jueves, diciembre 30, 2010

El hallazgo del año


Me gustó mucho este post de Martín en Homoeconomicus sobre los intentos de lanzar un plan de desarrollo industrial en la Argentina de la década de 1870. Que se terminó diluyendo, de la misma manera que fracasaron o se extinguieron intentos industrializadores en otras oportunidades históricas, tales como la sustitución de importaciones durante la Primera Guerra Mundial o el Plan Pinedo de 1940. En todos esos casos, prevalecieron los sectores librecambistas partidarios de que la Argentina siguiera cumpliendo su rol de "granero del mundo" .

Más allá de las condiciones objetivas que podrían haber posibilitado ese desarrollo industrial, las características sociales y culturales de los sectores dominantes claramente no favorecían un comportamiento "emprendedor". A eso se refiere un artículo del economista español Luis Olariaga publicado en 1925 en la Revista de Occidente, que fue citado este año por Horacio Verbitsky y luego por Carlos Leyba.

"En todas partes se puede crear riquezas, pero en ninguna con la rapidez y con la simplicidad de recursos que en América. Y siendo tan fácil crear allí riqueza, todo es cuestión de hombres, de población, de emigrantes. Tras de ellos ha acudido hasta ahora sin demora lo que hace falta para aprovechar su voluntad de esfuerzo: los capitales, la técnica. Así se forma la tónica social de la Argentina –optimismo, actividad, seguridad en el porvenir, despreocupación para el gasto–."
"En la Argentina se gasta enormemente, se gasta mucho más que lo que gastan en igual proporción de riqueza las sociedades europeas. Generalmente, no se ahorra. Se tienen muchos hijos, se vive con todo el gasto posible, se alardea de poseer costosas alhajas, se visita Europa con frecuencia. Todo se hace con largueza, audazmente, en la certidumbre de que después todo se ha de arreglar, de que el país irá prosperando y cubrirá, tarde o temprano, las lagunas que abra el crédito en las economías privadas. Todo ese enorme gasto, ese nivel exagerado de vida material, característico de la Argentina, trae sus consecuencias. La primera es la dificultad para formar una cultura superior.(...)"
"También requiere sus previsiones la independencia nacional. La Argentina, mientras sus hombres trabajaban sin tregua para hacer frente a una vida costosa, ha resuelto hasta ahora su problema cultural agenciándose elementos técnicos, instrumentos industriales y métodos extranjeros. Pero se ha agenciado todas esas cosas a costa de no hacer nación, a costa de su independencia. Se ha procurado ingenieros extranjeros, gerentes extranjeros, intelectuales extranjeros, se ha procurado, asimismo, capitales extranjeros, máquinas extranjeras, medios de transporte extranjeros."
"La Argentina es una presa de otros países industriales que la valoran, que la someten a dependencia y deciden en lo económico excesivamente de su suerte; dueña de una tierra magnífica, abundante en alimentos y primeras materias industriales que Europa demandaba ávidamente, no ha sentido la necesidad de ir formando integralmente el organismo nacional. Así como para crear cultura superior en un país hace falta del esfuerzo, para crear independencia económica, se precisa también de una parte considerable de la renta nacional. Pero la Argentina, al vivir de los capitales y de la técnica y de los mercados de Europa, ha entregado las riendas de su economía a Europa, y además se ha aventurado a correr la suerte de Europa, que es una azarosa suerte para el día de mañana. Acaso la Argentina necesite algo más que reflexionar para que se produzca en ella la enérgica reacción que modifique sus tendencias."
"La Argentina es un país en formación que ha sabido asimilar y desenvolver prodigiosamente ciertos aspectos de la civilización moderna. Su orientación ha respondido a sus circunstancias geográficas y sociales, y a las corrientes ideológicas que han dominado en la vida europea en el período utilitario en que ha tenido lugar la evolución argentina. El utilitarismo europeo no era, sin embargo, sino una fase del proceso de la cultura europea, y el secreto de su éxito estaba en otras fases precedentes, mucho menos prácticas, que descubrieron las leyes fundamentales de la actividad industrial y crearon la disciplina del pensar. No era posible adaptarse a una fase secundaria y subordinada de la cultura europea sin quedar dependiendo de los crisoles espirituales donde aquella cultura se fraguaba. Mas como los crisoles espirituales no eran transferibles y Europa se limitaba a ceder a préstamo, e imponiendo determinado vasallaje, fórmulas técnicas y elementos industriales, la Argentina se formó con aquella inevitable dependencia."

