jueves, enero 31, 2008

Como decía don Raúl...

...me voy al Sur, al mar y al frío (bueno, sólo por unos días). Mientras tanto, dejo un obsequio que no los va a defraudar. Que lo disfruten.

boomp3.com


Antonio Carlos Jobim & Elis Regina - Modinha (Jobim-Vinicius de Moraes)

(del disco Elis & Tom - 1974)

martes, enero 22, 2008

Buenos muchachos

El amigo Lucas Carrasco publicó en su blog un texto de homenaje a Don Arturo Illia, al cumplirse 25 años de su muerte. Hace un tiempo yo también le dediqué un post al ex presidente, citando una nota elogiosa de Luis Bruschtein. Aunque hoy, gracias a cosas como las que recordó Manolo o a este artículo, daría una visión más crítica. Sin dejar de reconocer las virtudes cívicas de Don Arturo, habría que desterrar la idea interesada de que durante su época se vivió un "paraíso republicano", que en realidad nunca existió. Y el problema político de falta de legitimidad de su gobierno no llegó a resolverse, en parte por sus propias falencias y en (gran) parte porque sus adversarios eran bastante más "apresurados" que él. Igualmente sigo pensando que su derrocamiento marcó el fin de una oportunidad para llegar a una democracia sin proscripciones, y que el país lo pagó muy caro.

En realidad la intención de este post no es abrir una polémica sobre Illia sino la de aportar una lectura veraniega, que pone el foco no en su gobierno sino en los enemigos que tuvo y cómo actuaron. Quizás algunos párrafos suenen bastante actuales (cierta gente no se caracteriza por la originalidad).


Las grandes empresas condenan al gobierno

(...) El derrocamiento del gobierno del Dr. Illia obedeció a una multiplicación de causas aparentemente entremezcladas, entre las que parece destacarse la económica.

El gobierno radical, con su sensibilidad socializante y su orientación nacionalista, aún moderada, era poco apreciado en los medios económicos. Los ejecutivos obsesionados por la eficiencia consideraban a esos políticos de comité y su retórica electoralista como algo lamentablemente arcaico. Los empresarios monopolistas, los banqueros e incluso los productores rurales no esperaban nada bueno de esos políticos provinciales que no sentían ninguna simpatía por el gran capital y se dedicaban a la defensa de los débiles. Además, como lo confirmaron las primeras decisiones del gobierno de Illia, particularmente en materia petrolera, el "dogmatismo ideológico" de esos dirigentes impenitentes detendría el impulso industrialista del país. La "sucursalización" de la Argentina en el marco de la redistribución neocapitalista de las inversiones en las naciones periféricas se enfrentaba con un obstáculo imprevisto. Los inversionistas y los industriales extranjeros añoraban la época frondizista y a los desarrollistas con los que era tan fácil entenderse.

La reputación de incapacidad del nuevo gobierno nació de esas nostalgias y de esas divergencias. No reinaba el clima de confianza propicio para las inversiones extranjeras, y el "social mercantilismo" frondizista nada hacía para contribuir a crearlo, al contrario. El gobierno no alentaba el ingreso desordenado de capitales extranjeros que vendrían a engrosar una deuda externa ya excesiva que ascendía a 2.600 millones de dólares en octubre de 1963 y, se estimaba, ascendería en 1964 y 1965 casi el 35% del valor de las exportaciones de 1963 (27). Las inversiones extranjeras suman 34,6 y 33,8 millones de dólares en 1963 y 1964, contra 100 a 120 millones durante el gobierno de Frondizi.

El gobierno de Illia, sin embargo, ayudado por buenas condiciones climáticas, logró restablecer la situación, a pesar de la grave recesión que afectaba al país desde mediados de abril de 1962. El balance comercial, cuyo saldo era negativo desde 1959, se recuperó brillantemente en 1963.

