sábado, enero 07, 2012

Habla Abal Medina

Cuando saqué este post no me imaginé que al poco tiempo iban a llover las parrafadas de José Pablo Feinmann para reactualizar mis ideas sobre la incomprensión que rodeó al Perón del retorno y que JPF parece querer dejar cristalizada como verdad revelada para toda la eternidad.

No quiero cargar las tintas sobre JPF, un tipo que es capaz de escribir cosas valiosas (como las que rescaté aquí o acá). Pero a su edad ya debería haberse dado cuenta que la autorreferencialidad y la postura de "intelectual crítico independiente" son malas consejeras, sobre todo cuando primero le da un reportaje a La Nación y después tiene que escribir un descargo patético como éste.

El caso es que el hombre parece tener una obsesión por "matar al padre" y por "superar al peronismo", y en ese tren no vacila en abonar el mito del "camporismo bueno" que fue echado del gobierno por el "Perón malo" del '73. Supongo que cree que los 49 días de la "primavera camporista" fueron una oportunidad perdida para su anhelada "superación del peronismo" y ahora se ilusiona con que el kirchnerismo lleve a cabo la tarea frustrada en aquella época, por supuesto bajo su guía filosófico-política.

Aún a riesgo de irritar espíritus sensibles, veo como negativa y engañosa la actual pasión de JPF por una etapa que, más allá de la euforia y la movilización juvenil y popular, exhibió dosis excesivas de "infantilismo revolucionario", imprudencia, mesianismo, inexperiencia e incompetencia política en la mayoría de sus dirigentes. Sin olvidar que sus líneas esenciales (en economía y política exterior, sobre todo: Pacto Social; acercamiento al mundo socialista y a los No Alineados; ruptura del bloqueo a Cuba) habían sido fijadas por Perón y tuvieron continuidad durante la tercera presidencia del General. No es una crítica ideológica la que le hago a los sectores que se identificaban con Cámpora en esa época (y al entusiasmo feinmanniano) sino política. Algo que se engancha justamente con lo que señala JPF en este otro reportaje:

"En política, a veces, hay que dar dos pasos. Dar tres o uno, es un error. Si se dan tres es posible que no puedas sostenerlo y que se convierta en un retroceso. Si se da uno, es que no hubo voluntad suficiente. Ahora, el que da los dos pasos, y los dos pasos adecuados, está convirtiendo la política en posibilidad, en el sentido heideggeriano."

Claro que Feinmann aplica esos conceptos al gobierno actual, que por suerte tiene muchísimo más manejo político que el "camporismo" del '73. Pero olvida que en esa época que él añora, si alguno quería dar tres pasos, saltaba otro que quería dar diez, y el que quería parar un cacho la pelota era
un "cagón" o un "traidor". Del retroceso que vino después, mejor no hablar...

Sobre la necesidad de JPF de "matar al padre", creo que Manolo apunta correctamente aquí al fondo de la cuestión. Pero para mí la cosa va más allá: con su machacona insistencia en la "derechización" de Perón, Feinmann oculta que el proyecto del General era la única alternativa en ese momento a un destino como el que nos tocaría en suerte a partir de 1976, con "guerra sucia" y economía de tierra arrasada en íntima asociación. O pretende ignorar las siderales distancias entre la situación política de 1973-74, signada por la violencia, y la actual, al comparar "políticas de seguridad". En fin, y como no voy a escribir un libro de 1602 páginas para seguir refutando a JPF, prefiero recomendar como lectura de verano algunas entrevistas ya veteranas a Juan Manuel Abal Medina (padre), integrante "brillante" (según Feinmann) de la "juventud maravillosa" y uno de los máximos exponentes del "camporismo", que vio a Perón y las cosas que pasaban mucho más de cerca que JPF o cualquier otro. Va un fragmento:

"(...) El propio Perón había designado a Abal Medina como secretario general del movimiento en agosto de 1972. Un nacionalista, con apellido reivindicado por la juventud, con buenos contactos militares y la amistad de Lorenzo Miguel y José Ignacio Rucci: el centro ideal desde el cual manejar los hilos de lo que se vendría."Perón encandilaba. Para la gente tenía imagen poco menos que de santo, pero mano a mano parecía un hombre de campo, con una sabiduría política notable. Era fascinante. Lo que me ordenó fue actuar como puente entre las dos grandes fuerzas de ese momento: la juventud y el sindicalismo."

