sábado, enero 16, 2010

La llaga



1791 - Bois Caiman
Los conjurados de Haití

La vieja esclava, la íntima de los dioses, hunde el machete en la garganta de un jabalí negro. La tierra de Haití bebe la sangre. Al amparo de los dioses de la guerra y del fuego, doscientos negros cantan y danzan el juramento de la libertad. En la prohibida ceremonia de vudú, luminosa de relámpagos, los doscientos esclavos deciden convertir en patria esta tierra de castigo.
Se funda Haití en lengua créole. Como el tambor, el créole es el idioma común que los arrancados del África hablan en varias islas antillanas. Brotó del interior de las plantaciones, cuando los condenados necesitaron reconocerse y resistir. Vino de las lenguas africanas, con africana melodía, y se alimentó de los decires de normandos y bretones. Recogió palabras de los indios caribes y de los piratas ingleses y también de los colonos españoles del oriente de Haití. Gracias al créole, los haitianos sienten que se tocan al hablarse.
El créole reúne palabras y el vudú, dioses. Esos dioses no son amos sino amantes, muy bailarines, que convierten cada cuerpo que penetran en música y luz, pura luz en movimiento, ondulante y sagrada.
Eduardo Galeano, Memoria del Fuego 2. Las caras y las máscaras.

Ante las dificultades de toda clase, la liberalización comercial fulgurante acompañada del contrabando y la importación masiva de arroz subvencionado americano, el arma alimentaria y el embargo, los riesgos climáticos, etcétera, los pequeños cultivadores arroceros haitianos disponen de pocas alternativas: cultivar otros cultivos o abandonar su tierra y emigrar. Esta segunda alternativa es la utilizada por muchos de ellos. La liberalización comercial brusca y sin preparación pues aceleró la migración, la degradación medioambiental y la inseguridad en Haití.
(Sacado de aquí, gracias a Tomás vía el blog de Manolo.)


Haití parece condenado a ser la llaga eternamente abierta de nuestra América. Hoy por una catástrofe natural que se abate sobre un país con un Estado inexistente, y empobrecido hasta lo inimaginable.

Las imágenes que llegan desde Haití silencian cualquier palabra que a uno se le pueda ocurrir, y quizás es mejor que sea así. No es tiempo de palabras sino de acciones. Paso a transcribir un comunicado de la Asociación de Docentes de la Universidad de Buenos Aires:


Solidaridad con el pueblo de Haití

Compañeros docentes:

La Asociación Docente de la UBA se solidariza con el pueblo de Haití que ha vuelto a ser castigado por un desastre natural con un terremoto que afectó a 2,2 millones de personas dejando miles de víctimas.

Por esta razón creemos necesario sumarnos a los esfuerzos internacionales de socorro e invitamos a todos los docentes universitarios a que también participen.

Debido a las dificultades logísticas para hacer llegar donaciones en especie, los organismos internacionales han habilitado cuentas bancarias y otros medios de pago para recibir colaboraciones destinadas a la recuperación de las familias damnificadas de Haití:

Cruz Roja Argentina:

BANCO DE LA NACION ARGENTINA
SUC. CONGRESO
Av. Callao 101 C.A.B.A.
CRUZ ROJA ARGENTINA-CATASTROFES
CTA CTE Nº 91344/97
CBU Nº 01100129-20000091344977
CUIT: 30-54603392-5

Para más información: Cruz Roja Argentina, Sede Central +54 11 4952-7200
www.cruzroja.org.ar
Link de interés: http://www.ifrc.org/sp/index.asp

UNICEF:

Donaciones telefónicas: 0810-333-4455
Donaciones online:
https://www.unicef.org.ar/formulario.asp?empresa=ayudaHaiti&importe=50


COMISIÓN DIRECTIVA ADUBA
Av. Córdoba N° 2429. 1er Piso Izquierda, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Tel. 4961-9132/5834
E-mail: aduba_secretaria@arnetbiz.com.ar
Web: www.aduba.org.ar
Adherida a FEDUN - Federación de Docentes de las Universidades Nacionales
www.fedun.org.ar

domingo, enero 10, 2010

El zorro y las gallinas



Hace un par de días escuché a un kinesiólogo -excelente persona por demás- explicarle a su secretaria cómo el uso de las reservas del Banco Central para el Fondo del Bicentenario hacía que el dinero en su bolsillo perdiera valor. La cosa se derivó luego hacia las presuntas psicopatologías de la presidenta y su esposo, y después ya no escuché más.

