sábado, junio 26, 2010

La foto que faltaba

Dos fotografías agitaron el avispero político en pleno clima mundialista y de ambas se ocupó Abel, la del peronismo "disidente" unido y la de los peronistas sub-45. Sobre la primera agregaría esta nota de Julio Bárbaro, pero por lo demás no me generan mayores comentarios.

En cambio, la foto de estos días que a mí más me llamó la atención fue ésta. En especial cuando leí que Roberto Dromi había dicho en la ocasión que él estaba "en el banco de suplentes". Lo mismo habrá pensado Horacio Verbitsky, que tituló así su nota en Página/12 del domingo pasado.

Creo que la figura del cardenal Jorge Bergoglio es bastante más compleja que lo que sugiere esta foto o que la imagen que de él suele presentar HV (como muestra, ver aquí). De todos modos los antecedentes de los autores del documento presentado por Bergoglio bastan para que se me prendan todas las luces rojas, y la centralidad de la figura de Dromi (para no hablar de Horacio Jaunarena, Armando Caro Figueroa, etc.) me hace pensar otra vez en lo frágil de la memoria y la funcionalidad del olvido.

Vaya un breve recuerdo sobre la actuación de este personaje entre 1989 y 1991, tomado del libro "Fuera de control" de Mabel Thwaites Rey y mi amiga Andrea López.

"(...) Una síntesis significativa de la primera etapa privatizadora se desprende de las palabras del entonces ministro de Obras y Servicios Públicos, Roberto Dromi, quien ante el Senado de la Nación manifestó que "lo fundamental es hacer y realizar, y si no se hace por ley lo haremos por decreto". Esa expresión quería significar que lo importante era la rapidez y el dinamismo que había que imprimirle al proceso privatizador, más allá de cualquier forma legal o institucional. De este modo, se cuestionaba y degradaba una vez más el papel del Parlamento -sede natural de las discrepancias- como instancia deliberativa legítima, marcando así un estilo de gestión y un tipo de política refractarios al debate público. A su favor contaba con el virtual letargo en que se hallaba sumida la sociedad tras la experiencia traumática de los procesos hiperinflacionarios y la desilusión y el hartazgo frente a los desgastados liderazgos de los partidos políticos.(...)"

Mabel Thwaites Rey y Andrea López, Fuera de control - La regulación residual de los servicios privatizados, Editorial Temas, Buenos Aires, 2003, p. 36-37.


Uno no puede menos que preguntarse qué hacían tantos autoproclamados "republicanos" y "defensores de las instituciones" acompañando a este ex ministro en la presentación del documento.

Y pensar que a este episodio se le podría aplicar un dicho usado comúnmente ante actitudes o discursos de tono reaccionario, referido a El huevo de la serpiente. Aunque acá es más factible que estemos en presencia del cerebro de la serpiente.

O también, por qué será que viendo esto, las palabras "diálogo" y "consenso" en boca de ciertos personajes, a uno lo hacen pensar en una propaganda de vaselina. O de manteca, recordando Último tango en París.

viernes, junio 18, 2010

Aviso

Sobre la hora, paso la información. Una de las razones de por qué entre esos tipos y yo hay algo personal.


jueves, junio 17, 2010

Después del corte

Así pues no habrá camino
Que no recorramos juntos
Andamos el mismo asunto
Orientales y argentinos.

La asamblea de Gualeguaychú acaba de decidir el levantamiento del corte del acceso al puente sobre el río Uruguay. Termina así una situación que después del fallo de La Haya era insostenible, además de ser cada vez más injustificable.

Quizás ahora se pueda debatir con más calma y racionalidad sobre las causas profundas de este conflicto y cómo evitar que se repita este tipo de situaciones en el futuro. Por supuesto, también hay que encarar y coordinar con el gobierno uruguayo las medidas necesarias para prevenir y monitorear la contaminación. Sin olvidar que en materia ambiental la Argentina por sí sola tiene graves deudas ambientales con su población (aquí, un ejemplo).

En cuanto a los orígenes de este problema y el contexto global en que se generó, creo que este artículo de Luis Tonelli da un panorama bastante ajustado:

"(...) El caso Botnia es un ejemplo perfecto de cómo la política internacional ha dejado de ser lo que era: una actividad en la que participaban Estados a partir del ejercicio de su soberanía. Claro que están los intereses nacionales, pero esto no lleva a una geopolítica de vieja data, inaugurada en Westfalia, cuyos actores son los Estados soberanos y nada más. Aquí hay Estados con una soberanía formal, pero todo un despliegue de vectores de poder que ellos no controlan y con los que se asocian o entran en conflicto, lo que genera escenarios múltiples y poco predecibles unilateralmente, y menos para las asociaciones más débiles.