- ¿Y López Rega?

"En 1972, en Madrid, lo suyo era servir el café. O nos iba a buscar al aeropuerto. Ya hablaba de cosas raras. Cuando programábamos el retorno, él hizo cartas astrales de todos: del general, Isabel, Cámpora, yo y él mismo, para determinar la fecha exacta. Nadie le hacía caso. La fecha del 17 de noviembre surgió cuando Alitalia confirmó que nos podía alquilar el charter. Pero Perón estaba muy solo, y esa especie de enfermero-valet se le fue haciendo indispensable a medida que su salud empeoraba. En 1973, antes de las elecciones del 11 de marzo, voy a Madrid y encuentro a Perón desmejorado, muy lento: "Ando cansado", me dijo. Comí solo con Isabel y López Rega y, por primera vez, los escuché hablar de política. "

- ¿Qué decían?

"Intentaron sembrarme intrigas sobre la lealtad de Cámpora, un disparate total. Raúl Lastiri (yerno de López Rega, y luego remplazante de Cámpora en la presidencia, hasta que asumió Perón), un buen peronista y amigo, nos había avisado a Lorenzo Miguel y a mí: "Mi suegro está en una conspiración, ojo que le están llenando la cabeza al general". Tenía razón. López Rega había ido creciendo, empezó a rodear a Perón de gente de ultraderecha y de los servicios de inteligencia, y se largó contra Montoneros, diciendo que se querían quedar con toda la juventud y todo el Movimiento. En eso, la verdad, había mucho de cierto."

- La pulseada fue en Ezeiza, el 20 de junio de 1973.

"Hubo una ruptura anterior. Rodolfo Galimberti (quien aparecía como dirigente de la Juventud Peronista, pero había ingresado secretamente a Montoneros) anunció en un acto la creación de "milicias populares". Cámpora aún no había asumido, y se armó un escándalo nacional. Para colmo, anunciaron allí la creación de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) con lo cual le declaraban la guerra al sector sindical. Yo estaba en ese acto, y cuando me tocó hablar desmentí las dos cosas. Todavía tengo la filmación. Nadie se enteró de la desmentida. Perón terminó echando a Galimberti, y los sindicalistas veían a la juventud como enemiga. Para el 20 de junio, las cartas estaban jugadas.(...)"

Desde ya, esto de revolver en el arcón de los recuerdos no tendría mucho sentido si uno no pensara que sirve para interpelar el presente. Porque como reza la frase de Martin Heidegger tantas veces citada por José Pablo Feinmann en su muy recomendable La Filosofía y el barro de la Historia, "el origen es aún".


P.S.: Aquí, un documental sobre los últimos tiempos de la vida de Perón, con testimonios de Abal Medina entre otros.

16 comentarios:

Daniel dijo...

Postazo Rafa. Uno quiere leer estas cosas indefinidamente a veces.

Rafa dijo...

Muchísimas gracias, Daniel. Un gran abrazo.

omar dijo...

Impresionante la entrevista, muy aclaradora de muchos dislates que se escuchan

Rafa dijo...

Omar: muchas gracias por tu visita y tu comentario.

Un abrazo.

Félix Lunático dijo...

Todavía el cuento de la enfermedad del General y el valet: pobre Perón, un hombre viejo y enfermo que se recostó en su ayudante-valet en los últimos días de su vida.

Cual cual tiene el "entorno" que quiere tener. Perón le dio autoridad a López Rega en una decisión política con plena conciencia. Como también le dio poder a Osinde. Era su gente de confianza y cercanía ideológica, no unos tipos que aparecieron de la nada en el final de la vida de un Perón gagá.

Rafa dijo...

Félix Lunático:
Vea, acá hay un testimonio de alguien que no tuvo ni tiene un interés político directo en inventar ningún cuento. Justamente si puse esto es porque me parece que Feinmann (aunque no sólo él) quiere reemplazar un cuento por otro. Así como es una falsedad argumentar que Perón tomó ciertas decisiones porque estaba "gagá" o "viejo y enfermo", también lo es atribuirle un "plan maquiavélico" para "exterminar a la zurda". Sin duda que López Rega y Osinde eran personajes nefastos y que Perón se apoyó en ellos (Osinde fue desplazado después de Ezeiza), pero las cosas fueron mucho más complejas que como las muestra JPF. Por ejemplo, siguió habiendo diálogo e intentos de reconciliación entre Perón y la Tendencia después de la Plaza del 1º/5/74 y hasta pocos días antes de la muerte del Viejo.

