lunes, marzo 31, 2008

Cuestión de rentabilidad

Abandonando el perfil bajo, por una vez voy a hacer un poco de autobombo: en cierta oportunidad Alfredo Zaiat me dijo que leía este blog (¿qué se creerá el Escriba, que lo lee sólo a él? :P).

Espero que AZ no se enoje por esta revelación y por transcribir su nota en el Cash de ayer. Que en mi humilde opinión debería ser leída por todos los productores rurales que legítimamente sienten vulnerados sus derechos. En cuanto a los del Gobierno, bueno... les aconsejo que lean este librito, no sé si lo conocen.


La cuerda
por Alfredo Zaiat

Tienen la virtud de estar siempre en segundo plano. Se deslizan a través de la historia con una discreción increíble pese al lugar central que ocupan en la cadena de comercialización. Se encuentran en el nudo principal del sistema alimentario del planeta. Son unas pocas compañías, poderosas e influyentes. Fieles a la estrategia de pasar desapercibidas, han estado ausentes en debates, gritos y protestas en el piquete verde. Las multinacionales exportadoras de granos y subproductos son un eslabón clave de la cadena agroindustrial. Como si las recubriese un manto de santidad, los productores no apuntaron a esas compañías que se quedan con parte importante de la renta de la actividad del sector, colaborando en esa evidente política de invisibilidad. El pequeño y mediano productor agropecuario es exprimido en el recorrido flete - acopiador - exportador por esos gigantes de la intermediación entre la producción y el consumidor mundial de cereales y oleaginosas. El Estado cobra las retenciones a los exportadores, no a los productores. Y esas grandes compañías trasladan ese tributo más otros gastos, con cifras no siempre muy confiables, a la primera ficha de ese circuito. Definen de ese modo el precio neto que recibe el productor. Apenas tres gigantes mundiales concentran del 45 al 50 por ciento de los despachos al exterior de la cosecha argentina: Cargill, Bunge y Dreyfus.

En el libro Los traficantes de Granos. La historia secreta del pulpo mundial de los cereales: Cargill, Bunge, André, Continental y Louis Dreyfus, publicado en 1979, un periodista del Washington Post, graduado en Harvard, Dan Morgan, investigó las prácticas y las facetas ocultas de los grandes trusts cerealeros. En la introducción explica que el comercio de granos “es comparable al del petróleo y al de armas, por su volumen y su influencia sobre las relaciones internacionales y sobre el bienestar de la humanidad”. Son apasionantes las historias familiares de esas compañías, los vínculos con el poder político y la relación con el productor de la materia prima de su actividad que describe Morgan en su obra. En uno de los capítulos resulta ilustrativa la descripción que presenta de la relación de Bunge con el agricultor a comienzos del siglo pasado. Aunque la situación actual ha cambiado apenas un poco, en lugar de trigo es soja y existen otros agentes en el negocio, Morgan hace referencia a que Bunge “vinculaba a la Argentina con la economía triguera mundial; y cuando había ganancias, los agricultores eran por lo general los últimos en recibirlas”. Apunta que en el país se decía que “Bunge da el crédito al agricultor, le vende la semilla y le compra el grano. Y cuando las cosechas se han levantado, Bunge le vende al agricultor la cuerda para que se ahorque”. Morgan concluye que “este comentario exagera muy poco el poder de los exportadores de granos”.

Con retenciones a las exportaciones o sin ese impuesto, hoy una de las claves de cómo se distribuye la extraordinaria renta del complejo agrícola se encuentra en las inadvertidas multinacionales de la exportación de granos. Al respecto, un documento del Grupo de Reflexión Rural es esclarecedor al señalar que “es paradójico que, cuando los representantes del campo protestan, lo hacen contra el Estado que aplica las retenciones y no contra las corporaciones que, en nombre del Estado y abusando de su rol en la cadena de comercialización, las socializan con ellos”. Luego resaltan que “abrevando en obsoletos criterios antiestatistas de entraña liberal, hacen causa común con los mismos finales de la cadena que los abusan e invisibilizan, o sea con ADM (Archer Daniels Midland), con Bunge, con Dreyfus, con Cargill”. Como a comienzos del siglo pasado, “la dependencia que sienten hacia las corporaciones es tan grande que siendo sus víctimas, prefieren operar como cómplices y acusar al Estado”, explica el Grupo de Reflexión Rural.