Fuerzas que van más allá del Estado, como las desplegadas en la dimensión del capitalismo global (y, si no, pregúntenle al Sr. Obama y sus deseos frustrados de ponerle el cascabel regulatorio a los tigres del poder financiero). Que desarrollan una verborragia hipócrita de responsabilidad social y ecología, y que avanzan y defienden sus intereses utilizando todas las poderosas armas a su disposición.

Y fuerzas que van más acá del Estado, lo que ampulosamente se llamó nuevos movimientos sociales, reservándose la etiqueta de organizaciones no gubernamentales sólo para las más presentables e institucionalizadas. Frente a estos grupos sociales, el Estado ha perdido, ciertamente, poder autoritario. Gracias en gran medida al agua democratizadora que ha pasado bajo el puente de la historia, y también debido a la emergencia del escenario de todos los escenarios, que es el espacio mediático que, lejos de ser neutral, potencia y obtura los conflictos según sus propios intereses corporativos.(...)"

Siendo de los que al decir de Abel sueñan con "el romántico proyecto de la Patria Grande", creo que las soluciones a largo plazo para estas situaciones pasan por el fortalecimiento y la democratización del poder político de los Estados nacionales, y en este caso particular por una cada vez mayor integración económica y productiva con nuestros más que hermanos orientales. Para que nuestro modelo de desarrollo lo decidan los pueblos, y no los poderes trasnacionales. Para que no seamos para "el Mundo" solamente productores baratos de soja o de pasta de papel.

Para terminar, felicitando a la Celeste por su triunfo ante Sudáfrica (y deseando que en pocas horas nos vaya igual de bien a nosotros frente a Corea del Sur) vaya este abrazo que Alfredo Zitarrosa nos dejó de regalo para toda la eternidad.


viernes, junio 11, 2010

Los que dicen No

Sentía la necesidad de decir algo sobre el ataque israelí a la flotilla turca que llevaba ayuda a Gaza (*). En eso y gracias a Mario Wainfeld, llegué a la crónica que escribió Henning Mankell sobre este hecho. Cualquier palabra que le quisiera agregar, estaría de más.

En cuanto a la evaluación del episodio y sus consecuencias, creo que la mayoría de los analistas internacionales coinciden en que Israel es el mayor perjudicado por su propia actitud (además de las víctimas, por supuesto). Y si por ejemplo The Economist publica esta nota de tapa ("Israel: la mentalidad del sitiado"), no creo poder aportar mucho por ese lado.

Prefiero traer aquí algunas de las voces que se levantaron contra esta "acción defensiva" dentro de la misma sociedad israelí (cosa que no es gratuita ni mucho menos; para los que sepan inglés, acá hay un caso revelador). Algunas se encuentran en este editorial de Marcelo Capurro y en este texto del editor de The Nation, ambos en Debate, y otras en esta nota de Juan Gelman en Página/12.

“Ha llegado el tiempo de sacarnos el sombrero ante el primer ministro. Las predicciones de Benjamin Netanyahu han probado ser acertadas y sus profecías se están haciendo realidad ante nuestros ojos. Ahora podemos decir, orgullosamente, que nuestro gobierno está conducido por un hombre de visión, un estadista que ha predicho el futuro (...) Netanyahu ha dicho que el mundo entero está contra nosotros.” (...) “Tenemos un estadista profeta cuyas predicciones se están cumpliendo, una después de otra, y el redentor está (no está) llegando a Sión.”
-Gideon Levy, columnista de Haaretz

“Ya no estamos defendiendo a Israel. Estamos defendiendo el bloqueo. El propio bloqueo se está convirtiendo en el Vietnam de Israel. Explicamos, una y otra vez, que no estamos en guerra con el pueblo de Gaza. Lo decimos una y otra vez porque nosotros mismos necesitamos creerlo, y porque, en el fondo, no lo hacemos.”
-Bradley Burston, también de Haaretz

"Israel no escucha la crítica, sea interior o exterior. Esa incompetencia es reforzada por la soberbia: Israel está enamorado de la idea de que tiene razón y que todos los demás se equivocan; por lo tanto, es incapaz de admitir que la política que aplica a los palestinos ha sido desastrosa”.“El mundo no nos entiende y nos condena si hacemos y nos condena si no hacemos, así que hacemos lo que queremos”.
-Carlo Strenger, profesor de la Universidad de Tel Aviv