Saldo del balance comercial (en Mu$s)

1961 -496,2
1962 -140,4
1963 +384,4
1964 +336,1
1965 +294,8
1966 +468,9

(
Fuente: Comercio exterior argentino)

El gobierno radical lanzó un plan de desarrollo para terminar con la recesión y corregir sus consecuencias económicas y sociales. Curiosamente, su esfuerzo fue violentamente criticado por los mismos (*) que, por su política económica, habían provocado la depresión de 1962-63. En 1963, la producción industrial cae en un 12% con relación a 1961. En 1964, el Producto Bruto Interno crece por encima del 8% y el índice del volumen físico de la producción industrial (base 1963 = 100) pasa de 113,7 a 126, 7 en 1965.

Con todo, los medios económicos se mostraban descontentos, y más lo estaban a medida que se consolidaba la recuperación. Las memorias anuales de la Unión Industrial Argentina así lo atestiguan.
"Ineficiencia", "intervencionismo estatal desacreditado", "demagogia electoral", todas las críticas aludían a que el gobierno violaba el sacrosanto principio de laissez faire, laissez passer, incrementaba las cargas y disminuía los beneficios de los industriales. Obvio es decir que no confiaban en una administración que hacía pasar la "redistribución más justa de la riqueza" antes que la "creación de una mayor cantidad de bienes" (28). La congelación de la tarifas públicas y la fijación de precios máximos para los productos de primera necesidad, la reglamentación de las operaciones con divisas, la participación del Estado en el mercado internacional del trigo, eran otras tantas manifestaciones de un dirigismo insoportable.

Asimismo, la anulación de los contratos petroleros y las "inquietantes perspectivas" en materia energética, la limitación de la importación de bienes de equipo o la supresión de las deducciones impositivas destinadas a inversiones agropecuarias eran datos objetivos que "desalentaban" las inversiones y mantenían la hostilidad de los empresarios.

El déficit presupuestario era el argumento preferido de los hombres de negocios. Sucedía que el gobierno trataba de reactivar la economía a través de la demanda, poniendo en práctica una política de expansión monetaria y de control de precios. La depresión había provocado un marcado retroceso en la participación de los salarios en el ingreso nacional que los radicales buscaban remediar con la promulgación de una legislación social progresista (salario vital y móvil, reforma del derecho de despido) con la finalidad de establecer un equilibrio más justo en la distribución del ingreso.

Las leyes sociales fueron tomadas como si se tratara de un sabotaje de la economía argentina. El distanciamiento entre la clase política y la clase dominante había llegado a un punto de ruptura previo al enfrentamiento. La patronal aspiraba a recuperar el control directo del Estado. La Sociedad Rural y la Unión Industrial Argentina atribuyeron efectos inflacionarios al salario vital y móvil (29). Es verdad que, como señalaba la revista de los businessmen argentinos, el Economic Survey, portavoz del capitalismo liberal, en veinte meses de gobierno la inflación había sido del 57,2% (30). ¡Hagamos tabla rasa con el pasado, parecían decir a su vez los financistas! Las organizaciones patronales se movilizaron intensamente contra el proyecto de ley sobre despidos, calificado como
"corruptor de la moral de los trabajadores" (31) por mejorar las indemnizaciones de los despedidos. Las amenazas de represalias económicas y las presiones llegaron a tal extremo que el presidente Illia se vio forzado a vetar la ley aprobada por el Congreso. Los comentaristas económicos convertían en "monstruoso decreto" a un texto legislativo que limitaba las ganancias de los laboratorios farmacéuticos, extranjeros en su mayoría (32). La Sociedad Rural rechazó por "totalitaria" una ley que permitía al Poder Ejecutivo reglamentar los precios al consumidor; y la asociación de los estancieros trazaba a propósito del decreto el cuadro apocalíptico de una Argentina arruinada y hambreada por la demagogia. El cártel de la libreempresa, ACIEL, que federa entre otros a la UIA y la Sociedad Rural, declaró inconstitucional y fuera de la ley a la intervención del Estado en la vida económica (33).