En el actual conflicto con el campo, los grandes exportadores no fueron los únicos que quedaron fuera del foco de la protesta. Por esas raras alquimias políticas o mediáticas, o por complicidad de los líderes del lockout patronal, otros importantes actores que también concentran gran parte de la renta agropecuaria han quedado ocultos detrás del piquete de pequeños y medianos productores. Esos integrantes del negocio agrario pasaron a ser parte de la actividad con la nueva organización productiva a partir de los transgénicos y la siembra directa. Son las transnacionales proveedoras de insumos de base científica y sus centros de servicio (Monsanto, Syngenta, Bayer, Hoescht), la red de semilleros locales (por ejemplo, Don Mario), los fabricantes de fertilizantes (Profertil y Petrobras), los grupos empresarios locales (por caso, Los Grobo, El Tejar) y los contratistas, que son proveedores de servicios que se mueven a lo largo de todo el territorio. Todos ellos integran el sistema de la explotación de la tierra y su posterior distribución de la renta, con lógicas productivas diferentes a las que tradicionalmente se hacían en el campo. Actualmente, se puede encarar el negocio como una inversión inmobiliaria con la compra de campos para su alquiler posterior. También como una inversión financiera en la que participan los denominados pools de siembra o como reserva de valor al destinar una porción del capital para la compra de un campo como un ahorro. Esos esquemas de negocios son ajenos a los conocidos por el campo tradicional, que terminan descolocando y luego desplazando a los pequeños y medianos productores.

Con los ánimos no tan inflamados, el Gobierno tiene que dar cuenta de esa realidad, abandonando la cómoda posición de tratar sólo con los poderosos con la falsa idea –como se probó en estos días– de que así puede controlar mercados sensibles. A la vez, este conflicto puede servir al pequeño y mediano productor para tomar conciencia de sus propios intereses e identificar con más claridad quiénes son, en realidad, los agentes del propio sector que los están exprimiendo. También para poder romper la cuerda.


P.S. 1: ¿Por qué será que esto sale en letra chica en un suplemento de un diario de baja circulación, y los grandes medios prefieren entretener a "la gente" con otros temas? En fin, debe ser lo del título.

P.S. 2: Anexo imprescindible, esta nota de hoy:

Los Grobo sonríen
por A.Z.

Tarde, bastante tarde teniendo en cuenta la magnitud del conflicto que se generó, el Gobierno explicó en detalle por qué decidió establecer el mecanismo de retenciones móviles. Es probable, aunque no seguro, que el país se habría ahorrado semejante crisis si el ministro de Economía hubiera enseñado en su momento los motivos y los objetivos de una imprescindible intervención del sector público en el mercado de granos y oleaginosas. También tarde fue dispuesta esa medida que, con los precios internacionales en alza desde hace varios años y el avance de la sojización en el campo, se imponía desde bastante tiempo antes que el 11 de marzo pasado. Tarde implica reasignación de recursos, transferencia de ingresos, concentración de la riqueza y torpeza política. Rectificar ese error es mejor que prolongarlo, con todos los costos que han significado para la sociedad.

No es el caso de Eduardo Buzzi y Alfredo De Angelis, dirigentes visibles de la Federación Agraria, que reinciden en el mismo error desde el comienzo del lockout patronal: ser la voz, el rostro y el sostén del piquete verde en beneficio de los intereses de los grandes jugadores del negocio de la soja y de la cadena agroindustrial. No han mencionado nunca el papel de los pulpos exportadores multinacionales, como Cargill, Bunge y Dreyfus, que exprimen a los pequeños productores. No han reclamado públicamente la necesidad de reinstalar la Junta Nacional de Granos, que permitiría a esos productores recibir un mejor precio que el fijado por los acopiadores - exportadores. No han señalado ni una vez el papel de los grandes grupos, como Los Grobo, que por su posición dominante en el mercado y holgura financiera desplaza a los pequeños productores de sus tierras. Los Grobo poseen 17.700 hectáreas propias, pero arrendando cultiva en total más de 150 mil. Acopia un millón y medio de toneladas y comercializa 112 mil de harina. Entre las empresas del holding facturan cerca de 200 millones de dólares anuales. En su balance trimestral al 31 de enero de este año informó que su activo suma 388 millones de pesos, con un patrimonio neto de 96 millones.

Muchas cosas son raras en este conflicto, pero que la Federación Agraria sea el vocero más combativo de sus verdugos es un error que se ha repetido a lo largo de toda esta crisis. Ayer mismo volvieron a cometerlo. Si es por inocencia, que a esta altura parece inverosímil, los pequeños productores deberían evaluar si necesitan otros dirigentes. Si son conscientes de su rol funcional a los intereses de los reyes de la soja, como Los Grobo, los pequeños productores tienen un problema con sus dirigentes.


P.S. final: sigo machacando con el asunto, con este comentario afanado a Mundo Perverso:
Nueve compañías manejan el 80 por ciento de las ventas externas de soja (poroto) y el 89 por ciento de los subproductos. Entre ellas, Cargill, Toepfer, Dreyfus, ADM, Nidera, Bunge y Los Grobo. Representan tan sólo al 10 por ciento de los productores, pero acaparan más del 70 por ciento de la producción. (Cargill y Dreyfus ya importan soja de Paraguay, para moler y reexportar; mientras que Los Grobo fusionó con un grupo inversor brasileño).

La frutilla del postre (por ahora): hoy escuché al periodista Raúl Zibechi del semanario uruguayo Marcha, diciendo que Los Grobo ya están empezando a copar tierras orientales. Con lo cual las mejores tierras del paisito parecen condenadas a un destino de eucaliptus y soja, y chau a los alimentos. Ay, Uruguay...