Gracias y saludos.

Jack Celliers dijo...

Me interesa ese planteo de los "pasos", que evoca aquello de "apresurados y retardatarios", porque lo que no se explica nunca es pasos hacia dónde, velocidad en qué dirección.

Los peronistas gustan de señalar a la izquierda su incomprensión del fenómeno peronista, independientemente de lo cierto que esto sea, lo curioso es que los propios peronistas parecen tener que explicar a Perón interminablemente. La peronología es una ciencia fascinante.

Si desde el vamos antes de hablar de velocidades o distancias se hablara de metas, entonces todo sería más claro. El único pecado que cometió la izquierda peronista es el de toda izquierda: cuestionar al capital. El peronismo permitió encajonar gran parte de las aspiraciones revolucionarias de una generación -que peronistas o no lo que tenían en común era cuestionar y poner en peligro el régimen de propiedad privada de los medios de producción- dentro de un proyecto que se propuso antes que nada salvaguardar ese régimen.

Esto no lo digo yo, lo dijo el propio Perón. La izquierda marxista señaló a la militancia revolucionaria peroista esta contradicción, y al menos en eso acertó: el error consiste en amenazar al capital y al mismo tiempo obedecer un liderazgo que se propone defenderlo. La feroz represión terrorista desatada sobre las bases revolucionarias peronistas no tuvo que ver con ninguna discrepancia acerca de velocidades o estrategias.

Toda la contradicción política del peronismo de los '70 está emparentada con este fenómeno, que históricamente no es nuevo. El actual kirchnerismo no es una "superación", aunque CFK parece una persona mucho más confiable que Pochito, el hecho es que la situación de la argentina de hoy se parece bastante más a la de comienzos del '45 que a los '70. Commodities en alza, sustitución de importaciones, crisis internacional... Incluso tenemos a la
Unión Democrática y una izquierda cipaya que le hace el juego.

Salud.

Rafa dijo...

Jack Celliers:
Su comentario merecería un post aparte como respuesta, pero trataré de sintetizar:

- Se me ocurre relacionar lo de los "pasos" con el concepto de "progresismo". Que no tiene por qué oponerse necesariamente al ideario peronista: una política destinada a lograr una Nación "socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana" puede ser compartida (así sea temporalmente) por aquellos que aspiran a progresar hacia otro tipo de sociedad. Así lo entendieron muchos socialistas, comunistas, anarquistas, trotskistas, etc., que en su momento se integraron o adhirieron al peronismo. Sobre la velocidad de esos pasos, Perón dijo en sus últimos años que "entre el tiempo y la sangre, había elegido el tiempo". Lo que en definitiva implica privilegiar la política por sobre el voluntarismo o el mesianismo.

- Lo de "la necesidad de los peronistas de explicar a Perón" tiene mucho que ver con la "incomprensión" a la que me refería al inicio del post. En mi opinión esto tiene que ver con la necesidad de la Tendencia de los '70 de "interpretar a Perón" para sostener su propio discurso. Es decir, de mantener una ficción donde por un lado la de Perón era "palabra santa", pero por otro lado se la debía tergiversar y disfrazar para ocultar que se tenía un proyecto diverso y finalmente opuesto al de Perón. El General mantuvo un discurso ambiguo mientras duró su exilio, pero al menos desde su retorno de noviembre del '72, y más todavía desde el de junio del '73, habló con una claridad meridiana. El choque con esta realidad llevó a la Tendencia a inventar la ridícula "teoría del cerco", por ejemplo (más allá de que, como cuenta Abal Medina, a Perón le llegaran informes filtrados interesadamente por López Rega y los servicios).

- Yo matizaría la afirmación de que "el pecado de la izquierda peronista fue cuestionar al capital". Más allá de los aportes de teóricos brillantes como Cooke, creo que fueron los errores en la práctica política concreta de la dirigencia de la izquierda peronista los que la llevaron al fracaso y la derrota. No hay que olvidar que estaba en juego "la herencia de Perón", aún en vida de éste, y se trataba de acumular el mayor poder posible para cuando el General ya no estuviera. Las motivaciones ideológicas eran una herramienta discursiva más, y la trayectoria posterior de un personaje como Rodolfo Galimberti es ilustrativa al respecto.

