viernes, diciembre 30, 2011

Como veníamos diciendo...


Entre las lecturas que más me gustaron en estos últimos días del año, figura esta columna de Alfredo Zaiat (otra vez) que cita un trabajo académico que reúne varios temas recurrentes por estos lados, como los tratados aquí, acá o en este otro lugar. Se trata del documento del Cefid-AR Planificar el desarrollo, de los investigadores Claudio Casparrino, Agustina Briner y Cecilia Rossi. Sus conclusiones sintetizan en gran parte el "ideario permanente" de este blog:

"(...) Esos investigadores señalan que la aplicación de una política macroeconómica virtuosa en el marco de la estructura existente puede promover, como se ha verificado desde 2003, el incremento de la actividad, el empleo y la tasa de inversión, pero no permite por sí sola alterar los parámetros estructurales que definen las características de su desarrollo. Para alcanzar esa meta se necesita lo siguiente:

- La creación y/o desarrollo de actividades y cadenas de producción basadas en ventajas dinámicas y consideradas estratégicas para su posicionamiento en el mercado mundial.

- Cambios significativos en la distribución del ingreso para alcanzar estándares considerados deseables en términos sociales.

- Una sustitución de importaciones consistente con el superávit de la cuenta corriente del balance de pagos.

- La integración de la producción con los sistemas de ciencia y tecnología afín con el desarrollo de actividades estratégicas y el incremento de la productividad sectorial y sistémica.

- El desarrollo de infraestructura necesaria para la expansión de la actividad productiva y la conformación de una estructura productiva más densa y compleja.

- La paulatina eliminación de los déficit en infraestructura social y las asimetrías regionales al interior del país.

- El cese de las transferencias de excedentes económicos desde eslabones atomizados hacia eslabones concentrados de las cadenas de producción y distribución.

- Una adecuada intervinculación comercial y productiva a nivel regional, teniendo en cuenta la necesidad de profundizar los mecanismos de cooperación y coordinación económica frente a un contexto globalizado de creciente volatilidad.

Casparrino, Briner y Rossi explican que “la ingeniería pública institucional que, subsumiendo la gestión macroeconómica, la política productiva y científico-tecnológica, y la regulación de las tensiones sociales asociadas, tuvo por finalidad resolver estos nudos problemáticos en los países que han transitado con relativo éxito el pasaje al desarrollo, ha estado históricamente asociada a la planificación”. Sin embargo, a diferencia de las experiencias de países asiáticos con una planificación exitosa en términos económico-productivos pero en un marco de fuertes restricciones políticas, en Argentina las condiciones imponen una estrecha vinculación entre planificación, desarrollo y democracia. Por eso en el documento se señala que la planificación y el desarrollo sólo parecen ser posibles en el marco de una amplia incorporación de los sectores populares en una alianza social que otorgue una independencia política al Estado para subordinar a un conjunto de sectores tradicionales, en el proceso de proyección y concreción de planes de desarrollo a favor de cambios estructurales y distribución del ingreso."


P.S.: Podrá apreciarse en la foto a unas hermosas y simpáticas niñas surcoreanas haciendo la señal de la "V". Lo cual no significa (necesariamente) su adhesión al peronismo, ya que en su país ese gesto es una expresión de buenos deseos. Es lo mismo que quiere transmitir este bloguero para 2012, junto con la esperanza de una pronta y feliz recuperación de la Presidenta de la Nación.

sábado, diciembre 24, 2011

Recordando a Wall Street

Desde un punto de vista no muy frecuentado en la multitud de recordatorios dedicados en estos días a los diez años de la debacle argentina de diciembre de 2001, suelo pensar que si Arturo Jauretche hubiera vivido esos días le hubiera agregado varias páginas a la Zoncera Nº 28 de su Manual, la zoncera de la autodenigración argentina. Por eso decidí recuperar una "mirada de afuera" citada en el libro ¿Economistas o astrólogos? de Alfredo Zaiat (también aquí):

"El diario estadounidense The Washington Post, en una nota elaborada por su corresponsal Paul Blustein, describe con precisión la responsabilidad de bancos y operadores de Wall Street, con la complicidad de funcionarios, en el desastre de los ‘90. Recomendaciones falseadas sobre la salud de la economía argentina, comisiones abultadas por colocación de bonos y relaciones incestuosas entre ministros y secretarios de Estado con banqueros de primer nivel integran el libreto de esa crónica. Desenlace que no podía ser de otra manera que catastrófico, con la peor depresión, un quinto de la población desempleada y millones lanzados a la pobreza junto a la declaración de la cesación de pagos.

Muchos pretenden evaluar ese capítulo como parte del destino de un país incorregible y no como una parte de la propia naturaleza de la actividad financiera mundial. No entenderlo de esa manera llevará irremediablemente a caer otra vez en una nueva crisis que, de tanto repetirse, termina desgarrando a una sociedad exhausta."