Los poderes económicos se comportaban ante el débil gobierno de Illia, que dudaba sin embargo entre el centro derecha y el centro izquierda, como si se tratara de un gobierno revolucionario, como si los radicales, ajenos en realidad a cualquier inclinación colectivista, hubieran decretado su expropiación. La oposición patronal tomó el camino de la desobediencia civil. Los industriales saboteaban el plan de recuperación económica negándose a pagar los impuestos y las cargas sociales. Según algunas fuentes, las deudas que el sector industrial mantenía con la Tesorería habrían llegado a ser, en junio de 1966, prácticamente iguales al déficit de los ferrocarriles, lo que no es poco decir (34).

Cierta agitación entre los obreros temporarios de la Pampa húmeda (35), una situación explosiva en Tucumán causada por la superproducción de azúcar, bastaron para que la bonachonería de un gobierno paternal fuera considerada como complicidad con la subversión. Incluso se pretendía que la acción deletérea del comunismo se manifestaba en las inocentes cooperativas de crédito que, aprovechando el apoyo gubernamental, es verdad, hacían una competencia "desleal" a los grandes bancos (36). Pero entramos en otro terreno. Ya no se trata de la expresión de apreciaciones divergentes sobre la política económica, sino de la preparación del derrocamiento de las autoridades constituidas.


(27) E. Eschag y R. Thorp, "Las políticas económicas ortodoxas de Perón a Guido (1953-63). Consecuencias económicas y sociales", en A. Ferrer y otros, Los planes de estabilización en la Argentina, Buenos Aires, Paidós, 1969, p. 124.
(28) Unión Industrial Argentina, Memoria y balance, 1963-1964, Buenos Aires, 1964, p. 23.
(29) Sociedad Rural Argentina, Memoria, 1964-1965, p. 55.
(30) Economic Survey (Buenos Aires), 17 de agosto de 1965.
(31) "Las reformas a la ley 11.729 en el Senado", Economic Survey, 25 de enero de 1966.
(32) "El monstruoso decreto 3042/65", Economic Survey, 4 de mayo de 1965.
(33) "Ante un nuevo año", La Nación, 2 de enero de 1966; en este editorial, el diario de los Mitre se convirtió en vocero de ACIEL contra el gobierno.
(34) Según las cifras proporcionadas por S.L. Bailey, "Argentine search of consensus", Current History, noviembre de 1966, p. 55.
(35) Durante las cosechas de maíz y girasol se produjeron huelgas con ocupación de los lugares de trabajo. La Sociedad Rural calificó a esas acciones de "delitos" y "ultrajes" (SRA, Memoria, 1965-1966, p. 71).
(36) Ver "La verdad sobre las cooperativas de crédito", Suplemento Recova, Buenos Aires, mayo de 1966, 20 págs. Según este texto (p. 16), se trataría de un movimiento subversivo contra el sistema bancario argentino análogo al que, a partir de 1946, precedió en Checoslovaquia el "golpe de Praga" y el derrocamiento de Benes.

Alain Rouquié, Poder Militar y Sociedad Política en la Argentina II (1943-1973), Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1983. Extraído del Capítulo 6: El golpe de Estado programado y la implantación de la autocracia "transformadora", p. 240-243.


(*) No está de más recordar algunos de los nombres que ocuparon el cargo de ministro de Economía durante el gobierno de José María Guido, desde abril del '62 hasta la asunción de Illia en octubre de 1963: Federico Pinedo, Álvaro Alsogaray (a) El Chancho y José Alfredo Martínez de Hoz (a) Joe.

(Aclaro que las negritas, el link y el asterisco son aportes propios.)

lunes, enero 14, 2008

Innovando

Un módico revuelo causaron algunas de las palabras del ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en este reportaje (bastante poco incisivo, para mi gusto. Y el patético amonestador mediático Nelson Castro tampoco estuvo muy brillante, como era de esperar, al entrevistarlo en El Juego Limpio).

Las primeras voces de alarma se escucharon en la blogósfera, por los pagos del Criador de Gorilas y de nuestro amigo el Dotor. Ya la cosa cambió de escala con esta nota de Atilio Borón, correctamente descuartizada por el Lic. Baleno. Y hoy Norma Giarracca hace un muy buen aporte desde las ciencias sociales, tratando algunas cuestiones de fondo.

