del autoabastecimiento de hidrocarburos. Queda archivada así (ojalá que para siempre) la concepción del gas y el petróleo, recursos no renovables y cada vez más escasos, como commodities; en su lugar pasan a ser considerados recursos estratégicos, como lo son realmente. Un cachetazo a la "dogmática" neoliberal.

Claro que hay que poner las cosas en su justa medida: se trata sobre todo de la reversión de una entrega nefasta concretada en 1998. No se retrotrae la situación de YPF a los tiempos previos a los '90, cosa que a esta altura posiblemente sea algo inviable. Y se da en momentos en que para lograr el deseado autoabastecimiento, seguramente habrá que recurrir a ingentes inversiones para la explotación de las reservas no convencionales, y dudo de que pase mucho tiempo para que empiecen a aparecer acciones concretas de actores internacionales de peso decididos a participar de este negocio.

Igualmente, sin duda es una medida para aplaudir, porque por fin se pone el interés nacional por delante de los intereses empresarios sin bandera. Y ante tanto cacareo de afuera y de adentro, incluso insultante no sólo para el Gobierno sino para el país, viene bien tener en cuenta el párrafo con que cierra su nota Mario Rapoport:

"Hoy las críticas que nos vienen de España y del Viejo Mundo son muchas, pero no olvidemos que los gigantes que veía el Quijote en su delirio no eran más que molinos de viento. El gobierno argentino no está expropiando una empresa, sino recuperando algo que les pertenece al país y a su pueblo. Los molinos de viento están en otra parte y es posible que muevan como fantasmas la crisis europea. Mientras, nosotros nos quedamos con lo que nos pertenece."

No quiero dejar de recordar aquí una de las epopeyas de la historia latinoamericana: la expropiación de las empresas petroleras extranjeras por el gobierno mexicano de Lázaro Cárdenas. No para trazar paralelos improbables sino para homenajear a quienes en México, al igual que los trabajadores argentinos de YPF, hicieron del petróleo una bandera de dignidad nacional. Por eso, más que historiar la medida en sí, prefiero citar algunos párrafos sobre la actitud popular y el contexto que rodeó la nacionalización. Como para que ahora a los argentinos "no nos corran con la vaina".


El Reino Unido rompió relaciones diplomáticas con México, los Países Bajos y Estados Unidos decretaron un embargo comercial, y retiraron a todo su personal técnico. La Tesorería de Estados Unidos dejó de adquirir petróleo y plata mexicana y dio toda su preferencia al petróleo de Venezuela.

El 23 de marzo se reunieron miles de personas de todas las clases sociales en una enorme manifestación de respaldo, regalando hasta gallinas para cubrir la indemnización. Las colectas y la emisión de bonos para cubrir la indemnización a las compañías petroleras estuvieron lejos de solucionar el problema económico pero sí constituyeron movilizaciones impresionantes de la opinión pública en apoyo de la nueva situación. Incluso sectores como la Iglesia y los empresarios conservadores, aplaudieron esta decisión. Para muchos, la expropiación significaba un sacudimiento final del imperialismo que por tanto tiempo había sangrado a México, impidiéndole confiar en su propia fuerza y capacidad.

Fueron momentos difíciles para el país de México ya que se agotaban las reservas de gasolina y no se tenía el conocimiento para sintetizar el tetraetilo de plomo, utilizado en aquellas épocas para graduar el octanaje de la gasolina. Se reunió a los mejores especialistas del todo el país para poder descubrir el proceso. Un accidente mató la mayor parte del personal y retrasó la investigación cuando se encontraba más avanzada. En un segundo intento se reunieron a los estudiantes de química más destacados del Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México y después de muchos esfuerzos lograron sintetizar el compuesto.


"(...) Las compañías petroleras han gozado durante muchos años, los más de su existencia, de grandes privilegios para su desarrollo y expansión; de franquicias aduaneras; de exenciones fiscales y de prerrogativas innumerables, y cuyos factores de privilegio, unidos a la prodigiosa potencialidad de los mantos petrolíferos que la nación les concesionó, muchas veces contra su voluntad y contra el derecho público, significan casi la totalidad del verdadero capital de que se habla."

"Planteada así la única solución que tiene este problema, pido a la nación entera un respaldo moral y material suficiente para llevar a cabo una resolución tan justificada, tan trascendente y tan indispensable."

Fragmento del discurso del Presidente de la República, General Lázaro Cárdenas, leído en el Palacio Nacional el 18 de marzo de 1938.


Por esas vueltas que tiene la Historia, hoy día la petrolera estatal mexicana PEMEX es dueña del 9,5% de Repsol, y de acuerdo con ello el presidente Felipe Calderón se alinea con los reclamos de la empresa y del gobierno español. Quizás no le caería muy simpático que le recordaran a Lázaro Cárdenas.


P.S. 1: entre tanta cháchara agresiva e insultante de los grandes medios internacionales, vale la pena leer esta defensa de la decisión argentina por Mark Weisbrot, aparecida en The Guardian de Londres.

P.S. 2: Debo retractarme de la última frase del post. En este video, el presidente Calderón se revela como un admirador y continuador de la política petrolera nacionalista del cardenismo. Sin duda, se trata de un caradura importante.

viernes, abril 13, 2012

Flor de diatriba

Hace rato que tengo agendado, entre tantos textos de Don Arturo Jauretche, uno dedicado a un polìtico socialista de pintoresca figura. Un texto que me vino a la memoria leyendo cosas como ésta, debida a la pluma de un pseudo "progresista" de los de hoy día. No es que crea que Alfredo Palacios haya sido de lo peor que le pasó a la Argentina ni mucho menos, ni tampoco lo creo del columnista actual del diario de Bartolo. Pero lo de Don Arturo es tan brillante y expresa verdades tan permanentes, que bien vale la pena recordarlo.


