sábado, enero 07, 2012

Habla Abal Medina

Cuando saqué este post no me imaginé que al poco tiempo iban a llover las parrafadas de José Pablo Feinmann para reactualizar mis ideas sobre la incomprensión que rodeó al Perón del retorno y que JPF parece querer dejar cristalizada como verdad revelada para toda la eternidad.

No quiero cargar las tintas sobre JPF, un tipo que es capaz de escribir cosas valiosas (como las que rescaté aquí o acá). Pero a su edad ya debería haberse dado cuenta que la autorreferencialidad y la postura de "intelectual crítico independiente" son malas consejeras, sobre todo cuando primero le da un reportaje a La Nación y después tiene que escribir un descargo patético como éste.

El caso es que el hombre parece tener una obsesión por "matar al padre" y por "superar al peronismo", y en ese tren no vacila en abonar el mito del "camporismo bueno" que fue echado del gobierno por el "Perón malo" del '73. Supongo que cree que los 49 días de la "primavera camporista" fueron una oportunidad perdida para su anhelada "superación del peronismo" y ahora se ilusiona con que el kirchnerismo lleve a cabo la tarea frustrada en aquella época, por supuesto bajo su guía filosófico-política.

Aún a riesgo de irritar espíritus sensibles, veo como negativa y engañosa la actual pasión de JPF por una etapa que, más allá de la euforia y la movilización juvenil y popular, exhibió dosis excesivas de "infantilismo revolucionario", imprudencia, mesianismo, inexperiencia e incompetencia política en la mayoría de sus dirigentes. Sin olvidar que sus líneas esenciales (en economía y política exterior, sobre todo: Pacto Social; acercamiento al mundo socialista y a los No Alineados; ruptura del bloqueo a Cuba) habían sido fijadas por Perón y tuvieron continuidad durante la tercera presidencia del General. No es una crítica ideológica la que le hago a los sectores que se identificaban con Cámpora en esa época (y al entusiasmo feinmanniano) sino política. Algo que se engancha justamente con lo que señala JPF en este otro reportaje:

"En política, a veces, hay que dar dos pasos. Dar tres o uno, es un error. Si se dan tres es posible que no puedas sostenerlo y que se convierta en un retroceso. Si se da uno, es que no hubo voluntad suficiente. Ahora, el que da los dos pasos, y los dos pasos adecuados, está convirtiendo la política en posibilidad, en el sentido heideggeriano."

Claro que Feinmann aplica esos conceptos al gobierno actual, que por suerte tiene muchísimo más manejo político que el "camporismo" del '73. Pero olvida que en esa época que él añora, si alguno quería dar tres pasos, saltaba otro que quería dar diez, y el que quería parar un cacho la pelota era
un "cagón" o un "traidor". Del retroceso que vino después, mejor no hablar...

Sobre la necesidad de JPF de "matar al padre", creo que Manolo apunta correctamente aquí al fondo de la cuestión. Pero para mí la cosa va más allá: con su machacona insistencia en la "derechización" de Perón, Feinmann oculta que el proyecto del General era la única alternativa en ese momento a un destino como el que nos tocaría en suerte a partir de 1976, con "guerra sucia" y economía de tierra arrasada en íntima asociación. O pretende ignorar las siderales distancias entre la situación política de 1973-74, signada por la violencia, y la actual, al comparar "políticas de seguridad". En fin, y como no voy a escribir un libro de 1602 páginas para seguir refutando a JPF, prefiero recomendar como lectura de verano algunas entrevistas ya veteranas a Juan Manuel Abal Medina (padre), integrante "brillante" (según Feinmann) de la "juventud maravillosa" y uno de los máximos exponentes del "camporismo", que vio a Perón y las cosas que pasaban mucho más de cerca que JPF o cualquier otro. Va un fragmento:

"(...) El propio Perón había designado a Abal Medina como secretario general del movimiento en agosto de 1972. Un nacionalista, con apellido reivindicado por la juventud, con buenos contactos militares y la amistad de Lorenzo Miguel y José Ignacio Rucci: el centro ideal desde el cual manejar los hilos de lo que se vendría."Perón encandilaba. Para la gente tenía imagen poco menos que de santo, pero mano a mano parecía un hombre de campo, con una sabiduría política notable. Era fascinante. Lo que me ordenó fue actuar como puente entre las dos grandes fuerzas de ese momento: la juventud y el sindicalismo."

