sábado, marzo 12, 2011

El árbol, el bosque y el Oso



Cuando en junio de 2004 un buchón policial asesinó en el barrio de la Boca a Martín "Oso" Cisneros, me impresionó que los medios hegemónicos (desde Radio 10 hasta La Nación, digamos) le dieran menos trascendencia al crimen que a la posterior toma de la Comisaría 24ª por un grupo encabezado por Luis D'Elía. El discurso que se transmitió a "la gente" ocultaba el asesinato y demonizaba a los "piqueteros" poniendo como cabeza de turco al muy demonizable D'Elía (un objetivo predilecto de esos medios, que además fue procesado por esa toma).

Recordé esto leyendo en Radar las notas en homenaje a Martha Ferro, responsable durante muchos años de la sección Policiales de Crónica. Una testigo y cronista de la violencia en las zonas más sumergidas de nuestra sociedad, pero también una observadora del contexto socioeconómico en que se manifiesta esa violencia. Va un par de párrafos del reportaje que le hizo María Moreno:

- Usted nota un deterioro aun entre los infractores de la ley, que antes mantenían un cierto “código”.

- La degradación empezó con la crisis económica y a la crisis se le agregaron otras cosas, no solamente el alcohol, sino la pasta base, el denominado crack, que te vuelve loco. Ayer en Pinzón y Martín Rodríguez andaba un pibe de quince años. Se le acercó un viejo y le dijo “tomá, comete un sándwich”. Después el pibe entró a robarle un televisor. Entonces el viejo lo vio y lo mató a martillazos. Quince años tenía... La Boca tiene un montón de asentamientos en fábricas cerradas donde antes muchas mujeres tenían laburo y ahora el único que tienen es el de prostitución, en las casas vacías luego de la dictadura. Es que en La Boca iban a desalojar a un montón de gente porque la autopista iba a pasar por la calle Suárez. Pero ¿qué pasó? No se hizo. Entonces quedaron casas solas y empezaron a tomarlas. Hasta hace poco todavía había gente que laburaba. Los hombres en el puerto. Y las mujeres en las fábricas de alimentos, como Bagley y Terrabusi, en algunas textiles de Avellaneda o en el servicio doméstico. Eso se fue terminando. Entonces empezaron las migraciones de gente desesperada que venía de la provincia ya sintiendo el olor de 1986, donde las economías del interior quedaron sumergidas. Sobre todo en el litoral. Se cerraban las fábricas y los desocupados se venían para acá. La Boca era un barrio barato, en el sentido de que no tenías que pagar garantía. Pero en realidad, barato no era, porque una pieza salía doscientos pesos con baño compartido. Por entonces la violencia era por el fútbol. La Boca estaba libanizada.(...)


- ¿Hace mucho que no va a la Isla Maciel?

- Mucho. No quiero ni pensar cómo estará la Isla Maciel. En el ochenta había mujeres que iban a buscar la grasa de los frigoríficos para hacer chicharrón. Como única comida de los chicos. O buscaban ratas en los basurales. Las limpiaban con vinagre y se las comían. Y también iban a los restaurantes de La Boca –te estoy hablando de los de la villa– a buscar la comida de la basura para lavarla y cocinarla. Porque la Isla Maciel fue territorio del puerto, y el puerto fue desmembrado. (...) Me respetan muchísimo, todavía hoy lo que yo digo es palabra santa ahí. Para todo “preguntale a Martha”. Y aparte por el hecho de que yo me llevo mal con la cana. La historia mía con la Comisaría 24ª empezó porque estaba contra la barra brava de Paquinco, que es un hijo de puta. Y a este Paquinco un día justo se le da por pegarle una piña a una amiga artesana. Entonces lo escraché. Lo saqué en el diario y acompañé a mi amiga a hacer la denuncia a la fiscalía, porque si no en la 24ª se muere.(...)


Me pregunto, los medios que les apuntan con tanta dureza a los piqueteros y sus dirigentes, ¿le habrán prestado atención en su momento a la degradación social de los barrios, a la desintegración de los vínculos económicos, sociales y hasta afectivos? ¿Habrán investigado las conexiones de los funcionarios de la Comisaría 24ª (ya que estamos) con "La 12" y con el delito organizado en general? Más bien que no. Su mensaje apunta con justeza al "sentido común" del argentino medio, infundiendo la indiferencia y el "no te metás" ante políticas antisociales y antinacionales como las que predominaron entre 1976 y 2001, para luego culpabilizar a los "feos, sucios y malos" emergentes de las consecuencias de esas políticas. Algo con larga historia en nuestro país.


P.S.: Me enteré acá de que este blog está valuado en la humilde suma de $21.884,01, muy lejos de los "pesos pesados" de la blogósfera. Si alguien está dispuesto a aportar esa suma para adquirirlo, bienvenido. El dinero será destinado por partes iguales a Pelota de Trapo y al Comedor Los Pibes.

2 comentarios:

Laura dijo...

Eh! El Lobo no se vende! Hagamos una vaquita y hacemos la donación, pero no joda! Podríamos hacer una vaquita, la verdad...
La suya es una actitud similar a la de Ferro: "Una noche de hace cinco años, Graciela Fernández y yo le hicimos, en el casino flotante de Puerto Madero, la remake de Rubias de Nueva York a ese Gardel beat y mina que era Martha. Había cobrado parte de la indemnización de Crónica y nos dio dos lucas a cada una con la recomendación: “No se guarden nada como perejilas y, si arrugan, no traigan vuelto. Si ganan, hablamos”.

Rafa dijo...

Laura:
Antes se usaban eslogans como "La Prensa no se vende, porque La Prensa no se vende"... Hoy decir "El Lobo no se vende, porque el Lobo no se vende" sonaría demasiado críptico, no?? (lo de la venta era un chiste, pero hacer una vaquita estaría bueno!)

Esta Martha Ferro sí que era una periodista de verdad, más en comparación con tantos "colegas" suyos que hoy día hasta dan lástima...

Gracias, un besote!