Éste es el artículo de citado por Zaiat (su autor también le dedicó a nuestra crisis el libro And the money kept rolling in... and out), y acá hay una traducción al castellano. Por supuesto, recordar el rol jugado por el establishment financiero internacional no implica disminuir en un ápice la responsabilidad de los ejecutores locales, que no vacilaron en reprimir brutalmente y asesinar a decenas de argentinos cuando se les pudrió el estofado. Aquí va un fragmento inicial del artículo de Blustein, como para ir mechando entre los brindis de fin de año.


Argentina no cayó por sí sola
Wall Street impulsó la deuda hasta el final

por Paul Blustein
Redactor del Washington Post
Domingo 3 de agosto de 2003


"BUENOS AIRES -- Ah, los recuerdos: cenar con enormes bifes de carne argentina. Esquiar en bellas zonas lacustres de los Andes. Y hacer salidas hasta altas horas de la noche a algún "club de caballeros" en un barrio residencial de Buenos Aires.

Tales eran las diversiones que aguardaban a los banqueros de inversión, corredores y administradores de fondos que confluían en la Argentina a fines de los '90. En esos días, las firmas inversoras de Wall Street hablaban de la Argentina como una de las economías más "calientes" del mundo, mientras embolsaban fuertes honorarios por comercializar bonos y papeles de deuda del país.

Así se sembraron las semillas de uno de los colapsos económicos más espectaculares de la historia moderna, una debacle en la que Wall Street jugó un rol principal.

El país de las fantasías que representaba la Argentina para los financistas extranjeros, llegó a un final catastrófico a principios del año pasado [2002] cuando el gobierno declaró el default de la mayor parte de su deuda de u$s 141.000 millones y devaluó la moneda nacional. Una recesión estrangulante dejó a más de la quinta parte de la población activa sin empleo y lanzó a millones de personas a la pobreza.

Una revisión exhaustiva del comportamiento de los operadores de los mercados financieros en la Argentina revela la complicidad de Wall Street en aquellos sucesos. Banqueros de inversión, analistas y comercializadores de bonos sólo sirvieron a sus propios intereses cuando inflaron la euforia sobre las perspectivas del país, lo que tuvo resultados desastrosos.

Grandes firmas colocadoras de bonos ganaron casi u$s 1000 millones en sus operaciones de suscripción de bonos públicos argentinos durante la década 1991-2001, y los analistas de dichas firmas eran usualmente quienes generaban los informes más optimistas e influyentes sobre el país. Similares conflictos de intereses involucrados en investigaciones de analistas surgieron en torno a otros colapsos ocurridos durante la "era de la burbuja", tales como Enron Corp. y WorldCom Inc. En el caso de Argentina, sin embargo, la parte afectada no fue un grupo de accionistas o tenedores de títulos 401 (k), sino el segundo país más grande de América del Sur.

Hubo otros factores, además de los análisis optimistas, que impulsaron a los inversores extranjeros a volcar fondos en la Argentina, con una irresponsabilidad tal que hizo que el colapso que sobrevendría fuera aún más factible y devastador. Uno de ellos fue el sistema de Wall Street de calificar el desempeño de los administradores de fondos mutuales y de pensiones, quienes eran los principales adquirentes de bonos argentinos. De manera irracional, el sistema premiaba a quienes invertían en los mercados emergentes con el mayor nivel de endeudamiento, y la Argentina solía estar en el primer puesto de esa nómina en los '90.(...)"


Más adelante, entre muchos otros aspectos, Blustein se dedica a repasar las andanzas de los personajes de la foto que abre el post. Mis disculpas, no es una imagen muy adecuada para días festivos.

Como reflexión final, quizás si "Wall Street" fuera un ser capaz de expresarse, diría que no es su intención empujar al hundimiento de los países. Como el escorpión del cuento, está en su naturaleza.


P.S.: Mis mejores deseos de felicidad para todos los amigos y lectores de este blog. Y un abrazo de compañero a Iván Heyn, donde sea que esté.

miércoles, diciembre 07, 2011

Cambio de pantalla



Después de varias semanas de escasa o nula actividad bloguera, no me es fácil resumir mis impresiones (provisorias) sobre un período de la vida nacional que sin duda viene con bastantes novedades.

Algunas cosas eran previsibles antes del 23 de octubre, tales como el lugar irrelevante que pasó a ocupar la oposición política. Y quizás por analogía con las leyes de la Física, con la fuerza triunfadora en las elecciones consolidada como "centro de masa" de la política nacional, era de esperar que salieran a la luz discrepancias internas antes veladas. Al fin de cuentas, no es la homogeneidad de ideas y proyectos algo que caracterice a la coalición llamada "kirchnerismo" (como lo muestra Lucas acá, por ejemplo).

