miércoles, octubre 28, 2009

Papel negro


Pocas horas antes de la votación de la Ley de medios audiovisuales en el Senado, el diario de la Sra. de Noble se acordó de que era uno de los propietarios de Papel Prensa. El mismo día, Joaquín Morales Solá dio su versión angelical del cambio de manos de la empresa ocurrido durante la dictadura:

"...Uno de los argumentos actuales contra Papel Prensa es que fue comprada por tres diarios (La Nación, Clarín y La Razón) durante la dictadura. Pero, ¿no hubiera sido peor que los militares controlaran hasta el abastecimiento de papel a los medios gráficos? ¿La producción nacional de papel para diarios no fue, acaso, una conquista para la independencia del periodismo, que dejó de depender exclusivamente de las importaciones de papel y de los consiguientes arrebatos de los gobiernos de turno?"

De dicha "conquista para la independencia del periodismo" podrían hablar bastante don Julio Ramos (si viviera), o Héctor Ricardo García. Y de paso, qué raro resulta leer a JMS defendiendo la producción nacional y argumentando contra la importación, ¿no?

Otra es la versión que surge del aporte del colega Aldo Ulises Jarma y de los testimonios que brindó Osvaldo Papaleo en distintos medios como El Argentino (nota levantada por Artemio en Ramble) y Café Las Palabras. Y también en el reportaje que le hizo Néstor Leone en el Nº 344 de Debate, que viene acompañado por una nota del mismo periodista y de la que vale la pena transcribir algunos párrafos.


Papel Prensa, pasado y presente
por Néstor Leone

Casi como una metáfora de la manera en que se consolidan ciertos poderes fácticos o se adquieren determinados derechos en nuestro país. Así puede leerse hoy la historia de Papel Prensa, la planta productora del insumo básico de los diarios, monopólica en su rubro. Atravesada por una faena engorrosa de venias políticas y favores económicos, algunos más impúdicos que otros, más una cuota importante de tragedia, la empresa puede considerarse un signo de estas últimas cuatro décadas. Con empresarios que saben de prebendas y hacen usufructo de ellas, y con un Estado más bien incompetente que, cual socio bobo, financia las ganancias de sus pares privados en perjuicio de otros actores y, en definitiva, del resto de la sociedad.

Papel Prensa es eso y, además, la empresa que nació a fines de los sesenta para sustituir importaciones y quedó convertida en un coto de exclusiva propiedad de un selecto grupo de empresarios que hizo y deshizo a su piacere. Es eso, y es la empresa que pasó de ser un intento de resolver el principal cuello de botella de los diarios, a una nueva modalidad de cerrojos y elemento de presión. Es eso, y es la empresa que creció para satisfacer una necesidad ligada a promover la libre circulación de ideas y pensamientos, y terminó convertida en piedra basal del poder concentrado de un grupo económico.(...)

Sin los Graiver de por medio, La Nación, Clarín y La Razón llegaron con cierta facilidad a hacerse de las acciones de la empresa. El pago se hizo con poco efectivo y mucho papel pintado, más una serie de préstamos preferenciales del Banco Nacional de Desarrollo (Banade), que les había facilitado la dictadura. Además, las empresas involucradas se aseguraron de que el Estado no realizara ningún estudio técnico para averiguar cómo financiarían el proyecto ni que se pidieran avales de patrimonios personales para acceder a esos créditos. Como puede verse, un empujoncito estatal para contraer los tan mentados derechos adquiridos sobre la planta. La foto histórica del brindis entre Ernestina Herrera de Noble, dueña de Clarín, con Jorge Rafael Videla, dueño de la vida y la muerte de los argentinos, el 27 de setiembre de 1978, durante la inauguración de la planta de San Pedro, parece el documento más contundente de este acuerdo.

Sin embargo, fue una conferencia de prensa, en la sede de Adepa (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas), la que sirvió para que los tres diarios informaran acerca de la compra del paquete mayoritario de Papel Prensa. La entidad, por supuesto, no sólo prestó su casa sino que también avaló con bríos la iniciativa, a la que consideraba “sin precedentes en la prensa nacional”. Además, se congratulaba “ante la posibilidad abierta para todos los diarios asociados, merced al esfuerzo de tres de ellos, comprometidos en la solidaridad profesional”. Y, por si fuese poco, equiparaba ese traspaso con los intereses de la República, como habitualmente gustaban hablar los militares y sus socios civiles, justo en momentos en los cuales la República estaba más ausente. Para curiosos e incrédulos, la declaración puede consultarse en los diarios de la época y en el libro de José Ignacio López El hombre de Clarín, una especie de biografía laudatoria y condescendiente con Héctor Magnetto, CEO del Grupo.

Por esa época, las Fuerzas Armadas no sólo ya habían intervenido La Opinión, el competidor que más lectores le había sacado en los últimos años a Clarín, sino que también había desaparecido una cantidad importante de periodistas entre los que se contaba Edgardo Sajón, que no pudo superar la tortura, o Jacobo Timerman, director del diario intervenido. Y no faltaría mucho para que la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) expresara sus “graves reservas” sobre el proyecto de Papel Prensa, tanto por la forma en que la habían adquirido como por lo que ello implicaba. Ni tampoco para que la propia Adepa condenase públicamente el otorgamiento del premio Maria Moors Cabot, que homenajeaba a los periodistas presos y desaparecidos y que Timerman recibió en nombre de ellos.