Es sólo un ejemplo de lo fácil que sigue calando el discurso conservador-ortodoxo y creando sentido común en la cabeza de la gente, pese a los desastres a que nos sometieron los ejecutores de las políticas de ese signo. Y encima, ahora con el affaire Redrado, tenemos ese discurso amplificado, repetido y machacado hasta el hartazgo por la Cadena Nacional de Medios Opositores.

No voy a ponerme a reflexionar sobre los errores técnicos, jurídicos o políticos en que incurrió el Gobierno para desencadenar o caer en esta tormenta en un vaso de agua, como bien la llama hoy Eric Calcagno. Para el análisis jurídico siempre es recomendable el blog de Gustavo Arballo, y en lo político (además de blogs variados) vale la pena leer la nota de Luis Tonelli en Debate (de la blogósfera económica no leí nada, pero supongo que está que arde...). Prefiero dedicarme a lo que creo el meollo de la cuestión, algo que ya tocó el muy buen post de Sebastián en La Barbarie. Y pienso que el Gobierno está pagando el costo de haber mantenido una rémora del modelo de los '90 pensando que podía convivir pacíficamente con ella, quizás para mantener tranquilos a "los mercados" (algo similar a lo que ocurre con la Ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz, y se podría seguir la lista).

Además de las notables columnas que Alfredo Zaiat sigue publicando hoy día, quiero recordar una que él sacó el 1º de junio de 2003, a pocos días de la asunción de Néstor Kirchner y en medio de un conflicto entre el entonces presidente del BCRA, Alfonso Prat Gay, y el ministro de Economía Roberto Lavagna (la versión es la que figura en su libro ¿Economistas o astrólogos?). Sus conceptos siguen siendo tan válidos hoy como en ese momento.


Una trampa
por Alfredo Zaiat

Variadas ideas absurdas en materia económica se han instalado como verdades absolutas durante el reinado del neoliberalismo en los ‘90. Algunas, incluso, han recibido la aprobación de economistas y políticos que se ubican en la vereda de enfrente de la ortodoxia. De esas máximas intocables que debe respetar todo gobierno que aspira a tener en orden la economía se destaca la que sostiene la obligación sagrada de mantener la “independencia” del Banco Central. Muchos engaños se han repetido hasta el cansancio durante esa larga década de la convertibilidad, pero el de la autarquía de la entidad monetaria se ha ganado el premio mayor. Farsa que aún continúa.

Para aquellos que se están rasgando la vestidura por esta herejía que violenta el manual básico Kapelusz de cómo deben ser las instituciones económicas de un país, se recomienda la lectura de Greenspan (Ediciones Península, Barcelona, 2001), la biografía del todopoderoso titular de la Reserva Federal (banca central de Estados Unidos) de Bob Woodward, reconocido periodista del Watergate y editor de The Washington Post.

La independencia del Banco Central como valor supremo fue introducido por el discurso neoliberal señalando los antecedentes del Bundesbank, luego reconvertido en Banco Central Europeo con el lanzamiento de la moneda única, y de la Fed. Se olvidaron de dos aspectos sustanciales en esa traslación automática de una forma de distribución de la gestión de la economía. Primero, que la Unión Europea y Estados Unidos son potencias, con altibajos pero con un sendero de crecimiento sostenido y con monedas fuertes aceptadas fuera de sus propias fronteras. Segundo, que ni el BCE ni la Fed son tan independientes como dicen los que dicen que saben –para más información se sugiere otra vez la obra arriba mencionada–.

El argumento principal utilizado para defender la autonomía al Banco Central del poder político y del Ministerio de Economía remitía al descalabro provocado por la emisión monetaria para financiar los desequilibrios de las cuentas públicas. El saldo de esa política fue la hiperinflación de Alfonsín. La “independencia” del Central de los ‘90 fue ejercida, más que por esa cualidad conferida por la reforma de la Carta Orgánica de la entidad, por la propia Convertibilidad que ponía límites a la expansión monetaria como función de la compra de divisas en un régimen de tipo de cambio fijo 1 a 1.

Esa publicitada autarquía fue una inteligente pantalla para transformar al Banco Central en una herramienta de negocios para pocos. Capturado por fundamentalistas del CEMA (Roque Fernández, Pedro Pou & cía.) y funcionarios políticos del menemismo con línea directa a la Casa Rosada, el BC de los ‘90 no fue independiente y fue uno de los responsables del colapso del sistema financiero.