También era previsible que la oposición realmente existente se iba a ocupar de publicitar y fogonear hasta la más mínima de esas diferencias. Así sucedió con los roces (reales o presuntos) con el sindicalismo (recomendable, como de costumbre, lo que escribe Abel sobre el asunto). Otro motivo de agitación (que ya perdió actualidad), las operaciones sobre el tema cambiario. Y para sumar al panorama, las palabras de la Presidenta ante la UIA o los anuncios sobre eliminación de subsidios le permitieron a analistas de variado pelaje proclamar un "giro a la derecha" del Gobierno.

Yo lo veo de otra manera. Cristina viene hablando de que se está entrando en una etapa de "sintonía fina" y para mí hay otra palabra que viene al caso y es "muñeca". Se va a necesitar muñeca en la gestión y en la comunicación de la gestión, temas en los que el Gobierno no dejó de presentar déficits en estos ocho años. Un mejor manejo del tema de la quita de subsidios, por ejemplo, habría evitado broncas como ésta de la compañera Anyuletta... (De paso, acá un punto de vista crítico y a mi parecer equilibrado sobre el asunto).

Pero más que opinar sobre una medida en particular, prefiero opinar sobre el "instrumento de medición" (para volver a la Física). Es muy común debatir sobre el carácter de "progresista" de cualquier proyecto o decisión política, pero ese criterio suele ser insuficiente para analizar la realidad. Una medida aislada que afecte a un sector privilegiado o que beneficie a un sector postergado, o que implique una reivindicación para una minoría, puede ser saludada con entusiasmo, seguido de una decepción cuando se tome una medida percibida como de signo opuesto, o se postergue algún proyecto valorado positivamente.

Quizás de ahora en adelante sea cada vez más necesaria una visión de conjunto, teniendo como dato (tantas veces obviado por los comentaristas críticos) la situación mundial que dista de ser venturosa. Y creo que desde esa visión de conjunto los objetivos no son difíciles de señalar: preservar (o aumentar) los puestos de trabajo; defender (o mejorar) la situación de las capas menos favorecidas de la sociedad, aunque eso implique una postergación de las demandas de los que están algunos escalones más arriba; mantener (o aumentar) la competitividad de la economía; mantener una fortaleza fiscal y financiera que sirva de defensa contra los embates de la crisis mundial... Todo eso, con el trasfondo de una transición política (a corto, mediano o largo plazo, según lo que a cada uno le parezca) incierta e inevitable.

No son tareas fáciles, en una Argentina con una economía altamente extranjerizada, con capitalistas de escasa o nula vocación nacional y altamente propensos a la fuga de capitales, y que en pasados no muy lejanos abrazaron con entusiasmo otros "modelos" que implicaron el saqueo y vaciamiento del país.

En fin, estas no dejan de ser impresiones personales sobre las formas de analizar la realidad y no es que uno quiera imponerle a otros sus propios puntos de vista. Pero yo, el "progresómetro", hace rato que lo tengo archivado.

Vaya para terminar, un fragmento de la nota de Mario Wainfeld sobre el discurso de la Presidenta en la última Cumbre del G-20:

"(...) El discurso de la presidenta Cristina distó mucho de ser una arenga bolivariana, dato que deberían computar quienes diagnostican (o se preguntan por) la “chavización” del kirchnerismo. Su floja costumbre es simplificar al extremo y meter ruido homologando proyectos y sociedades muy disímiles. En la aldea global e hipermediatizada nadie habla solo (y muy pocas veces principalmente) para su auditorio directo. Las palabras de la Presidenta interpelan a su sociedad, al empresariado local, a su sector financiero, que quiere jaquear a un gobierno recién revalidado. Y, bien miradas, también significan una promesa y un compromiso. La Argentina dista mucho de ser “un país capitalista normal”, ni qué decir justo. Mucho se ha avanzado en ese sentido con la restitución de la política y el poder estatal como herramientas insustituibles. Pero mucho más queda por hacerse en aras de la igualdad, del acceso universal a bienes y derechos básicos, de la equidad fiscal, de la lucha contra la evasión y la explotación.

El mensaje alerta a otros actores, también debería iluminar a quienes, en las propias filas del kirchnerismo, se sientan tentados de incurrir en la soberbia de creer que un triunfo electoral impactante es una meta y no el primer paso de un nuevo camino. Al fin y al cabo, un voto plebiscitario es una retribución por lo pasado y un conjunto creciente de demandas para el futuro."

domingo, diciembre 04, 2011

Día histórico




No exageraba el Comandante al celebrar la cumbre que marcó la fundación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe como una jornada histórica. Mi saludo es también un homenaje a un grande de la música, la poesía y la cultura afroperuana, Nicomedes Santa Cruz.