Las "señoras gordas" y "Don Alfredo"

"Entre las señoras gordas y Alfredo Palacios hay muchas más concomitancias que las donjuanescas que se esmera en sugerir. A las señoras gordas les molesta la justicia social porque las deja sin la clientela de la caridad fácil, con la que no se gana el cielo pero se apacigua la digestión. Cuando los pescadores de Mar del Plata ganan buenos salarios, las canastas de beneficencia dejan de tener objeto en los ocios marplatenses. Tampoco se puede ganar la lealtad para toda la vida de un peón de campo con el regalo de unos pantalones viejos del marido, cuando hay un Estatuto del Peón.

Como señora gorda, Alfredo Palacios trajo un día al Senado de la Nación y la derramó por todas las crónicas periodísticas, que se le brindaron en abundancia, la miseria de los santiagueños, los riojanos y los catamarqueños humildes. Era un lindo tema, como el valor de Sandino. Pero cuando llegó la hora en que los santiagueños, riojanos y catamarqueños comenzaron a salir de la miseria, con el trabajo y el salario bueno, Alfredo Palacios no estuvo al lado de los "sumergidos" que emergían. Estuvo con los sumergidores, y ha vuelto a traerlos de nuevo. Todavía vivirá bastante para volver con la miseria del interior, a dar un nuevo espectáculo, pero de la miseria del interior ya sabe quiénes tienen la culpa.

La libertad con que se llena la boca el doctor Palacios es un lujo de ricos. La libertad que quieren los argentinos es una necesidad de hombres.

Eso es todo por hoy. Parece duro pero es mucho menos que lo que ellos dicen de nuestro pueblo y, sobre todo, que lo que hacen. Sólo que ellos tienen la piel delicada y nosotros estamos curtidos. Y conste que lo dice uno que está marcado por los peronistas por su falta de ortodoxia, o porque, demasiado ortodoxo, sabe que primero está la Nación, después el Movimiento y después los hombres. Uno que quiere salvar para el futuro un gran movimiento histórico y no quiere que naufrague ni en el rencor, ni en la pequeñez personal que hay hasta en los grandes hombres. Éste es el caso de Palacios que llegó a ser un pequeño "gran hombre" y sobrevivió en la mortaja de su indumentaria, para ser lo que es desde hace cuarenta años: el pequeño amortajado que ahogó en la mortaja su propia grandeza.

Y todavía alguien dirá que soy más duro con Palacios que con Santamarina o con Alsogaray, por ejemplo.

Pero es que ésos no andan disfrazados de "amigo del pueblo", ni reclutan chiquilines inocentes -y tal vez algún obrero retardado- para pagar las notas necrológicas.

Santo y Seña, 19 de enero de 1960."


Arturo Jauretche, Prosa de hacha y tiza, Ed. Corregidor, Buenos Aires, 2007, p. 63-64.


P.S.: Desde ya, reflotar acá lo de "señoras gordas" no implica ninguna alusión personal.

viernes, abril 06, 2012

Nunca me acostumbraré

Recordando ayer este post a raíz de una noticia, encontré en este blog lo que sigue, escrito en octubre del año pasado:

"En los últimos días, blogs griegos han bautizado al Primer Ministro griego George Papandreu llamándolo un "Georgios Tsolakoglou". La pregunta obvia... ¿Quién es Tsolakoglou? Este personaje había firmado el armisticio con la Wehrmacht y fue designado jefe de un nuevo gobierno colaboracionista títere de los nazis en Atenas durante los '40. Era un correcto oficial del ejército que actuó contra los intereses nacionales griegos, así como se alineó con los extranjeros contra su propio pueblo y literalmente rindió el ejército griego a las fuerzas de ocupación del Eje en 1941-42. El resultado de esta traición fue el saqueo por los alemanes de los recursos griegos, lo que más tarde causó escasez de alimentos, enorme inflación y una devastadora hambruna que mató a 100.000 griegos.(...)"

El post ahonda luego en las analogías entre el accionar del militar colaboracionista de los nazis y el del (ahora ex) Primer Ministro Papandreu, y en los proyectos de dividir Grecia en zonas económicas especiales para las inversiones alemanas. Y termina así:

"Por favor abandone el poder, Sr. Papandreu, y váyase de Grecia ahora mientras todavía es seguro. Porque si hay nuevos planes de empequeñecernos y hacernos caer todavía más, aquí en Hellasfrappe [nombre del blog] tememos que será demasiado tarde para que su gobierno escape de la furia popular, y el mundo podría presenciar una vez más escenas como aquellas vistas en Argentina, cuando un Tsolakoglou similar trató de huir con un helicóptero."

En realidad yo no conocía hasta ahora la historia de Tsolakoglou, un nombre que descubrí leyendo esto:

"El Gobierno de Tsolakoglou ha aniquilado toda posibilidad de supervivencia para mí, que se basaba en una pensión muy digna que yo había pagado por mi cuenta sin ninguna ayuda del Estado durante 35 años. Y dado que mi avanzada edad no me permite reaccionar de otra forma (aunque si un compatriota griego tomara un Kalashnikov, yo sería el segundo en hacerlo) no veo otra solución que poner fin a mi vida de esta forma digna para no tener que terminar hurgando en los contenedores de basura para poder subsistir. Creo que los jóvenes sin futuro tomarán algún día las armas y colgarán boca abajo a los traidores de este país en la plaza Syntagma, como los italianos hicieron con Mussolini en 1945″.

Los brindis de estas Pascuas, íntimamente los dedicaré a la memoria del viejo Dimitris Christoulas, que no quiso acostumbrarse a una vida indigna.






P.S.: Le agradezco a Pedro Brieger haberme inspirado este post.