No puede omitirse acá el párrafo final de la nota de Gelman:

"Cabe reconocer que, a diferencia de Tel Aviv, Washington no tiene problema en abandonar a sus ciudadanos en apuros. Alrededor de diez estadounidenses viajaban en el convoy de ayuda humanitaria a Gaza, entre ellos Joe Meadors, señalero de la fragata USS Liberty cuando la bombardearon aviones y lanchas lanzatorpedos de Israel en 1967; Ann Wright, coronela (R) del ejército de EE.UU.; Edward L. Peck, ex subdirector del grupo de tareas antiterrorista del gabinete de Reagan. Todos terroristas, naturalmente."

Pero quizá algunas de las palabras más duras y amargas son la del escritor David Grossman, militante pacifista y quien perdió un hijo durante una acción militar israelí en 2006.

"Nuestra vergüenza es algo con lo que va a ser más difícil vivir."

"¿Cuánta maldad podemos tragar?"

(*) Me olvidaba, algo ya había escrito en el blog de Abel.


En fin, ahora ya puede empezar el Mundial.

viernes, junio 04, 2010

Otro relato

A medida que los días de los festejos del Bicentenario se van alejando, crece mi impresión de que su recuerdo nos va a acompañar por mucho tiempo, y quizá totalmente aislado de la coyuntura y el clima político de esta época. La presencia masiva del pueblo en las calles, para dejar por un rato de ser solamente "gente" y reencontrarse consigo mismo, no va a ser algo fácil de olvidar (salvo que la actuación de la Selección en el Mundial de Sudáfrica provoque una decepción nacional de magnitud comparable...). Más aún viendo que ese pueblo ignoró olímpicamente las agorerías de tantos espantapájaros mediáticos, y demostró haber digerido con madurez sus tragedias, las más cercanas y las más lejanas (para no extenderme más, recomiendo leer esta nota). Una de las tantas frases célebres del General Perón era "Lo mejor que tenemos es el pueblo", y si él hubiera vivido estos días la habría ratificado en plenitud.

Eso sí, la visión histórica que predominó en los mensajes oficiales, explícitos o implícitos, no me gustó para nada. La reivindicación de próceres de toda América Latina (Tupac Amaru, Artigas, Bolívar, Morazán, Martí...) me parece justa y necesaria, no es ésa la cuestión (aunque Artigas apareció poco y asociado a la bandera uruguaya, que no era la suya). Y que Solano López, pese a sus errores y megalomanía, simbolice el heroísmo del pueblo paraguayo, está muy bien. Tampoco me asocio a las viudas del Centenario, como las que expresaron sus lamentos en Clarín y La Nación (para leer visiones más equilibradas, recomiendo esta de Mario Rapoport y esta otra de Carlos Leyba).

Lo que me disgustó fue el aire a "Billiken pignista" que impregnaba el relato oficial, y que exhibía como mayores (o únicos) próceres de Mayo a Mariano Moreno, Juan José Castelli y Bernardo de Monteagudo (con un lugarcito para Manuel Belgrano). No es que éstas no sean figuras dignas de ser recordadas y homenajeadas, sino que me irrita que se los exalte como héroes máximos de una versión de la Historia que yo llamaría un mitrismo "progre".

¿Por qué mitrismo "progre"? La visión histórica que parece querer transmitir Felipe Pigna (y que puede escucharse en el programa Bicentenario o en el del mismo Pigna, ambos por Radio Nacional) tiene a mi entender dos características de la corriente historiográfica implantada a fuego por don Bartolo, a saber:
- La preponderancia de "hombres esclarecidos" y "vanguardias iluminadas", por sobre el análisis de los procesos históricos y los representantes de las fuerzas sociales y económicas en pugna. En particular, las corrientes populares más profundas y auténticas.
- El enfoque "puertocéntrico", según el cual Buenos Aires, portadora de los ideales de la civilización europea, disponía del derecho a tener bajo su dominio al Interior atrasado e ignorante. El matiz "progre" está dado p.ej. por el concepto pignista de que Moreno tenía razón al oponerse a incorporar a los delegados del Interior a la Junta, porque éstos eran "conservadores" y/o "reaccionarios" (como Saavedra, de paso).