"Hoy la Argentina –sus hombres inteligentes, al menos– tiene aspiraciones de dominar mejor su crecimiento corporal y de forjarse una economía y una cultura superior propias. Le preocupan las influencias del capital extranjero, le preocupa la creación de una industria nacional. En ese camino ha de hallar varios obstáculos, y el más temible de todos la confianza que el éxito crea en los métodos de vida ya experimentados, sobre todo cuando procuran una existencia grata."

Como señala Leyba, estos fragmentos también pueden servir de advertencia ante un excesivo optimismo sobre el momento actual, con China ocupando en algún sentido el antiguo lugar de Europa.

Lo que es seguro, es que esto termina de desmentir a los cabezas de acero templado que todavía idealizan la Argentina anterior a 1943 (o a 1930) e insisten en echarle la culpa de todos los males del país a Perón y al peronismo. Como diría Artemio, psssssss...!


P.S.: Muchísimas gracias a todos los visitantes y comentaristas, y mis disculpas por las respuestas pendientes, debo despedirme hasta el lunes. ¡Feliz 2011 para todos!

lunes, diciembre 27, 2010

Porque se me canta

Una canción que habla de la dignidad, y un dúo para alquilar balcones.





Chacarera del olvidao


De tu palo soy
Hijo de tu cuero
Soy el olvidao en la alcancía del tiempo
El que se quedó de pie poniéndote el pecho.

Flor obrera soy
Silvestre de espuma
Cuando el tren se va, miro en las vías la luna
Pensando tal vez mi pueblo encuentre fortuna.

Mi bofe se hinchó
Cuando repartieron
De mí no se acuerdan, dicen que nunca me vieron
Que no soy de aquí, que ya no tengo remedio.

Soy el olvidao, el mismo que un día
Se puso de pie tragando tierra y saliva
Camino hacia el sol, para curar las heridas.

Una herida soy
Buscando el salario
Maestros de pie, ciudando pichones blancos
Que madurarán iluminando este pago.

Soy el que quedó
En medio de los ranchos
Guacho del fiao, a mate y guiso inventado
Hambre y rebelión fueron creciendo en mis manos.

No quiero de más
Quiero lo que es mío
Al mazo trampeado quiero torcerle un destino
Levántate cagón que aqui cantó un argentino.

Soy el olvidao, el mismo que un día
Se puso de pie tragando tierra y saliva
Camino hacia el sol, para curar las heridas.


Letra y música: Duende Garnica

viernes, diciembre 24, 2010

Habla un peronista


El brote de racismo, intolerancia y xenofobia que prendió en gran parte de la población porteña a partir de los sucesos de Villa Soldati le puso una mancha negra al final del año. A lo que hay que agregar la demostración de irresponsabilidad, desvergüenza, miserabilidad, etc., etc. del Jefe de Gobierno Mauricio Macri y sus laderos, incentivando y utilizando ese brote además del miedo para sus objetivos políticos (si todo fue una operación armada, cosa que hasta ahora no fue desmentida, parece haberle salido bastante bien).

Pero el racismo y demás lacras de nuestra sociedad no son un invento de Macri. Están relativamente ocultas en épocas de calma, y saltan a flor de piel ante un estímulo adecuado.

Ante este panorama, noté una pobreza abrumadora en las respuestas mayoritarias del "progresismo bienpensante" a la situación desencadenada en Villa Soldati y sus consecuencias, más allá del espanto por las expresiones xenófobas o la condena al accionar del gobierno PRO.

Parecía que en esta situación, las posturas más reaccionarias disfrutaban de una abrumadora "victoria cultural". Porque, ¿qué le puede decir un "progre" a alguien a quien le afloran las peores reacciones porque teme que los "oscuros" se le vayan a instalar en el fondo de su casa?

Se me ocurrió que las respuestas a esta encrucijada había que buscarlas por otro lado y que no tenía mucho sentido buscar soluciones puntuales si no estaba clara la concepción esencial con que se encara una problemática de este tipo. Y para eso recurrí al pensamiento de un líder latinoamericano muy ligado con Juan Domingo Perón: el general Omar Torrijos. De un libro editado por Eudeba en 1973 que recopiló varios de sus discursos, aquí va un fragmento:


"(...) Yo preguntaría, simplificando, la misión de este Gobierno en tres palabras: ¿Cuál es nuestra misión? ¿Cuál es nuestro objetivo? Es el mismo objetivo, la misma misión de ustedes, pero ya no en un ambiente dentro de un marco comunal, sino en un marco que tiene como frontera, como escenario, a todo un país. Y en eso estamos, señores, porque somos unos convencidos de que es imposible lograr una transformación presionando de arriba hacia abajo. Si ella no tiene su base de sustentación en el hogar, en el barrio de la comunidad, esa transformación no se puede garantizar. Y por eso estamos empeñados en los programas de infraestructura social, de Reforma Agraria, de desarrollo de la Comunidad, de descubrir líderes porque un proyecto es tan grande o tan efectivo como la calidad y la magnitud de los seres que lo dirigen.