Pero eso no fue todo. Como plus, el jefe de asesores del Ministerio de Economía e integrante del cenáculo golpista conocido como Club Azcuénaga, Luis García Martínez, permitió que el papel fuese uno de los pocos insumos exceptuados de la política de apertura irrestricta de entonces. Por lo tanto, no sólo la empresa se fortaleció rápidamente sino que, también, los competidores de los tres diarios propietarios de la empresa no pudieron aprovechar un recurso que les hubiese abaratado el papel. Ahí sí la protección a la industria nacional fue bandera política.(...)


Para terminar, algunos fragmentos reveladores de la entrevista de Leone a Papaleo:

- ¿Cómo se produce el traspaso de las acciones de Papel Prensa?

- Cuando llegó la intimidación de Martínez Segovia, la familia accedió a firmar un preconvenio. Nada era claro, tanto que La Prensa, que fue invitada a participar en este pool, no entró. Se podrá decir lo que se quiera de La Prensa, pero resultaron más consecuentes con su liberalismo que otros y fueron honorables en esto. No entraron en el negocio. Pero la presión sobre la familia crecía. El apuro de los diarios tenía que ver con el deseo de terminar con este asunto rápidamente. Y comenzaron los secuestros. Primero fue Juan Graiver, el papá de David, en marzo de 1977. Ahí la familia se dio cuenta de lo que se trataba. Y no era difícil saberlo. Por ese entonces, el general Ramón Camps usaba a la revista Somos, de la Editorial Atlántida, como su vocera, para dejar trascender las declaraciones bajo tortura. Es más, la editorial había dicho que yo le había presentado a Graiver a los Montoneros, y mi abogado tuvo la mala idea de enviarle un telegrama a la empresa para conminarlo a que se retractase. Al rato me vinieron a detener y, luego de tres días de tortura, me mostraron el telegrama original que le habíamos mandado a Atlántida.


- El vínculo era evidente.

- Claro. Yo sabía que mi hermana estaba viva por lo que salía en la revista. “Lidia Papaleo de Graiver reconoce…”, decía. Estas cosas entonces eran muy normales en el periodismo.
(...)

- Usted tuvo participación en la discusión de la nueva ley (de medios audiovisuales), con presencia en la audiencia. ¿Qué piensa de la victimización del Grupo Clarín?

- A Clarín le gusta victimizarse, pero son los menos autorizados. Ya en la época de Joaquín Morales Solá lo hacían. Les gustaba verse como víctimas de Massera, por ejemplo. Decían que eran hostigados, como si hubiesen sido parte de la resistencia a la dictadura.

- José Ignacio López, en su libro, dice que la operación se hace en contra de la voluntad de Massera, que quería Papel Prensa para su proyecto político.

- Es la versión oficial de Clarín. Pero es como si la banda del Gordo Valor se peleara por un botín. Imaginemos una pelea entre el Gordo Valor y la Garza Sosa, ¿qué entidad tiene? Por eso, lo importante de la discusión de esta ley. Por lo menos, se le vieron las caras. ¿Quién conocía, hasta ahora, a Jorge Rendo o José Aranda? ¿Quién les conocía la cara? Ni atendían el teléfono: había que ir de rodillas para hablar con ellos. Ahora fueron ellos los que llamaban desesperados para que la oposición intercediera por ellos. Héctor Magnetto fue el gran monje negro de la política argentina. Espero que todo eso se termine.


Una pequeña acotación: a José Aranda, los bloggerslo conocíamos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Lobo:

Como anda?

Sabe bien que considero una gran obra que destruyan a Clarin y a todos los satrapas parecidos.
Y lo dije de entrada.

Ahora bien, tampoco me parece logico aceptar sin reservas los dichos de una persona/s con intereses en el tema.

Hay un libro, lo tuve y como siempre lo perdi:en 1974 Rodolfo Terragno( cuando era un periodista serio) auspiciado por Luz y Fuerza,escribio un libro sobre PPrensa.
Basicamente dice que fue un negocio inicialmente de Gelbard y Lanusse y luego de Peron-Gelbard.
Obviamente como es del '74 no relata la aventura de Clarin,La Nacion,La Razon y la mar en coche.

Cordiales Saludos
AB

Anónimo dijo...

Si confiesas con tu boca que Jesucristo es tu Señor y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salv@.

Romanos 10.

Rafa dijo...

Don AB:
Gracias por su saludo. Con respecto a Papaleo, no es que yo tome sus dichos sin reservas sino que él cuenta la parte de la historia que Clarín y Morales Solá ocultan cuidadosamente. Lo de sus intereses en el tema es relativo, no creo que a esta altura ni él ni nadie de la familia Graiver tenga en vista la posibilidad de un resarcimiento económico.

Recuerdo algo de las críticas que se le hacían a Papel Prensa desde mucho antes del "caso Graiver". Seguramente muchas de ellas tenían fundamento, pero la mayoría de los críticos cambiaron de opinión cuando el Proceso favoreció el traspaso a la sociedad de los tres diarios. Lo que antes era un "negociado" pasó a ser una "empresa de interés nacional". Es verdad que La Prensa de los Gainza Paz no entró en esa, pero también hay que tener en cuenta que ellos se dedicaban a la importación de papel.

Y por supuesto, con el pretexto de la supuesta vinculación de David Graiver con los Montoneros se secuestró, torturó, vejó y sometió a juicio por un tribunal militar a toda su familia, a la que de paso se la puso en la picota pública (no me olvido de un titular de primera plana de La Razón de los Peralta Ramos, "Más Graivers al asecho" (sic)). Otro de los crímenes imperdonables del Proceso, que sin duda salpica al "gran diario argentino" y sus socios.

Un saludo cordial.


Anónimo de 3:24 PM:
Gracias y mis respetos.