Incursionando por una vez en mi lado profesional (*), aporto un comentario sobre la nota de Borón. Éste menciona al "célebre (?) Informe Gulbenkian" como "prueba" de que "el viejo paradigma "newtoniano-cartesiano" entró en crisis en las propias (mal llamadas) "ciencias duras". Y cita como uno de los redactores de ese Informe a Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química en 1977, quien tras sus notables aportes a la termodinámica se dedicó a llevar sus nociones de caos, desorden, estructuras disipativas, etc., al nivel de paradigma universal, lo que le valió p.ej. ser entrevistado en el programa de M. Grondona. Y con lo cual (en mi humilde opinión) le abrió un campo fértil a la charlatanería y a múltiples formas de pseudociencia (los interesados pueden leer este artículo). Flaco favor le hace Borón a las ciencias sociales pretendiendo desacreditar la metodología de las "ciencias duras" con esos argumentos de cuarta.

No veo por qué los que se dedican a las ciencias sociales y humanidades deberían alarmarse por las opiniones de Lino Barañao. Al fin de cuentas, el Conicet tiene sus áreas y sus respectivas comisiones de evaluación perfectamente separadas y no se me ocurre que el ministro vaya a meter mano ahí, por más que "a veces los trabajos en sociales le parezcan teología". Más bien habría que fijarse en cuáles son los objetivos de este ascenso de rango de dependencia, de Secretaría a Ministerio. Porque como bien dice Primo Louis en un comentario al post del Criador, la cosa pasa por otro lado:

Barañao está ahi para otra cosa, el énfasis está puesto en la transferencia. No le importa otra cosa, la gente de ciencia básica también está que trina.

Para entender un poco más del asunto, mejor recurrir a los amigos del Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología, que suelen tener las cosas bastante claras:


Cristina Fernández de Kirchner / Lino Barañao

La decisión política de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de crear el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (CyT) ha sido una medida que jerarquiza al sector, históricamente recluido a nivel de una Secretaría ejecutiva pero nunca de definición de políticas.

Como todos sabemos, el Dr. Lino Barañao ha sido la persona designada para conducir ese Ministerio. Por el momento no se conoce si para ejecutar sus acciones el nuevo Ministerio de CyT quedará supeditado a las decisiones del GACTEC (Gabinete Científico Tecnológico), o si tendrá independencia en la decisión y ejecución de proyectos y podrá contar con cualquier organismo nacional de CyT para esos menesteres.

De cualquier manera, el nuevo Ministerio seguramente tendrá otro protagonismo en un escenario que suponemos más favorable, con mayor autonomía y con poder de decisión para incidir en los rumbos a tomar. Por manifestaciones públicas de la presidenta Fernández de Kirchner y del ministro Barañao, es claro que la interacción público-privada (habitualmente subsidiada por el Estado) continuará siendo uno de los ejes de la políticas en CyT de la nueva administración, como sucedió en el período 2003-2007 en el cual se incorporaron prebendas al sector empresario (Ley 26.270), que complementaron a las definidas en la década del '90 (Ley 23.877).

El problema de esas leyes es que no son sólo para Pymes (que sería lo razonable) como habitualmente se dice, sino que a esos beneficios pueden acceder empresas de cualquier envergadura y origen de capitales siempre que tengan domicilio legal en el territorio argentino. Es decir, en el marco de esas leyes se pueden otorgar subsidios a quienes no lo necesitan (grandes empresas nacionales y multinacionales).

Este eje público-privado subsidiado se confirma con la reciente ampliación a 40 millones de pesos del cupo de crédito fiscal (subsidios) destinado a fomentar la inversión de las empresas en proyectos que involucren CyT; proyecto aprobado recientemente por la Cámara de Senadores que fuera promovido por el ex ministro, Lic. Daniel Filmus (Página/12 del 13-12-07 - web del Ministerio de CyT).

Sin embargo la jerarquización del sector CyT promovida por la Presidenta de la Nación obviamente no puede quedar supeditado al desarrollo de sólo un sector de la sociedad, sino de todos y, en especial, del sector público. En efecto, la sociedad, que es quien financia la CyT, debe apropiarse del conocimiento y no ser sólo un espectador marginal del festín de otros.

