sábado, abril 25, 2009

En defensa propia

Uno trata de esquivarle el bulto a la temática preelectoral, hay una pila de colegas que la tratan muy bien y con mucha pasión. Aparte uno es medio obsesivo y le gusta más pensar en los temas que realmente le importan: los pibes, la educación y la salud públicas, las relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad, la economía y los modelos posibles de desarrollo, los mecanismos de dominación ideológica y cultural...

Mientras tanto, es inevitable encontrarse con improperios, insultos, amenazas y otros síntomas de la sociopatía que nos rodea (gracias, Manolo). Uno deja pasar y casi como que se acostumbra, total uno supone que no es el destinatario de todo eso (salvo excepciones).

Pero un día uno se sorprende leyendo esta nota en La Nación. En la que la autora (seguramente muy lejana al kirchnerismo) exhorta a limitar la agresividad que muchos le dedican a la Presidenta. La nota termina así:

"(...) Si no tenemos gobernantes idóneos para educarnos en la moderación, quizá nos corresponda a los ciudadanos la difícil pero no imposible tarea de educar a nuestros gobernantes. Una de las maneras de hacerlo es a través del voto. Pero otra que podemos usar todos los días, no sólo en época de elecciones, es evitar caer en mecanismos fáciles de descalificación. Está bien que seamos apasionados, pero tal vez convendría empezar a cambiar de estilo y concentrarnos en analizar y discutir lo que realmente importa.

No cambiemos de tema; dediquémonos a construir lo importante. ¡Evitemos los ad hominem!

Cuenta mi madre que cada vez que la tía barboteaba una de sus invectivas contra alguien, ella -que era aún demasiado joven y respetuosa de sus mayores como para decirle algo- no sabía dónde esconderse. En realidad, más que enfrentar a su tía abuela, lo que mamá más hubiera querido habría sido tener el valor para acercarse a ese desconocido y pedirle perdón.

Algo similar nos pasa ahora a algunos que, aun en desacuerdo con muchas políticas y actitudes del Gobierno, sentimos vergüenza por el modo con que muchas personas adjetivan a la Presidenta. Sólo que en este caso no es tanto a ella a quien querríamos pedir disculpas, sino a aquellos argentinos que la votaron, que todavía se sienten representados por ella, y a quienes también ofendemos cada vez que insultamos a Cristina en lugar de criticar, con inteligencia, sus políticas."


Entonces uno cae en la cuenta de que en realidad, todos esos insultos también están dirigidos a él. Y uno que era de dejar pasar, siente que le empieza a subir la mostaza.

Y de repente uno se encuentra con cosas peores que un insulto. Uno siente que se le ríen en la cara. Y uno de los que se ríe, a uno le hace recordar a los masacrados de la Plaza en el '55, los fusilados del '56, el decreto 4161 y el comunicado 150, el derrocamiento de Illia, los elogios a López Rega, la complicidad con el Proceso... y mejor lo dejamos ahí.

Y el que se ríe con él, también hace recordar una historia negra. Claro que sus antecesores en el cargo que ocupa, no salían a golpear cacerolas sino que solían golpear las puertas de los cuarteles. Algo hemos avanzado, aunque la SRA haya perdido algo de su antigua distinción.

Perdón por introducir la pornografía en este blog (y gracias a Mate y Sopaipillas).





Después de esto, todavía no sé a quién voy a votar en Capital el 28 de junio. Pero sí sé cómo y contra quiénes voy a votar. Y para qué. Entre otras cosas, para que el sueño de estos dos... no se cumpla.

4 comentarios:

Andrés el Viejo dijo...

Realmente, la nota citada ha constituido una agradable sorpresa. Y su análisis, Rafa, es impecable.
Un abrazo

Rafa dijo...

Andrés:
Muchísimas gracias, es un honor recibir un elogio de un integrante de "la banda de los cuatro" acreditada oficialmente, felicitaciones!!!

Hal:
Se nota que leíste mi pensamiento, aunque lo moderaste un poco...

Abrazos para ambos.

Ana dijo...

Muy sentido tu escrito.

Yo escribí algo similar, pasate si querés.

http://diariodeunabloguerangustiada.blogspot.com/

Te saludo.

Rafa dijo...

Ana:
Muchas gracias, pero lo tuyo, además de estar muy bien pensado, es sentimiento puro. Y apunta muy bien a algo que el sistema mediático comunicacional no tolera: que se dude de su "objetividad".

Estás agregada a mi lista. Muchos saludos.