El papel del Banco Central en la economía no se define por su independencia, sino por cómo acompaña la política económica. En los ‘80 fue la nafta que alimentó el incendio de la inflación; mientras que en los ‘90 fue la topadora que aceleró la concentración y extranjerización del mercado con las consecuencias conocidas. Ahora, en cambio, debería ser la palanca que colabore para impulsar el crecimiento.

La economía argentina no es la estadounidense ni la europea, sino que es una economía subdesarrollada que está tratando de salir de la peor crisis de su historia. Pretender instituciones del Primer Mundo, que además son distorsionadas aquí en su rigurosidad, para el Tercer Mundo, con el aval del FMI, esconde, en realidad, otras motivaciones. La proclamada “independencia” aspira a reservar nichos de negocios y su manejo, sin interferencias, al propio sistema financiero, a través de representantes directos o de políticos y economistas de la city que actúan de mandantes de sus intereses en el directorio del Central.

Sería útil pasar el lampazo por esa trampa de la “independencia” del Banco Central.


A. Zaiat, ¿Economistas o astrólogos? La economía de los noventa, Colección Claves para Todos, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2004, p.99-101.


La batalla cultural necesaria para imponer estas "herejías" también sigue vigente. Porque por ahora, y al contrario de la gallina de la ilustración, gran parte de las "gallinas" que nos rodean siguen repitiendo las palabras del zorro.

viernes, enero 08, 2010

El 45

Casi como regalo de fin de año, encontré en una librería de mi barrio El 45 de Félix Luna, usado y a un precio accesible. Nunca me atrajo demasiado la obra de Luna, quizás por su carácter divulgador o por antipatía ideológica, pero a este libro lo tenía agendado. Y la verdad, no me arrepiento de la compra. Por ejemplo, por fragmentos como éste en el que el autor se refiere a la mentalidad predominante entre los opositores a Perón, en los meses previos a octubre del '45:

"La mayor parte de los dirigentes opositores veían en Perón a un nuevo Hitler y calcaban todo lo que pasaba en el país sobre el ejemplo nazi. Y si bien este tipo de diagnóstico simplificaba las consignas y dramatizaba la lucha contra "la dictadura nazifascista", también llevaba inevitablemente a tácticas equivocadas y sobre todo a una drasticidad en la acción política que excluía todo matiz. Pues, ¿cómo pactar con el nazismo? ¿Qué otra actitud podía tenerse con los adversarios sino la pelea frontal hasta su aniquilación? (...)"

"Quienes más habían contribuido a conformar esta mentalidad eran los sectores opositores independientes y los comunistas. Los independientes eran los apolíticos de siempre: personajes que durante la mayor parte de su vida se habían sentido demasiado puros para meterse en política y ahora llegaban, impolutos y solemnes, a indicar el camino de la salida nacional. Los diarios de la época están llenos de sus nombres: figurones que no habían sentido frente al fraude, la violencia y la corrupción de la época anterior, el sagrado fervor que ahora los llevaba a integrar juntas de coordinación democrática, agrupaciones de profesionales democráticos, organizaciones de recuperación democrática... A falta de una trayectoria personal que los justificara - o para hacerla olvidar, en otros casos - estos próceres independientes insistían en sentirse héroes de la resistencia antinazi, radicalizando los términos de la lucha para hacer más meritoria, más heroica, su actuación contemporánea. Fueron los primeros en rodear a Braden, los primeros en presionar para la confección de una unión de partidos, los primeros en rotular de "colaboracionistas" a los radicales que no coincidían con la unión interpartidaria. Eran las señoras histéricas y los jovencitos de buena familia que se dolían del ensoberbecimiento de la chusma y lamentaban el analfabetismo de los militares. Estos independientes impusieron a la oposición su propia tónica y deformaron gravemente la mentalidad y el sentido de la lucha contra el gobierno de facto.(...) "

Félix Luna, El 45, Hyspamérica, Madrid, 1984, p. 136-137.


Uno de las últimas actitudes públicas de don Félix fue integrar el "Grupo Aurora", así que a él seguramente no le gustaría el paralelismo que yo estoy pensando. Pero cuántas resonancias actuales me sugiere este texto... Pucha que vale la pena leer El 45 hoy en día.


P.S.:

Para que el pueblo coma no basta con que tenga hambre. Un proyecto, plan, programa, llamémosle como querramos, debe tener los objetivos y los instrumentos para que el pueblo coma. La Mano Invisible tiene una persistente afición a causar hambrunas.


Este es un comentario que dejó aquí Andrés el Viejo, hace muy poco tiempo. Vaya para él mi abrazo y mi recuerdo.