En ese sentido, en su mensaje ante la Asamblea Legislativa, la Presidenta hizo reiteradas manifestaciones a sus políticas de inclusión social, hecho que permite pensar que el desarrollo de emprendimientos públicos no va a quedar nuevamente en la nada. Así, fue muy clara cuando dijo: "Yo no he venido a ser Presidenta de la República para convertirme en gendarme de la rentabilidad de los empresarios; que se olviden".


Un toque de optimismo le han puesto los colegas del Grupo de Gestión al último párrafo. La verdad, yo prefiero ver para creer.


(*) Aclaración: en mi vida pre-blogger fui compañero de estudios de Lino Barañao en Exactas de la UBA, y actualmente sigo siendo doctor en Química (es decir, colega suyo).


Post Scriptum: tras largas meditaciones logré redactar un comentario a este post de Manolo. Lo agrego acá como aporte.

Manolo:
Muy atinado tu punto de vista. El debate sobre estos asuntos se puede disparar en múltiples direcciones, así que voy a tratar de ir a lo concreto según mi criterio (que todavía lo estoy elaborando). Para mí, la creación del Ministerio apunta sobre todo a darle una mayor escala a lo que ya venía haciendo la Agencia de promoción científica y tecnológica (ver aquí), que estaba justamente a cargo de Barañao. Y en la página del Ministerio (clickear en Información Institucional) está el artículo de la ley 26.338 que fija las funciones y objetivos que tiene que cumplir. Está claro que el énfasis está puesto en el desarrollo y la innovación tecnológica para el sector productivo, sobre todo en las 3 áreas famosas (SW, BioT y NanoT). La preocupación del Grupo de Gestión que cité en mi blog parece justificada porque no se dan precisiones sobre proyectos prioritarios a ser desarrollados por los entes públicos.

Igualmente no hay que olvidar que la mayoría de los entes estatales donde se realiza investigación (INTI, INTA, CNEA, CITEFA, CONAE, etc.), además de las Universidades, quedan fuera de la órbita del nuevo Ministerio. La ley establece una coordinación y evaluación de sus actividades por parte del MINCyT, pero es de suponer que sus actividades van a seguir siendo básicamente las mismas. Y en cuanto al Conicet (que financia a investigadores tanto en ciencias "duras" como "blandas") no tengo noticias de que vaya a haber ningún cambio.

Entiendo que cada uno mire las cosas desde su propia quintita, pero suele perderse de vista que hoy en día muchísimos proyectos necesitan ser encarados en forma multidisciplinaria. Por ejemplo, supongamos una comunidad de una provincia X que sufre problemas de falta de agua, degradación de suelos, falta de fuentes de trabajo con consecuencias de emigración, drogadicción y delitos entre los jóvenes, etc. Un proyecto integral que intente mejorar esa situación tiene necesariamente que involucrar una cooperación o una simbiosis (usando al título de tu post) entre especialistas en áreas técnicas Y sociales.

viernes, enero 04, 2008

Nuestra América

Falto de motivación para dedicarme a temas de actualidad, decidí apartar la atención de los avatares de valijas venezolanas y selvas colombianas y apuntar más alto, pero bien alto. Por ejemplo, ocuparme de José Martí.

Curioseando con Google me encontré con este artículo del autor del libro "La Argentina en Martí". Ahí me enteré de que el poeta cubano colaboró con nuestro diario amigo como corresponsal en Estados Unidos entre 1882 y 1891, y entre otras cosas, que fue nombrado cónsul de nuestro país en Nueva York, cargo que abandonó para dedicarse de lleno a la lucha por la independencia de Cuba. Un detalle curioso (o no): la primera crónica que publicó Martí en La Nación fue censurada por la dirección del diario, por considerarla "demasiado radical"...