Los que aguantan los trapos

A Artemio le agarró un brote de zitarrosismo, como decía el Negro Fontanarrosa. Bienvenido sea. A mí me vino una pequeña erupción de marzialismo, eso sí, en la voz del gran Alfredo Ábalos:


boomp3.com


Dedicado ante todo a Manolo, esperando que esto le levante el ánimo. Y también para Hard, Néstor, Omix, el 4161 y todo el peronchaje que suele pasar por acá. De parte de un compañero... de ruta.

viernes, marzo 28, 2008

Crispación y mal olor

Estaría bueno que la gente de Página/12 actualizara y reeditara este especial que sacó hace unos meses, antes de las elecciones de octubre. Digo esto viendo el ánimo reinante, instalado en los medios y también en los blogs, ya que estamos. Quizás porque tratando de mantener la cabeza fría, no parece haber hoy mayores variantes a esto que describió en ese momento Eduardo Grüner:

"(...) Entonces –es nada más que un ejemplo propiciatorio–: la sociedad ruralista, quién sabe si acuciada por la reinante metafísica no de la técnica sino de la soja, presenta su reclamo crispado como si lo que estuviera en juego fuera el destino mismo del “ser nacional” (que, como se sabe, ha dependido siempre de los Shorthorn y el candeal) y no el ansia de tener ganancias fabulosas y no solamente espectaculares. Y el Gobierno responde crispadamente como si lo que estuviera en juego fuera, una vez más, una épica de emancipación nacional y popular respecto de las grandes oligarquías parasitarias, y no, otra vez más, el sempiterno tironeo de “interna” empresarial entre unos puntitos más o menos de la renta agraria versus otros puntitos más o menos de la renta industrial, etcétera."

Y después de leer esto, pienso en los "filósofos crispados" que Grüner definió así:

"(...) Estos son los que, aunque sea coyunturalmente, han adoptado de manera excluyente una causa que los motiva a usar las armas de la crítica filosófica para estigmatizar, y si es posible demoler, las otras posiciones, que desde la crispación son necesariamente posiciones enemigas, irreconciliables."

Grüner proporciona ejemplos ilustres de este tipo de filósofos: Marx, Nietzsche, Heidegger, Sartre. Claro que el autor de la "Carta..." no pertenece a esa estirpe, según se deduce de este otro párrafo:

"(...) para tener ideas fuertes, y una causa que defender, no basta la crispación retórica. Hay que, primero, sentir el cuerpo tironeado por una necesidad, no generada por la propia motivación de decir algo, sino porque mi decir crispado responde a un estado del mundo que se me ha vuelto intolerable. Y para eso, en efecto, tiene que estar en juego un mundo, y no una simple colección de anecdotarios más o menos triviales."

Podría agregar que es muy sencillo crisparse, poner a todos los que no piensan como uno en la misma bolsa y darles sin asco, como para que tengan. Es tan sencillo que a mí, realmente, esa nota me da vergüenza ajena. Lo mismo que las cataratas de palabras desaforadas que surgen por todos lados como hongos después de la lluvia. Lo cual es una pena porque entre esas palabras, haciendo un esfuerzo se pueden encontrar cosas razonables y atendibles. Quizás los que vociferan así debieran recordar esa frase "no hables tan fuerte, que no puedo escuchar lo que dices" (de paso, ¿no es notable cómo ciertos comentaristas recurren en todo momento a las mayúsculas, como por ejemplo aquí?).

Yendo al conflicto en curso, lo que es seguro es que estos no parecen momentos adecuados para la reflexión en la blogósfera (bueno, si alguien se siente en condiciones, le recomiendo leer esto). Parece que lo único que interesa es imponer el propio discurso. Textos notables como éste son invadidos de inmediato por comentaristas enardecidos que seguramente ni se toman el trabajo de leerlos. Pese a todo, acá van algunos cabos sueltos:

- Tanto los errores técnicos y sobre todo políticos del Gobierno como las reacciones de los que se consideran afectados (seguramente justificada en muchísimos casos) tienden a oscurecer ciertas aspectos claves que están en juego. Por ejemplo, aquí Rollo nos tira la verdad "técnica" de la milanesa: "el mercado trabaja solo". Basta ya de odioso intervencionismo, ¿no? Entonces el problema deja de ser si el Estado interviene mal (al estilo Moreno) o bien en la economía, sino que lo mejor es que no intervenga. La verdad, esta película ya la vi: la política es fea, caca, nene, mirá adónde nos lleva, mejor dejemos a los economistas con ideas "market friendly" que ellos sí que saben, ¿viste?

(De paso, Rollo enarbola como lema a futuro la frase de Guizot "enrichissez-vous". Que en verdad quería decir "enriqueceos y seréis electores", o en criollo "si querés votar, primero hacete rico").

