jueves, agosto 27, 2009

Otra vez con la Patria

Habitualmente uno supone que lo que escribe en su blog tiene un interés efímero. Pero a veces aparecen cosas que a uno lo ilusionan con que está dejando algo más perdurable. Por ejemplo, los comentarios a posts a veces muy antiguos, como éste. Al que hace algunas semanas llegó lo siguiente:

"Panza dijo:
En el pensamiento de cuarta de Página 12 está dividido. Los supuestos intelectuales que trabajan para esa empresa comen gracias a ese discurso que no sirve para otra cosa que para mantener los esquemas que hoy vemos en el poder..."

No da para debatir con mi amable comentarista, pero suponiendo que se haya referido a la dicotomía "democracia - identidad nacional" de que se hablaba en ese post, este discurso de Hugo Biolcati es una buena muestra de que sigue habiendo quienes proclaman estar más identificados con la Patria que otros, a fuerza de nombrarla hasta el cansancio.

Ese discurso ya quedó en el olvido, pero igual quiero usarlo de pretexto para traer algo que también habla de la Patria, con algo más de poesía y sentimiento que Biolcati, aunque no invoque su nombre ni una vez (la versión original de su autor, aquí).





Aroma del lugar


Si tuviera tu canto
que ha dicho tanto
no sé, no sé qué haría
Si tuviera un momento de tu llanto
no sé, no sé qué haría.

Si arrancarme una tarde el corazón
quedando así tirado sin pensar
O volver a soñar, volver a hacer algo para vivir
Si tuviera tus ojos
que han visto todo
no sé, no sé qué haría.

Pero tengo un recuerdo
comprometiendo mi ser con tu destino
Y me ilumina la alegría por saber
que somos de ese mismo material
Y que tal como vos así soy yo
aroma del lugar.

Hoy quiero tener fuerza para amarte en libertad
tengo una canción,
parida en el dolor.

Si tuviera olvido
de tu quebranto
no sé, no sé qué haría
Pero tengo este canto
comprometiendo
mi amor con tu destino.

Porque sos la tierra en donde yo nací
la tierra en la que quiero ser feliz.


Letra y música: Emilio del Guercio (del disco Pintada, 1983).

sábado, agosto 01, 2009

A ponerse el casco

Basta ya de vacaciones. No hubo gripe A, ni fuga precipitada, ni nada. Sólo un exilio de la blogósfera, voluntario y transitorio.

No creí que pudiera agregar gran cosa al coro de lamentos, críticas y autocríticas que surgió tras el mal trago del 28J. En un momento me acordé de esto que escribí aquí hace más de un año, y no me alegró pensar en su actualidad y su pertinencia. La orfandad de conducción política de los sectores populares sigue siendo para mí una clave del momento actual, pero para qué me iba a volver a extender ahora sobre eso si ya Abel citó al máximo experto en el tema.

Igualmente no me interesaba entrar en el "péguele a Néstor". El voluntarismo que estuvo entre los factores determinantes de la derrota del 28J, es parte de la misma concepción política que el decisionismo que tan buenos resultados le dio a Kirchner entre 2003 y 2007. Pero evidentemente, el debate de modelos que quiso imponer (mal) el oficialismo, no le interesó a la mayoría de la sociedad.

Para mí es bastante obvio que, si está en juego un proyecto de Nación, no es posible llevarlo a cabo poniéndose en contra a las clases medias urbanas, a todo un sector productivo y a las provincias más pobladas y ricas del país. Y si además de eso hay un discurso dirigido a los sectores más humildes, pero al mismo tiempo se ningunea el deterioro que vienen sufriendo esos sectores en los últimos años, primero por el aumento de la canasta básica de alimentos y luego por los efectos de la crisis, es evidente que la cosa no va a funcionar.

Soy un convencido de que no hay proyecto nacional posible, si el Estado no está en condiciones de apropiarse o de controlar el destino de una fracción central de la renta agraria (para más datos, ver aquí). Si el Estado queda deslegitimado bajo las acusaciones al Gobierno de "manejar la caja", estamos fritos. Y no dejan de causarme una mezcla de sorna y amargura los que se deleitan con la situación y "gastan" a los oficialistas. Los cascotazos que van a venir, en lo político y en lo económico, los vamos a sufrir todos: también los van a recibir ellos.

(Lo anterior me empezó a parecer algo exagerado cuando surgió el "clima de diálogo" en las semanas anteriores. Pero esto me hizo volver a revisar mi opinión.)

Hace algunas semanas vi por Canal 7 el programa que Felipe Pigna le dedicó a la revista Humor y al querido y recordado Andrés Cascioli. Quizás muchos que hayan vivido el Proceso recordarán lo que significó Humor como espacio de resistencia. Pero en la entrevista que le hizo Pigna, Cascioli apuntaba un dato clave con una lucidez no exenta de tristeza: Humor era el "lugar de encuentro" de los descontentos y los opositores. Pero no trascendía a esos grandes sectores de la sociedad a los que la dictadura les resultaba aceptable, tolerable o indiferente. AC lo graficó con un ejemplo muy pertinente (perdón si la transcripción no es fiel): un rey o santo cristiano estaba por entrar en batalla con los sarracenos que lo rodeaban, cuando se le apareció Jesucristo. El personaje, tras superar el impacto emocional, se dirigió a la aparición con estas palabras: "Señor, deberías presentarte ante los sarracenos". Él ya era un creyente convencido...

No sería sincero si no dijera que me queda la sensación de que las interminables discusiones políticas en la blogósfera, las reuniones de Carta Abierta, el voluntarismo progresista discursivo, etc., etc., han cumplido hasta ahora un rol parecido al que en su momento cumplió Humor. Y que los blogs han sido un poco lo que fueron las cartas de lectores a la revista: una módica vía de catarsis, más que nada. Un intercambio de palabras alentadoras entre creyentes, y de chicanas entre gente de distintas veredas. Pero por desgracia, la mayoría de la sociedad está en otra cosa.

Y pocos días después de ver el programa de Pigna, leyendo sobre la aparición de Néstor en una asamblea de Carta Abierta y sus intenciones de recorrer el país para reunirse con "sectores afines", recordé el episodio que citó Cascioli: "Señor, deberías presentarte ante los sarracenos".

Para terminar, aunque pase la pandemia de gripe A y nos salvemos de una nueva embestida del dengue, igual habrá que seguir cuidándose. Hay demasiado mal bicho dando vueltas.


P.S.: hablando de sarracenos, me vino a la memoria una vieja copla castellana que quizás tenga que ver con la anécdota de Cascioli, o con alguna otra cosa:

"Vinieron los sarracenos
y nos molieron a palos
que Dios ayuda a los malos

cuando son más que los buenos."