Y cada vez que nosotros descubrimos un muchacho de esos desconocidos, cada vez que descubrimos un líder de la comunidad, cada vez que descubrimos un hombre que tenga condiciones naturales para conducir, es un capital que hemos adquirido. Es un hombre que, luego de ser sometido a un proceso, a un entrenamiento, es devuelto a esa comunidad para transformar su modo de pensar. Son increíbles los resultados que en esta materia se consiguen con la sola presencia de un hombre que, con buena voluntad, con los conocimientos necesarios que posee y con ese cariño que ponen ustedes en los proyectos y empresas que se les confían, se dedica al trabajo social.

(...) El Gobierno estuvo luchando por mucho tiempo en reubicar determinadas barriadas de emergencia, pero no se siguió la táctica correcta. Se quiso hacer a la fuerza y nadie convence a otro a la fuerza sobre lo que debe hacer, es imposible. Y finalmente llega el momento en que usted lo elimina, o él lo elimina a usted. Ahora estamos consiguiendo reubicar todas las poblaciones aledañas a la ciudad, o sea las llamadas barriadas de emergencia, sólo con la presencia de un líder comunal.(...)

Yo quisiera llevarlos al primer asentamiento que fundamos. Allí verían el cambio. Dice un antiguo refrán que "cariño le coge el reo a las rejas de la cárcel". El hombre se acostumbra a vivir en esas condiciones de miseria, casi infrahumana, que inclusive llega a tomar cariño a ese modo de existencia y mira con malos ojos a aquel que quiere cambiarle su sistema de vida. Y ustedes lo saben por experiencia propia. Muchas veces recibimos ingratitudes de las personas que, precisamente, están recibiendo el beneficio. Ellos no tienen la culpa. Su horizonte está encerrado entre las cuatro paredes de su rancho y allí él es feliz, en esa vida semianimal que lleva. Por eso miran al líder de Desarrollo Comunal como el hombre que viene a trastornar, a molestar un sistema de vida que para ellos significa todo; y significa todo, porque no conocen más. La Reforma Agraria es un bonito ejemplo de cómo sentirse seguro, y la presencia de un líder ha cambiado totalmente la mentalidad de ese hombre.

A nosotros, sin mayor ayuda económica, nos está resultando todo un éxito, que muchas veces adquiere características de milagro.

En estos días me decía un campesino de Hato de Jesús, de la provincia de Veraguas, que la Reforma Agraria abonaba la tierra. Le pregunté: "¿Por qué la abona?", y me dijo: "No sé, pero cuando uno se siente seguro, la tierra como que produce más y fíjese general, que hemos cosechado cincuenta mil manotadas de arroz". Manotadas es una medida que tiene el campesino, lo que vendría a ser como quinientos quintales que para ellos es una cifra desorbitante (...). Ahí está precisamente, lo que consiguió la presencia de un líder comunal. Yo soy un convencido de que si no es mediante este tipo de esfuerzos ningún país logra cambiar su estructura, ni romper sus moldes, y es más aún, ningún país podría jamás progresar."(...)

Gral. Omar Torrijos, La Batalla de Panamá, EUDEBA-Colección América Latina Libre y Unida, Buenos Aires, 1973, p. 21-26.


Desde ya, esto no pretende ser un panegírico de Torrijos sino recuperar su pensamiento y concepción de la promoción social. Más allá de las enormes diferencias entre la realidad argentina actual y la panameña de su época, Torrijos demuestra una actitud absolutamente peronista yendo al núcleo de los problemas sociales: la dignificación del hombre, desde abajo, desde su propia realidad. Sin dejar de lado los aspectos delictivos y la problemática de la marginación en general, incluyendo la lucha contra los que lucran con la miseria y las necesidades ajenas, no hay que olvidar dónde está la raíz del problema: en la dignidad de la persona. Y para eso no hacen falta elucubraciones teóricas progresistas demasiado profundas. Con el peronismo en su más profundo significado, alcanza y sobra.

P.S. 1: Vaya esto de paso como homenaje al pueblo panameño, a 21 años de un crimen impune contra América toda.