Buceando por otros lados descubrí este párrafo, que liga a la figura de Martí con la de Domingo Faustino Sarmiento:

"Después de 1874, cuando entrega el mando a Avellaneda, Sarmiento sigue su carrera política y la escritura epistolar, atento a la patria hispanoamericana, como lo atestigua la carta abierta que en 1887, poco antes de morir, le escribe en La Nación a Paul Groussac, un ilustrado crítico extranjero asentado en Buenos Aires, para solicitarle que difunda en francés un artículo del poeta cubano José Martí sobre la Estatua de la Libertad en Nueva York." [1]

¿Habría sido el cubano un admirador incondicional de los Estados Unidos, como en buena medida lo fue nuestro Sarmiento? No me parece una cuestión importante hoy día, por lo menos no tanto como rescatar su texto de 1891, "Nuestra América". Dedicado a la América que se extiende desde el Río Bravo hasta Tierra del Fuego, a su historia, su identidad, sus luchas, sus sueños de unidad, sus formas de gobierno. Y justamente en su blog, un profesor de la Universidad de Texas en Arlington contrapone las ideas de Martí con las del sanjuanino:

"(...) La identidad autóctona. “Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero.” Una de las dimensiones más contestatarias y modernas de "Nuestra América" es la desarticulación de la fórmula sarmientina de Civilización vs. Barbarie, la cual conlleva toda una reconceptualización de la relación entre el continente latinoamericano y el resto del mundo occidental del momento.(...)

(...) Martí establece una serie de oposiciones simbólicas sobrepuestas. El término"civilización" es ligada al "criollo exótico" y a la "falsa erudición." Luego, podríamos añadir a esta cadena de asociaciones, a los "políticos exóticos," los que imitan sin crear lo nuevo. Por otro lado, tenemos "barbarie," que Martí reconstruye como término afirmativo por medio de vínculos al "hombre natural," el "mestizo autóctono," "la naturaleza" y el gobernante creador. Los contornos disciplinantes de los argumentos de Domingo Sarmiento -- la imposición de la letra civilizada, importada, a un terreno y una cultura nacional -- es invertida por el rechazo del "libro importado" y la exaltación del "tronco" cultural netamente americano. Si Sarmiento concibió el subdesarrollo en términos orientalistas, haciendo del campo argentino un salvaje Sahara americano, Martí condena a los afrancesados, los madrileños, los yanquis y los traidores latinoamericanos que se sumen a ellos y el régimen colonial que perdura en el presente a pesar de la independencia política."

Para terminar, algunos párrafos escogidos de "Nuestra América":

"(...) Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.

No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados. Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos. Los que se enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una, las dos manos. Los que, al amparo de una tradición criminal, cercenaron, con el sable tinto en la sangre de sus mismas venas, la tierra del hermano vencido, del hermano castigado más allá de sus culpas, si no quieren que les llamen el pueblo ladrón, devuélvanle sus tierras al hermano. Las deudas del honor no las cobra el honrado en dinero, a tanto por la bofetada. Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.(...)

Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo, hunden las manos en la masa, y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino, de plátano; y si sale agrio ¡es nuestro vino! Se entiende que las formas de gobierno de un país han de acomodarse a sus elementos naturales; que las ideas absolutas, para no caer en un yerro de forma, han de ponerse en formas relativas; que la libertad, para ser viable, tiene que ser sincera y plena; que si la república no abre los brazos a todos y adelanta con todos, muere la república. El tigre de adentro se entra por la hendija, y el tigre de afuera. El general sujeta en la marcha la caballería al paso de los infantes. O si deja a la zaga a los infantes, le envuelve el enemigo la caballería. Estrategia es política. Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la salud; pero con un solo pecho y una sola mente. ¡Bajarse hasta los infelices y alzarlos en los brazos! ¡Con el fuego del corazón deshelar la América coagulada! ¡Echar, bullendo y rebotando, por las venas, la sangre natural del país! (...)" [2]

[1] Grandes escritores latinoamericanos Nº 2 - Domingo Faustino Sarmiento, Colegio Nacional de Buenos Aires - Página/12, 2006.

[2] Ídem anterior, Nº 3 - José Martí.


¿Podría ser éste el Manifiesto liminar de la Internacional Populista que imaginan nuestros amigos?