Por supuesto que no tengo el menor interés de reemplazar esta visión por la mía propia (ni tampoco la posibilidad de hacerlo). Pero por lo menos quiero dejar algunos fragmentos de alguien que a mi entender, si viviera, lo dejaría a Pigna a la altura de un poroto. Me refiero a Salvador Ferla (que por lo que estuve viendo, también es ídolo del blogger mediático del momento). Para el que no lo conozca, recomiendo el homenaje que le hizo a su muerte la revista Unidos (está en Croqueta Digital, e incluye numerosos fragmentos de sus obras). De su Historia argentina con drama y humor (1974) van algunos párrafos referidos al primer Boca-River de nuestros historiadores.


Los dos rivales

"Saavedra y Moreno terminaron su brevísima actuación política enfrentados, y ese enfrentamiento se nos presenta como la primera antítesis de nuestra historia, veraz como hecho pero planteada en términos totalmente falsos y ocultadores del conflicto verdadero.

¿Quiénes eran y qué eran Saavedra y Moreno?... A pesar de sus disidencias, y de la oposición total en que los colocaron primero sus adictos contemporáneos y luego los historiadores, los dos prohombres tienen sólidos lazos de unión que hace imposible separarlos de una manera absoluta. Ninguno de los dos perteneció al grupo promotor de los sucesos de mayo. Y los dos se convirtieron, a partir del 25, en las figuras principales del movimiento. Hasta que la presencia en Buenos Aires de los diputados provincianos produzca la primera crisis de gobierno, Moreno y Saavedra comparten solidariamente los pasos más trascendentes dados por la Junta. A saber: envío de expediciones al interior, desconocimiento del Consejo de Regencia, expulsión de Cisneros, destitución de los jueces de la Real Audiencia, fusilamiento de Liniers, política con Inglaterra. Si el presidente respaldó todas esas graves decisiones no podía expresar una tendencia conservadora, salvo en la medida en que la expresara toda la Junta, o que a esas resoluciones se las despoje arbitrariamente de todo sentido revolucionario.

Ambos pertenecen a la burguesía porteña. Saavedra comerciante y miliciano. Moreno abogado. Los dos tienen como significativo dato biográfico común una acuciante ansiedad de prestigio que sólo se logra con una fidelidad plena al grupo social, y con una actuación libre de toda sospecha de infidelidad potencial. En este sentido Saavedra no es hombre de confianza, y su consagración presidencial ha sido una imposición de las circunstancias. Sin Saavedra no había 25 de mayo, por la ruptura de la unidad militar. Era el presidente obligado, pero con características negativas para la burguesía: provinciano, plebeyo y con chance de heredar la popularidad de Liniers y convertirse en líder, todo lo cual lo hace un hombre peligroso. Y, aunque ese peligro lo atenúa su falta de ambiciones, no por eso la burguesía puede bajar la guardia y desprevenirse. Comienzan a manifestarse los tres tabúes sacros de la élite porteña: las provincias, la plebe y el liderazgo, y en mérito a esos tres tabúes esa élite se dedica desde el primer momento a suscitarle un rival dentro de la Junta, el Dr. Moreno con quien tiene afinidades profundas y quien jamás podrá ser ni filoprovinciano, ni filoplebeyo ni líder popular. El doctor Moreno es sólidamente aristocrático y europeísta, por lo cual se puede confiar razonablemente en utilizarlo como instrumento en la seguridad de que sus inclinaciones neojacobinas no saldrán nunca del plano literario y no lograrán vencer el peso de su firme ubicación social. La inteligencia al respecto es aguda. El carácter provinciano y plebeyo de Saavedra, constituye un peligro mayor que el neojacobinismo ideológico de Moreno, fatalmente destinado a ser inocuo, por no empalmar precisamente con lo provinciano y lo plebeyo.

Saavedra es un hombre de orden, totalmente ajeno a la idea de la democracia, y Moreno tiene una confusa e indefinida tendencia a la democracia ideológica. Pero el instinto de conservación de los grupos oligárquicos no se equivoca: el peligro democrático está en la promiscuidad plebeya de Saavedra y no en las elucubraciones teóricas del solitario intelectual Moreno. (En 1945 la oligarquía detectó fácilmente el peligro que representaba el coronel Perón alternando con dirigentes sindicales y no sintió inquietud alguna por las ideas de avanzada de los hermanos Ghioldi o de Alfredo Palacios). Pensara como pensara, Moreno pertenecía al ámbito de la "civilización" y Saavedra actuaba en una zona marginal a la "barbarie". (...)"