P.S. 2: ¡Felices Fiestas para todos los visitantes de este blog!

sábado, diciembre 11, 2010

Detrás de la escena

Ante los dolorosos y absurdos sucesos de Villa Soldati, recordé algo que presencié hace algunos años (todavía era Aníbal Ibarra el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma) y que me quedó grabado como una lección de la realidad. Más valiosa que largas horas de disquisiciones socio-político-filosóficas, o de charlas de café.

Era el mediodía y por la Avenida Pueyrredón al 100, frente a la estación Once, junto al cordón de la vereda había una seguidilla de vendedores ambulantes con sus alfombritas cubiertas de mercadería, una al lado de la otra. Todos los vendedores: hombres, mujeres, jóvenes, mayores, con el mismo aspecto humilde y un aparente origen común, el Perú.

En eso, un hombre canoso de pelo largo (de aspecto y acento más bien porteños) que iba y venía por la vereda, les dijo a los vendedores: "Levanten todo que vienen los inspectores". Todos acataron la orden, y cada uno con su bultito dieron vuelta la esquina por Bartolomé Mitre y ahí se quedaron, esperando.

En efecto, a los pocos minutos apareció una camioneta municipal. Se detuvo justo donde habían estado los vendedores, y "casualmente" los inspectores encontraron una vendedora que no había levantado su mercancía y seguía instalada sobre Pueyrredón. Una mujer mayor, menudita, que evidentemente no estaba "arreglada" con el "protector". A pesar de sus pedidos y protestas, los inspectores le incautaron su mercadería, y no recuerdo si la subieron a ella también a la camioneta. Mientras tanto, a la vuelta de la esquina, el hombre canoso de pelo largo y los vendedores que le respondían miraban la escena entre divertidos e impacientes, esperando el momento en que los inspectores se fueran y así poder volver a instalarse en la vereda de Pueyrredón. En ningún momento se le ocurrió a los inspectores echar una mirada a la vuelta de la esquina.

Finalmente, una vez que la camioneta partió todo volvió rápidamente a la normalidad. Le comenté lo que había pasado a una pareja de amigos que tenía un local en una galería de esa cuadra, y me contestaron que eso que yo había visto era cosa de todos los días.

Esta es una anécdota muy menor, sin duda. Pero una cosa es leer denuncias sobre trata de personas o explotación de inmigrantes, y otra muy distinta presenciar en vivo y en directo cómo funcionan las cosas.

No pude menos que acordarme del hombre canoso de pelo largo cuando leí sobre el accionar de personajes como éste. O sobre estas denuncias.

Y atando hilos, juntando ese episodio en la Av. Pueyrredón y lo que estuve viendo estos días, me quedó una profunda desconfianza ante el progresismo abstracto y la mentalidad bienpensante que se conduelen de "los pobres" y creen en soluciones mágicas o fáciles ignorando el trasfondo del asunto. También me quedaron un par de certezas:
- El racismo y la xenofobia no sólo son repudiables sino también signos de imbecilidad: no otra cosa es revictimizar a quienes ya son víctimas de la trata y la explotación de sus necesidades y su miseria. Salvo que al señalar a las víctimas, la intención sea la de ocultar y proteger a los responsables y/o beneficiarios de esas situaciones.
- Ante el peligro de una situación como la que se terminó concretando, con enfrentamientos absurdos y pérdida de vidas, un Gobierno responsable (que no es el de la Ciudad Autónoma) tendría que actuar en prevención lo antes posible. Porque arriba, atrás, a los costados o enfrente de los desesperados y los necesitados, hay muchos hijos de puta sacando o esperando sacar partido de la situación. Y esos no tienen bandera.






P.S.: Decidí borrar un comentario que entendí inconducente para lo que planteo en el post, en parte motivado por esta nota de Lucas Carrasco. Si quien hizo el comentario actuó de buena fe y no tiene que ver con lo referido en la nota, le pido disculpas. Pero en todo caso, esas opiniones ya tienen espacio de sobra frente a las cámaras de TN.

sábado, diciembre 04, 2010

Flor de invitación

Mientras intento asimilar las tremendas revelaciones de Wikileaks, no dejo de recordar el hermoso momento vivido en el C.C. Paco Urondo el martes pasado. Tampoco dejo de agradecerle a Laura por la invitación, ni a todos los que hicieron que el espíritu del Cuchi Leguizamón se hiciera presente con su música, su poesía y su genialidad.

Entre esos artistas estuvo Lorena Astudillo. Aquí la traigo yo de invitada de lujo, con un huayno del Chacho Echenique.