- Por suerte, ayer me reconforté al escuchar al vicepresidente de la FAA Ulises Forte recordar la frase de Jauretche: "La economía moderna es dirigida, o la dirige el Estado o la dirigen los poderes económicos". Interesante contraste con el dirigente de CRA Mario Llambías, que ante una pregunta radial sobre si el Estado tenía que controlar las transacciones en las cadenas agropecuarias contestó: "No, no, el Estado no tiene que meterse". Quizás cuando se aquieten los ánimos, se redescubra que el agua no se mezcla con el aceite.

- Éramos pocos y parió mi abuela. Entre la multitud de cosas que me hicieron fruncir la nariz en los últimos días (como la "espontaneidad" de los "ciudadanos autoconvocados", o la "objetiva" cobertura de los medios, tan bien expuesta por Diego), no fue ésta la más leve. De paso, por una nota relacionada me entero que Claudio Escribano aseguró en estas épicas jornadas que América Latina se dirige hacia los "fascismos de izquierda". ¿Se habrá inspirado en Quintín?

- No hay mucho más por acá, y sólo me queda recomendar leer a mi amigo Manolo, que muchas veces escribe como leyendo mi pensamiento.


Unas pocas palabras finales. Un llamado a la reflexión y a bajar los decibeles de una disputa recalentada quizás sea inútil, pero no puedo dejar de hacerlo. Y no creo que nadie en sus cabales quiera volver a marzo del '76, pero quizás algunos sueñen con reeditar diciembre del 2001. Desde ya, no cuenten conmigo.


P.S.: otro indicio de mal olor lo dio el jueves pasado un comentario anónimo en Ramble Tamble:
"Recibí varios mails para copar BA con tractores y camionetas mañana viernes. Tengo formacion militar y puedo asegurar que eso fue escrito y pensado de "manera militar"... andá a saber, tal vez sea cualquier cosa, pero estoy muy preocupado. Espero no sea nada."
27 marzo, 2008 14:04
Que yo sepa no hubo nada, pero hoy salió esta nota (con la que no tuve nada que ver, eh?).

martes, marzo 25, 2008

Siguen los afanos (II)


Le agradezco enormemente a Charlie Boyle sus comentarios al post anterior, así como este link a un artículo que escribió el ex juez Salvador María Lozada al cumplirse 30 años de su fallo en el caso Swift-Deltec. Hurgando entre mis papeles encontré otras cosas sobre el asunto, que quiero compartir aquí.


Negocios turbios

En septiembre de 1973 la Corte Suprema de la Nación pronunció un fallo histórico que culminó con la quiebra judicial e intervención de la antigua empresa Swift. A comienzos de la década de 1960 esta última, propiedad de International Packers Ltd., se fusionó de hecho con Armour y La Blanca. En 1969, International... se fusionó con Deltec Panamerican Ltd., quien además realizó inversiones en ingenios, compañias financieras y estancias. Cuando en 1970 Swift se presentó en convocatoria de acreedores todo parecía indicar que la empresa había sido "vaciada": incorporación de pérdidas ajenas, adquisición de bienes improductivos, préstamos a empresas subsidiarias o pertenecientes al grupo, envíos de remesas al exterior "disfrazadas", etc. Pero faltaba el último detalle: Deltec, dueño innegable del conjunto económico reconocido como "Compañia Swift de La Plata", contribuía a incrementar sus pérdidas vendiendo en el exterior a precios "desfavorables", pero frente a la convocatoria se presentaba como acreedor de más del 30 % de las deudas totales. El "proceso de simulación y fraude" fue denunciado por un particular y finalmente desarticulado, aunque parte del costo social y económico de la maniobra cayó sobre el Estado nacional. (...)


Grandes Debates Nacionales, Fascículo 22 - El debate de las carnes, 1930-2000, Colegio Nacional de Buenos Aires - Página 12, 2002, p. 344.


Y en la misma fuente (p. 350) pueden encontrarse fragmentos esenciales del fallo de la Corte Suprema, que se pronunció casi dos años después del fallo del juez Lozada:


Las razones de un fallo memorable
"(...) El régimen de la personalidad jurídica no puede utilizarse en contra de los intereses superiores de la sociedad ni de los derechos de terceros. (...) Es obvio que esto adquiere particular relevancia cuando los jueces deben enfrentarse con los complejos problemas jurídicos que suscita la fenomenología moderna de los grupos societarios. Particularmente, en sus interferencias y conexiones y con relación al carácter supranacional que es su nota característica en la vida contemporánea, todo lo cual consolida los poderes de concentración por las dificultades que presenta su control, la difusión de su influencia, y el entrecruzamiento de sus redes de administración, con sociedades filiales reales o aparentes. (...) La apariencia de formas jurídicas que asumen las distintas fracciones del mismo grupo, estructuralmente punificadas con el predominio de Deltec International Limited, no debe producir el efecto de que una parte sólo formalmente diferenciada -Swift S.A.E.- sea la única afectada por la decisión judicial. La Corte tiene declarado (...) que 'el excesivo apego al tradicionalismo jurídico ha sido catalogado como uno de los más serios obstáculos al éxito de la promoción de la expansión económica y de la justicia social'. Ello es así porque no debe confundirse la razón del derecho con el ritualismo jurídico formal, sustitutivo de la sustancia que define a la Justicia. Estos principios cobran mayor énfasis en cuanto aparece en juego el concepto de orden económico nacional, gravemente comprometido por los intereses y actividades que la misma sentencia de fs. 11.250 pone de manifiesto, al demostrar que las políticas económicas y financieras seguidas por el grupo controlante obedecen a pautas no sólo gravosas para el interés comercial sino también para el de la colectividad toda. Las formas jurídicas que la ley argentina prevé para actividades lícitas y conformes a su derecho objetivo no pueden legitimar políticas económicas y financieras contrarias a las necesidades de nuestra sociedad, que han sido efectivamente comprobadas por la Justicia del país."

Sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del 4/9/73, en Alconada Aramburú, Carlos R.S. (comp.), El caso Swift-Deltec. La reparación judicial de una agresión económica foránea, Buenos Aires, La Ley, 1973, p.203.


Contra doctrinas jurídicas como ésta, también se llevó a cabo el golpe del 24 de marzo de 1976.

lunes, marzo 24, 2008

Siguen los afanos

Para aquellos que nos asomábamos a la realidad argentina a principios de los '70, el "caso Deltec" fue una evidencia contundente de que "los monopolios" de que tanto hablaban tipos como Don Oscar Alende, no eran un mito ni una entelequia sino una realidad palpable. Como tantos otros hechos de nuestra historia, con el paso de los años lo de Deltec cayó en el olvido. Pero gracias a la Historia de la Economía Argentina que está publicando Página/12 (y pidiendo disculpas a los responsables de la publicación, Alfredo Zaiat y Mario Rapoport) podemos recordar hoy de qué se trató el asunto.


El caso Deltec

Deltec Internacional era una firma inglesa que, desde el año 1900, era el único comprador y distribuidor de la carne argentina, a través de sus frigoríficos Swift, La Blanca, Armour y La Negra (*). Estas empresas integraban una cadena de frigoríficos que, instalados en Brasil, Uruguay y Argentina llegaban a totalizar 25 plantas. Los puertos de embarque eran 7: Bahía Blanca, Buenos Aires, La Plata, Montevideo, Paranaguá, Santos y Río Grande.

En 1968, Deltec Internacional y el King Ranch, de origen estadounidense, se asociaron para formar la empresa Deltec Panamericana. El objetivo era adquirir la mayor cantidad de tierras en la pampa húmeda, en el Uruguay y en el sur de Brasil, que sumaban un total de alrededor de 1,4 millón de kilómetros cuadrados y 140 millones de cabezas de ganado. Esta última cifra superaba en tres veces las existencias de Europa Occidental o de Estados Unidos, según una estadística de 1970 elaborada por el Ministerio de Agricultura de Washington.

King Ranch se encargaba de la crianza, mientras que Deltec era la empresa que procesaba la materia prima. El objetivo era claro: monopolizar el negocio de la carne. Llegó a poseer en Venado Tuerto, Santa Fe, unas 35.000 hectáreas y en el sur de Brasil algo similar. Se estima que en 1970 ya había alcanzado en total unas 200.000 cabezas de ganado, entre los dos países.

En 1967, durante la dictadura de Onganía se investigó a la empresa Swift por evasión de divisas. Pero el desarrollo de las pesquisas fue complicado y trabado desde sectores del propio gobierno. Por ejemplo, se demoraban ciertos pedidos, incluso los realizados por Onganía, que se efectuaban al Banco Central solicitando informes acerca de la evasión. Las razones que explicaban estas dilaciones tenían que ver con personajes que ocupaban importantes cargos públicos pero que, a la vez, tenían intereses ligados a la empresa investigada. Por caso, Ernesto Malaccorto, vicepresidente del Banco Central, tenía participación en el negocio de la carne e incluso había sido uno de los enjuiciados en la década del '30 a raíz de los informes de Lisandro de la Torre. Por su parte, Adalbert Krieger Vasena, ministro de Economía, una vez que renunció a su cargo en 1969, de inmediato pasó a ocupar la Gerencia Regional para el Área de Latinoamérica de Deltec Internacional.

En 1970, cuando Krieger estaba alejado de la función pública, el juez Salvador María Lozada decretó la quiebra al frigorífico Swift por una evasión fiscal de 25 millones de dólares. A esto se sumó la decisión de la Fuerza Aérea Argentina de oponerse a que el Estado le vendiera a King Ranch unas 80.000 hectáreas en la zona de las Islas Lechiguanas, en la Mesopotamia. Estas dos acciones detuvieron la expansión de ese gigantesco monopolio ganadero.

Una muestra de la envergadura de Deltec se conoció durante el juicio por su quiebra, cuando se pudo comprobar que en los balances de 1966 la empresa había tenido una ganancia de 2800 millones de dólares por la venta de carnes en el mercado internacional. Para entonces la balanza comercial argentina tenía un superávit de casi 1600 millones de dólares. Es decir, que la ganancia de esta empresa superaba ampliamente el saldo comercial de la Argentina. ¿En qué consistía el negocio y por qué la Argentina resultaba perjudicada?

