Cristina persiste en llevarnos a otra derrota
Hace 7 horas.
"Pero lo que más me hacía falta, por lo que suspiraba tan desesperadamente, no era saber y comprender, sino vida, decisión, sacudimiento e impulso." Hermann Hesse, El Lobo Estepario.
"(...) Así se daban las cosas en la Argentina, donde, en un clima de guerra fría en el que individuos sospechosos y agentes de informaciones extranjeros conspiraban de común acuerdo con militares de honor quisquilloso, parecía que todos los golpes contra el gobierno estaban permitidos.
En octubre de 1961, un exiliado cubano, Frank Díaz Silveira, presentó a la prensa las fotocopias de ochenta y dos notas diplomáticas confidenciales de la cancillería cubana dirigidas al encargado de negocios cubano en Buenos Aires. Esas notas, escritas con claridad, daban cuenta de contactos mantenidos con altos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, emitían juicios sobre el personal militar y los jefes del ejército y ¡daban la impresión de que Cuba conspiraba para derrocar al gobierno argentino! "La publicación de los documentos, - escribía el corresponsal de La Nación en Nueva York - es probable que induzca a la Argentina... a romper con La Habana" (La Nación, 1° de octubre de 1961). El procedimiento era bastante grosero y los textos parecían redactados por propagandistas especializados en anticomunismo.
El gobierno desbarató fácilmente la maniobra. Aceptó examinar los originales, solicitándolos a los exiliados cubanos; el grupo de Miami que había presentado las ochenta y dos fotocopias, terminó por entregar treinta y dos originales que, en lo esencial, no coincidían con los documentos recibidos. Se llamó en consulta a expertos militares de los servicios de informaciones, los que descubrieron un documento falso. La cancillería decidió cerrar el expediente y dar por concluido el asunto. Pero el mal estaba hecho, principalmente en el ejército donde se daba mucho crédito a los cubanos "partidarios de la libertad", escapados del "infierno castrista" que el gobierno había tratado con cierta desenvoltura, para cubrirse, y sin ir al fondo de la cuestión. (...)"
"El caso Dreyfus sigue a hervor lento.(...) En un periódico humorístico, Caran d'Ache ha publicado una doble viñeta: en la primera, se ve a una familia numerosa armoniosamente sentada a la mesa mientras el patriarca advierte de que no se debe hablar del asunto Dreyfus; en la segunda, pone que habían hablado de eso, y se ve una pelea furibunda."Umberto Eco, El cementerio de Praga, Ed. Random House Mondadori - Debolsillo, Buenos Aires, 2013, p. 567.
"Se murmuran hechos terribles, traiciones monstruosas y, naturalmente, la Nación se inclina llena de estupor, no halla castigo bastante severo, aplaudir la degradación pública, gozar viendo al culpable sobre su roca de infamia devorado por los remordimientos..."
"Es un crimen extraviar la opinión con tareas mortíferas que la pervierten y la conducen al delirio. Es un crimen envenenar a los pequeños y a los humildes, exasperando las pasiones de reacción y de intolerancia, y cubriéndose con el antisemitismo, de cuyo mal morirá sin duda la Francia libre, si no sabe curarse a tiempo..."Émile Zola, Yo Acuso (1898).
"Suicidio o crimen, la lectura política no cambiará. Nisman está muerto y, como el escritor Émile Zola en el caso Dreyfus, en la Francia del siglo XIX, su cadáver será un fantasma errante que mortificará al kirchnerismo con un "yo acuso" que durará una eternidad. Zola tuvo razón sobre la inocencia de Dreyfus en un caso de espionaje, con fuerte tinte antisemita, que conmocionó al mundo. Pero no tuvo suerte: apareció muerto en su casa, asfixiado por la chimenea de una estufa tapada adrede, según se conjeturó entonces."
El Congreso de Estados Unidos había citado en 2013 al fiscal especial Alberto Nisman para escuchar su posición en una audiencia del Comité de Seguridad Interna de la Cámara Baja, encuentro al que no acudió porque la Procuración General de la Nación no le pagó el viaje dado que la audiencia "no guardaba relación con la función del Ministerio Público".
El encuentro, titulado "Amenazas a la patria: Irán está extendiendo su influencia en el Hemisferio Occidental", contó con muchas referencias al fiscal, incluyendo una queja del titular del Subcomité de Control y Administración Eficiente, el republicano Jeff Duncan -quien lamentó que su silla estuviera vacía- y del director del lobby buitre American Task Force (ATFA), Robert Raben. (...)
Quien también participó de ese mitin en el Comité de Seguridad interna, con un enérgico discurso en defensa de Nisman y en contra del accionar del Gobierno argentino, fue el Director Ejecutivo de la American Task Force Argentina (ATFA) y titular de Raben Group -uno de los grupo de lobby que busca apoyos para los fondos buitre en el Congreso norteamericano-, Robert Raben.
"En Enero de 2013, el Gobierno firmó un pacto con Irán estableciendo una 'Comisión de la Verdad' para volver a investigar las causas del atentado", relataba Raben.