El "numen" de mayo

"(...) ¿Aspiraría el rey a que viviésemos en la misma miseria que antes y que continuásemos formando un grupo de hombres a quien un virrey puede decir impunemente que han sido destinados por la naturaleza a vegetar en la oscuridad y el abatimiento?..." Moreno piensa que el amado Fernando no puede pretender eso, y sugiere con estas disquisiciones que la solución está en la independencia americana bajo el cetro de la monarquía española. Lo cual no es una mala idea. Cuando cita en su apoyo el Contrato social de Rousseau, no lo hace en función de la democracia sino del pacto constitucional que debe ligar al monarca con sus súbditos. Eso sí, en el "plan de operaciones" si es que realmente fue escrito, son jacobinos el terrorismo y algunas proposiciones como la nacionalización de las minas y la confiscación de las grandes fortunas. Pero en realidad su republicanismo, lo debió expresar en tertulias con su reducido grupo de amigos, hasta entusiasmar a Domingo French y otros que fueron sus partidarios y sostenedores. Ese jacobinismo no despertaba resistencias en la burguesía portuaria porque al faltarle base social de sustentación, al faltarle el "demos", carecía de toda posibilidad operativa y estaba destinado, incluso contra su voluntad, a ser simplemente jacobinismo de salón, como el indigenismo. La burguesía estaba sí muy en guardia respecto de dos realidades subversivas bien tangibles: la plebe y las provincias, o sea las entidades que constituían el sujeto revolucionario, y que para ella paradójicamente eran los elementos de resistencia al cambio. Con ese fin lo enfrentó con Saavedra e inventó un conflicto ideológico para consumo de los jóvenes iracundos de entonces... y de los historiadores.

Surge así el primer mito de nuestra historia. Saavedra conservador. Moreno revolucionario. ¿Conservador de qué?... ¿Revolucionario de qué?... No conozco un solo proyecto de Moreno, social, político o económico, que haya sido vetado, impugnado u obstaculizado por Saavedra. Éste, que había aceptado el fusilamiento de Liniers como una necesidad política, se negó al asesinato de los miembros del Cabildo que Moreno propuso cuando se enteró de que habían jurado en secreto fidelidad al Consejo de Regencia. ¿Es eso oposición a un programa revolucionario?... Salvo el terrorismo, Moreno no presentó nunca proyectos que el reverendo Gregorio Funes a quien Ingenieros define caprichosamente como la antítesis de Moreno, no pudiera suscribir. Moreno no formalizó nunca propuestas que afectaran a la Iglesia, como la reforma eclesiástica de Rivadavia, por ejemplo. Y Funes y todos los clérigos que apoyaban el cambio, eran revolucionarios en cuanto liberales, en cuanto constituían el ala renovadora y progresista de la Iglesia. Como serían liberales Artigas, Güemes, Bustos y Pancho Ramírez. Todos estaban influidos por la filosofía del siglo en sus tres vertientes: inglesa, norteamericana y francesa.

El liberalismo es el común denominador de los personajes de la época; el punto medio entre el conservadurismo colonial y el extremismo republicano. Y la antítesis Moreno-Saavedra no se puede dimensionar ideológicamente. Es la primera manifestación del conflicto profundo entre Buenos Aires y el Interior, el primer choque entre civilización y barbarie. Saavedra es conservador en cuanto expresión popular, americana, nativa, aunque propugne la república. y Moreno es revolucionario incluso proponiendo la monarquía, porque representa lo europeo, lo antiespañol, lo no americano.

Es difícil entender por qué el europeísmo porteño ve en las provincias y en la plebe elementos de resistencia al cambio, teniendo, como tiene, planes de signo progresista y existiendo el antecedente de que esos elementos han sido los protagonistas de las rebeldías históricas al régimen colonial. La respuesta está en el complejo de barbarie de la burguesía portuaria, que niega avergonzada lo americano y hace planes de trasvasamiento racial. Treinta y tantos años después el ministro Guizot explicaba a la Asamblea Francesa que existen en la Argentina dos partidos, uno "europeo" y otro "americano". Este roce entre Saavedra y Moreno fue la primera manifestación de esa curiosa dualidad."


Historia argentina con drama y humor, Salvador Ferla. Biblioteca del pensamiento nacional, Peña Lillo - Ediciones Continente, Buenos Aires, 2006; capítulo "Mayo transfigurado", p. 147-153.


La verdad, yo extraño enormemente el apasionamiento, la irreverencia y la agudeza con que Salvador Ferla encaraba nuestra historia.


P.S.: de paso, acá quiero recordar un post acerca de las diferentes miradas sobre la Historia, de un blog al que también se lo extraña.