Hasta 1970 la carne que se vendía a Inglaterra no poseía un precio fijo. La carne era subastada en Londres entre las 7000 carnicerías de todo el país y, como aproximadamente 3700 eran de Deltec, los precios eran ajustados de acuerdo a sus intereses. Los fletes hacia Inglaterra también quedaban en poder de la empresa, dado que poseía sus propios buques. Los seguros se efectuaban a través del Lloyds, también propiedad del grupo, y la Argentina se hacía cargo del flete interno en Inglaterra. Por entonces, la tonelada de carne costaba unos 400 dólares, y a la Argentina sólo retornaban 180 dólares.

En Londres, la revista International Manager, en uno de sus números de octubre de 1970, publicó una circular que Deltec dirigió a sus gerentes de ultramar en la que se describía de una manera clara y precisa el accionar inescrupuloso y hasta desafiante que tenía la empresa: "Probablemente no sea sabio enviar afuera a un Gerente con sentido moral muy firme. En muchas situaciones tendrá que buscar compromisos. En ciertos países, por ejemplo, no se pueden adelantar negocios sin comprar algunos funcionarios públicos. El Gerente que no esté dispuesto a proceder así, bajo ninguna circunstancia debe ir a países donde esa es la costumbre. El Gerente ha de plegarse a las convicciones del país donde está y en muchos el soborno no es un pecado. En algunos países hay miembros del gobierno que lo toman como una especie de recompensa en su carrera, que puede ser muy corta".


Historia de la Economía Argentina del Siglo XX - Fascículo 32, El Plan Krieger Vasena, Ed. La Página, p. 510.

(*) Humildemente, yo objetaría el adjetivo "único", ya que también existían p.ej. el frigorífico Anglo de la Vestey Brothers o el Liebig, que no pertenecían a esa cadena.


Como es de imaginar, ante la investigación que llevó a cabo el Dr. Lozada no faltaron las voces interesadas, los editoriales y las columnas de opinión de los diarios "serios", que hablaban de "nacionalismo trasnochado", "enemistad con la libre empresa" o de que "así no iban a venir inversores", etc.

En cuanto al Dr. Krieger Vasena, no está de más recordar que apoyó la gestión de José Alfredo Martínez de Hoz durante el Proceso, en especial la "tablita cambiaria"; que respaldó con entusiasmo las privatizaciones, las reformas del Estado y el plan de convertibilidad durante los '90, y que fue uno de los primeros en proponer la privatización del sistema previsional. Como para no decir, genio y figura hasta la sepultura.


P.S.: El modus operandi de Deltec en el comercio de la carne no era ninguna novedad en 1970. Sin remontarnos a las denuncias de Lisandro de la Torre en los años '30, podemos leer un texto magistral sobre el tema escrito entre 1956-57 por un exiliado célebre, al que algunos llamaban "el tirano prófugo":

"¿Quién fija el precio que Gran Bretaña (paga por la carne) a la Argentina? El doctor Mercier o el señor Ortega (**), contestan impávidamente: el mercado, la ley de la oferta y la demanda. Pero eso es inexacto. Irrisoriamente falso. ¿Conocen los argentinos cómo se fija el precio de esa importante riqueza nacional? Es bueno que lo sepan. Todos, incluso los que dormitan en los sillones de la Casa de Gobierno, o los que velan en los cuarteles. (...) Se dice que la carne argentina se manda al mercado inglés "en consignación". ¿En qué consiste? En que los frigoríficos embarcan, se llevan el producto y un tiempo después les presentan a las autoridades argentinas una cantidad de papeles. Aquí está la liquidación -dicen-. Sí, ahí dice que una partida ha sido vendida a un mayorista a un precio dado. Descontado el impuesto, el flete, la comisión, los gastos de mercado, etc., queda un saldo. Y ese saldo es lo que se llama precio F.O.B. Buenos Aires. Es lo que cobra Argentina (...). ¿Es o no una farsa? Tomemos el caso del Anglo; presenta una liquidación. ¿A quién vendió? A un mayorista. Pero éste es tan Vestey Brothers como el Anglo. Se vende a sí mismo. ¿Qué precio fijan? El que ordena Vestey Brothers. Ellos dirán dónde se radica la ganancia, distribuyéndola entre la empresa de transporte, el mayorista, o el minorista. Pero las autoridades argentinas se tragarán esa documentación y el señor Ortega tomará el micrófono para explicarles a los argentinos que se trata del precio fijado por la oferta y la demanda. (...) Esa es la verdad acerca de la comercialización de las carnes argentinas en el mercado inglés. Ellos ("los caballeros que manejan el monopolio británico") son los que establecen cuánto ha de percibir la Argentina. En una colonia de cafres gobernada por un virrey, no podrían hacer nada peor (...)."

Juan Domingo Perón, Los libros del exilio 1955-1973, t. II, Buenos Aires, Corregidor, 1996, p. 90-91.