- ¿Y López Rega?

"En 1972, en Madrid, lo suyo era servir el café. O nos iba a buscar al aeropuerto. Ya hablaba de cosas raras. Cuando programábamos el retorno, él hizo cartas astrales de todos: del general, Isabel, Cámpora, yo y él mismo, para determinar la fecha exacta. Nadie le hacía caso. La fecha del 17 de noviembre surgió cuando Alitalia confirmó que nos podía alquilar el charter. Pero Perón estaba muy solo, y esa especie de enfermero-valet se le fue haciendo indispensable a medida que su salud empeoraba. En 1973, antes de las elecciones del 11 de marzo, voy a Madrid y encuentro a Perón desmejorado, muy lento: "Ando cansado", me dijo. Comí solo con Isabel y López Rega y, por primera vez, los escuché hablar de política. "

- ¿Qué decían?

"Intentaron sembrarme intrigas sobre la lealtad de Cámpora, un disparate total. Raúl Lastiri (yerno de López Rega, y luego remplazante de Cámpora en la presidencia, hasta que asumió Perón), un buen peronista y amigo, nos había avisado a Lorenzo Miguel y a mí: "Mi suegro está en una conspiración, ojo que le están llenando la cabeza al general". Tenía razón. López Rega había ido creciendo, empezó a rodear a Perón de gente de ultraderecha y de los servicios de inteligencia, y se largó contra Montoneros, diciendo que se querían quedar con toda la juventud y todo el Movimiento. En eso, la verdad, había mucho de cierto."

- La pulseada fue en Ezeiza, el 20 de junio de 1973.

"Hubo una ruptura anterior. Rodolfo Galimberti (quien aparecía como dirigente de la Juventud Peronista, pero había ingresado secretamente a Montoneros) anunció en un acto la creación de "milicias populares". Cámpora aún no había asumido, y se armó un escándalo nacional. Para colmo, anunciaron allí la creación de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) con lo cual le declaraban la guerra al sector sindical. Yo estaba en ese acto, y cuando me tocó hablar desmentí las dos cosas. Todavía tengo la filmación. Nadie se enteró de la desmentida. Perón terminó echando a Galimberti, y los sindicalistas veían a la juventud como enemiga. Para el 20 de junio, las cartas estaban jugadas.(...)"

Desde ya, esto de revolver en el arcón de los recuerdos no tendría mucho sentido si uno no pensara que sirve para interpelar el presente. Porque como reza la frase de Martin Heidegger tantas veces citada por José Pablo Feinmann en su muy recomendable La Filosofía y el barro de la Historia, "el origen es aún".


P.S.: Aquí, un documental sobre los últimos tiempos de la vida de Perón, con testimonios de Abal Medina entre otros.

martes, enero 03, 2012

Aires vieneses

Hace algo más de dos meses tuve la oportunidad de visitar esta bella e histórica ciudad, un lugar donde nadie parecía tener motivos de queja o preocupación (salvo excepciones, como una manifestación árabe en repudio del gobierno sirio, o una campaña contra el sacrificio de animales para consumo). Si bien tanto los diarios como la televisión estaban pendientes de la crisis europea, la sensación en la calle era la de estar mirando el hundimiento del Titanic desde su cubierta superior o desde una orilla lejana. No sé cómo estarán las cosas ahora después de la amenaza de Standard & Poor's de rebajar la nota crediticia de Austria y otros 14 países de la eurozona.

Más allá de las circunstancias, todos los 1º de enero los vieneses envían un mensaje de "esperanza, paz y amistad" al mundo, a través del Concierto de Año Nuevo en la Ópera del Estado de Viena. Y quizás esta música sirva para insuflarle algo de optimismo decimonónico a la vieja y desorientada Europa. Veamos acá cómo alguien nacido en estas pampas aprovechó esa oportunidad para manejar con puño de hierro a las masas vienesas.