- Sobre su afirmación de que el peronismo se proponía salvaguardar el régimen de propiedad privada: sobre eso no hay duda, pero habría que analizar qué alternativa concreta había al proyecto de Perón, en una Argentina rodeada de dictaduras en los países vecinos y con unas FFAA dispuestas a llevar a cabo su doctrina de la "guerra contrarrevolucionaria" aprendida de los franceses de Argelia y los yanquis de la Escuela de las Américas. Hablando en "lenguaje cristinista", diría que Perón se proponía un "capitalismo serio" con pleno empleo, protección del mercado interno, independencia del poder financiero internacional, etc., etc. Lo cual no era nada fácil en momentos en que la Comisión Trilateral ya estaba proyectando el cambio de paradigma del capitalismo mundial hacia la hegemonía del poder financiero concentrado.

(Sigue en el próximo, Blogger no permite comentarios demasiado largos.)

Rafa dijo...

Jack Celliers (sigue):

- Sin duda que la izquierda no peronista le señaló a la militancia revolucionaria peronista la contradicción entre la consigna de la "patria socialista", por ejemplo, y la adhesión a un liderago que apuntaba para otro lado. La falta de sinceridad de la dirigencia de la JP-Tendencia en ese aspecto llevó a un discurso por momentos esquizofrénico (y dio lugar a escisiones como la de JP Lealtad). Lo que hizo crisis en la Plaza del 1º de Mayo del '74, que sin embargo no era el fin del mundo ni mucho menos: había que aceptar la realidad. Lamentablemente, para ese momento las cosas ya se habían puesto muy feas.

- La represión sobre las bases revolucionarias peronistas (y no peronistas también) tiene que ver con la instrumentación (embozada al principio) de la guerra contrarrevolucionaria. Desde ya, esto se sumó a bandas de marginales y/o "cruzados ideológicos" que se tomaron a pecho la lucha contra la "infiltración marxista" en el Movimiento.

- Concuerdo en el origen de la contradicción política del peronismo de los '70. Hablar del "kirchnerismo" o del "cristinismo" como "superación del peronismo" me parece un absurdo que ignora las diferencias abismales entre la Argentina de hoy y la de 35-40 años atrás. El modelo de democracia que vivimos hoy (con sus pros y sus contras) era absolutamente impensable antes del '76. Y sí, el contexto general es más parecido (salvando las distancias) al de los '40 que al de los '70.

Gracias por su comentario. Un saludo cordial.

Jack Celliers dijo...

Si puedo incordiar un poco: ¿sólo el discurso de la Tendencia fue esquizofrénico? ¿Nunca el de Perón? El juego con el manoseado concepto de "socialismo" ¿No fue avalado por Perón?

Si alguien mantiene un discurso ambiguo primero y luego habla con "claridad meridiana" eso sólo indica una cosa: no habló con claridad meridiana siempre.

¿Cuándo habló ambiguamente? Cuando aún no tenía el poder ¿Cuándo habló con claridad meridiana? Al llegar al poder. Notable sentido de la oportunidad respecto de cuándo hablar claramente y cuándo hacer guiños, fintas, comentarios campechanos, los revolucionarios, los ortodoxos, todos trabajan. Un político astuto, sin duda. Salvaguarda los intereses del capital, pero en determinado momento esgrime un discurso beligerante y vagamente anticapitalista que casualmente mucha gente está dispuesta a aceptar, y a pagar con costos altísimos en vida, sacrificio, etc.

Una vez llegado al poder, y sin haber pasado ni la mitad de los peligros que cualquier militante peronista -una curiosa forma de liderazgo-, el hombre se despacha con lo de estúpidos e imberbes a gente dispuesta a dar la vida por él.

A mí me parece un caso claro. No es nuevo. El peronismo no es un movimiento fascista, pero comparte con el fascismo los métodos bonapartistas de "conducción", el poder es un violín, se toma con la izquierda y se ejecuta con la derecha.

Hasta José Pablo Feinmann se dio finalmente cuenta de esto luego de décadas de soliloquio público. Todo lo que hace es tratar de explicárselo.

Lo dicho no quita que yo apoye críticamente a este gobierno. No coincido con el diagnóstico en los '70, había alternativas mejores. Hoy por el momento no.