(**) Funcionarios del gobierno "de facto" de Pedro Eugenio Aramburu.

miércoles, marzo 19, 2008

Si todos opinan...

...por qué no puede opinar un simple lego como el que escribe, sobre las tan meneadas "retenciones al campo"?

En realidad, y para minimizar los riesgos de meterme en terreno desconocido, voy a recurrir a los dichos del investigador del Conicet Osvaldo Barsky, en esta nota que le hizo David Cufré y en la que habla de algunos asuntos poco mencionados por las partes interesadas.


¿Las retenciones móviles ponen en peligro la continuidad de los productores más chicos?

–No hay pérdidas, ése es un discurso absurdo. Las retenciones operan sobre rentas extraordinarias. No las llamaría ni siquiera ganancias, sino ultrabeneficios que están muy por arriba de los costos. Los precios de los granos en el último trienio han aumentado a razón de 80 a 120 por ciento por año. Contra semejante suba no hay costo interno que haya crecido en esa proporción ni nada parecido.

–¿Pero existe un desplazamiento de productores pequeños y medianos por grandes pools de siembra?

Lo que hay es un proceso de concentración del capital, no de la tierra. En la región pampeana hay mucho rentismo. La gente que tiene tierras está ganando mucho dinero, porque los precios han subido de manera extraordinaria. Pero nadie vende. Alguien que tiene 100 hectáreas, que en esa zona es poco, está recibiendo 150.000 pesos de alquiler al año. Por eso los pueblos están florecientes. Están ganando cinco o seis veces más que cuando eran productores. Hoy tenemos un actor nuevo que es el rentista. Y el productor mediano está sacando entre 50 y 100 mil dólares cada cosecha, según el caso, y eso dos veces al año. En donde sí hubo desplazamientos fue en el Norte, en provincias como Chaco, Formosa y Salta, con compras de grandes extensiones de tierra a precios regalados por la ampliación de la frontera agraria por las nuevas tecnologías de siembra.

–¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de las retenciones móviles?

–Tiene importantes ventajas. La primera es la previsibilidad. Ahora queda muy claro para todos al iniciar su actividad cuáles son las bandas de precios con las que se van a manejar. Desaparece la discrecionalidad del funcionario. La segunda, que ha quedado tapada en el debate, es que la medida prevé la baja de las retenciones y hasta su desaparición si las condiciones internacionales cambian y los precios caen. La tercera es que se estimula la producción de maíz y trigo por sobre la soja y el girasol. Es lo que se venía reclamando, fortalecer la rotación de cultivos. No para que se siembre menos soja, sino para que pueda haber más maíz y trigo.

–¿Y las desventajas?

–Creo que la medida podría haber sido más sofisticada, en el sentido de tomar en cuenta no sólo la evolución de los precios internacionales de los granos, sino también cómo se mueven el tipo de cambio y los costos internos.

–¿Se le puede reprochar al Gobierno que no haya consultado la medida con las entidades rurales?

–El problema no es tanto la falta de consulta, porque seguramente la respuesta de las entidades hubiera sido negativa, sino que no se genere un debate profundo sobre la política agropecuaria. Una parte de la dirigencia del campo es pro Estado cuando está en problemas, entonces sale a pedir que los rescaten, y no quiere saber nada con el Estado cuando ganan mucha plata. El gobierno debería generar un debate de otra calidad. A esta altura, además, la debilidad de la Secretaría de Agricultura es pavorosa. Que no exista un buen ministerio de Agricultura, con capacidad técnica y poder de negociación política, es inconcebible.

–¿Sobre qué habría que debatir?

–Se debería discutir una Ley Agraria completa que tome en cuenta los intereses de todos: el Estado, los consumidores y los productores. Así funciona en países centrales como Estados Unidos, pero también en otros como México. Para afrontar los desafíos hace falta un Estado más capacitado, no menos Estado. El que tenemos está desvencijado. Lo que las entidades rurales deberían plantear es que con una porción de la recaudación por las retenciones se mejore la política de subsidios para que no aumenten los precios de los alimentos, que se invierta fuertemente en infraestructura para mejorar los caminos troncales, los ferrocarriles. Se necesitan montañas de obras para abaratar los costos internos. Y también que se invierta en tecnología. En ese terreno estamos muy atrás de los países desarrollados y también de vecinos como Brasil y Chile.

–¿Usted plantea mejorar el destino de los recursos?

–El debate tiene que ser profundo. Lo que la gente de campo debe entender es que con las retenciones no hay marcha atrás. Ningún político, ni Macri, va a salir de este esquema, salvo que sea un suicida. Es el corazón de la economía. Es lo que garantiza que los precios internos no se disparen, que haya superávit fiscal, que entren recursos para pagar la deuda y que se puedan acumular reservas. Si los productores agropecuarios no entienden esta cuestión no pueden discutir nada. Las retenciones son una condición necesaria del bienestar general, incluidos ellos.


