jueves, septiembre 26, 2013

Pecados de juventud

Mucho revuelo levantó la "confesión" de la Presidenta de haber votado a Perón en el '73 "desde la izquierda" con la boleta del Frente de Izquierda Popular. En la blogósfera, Abel le dedicó dos posts, Artemio largó una encuesta... Por mi parte, "confieso" que ese 23 de septiembre voté de la misma manera. No por una simpatía particular por el FIP o por el trotskismo, sino como una forma de expresar mi descontento por lo que veía como "derechización" del rumbo votado el 11 de marzo (cuando voté por primera vez). Un acto con escasas consecuencias prácticas, ya que sólo se votaba presidente y vice, y los votos con las boletas del FREJULI y el FIP se sumaron llegando al 61,85% para la fórmula Perón-Perón. Hoy no le doy a eso mucho más que un valor anecdótico, por eso me causaron gracia y una sensación de "déjà vu" algunos comentarios sobre los dichos de Cristina que desempolvaron la "ortodoxia" y el "peronómetro".

Menos gracia me causó leer esta columna de Jorge Fernández Díaz, que preparó una ensalada de frutas y verduras en mal estado a su gusto personal. Por ejemplo, cuando le atribuye a la Presidenta "la admisión tardía de que su matriz fue la izquierda nacional y no el corpus pejotista", lo que "denota evidente despecho contra el peronismo actual", etc. La realidad es que en 1973 la "izquierda nacional" era un grupo minoritario, más relevante desde lo intelectual que desde lo político (*), y su cosecha de votos en esa elección (que nunca pudo repetir su líder Jorge Abelardo Ramos) tuvo más que ver con la coyuntura particular de ese momento que con otra cosa.

En una muestra de deshonestidad intelectual (perdón Manolo) JFD ignora los dichos de Cristina en el mismo reportaje sobre su reconocimiento del liderazgo de Perón en ese momento. Y más adelante parece pretender haber descubierto la pólvora al relacionar las críticas (que finalmente se revelaron bastante acertadas) de Jorge A. Ramos a la JP-Montoneros y que supuestamente CFK desconoce, con el "setentismo" que él le atribuye al Gobierno actual. Nadie que haya participado en política en esa época ignoraba la postura de Ramos. Recuerdo lo que declaró una vez que le preguntaron su opinión sobre los jóvenes peronistas que voceaban la consigna de la "Patria Socialista", algo más o menos así:

"El mayor conocedor sobre peronismo es Perón, y él dice que peronistas no son. Y el mayor conocedor sobre socialismo es el Frente de Izquierda Popular, y nosotros decimos que socialistas no son. Así que no son ni una cosa ni la otra."

Y sigue Fernández Díaz con su mezcolanza, portando una toga y una peluca como un buen juez inglés (imaginariamente, por lo menos) mientras redacta su juicio condenatorio contra el "setentismo", el "kirchnerismo" y, como se revela al final de la nota, el peronismo. Una condena publicada en un medio que tiene en su historial complicidades y simpatías bastante más oscuras y siniestras que un juvenil y supuesto "desvío ideológico".

En realidad, este post tiene que ver con reflexiones más amplias sobre la actualidad de los medios: cómo se magnifica y tergiversa cualquier nimiedad en pro de la "guerra contra el relato". O de cómo personajes de cierto prestigio personal e intelectual suelen caer sin miramientos en el ridículo, escribiendo y diciendo cosas que en un estado de "normalidad" deberían avergonzarlos. No es una inquina particular contra Fernández Díaz, a quien le recomiendo que consulte a un médico que seguramente conoce de la misma redacción, para que le diagnostique si padece o no de "Síndrome de Hubris".

Para cerrar, un párrafo escrito por un peronista ya fallecido, Carlos "Chango" Funes, donde narra su primer encuentro con Perón en 1972:

"(...) Una vez que ingresamos a la residencia, nos instalamos en el escritorio ubicado en la planta baja. López Rega se retiró, dejándonos a solas.
  -¿Qué edad tiene, m'hijo? - me preguntó en tono paternal.
Le respondí que tenía 31 años.
  - Parece más joven - observó; y acotó sonriendo: - De cualquier manera, todavía tiene bastante tiempo para equivocarse...
Anoté este fugaz comentario en mi memoria porque se relacionaba, profundamente, con el drama de nuestra generación. La juventud debe tener un margen para el error, sobre todo en la lucha por el poder. La confrontación de los ideales con la realidad, exige un tiempo de maduración hasta alcanzar una síntesis entre lo dogmático y lo pragmático; entre lo que imaginamos y lo que puede ser.(...)"
Carlos "Chango" Funes, Perón y la Guerra Sucia, Catálogos - Documentos Críticos, Buenos Aires, 1996, p. 27-28.


(*) Vale la pena leer esta carta de Perón a Ramos: "...Una izquierda nacional en la que orgullosamente me cuento..."