Salute y perdón si me fui un poco al joraca.

Rafa dijo...

Jack:
Indudablemente Perón tuvo un tipo de discurso mientras veía lejano su retorno al país y al poder, y otro diferente cuando vio que había llegado su momento. Sobre el tema hay algo en este post. Durante el exilio, su ambigüedad obedecía a su conocida idea de la "acumulación de fuerzas". Cuestionar eso desde lo "ético" (un lugar común habitual, tanto desde puntos de vista de izquierda como de derecha) no me parece atendible, sobre todo teniendo en cuenta los métodos usados por sus enemigos.

Y sobre su juego con el concepto de "socialismo", es útil volver a ver hoy el documental "Actualización doctrinaria para la toma del poder". Ahí puede notarse cómo Pino Solanas intenta "direccionar" con sus preguntas al General para que defina una línea revolucionaria de izquierda, y Perón muy hábilmente contesta con generalidades o se va por las ramas... Esto es fácil de ver hoy día pero no lo era hace 40 años. Cosas del "clima de época", quizás.

Es verdad que Perón no tuvo problemas en los '60 e inicios de los '70 en identificarse con el clima revolucionario de esos años. Pero nunca intentó "disfrazar" su proyecto, algo que puede rastrearse p.ej. en las desaveniencias que marcaron los tramos finales de su correspondencia con John W. Cooke.

La responsabilidad en ese aspecto es mucho mayor por parte de quienes pretendieron usarlo para llevar agua a su propio molino. Se construyó un "Perón mítico" (con características variadas, según el exégeta de turno) y sólo cuando Perón regresó quedó a la vista la distancia entre ese mito y el hombre de carne y hueso.

El famoso "bonapartismo" de Perón es un tema tradicional de la izquierda y hasta Cristina ha aludido al asunto, creo que una discusión al respecto sería inútil e interminable. Hoy, con el partido terminado hace rato, diría que se pueden señalar varios graves errores en el último Perón: haber confiado demasiado en su propia autoridad para encolumnar a los sectores "rebeldes" del Movimiento; haberle permitido adquirir excesivo poder al personaje siniestro que era su secretario, y sin duda hay muchos más. Antes de su retorno él preveía que durante el primer año de gobierno lo que iba a predominar era una "lucha por el botín", y quizás no pensó que esa lucha se iba a dar sobre todo dentro del peronismo.

Sobre lo de "estúpidos e imberbes": hay testimonios como el de Oscar Alende, de que Perón dijo "esto es como el padre que reta a sus hijos", o Abal Medina que cuenta cómo en los días siguientes el General se arrepentía de haber sido demasiado duro. No hay duda que había una gran capacidad de entrega y sacrificio en muchos jóvenes, pero también es cierto que entre los dirigentes que públicamente proclamaban su lealtad a Perón, muchos en privado se referían a él en los peores términos.

JP Feinmann renunció públicamente al peronismo en el año '83 junto con otros intelectuales como Álvaro Abós, Mario Wainfeld, etc. Después de 30 años y miles de páginas escritas, creo que ahora entiende (o hace entender) menos que antes de eso.

Reitero que no es mi intención defender una imagen inmaculada de Perón sino señalar las circunstancias en que le tocó actuar en sus últimos días. No son pocos (además de JPF) los que se empecinan en "destruir a Perón" y son mucho más tolerantes o silenciosos con los errores o crueldades de sus enemigos. Igualmente en algo coincido con Feinmann: la mayor responsabilidad por la tragedia argentina es de las cúpulas oligárquicas cívico-militares que proscribieron y persiguieron al peronismo durante 18 años.

Gracias de nuevo. Otro saludo cordial.

Jack Celliers dijo...

Solo una aclaración, el curstionamiento no es desde lo "ético" en general, es político. Desde el marxismo no se cuestiona que un líder político use el engaño, el asunto es a quién engaña. Se engaña, se manipula, se miente y se tergiversa... al enemigo, por antonomasia ¿No?

La frase del padre que reta a sus hijos también la dijo Dante Gullo ante mis asombrados oídos en cierta oportunidad, durante los primeros años de la democracia. Es exactamente el tipo de liderazgo -si no se lo quiere llamar "bonapartista" llámeselo X, lo importante es su mecanismo- que deja al "líder" las manos libres para hacer lo que sea, favorecer los intereses que se le ocurran.