"Lejos del avance de la justicia y el enjuiciamiento de los iraníes envueltos, el objetivo de la Comisión parece ser ofuscar, e incluso eximir totalmente, la responsabilidad de Irán en el ataque", ampliaba el lobbista de los fondos buitre. En la exposición, Raben citó artículos periodísticos de The Economist, sobre el interés de Irán de ofrecer petróleo; de Perfil sobre la reunión entre el canciller Héctor Timerman y Bashar al-Assad –que fue público y cubierto tanto por la Agencia Télam como por Prensa Islámica- y de Washington Post sobre declaración de Timerman en 2011 sobre la intención de recomponer lazos entre el mundo musulmán y Latinoamérica.
"¿Por qué la Presidenta argentina le daría a Irán una victoria así?", se preguntaba Raben, ignorando que el Parlamento iraní no aprobó el Memorándum y el Gobierno argentino nunca pidió el cese de las alertas rojas. "Para nosotros, el acuerdo encaja dentro de un patrón más grande, de una creciente cooperación con Irán. El gobierno kirchnerista, como el de Venezuela, buscó agresivamente una relación económica con Irán y reescribir la historia del ataque a la AMIA es crucial para eso", concluía el Director Ejecutivo de ATFA.
El llamado a indagatoria de la Presidenta (y su consecuente embargo) se cocinó a fuego lento. El primer antecedente fue en agosto de 2013 en Nueva York cuando Alberto Nisman viajó allí para un foro internacional y compartió un encuentro con referentes de la comunidad judía estadounidense, varios de ellos con poder en Wall Street y en la política de Washington. Allí un abogado de uno de los más importantes buffets de Manhattan le señaló al fiscal de la causa AMIA que el referéndum firmado por el Gobierno era la antesala para una imputación a Cristina Kirchner por presunto encubrimiento.
El abogado detalló todas las fallas visibles en el memorándum firmado con el gobierno iraní, desde la nula mención o referencia al código penal argentino (que es el que rige el caso) hasta la inexistencia del término “indagatoria” para con los sospechosos de la voladura. El texto sólo hablaba de responder un “cuestionario”.
La frutilla del postre era la predicción de que la Fiscalía de Teherán nunca levantaría una acusación firmada contra Nisman hace años y apenas el fiscal pisara suelo iraní corría riesgo de ser detenido por las autoridades locales.
Varios de los hombres que tratan con Nisman tienen intereses en la puja del país contra los Holdouts en los tribunales de Nueva York. Dato a tener en cuenta, especialmente ahora que el Gobierno está preparando su réplica.
Fueron los mismos señalamientos que llegaron a Héctor Timerman, encargado de la firma del memorándum. El canciller tal vez no le haya dado la importancia debida. Nisman hace años que viaja por todo el mundo brindando testimonio de su investigación en la causa AMIA y sus principales patrocinadores son los mismos que le recomendaron avanzar contra Cristina Kirchner. (...)
(...) “La gran mayoría de los culpables ya está en el otro mundo. Y eso lo hicimos nosotros”, indicó Aviran, al ser consultado por la Agencia Judía de Noticias (AJN) sobre la impunidad que persiste en la causa AMIA. El diplomático reavivó así la polémica que desató la muerte del jefe de inteligencia del partido extremista libanés Hezbollah, Imad Fayez Mugniyah, señalado como presunto autor intelectual del atentado a la AMIA y también del ataque en 1992 contra la embajada de Israel en Buenos Aires, que dejó 29 muertos. (...)
En la entrevista, Aviran no dio detalles sobre la supuesta “venganza”. Aunque varias veces aludió a los responsables del atentado. “Sabemos quiénes fueron y la gran mayoría ya se encuentra en el otro mundo”, insistió. No obstante, el diplomático también se pronunció respecto a la situación actual de la causa AMIA. Advirtió que los familiares de las víctimas “necesitan un esclarecimiento” y saber “qué pasó y cómo perdieron a sus seres queridos”. Y, en esa línea, responsabilizó a todos los gobiernos: “Ni (Carlos) Menem, ni (Fernando) de la Rúa, ni los que vinieron después hicieron algo para esclarecer lo que pasó”, remarcó.
A su vez, Aviran calificó como “una farsa” al Memorándum de Entendimiento firmado por el gobierno kirchnerismo con Irán y acusó al canciller Héctor Timerman de hacer “cosas antiisraelíes y antijudías”. Sostuvo que “desde Israel escucho que quiere hacer una comisión para encontrar a los culpables junto a los iraníes, que fueron los principales responsables de los mismos”, enfatizó sobre el acuerdo que la Casa Rosada logró que sea ratificado en el Congreso a principios del año pasado y que fue duramente rechazado por organizaciones judías en la Argentina y por familiares de víctimas del atentado a la AMIA.
Además, Aviran les apuntó al canciller y a su padre, el fallecido periodista Jacobo Timerman, por entender que tuvieron conductas contrarias el Estado de Israel. “Timerman tiene una historia bastante problemática con nosotros: antes su padre, a quien salvamos (de la última dictadura militar y a cambio) sólo recibimos injurias de él; y después el hijo, que hace estas cosas, que son anti-israelíes y antijudías".
En cambio, Aviran defendió la tarea que realizaron el ex juez Juan José Galeano y del ex comisario de la Policía Federal, Jorge “Fino” Palacios, quienes están imputados por irregularidades en la investigación. “En el tiempo que estuve allá (en Buenos Aires), creo que los dos hicieron un buen trabajo. Pero después los sacaron y quienes empezaron a investigar nuevamente todavía no les dieron una respuesta de qué pasó al Gobierno israelí y a la comunidad judía en la Argentina”, sostuvo.