Por supuesto que el tema no se agota aquí, y para dar otra visión que habla de temas poco tratados prefiero recurrir a un comentario que hizo Manolo a un post de Artemio:

"¿Las medidas sólo joden al chiquitaje?
Si; porque los GGD, Grandes Grupos Diversificados, están diversificados.
Lo que les sacan de un bolsillo entra por el otro; subsidios a la energía, al transporte, sueldos “baratos”, cambio alto, etc.
Pero eso no es todo, a diferencia de Mariano y los otros chacareros medianos, se manejan con los Pools de Siembra.
Que es una actividad financiera, por los tanto están exentos de la mayoría de los gravámenes impositivos.
Ni siquiera hay que ser propietario del suelo, con el diferencial financiero, gana más que el titular.
Por eso se hacen los boludos, cuando se plantea que los productores descuenten las retenciones de las gabelas municipales, provinciales y nacionales.
Porque NO pagan nada; o están exentos, eluden o evaden.
Tampoco cubren las obligaciones civiles o laborales.
Si se les va la mano con el glifosato, ¿a quien le reclamás?, ¿a Redrado?
No, si no se corrige, sólo estamos creando una masa de maniobra donde se va a enancar la Oligarquía Financiera.
Porque desde el Proceso, su actividad principal es este sector.
Por eso no les importó vender durante el menemato, ni les importa ahora que los paulistas compren todo.
(...) Hay que golpear a los GGD en lo financiero, ése es el problema, lo demás tiene mucho de cháchara anterior a la Caída del Muro de Berlín."

P.S. 1: Manolo va a tener que iniciarle juicio por plagio a Claudio Scaletta.
P.S. 2: Manolo dice en el mismo comentario: "Le apuesto a Hal ½ docena de birras, que Lilita ya debe estar rosqueando con la Negra Alarcón, Saredi y Pampa Sur." Así no vale, esa rosca (incluyendo otros nombres célebres) viene de hace rato, ver acá.
P.S. 3: Si mis archivos no me fallan, al primero que se le ocurrió poner "retenciones al campo" fue al ministro Adalbert Krieger Vasena en 1967 durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, tras una megadevaluación del peso, y no fueron para nada modestas. Seguro que ahí a nadie se le ocurrió cortar una ruta ni hacer un tractorazo.

P.S. final: hoy me entero, gracias a Mario Rapoport, de que en la época de Frondizi también se impusieron retenciones a las exportaciones del agro, siendo ministro de Economía Álvaro Alsogaray, y según parece no fue la primera vez. Y cuando fue lo de Krieger Vasena, la SRA dijo: "no estamos de acuerdo, pero respetamos las decisiones del gobierno en el marco del interés nacional".

lunes, marzo 17, 2008

Sólo Bob

Entre tantos regalos de una noche inolvidable (gracias Rollo), él nos dejó una canción de 1963 que parece escrita para los tiempos que corren. Aquí uno puede darse una idea de cómo sonó, y acá está la letra (perdón por la traducción fatta in casa).


Señores de la guerra

Vengan señores de la guerra
ustedes que fabrican todos los cañones
ustedes que fabrican los aviones de la muerte
ustedes que fabrican las grandes bombas
ustedes que se esconden detrás de paredes
ustedes que se esconden detrás de escritorios
sólo quiero que sepan
que puedo ver a través de sus máscaras

ustedes que nunca hicieron nada
salvo fabricar para destruir
ustedes juegan con mi mundo
como si fuera su juguetito
ustedes ponen un revólver en mi mano
y se esconden de mis ojos
y se dan vuelta y corren bien lejos
cuando vuelan las rápidas balas

como el Judas de la antigüedad
ustedes mienten y engañan
una guerra mundial puede ser ganada
ustedes quieren que yo lo crea
pero yo veo a través de sus ojos
y veo a través de su cerebro
como veo a través del agua
que corre por mi desagüe

ustedes ajustan los gatillos
para que otros disparen
después se corren atrás y miran
cuando la cuenta de muertes aumenta
se esconden en sus mansiones
mientras la sangre de los jóvenes
fluye fuera de sus cuerpos
y se entierra en el lodo

ustedes han lanzado el peor miedo
que puede jamás ser arrojado
miedo de traer niños
al mundo
por amenazar a mi bebé
no nacido y sin nombre
ustedes no valen ni la sangre
que corre por sus venas

cuánto sé yo
para hablar fuera de turno
pueden decir que soy joven
pueden decir que soy ignorante
pero hay una cosa que sé
aunque soy más joven que ustedes
ni siquiera Jesús, nunca
perdonaría lo que hacen

déjenme hacerles una pregunta
es su dinero tan bueno
les comprará el perdón
creen ustedes que podrá
creo que encontrarán
cuando su muerte cobre su parte
que todo el dinero que hicieron
nunca les comprará de nuevo el alma

y espero que mueran
y que su muerte llegue pronto
seguiré su ataúd
en la pálida tarde
y miraré mientras los bajan
a su lecho de muerte
y me pararé sobre su tumba
hasta estar seguro de que están muertos.