La militancia infantil, con padres eternos que saben el plan maestro y los hijos que no entienden nada, es exactamente lo opuesto del tipo de militancia que propone el marxismo. La fidelidad a un líder tiene que ser crítica, no ciega, y su norte es el interés de la clase trabajadora. Se sigue al líder en tanto el líder se juegue por este interés de la clase y sea fiel al mismo,

Y en ese sentido este gobierno me gusta más. La única pregunta que tengo es qué va a pasar el día que la burguesía argentina, y los sectores capitalistas más atrasados y rentistas (como "el campo") no cuenten la cantidad suculenta de billetes que cuentan hoy. En un capitalismo en crisis mundial eso puede ocurrir en cualquier momento y me pregunto qué tan realidad sea eso de "nunca menos". ¿Se enfrentará a estos sectores o ae le pedirá a los trabajadores que se coman el ajuste?

Hoy ponerse "por encima" del conflicto de clases es sencillo, luego de décadas de derrotas para los trabajadores y con un proceso de recuperación capitalista. Pero no todos los caballos se pueden montar tan fácilmente, el Perón de los '70 confiaba en ponerse "por encima" y fracasó, y eso que contaba con una militancia fiel y mucho prestigio. Hoy el trabajador joven es más independiente.

La intención no es debatir obsesivamente un punto, más bien tirar ideas y preguntas ¿Es posible un crecimiento capitalista indefinido en la región? ¿El "nunca menos" depende de eso? ¿El conflicto de clases puede ser gestionado indefinidamente y la receta es aplicable a nivel mundial? ¿La economía capitalista mundial puede crecer a tasas argentinas o chinas? Yo creo que no. Y no es gorilismo ni odio al peronismo, es la realidad capitalista mundial.

Digo, bah

Salute.

Jack Celliers dijo...

A riesgo de resultar pesado: lo que se cuestiona del peronismo no es si se alejó mucho o poco de la Tendencia, si conservaba un afectito en su corazón por esos niños díscolos a los que tuvo que retar, si se reconciliaron después, etc. Eso no es política sino melodrama.

No se trata de determinar cuánto se alejó o acercó en un momento u otro. Con todas esas cuentas obsesivas de todos modos siempre gana la derecha porque el insulto público en plena Plaza no puede ser levantado luego con declaraciones de terceros, conciliábulos, palmaditas en la cabeza, etc. Se trata del viejo péndulo en acción otra vez, primero te descalifico, luego busco cómo hacer algún "gesto".

Por último, si la militancia revolucionaria peronista "tergiversó" y fue descalificada por eso, tengo que entender que Osinde y Lopez Rega no tergiversaron nada ya que jamás fueron insultados ni descalificados públicamente por Perón ¿no?

salú

Rafa dijo...

Jack:
"Desde el marxismo no se cuestiona que un líder use el engaño, el asunto es a quién engaña..." Bueno, veamos: si Perón engañó al pueblo, digamos al que le dio más del 49% de los votos a Cámpora y el 62% de los votos a él mismo unos meses después, el pueblo no se enteró. El dolor de los millones que lo despidieron a su muerte así lo demuestra.

Pero creo que el tema es si engañó a la joven militancia revolucionaria. Es probable que muchos lo sintieran así en su momento (y el antiperonismo de todo signo machacó siempre con este tema). Pero reitero: ¿y los dirigentes que hegemonizaron a la JP, o los variados "intérpretes de Perón" no tuvieron nada que ver? Existe una multitud de testimonios de que él dejó muy claras sus intenciones a partir de su decisión de volver al país. Ahora, si en vista de eso ciertos dirigentes hablaron de "milicias populares" o alentaron cánticos como "Conducción, conducción, Montoneros y Perón" o "Rucci, traidor, etc.", es porque muy leales a Perón no eran, no?

"La frase del padre que reta a sus hijos..." Bueno, justamente en el libro que cité acá hay testimonios de Dante Gullo y de Roberto Perdía que avalan que luego del 1º/5/74 continuaron las tratativas para acercar posiciones y reinsertar a la JP y los Montoneros en el Movimiento. Yo diría que el famoso discurso de los "estúpidos e imberbes", que dio pie al lugar común de "los Montoneros que Perón echó de la Plaza" (frase repetida hasta el hartazgo, incluso para referirse a integrantes de los gobiernos kirchneristas) fue un episodio resonante pero mucho menos trascendente de lo que se lo suele presentar. Y lamentablemente se lo recuerda mucho más que el otro discurso que Perón pronunció el mismo día: su mensaje al Congreso presentando el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional. Que no habrá sido un plan socialista, pero sin duda delineaba para el futuro un país muy distinto del que nos tocó padecer en los años siguientes.

(sigue)

Rafa dijo...

Jack:
Es indudable que gran parte del fervor revolucionario y antidictatorial de fines del gobierno de Lanusse fue canalizado por el peronismo de la Tendencia y ahí quedaron bastante de lado los debates teóricos que habían florecido en los años anteriores: era todo pura efervescencia y poco análisis, y sin duda muchos que se acercaron en ese momento al peronismo desde posiciones más o menos de izquierda después se alejaron desencantados.

La militancia peronista (p.ej. la universitaria) tenía un discurso esquemático armado para captar adherentes y en eso Perón no tenía nada que ver. Hay testimonios de una reunión en que Firmenich le hablaba a Perón de la cantidad de gente que movilizaba la Tendencia, y el General le contestó "Prefiero unos pocos esclarecidos antes que un montón de confundidos".

Para ir terminando (por ahora) con el tema de Perón y la JP: para mí es falso que el Viejo le haya dado "una patada en el culo a los jóvenes después de haberlos usado". Lo que intentó hacer es quitarle apoyo y desplazar a los dirigentes que "le hacían la contra" aunque estuvieran disfrazados de peronistas. Y sobre López Rega (a Osinde lo mandó de embajador al Paraguay): también hay testimonios de episodios en que lo desautorizó públicamente. Pero lo siguió teniendo a su lado, indudablemente un hecho nefasto.

Después agrego algo sobre la situación actual. Gracias y saludos.

PD: "No es el tipo de militancia que propone el marxismo..." Bueno, de mi paso por las aulas de la UBA debo decir que no he visto gran diferencia entre la militancia de la Tendencia de los '70 y la de los partidos marxistas. Y no es el momento de repasar los regímenes de inspiración marxista que terminaron en dictaduras con culto a la personalidad incluido. Por supuesto, esto no implica ninguna descalificación del marxismo como método de análisis de la realidad.

Rafa dijo...

Jack:
Ante todo disculpas por la demora. "¿Qué va a pasar el día que la burguesía argentina, y los sectores capitalistas más atrasados y rentistas (como "el campo") no cuenten la cantidad suculenta de billetes que cuentan hoy (...)?" No tengo la bola de cristal aunque es fácil predecir que va a haber problemas. En mi opinión los problemas graves que condicionan el futuro son la extranjerización y la concentración de la economía, y la preponderancia de la producción primaria orientada a la exportación. En ese sentido creo que para "curarse en salud" (es decir, mientras los tiempos políticos sean propicios) el Gobierno debe apostar fuertemente a una transformación económica que tienda a revertir esas características. La forma menos "conflictiva" de atenuar el poder de esos sectores rentistas es el de hacer "crecer la torta" por otro lado, apuntando p.ej. a redes de PyMEs con alto contenido tecnológico. Sobre la relación entre perfil económico y estabilidad política, le sugiero leer este post.

Sin duda que una transformación como la que mencioné no es fácil de hacer de un día para el otro, y menos en un contexto de crisis internacional y de "ajuste del cinturón". Pero pienso que hay que intentar alcanzar una "masa crítica" en desarrollo industrial e integración interna, tal que imposibilite una regresión brutal como la ejercida por el Proceso o la liquidación nacional gestionada por el menemismo.

No sé si es posible un crecimiento capitalista indefinido en la región, o si el conflicto de clases puede ser gestionado indefinidamente. Pero sin duda es muy distinto para las clases populares un desarrollo basado en la industrialización y el mercado interno, que una economía de enclave basada en la extracción y explotación de recursos naturales.

Ah, y creo que las políticas del kirchnerismo han retomado varios aspectos fundamentales del último gobierno de Perón, p.ej.: el desendeudamiento (en otros órdenes de magnitud, sin duda), o el desarrollo industrial con énfasis en exportaciones con alto valor agregado. Pero hay que hacer mucho más, no es cuestión de dormirse en los laureles.

Otro saludo cordial.