Con motivo de la decisión del Gobierno nacional de expropiar YPF a la empresa Repsol, en el post anterior recordé la nacionalización del petróleo en México. No era mi intención asimilar ambas circunstancias históricas, pero acabo de descubrir que el que establece esa similitud es nada menos que el diario fundado por Bartolomé Mitre. Su editorial de ayer, excepcionalmente ubicado en la tapa del diario, se titula "YPF, una confiscación, no una expropiación", y como era de esperar fue comentado con entusiasmo por el diario El Mundo de España.
Dejando de lado los aspectos leguleyos que no son mi fuerte, la similitud a que me refiero es que ese mismo argumento "confiscación, no expropiación" fue utilizado por los intereses afectados por el decreto del 18 de marzo de 1938 del presidente de México, General Lázaro Cárdenas. Acá tenemos algunas referencias al respecto:
"(...) Para 1938, las inversiones petroleras inglesas eran más importantes que las norteamericanas, pero, sin embargo, fue el gobierno estadounidense el más conflictivo frente a la política de expropiaciones del cardenismo. Estados Unidos reconoció a México como país soberano así como su derecho a nacionalizar la propiedad de las empresas extranjeras, pero quería cobrar en forma inmediata los bienes de la expropiación. México quería pagar de acuerdo con las posibilidades de financiación que la ley establecía. Estados Unidos sostenía que el pago diferido no era expropiación sino confiscación, y ello iba a contramarcha del derecho internacional. Por supuesto, Estados Unidos sostenía que el monto indemnizatorio debía incluir el petróleo todavía no extraído. También rechazaron la propuesta de Cárdenas de pagar con combustible y plantearon, como única solución, que se devolviera lo tomado, planteo este último que Cárdenas rechazó de plano.Se desató entonces, un fuerte bloqueo internacional sobre el petróleo mexicano por parte de las empresas norteamericanas, e impulsaron campañas para que no tuvieran acceso a los equipos necesarios para poder seguir realizando la producción.(...)"
Historia de América Latina desde los orígenes hasta la globalización, Fascículo 34, p. 538-539, Departamento de Historia del Colegio Nacional de Buenos Aires y Página/12, Buenos Aires, 2003.
"(...) Roosevelt prefirió mantenerse alejado de la contienda. Limitó sus intervenciones a señalar que la promesa de pago de Cárdenas le parecía satisfactoria, siempre y cuando fuera inmediata, y que no estaba de acuerdo con las reclamaciones excesivas de las empresas. De esta suerte, el presidente de los Estados Unidos se negó a sacrificar su política de solidaridad hemisférica en un momento de crisis mundial.Por su parte, los dueños se negaban a negociar. Exigieron la intervención de los Estados Unidos y emprendieron una campaña de propaganda, violenta e injuriosa, contra el régimen cardenista. Se las arreglaron para boicotear los embarques y ventas mundiales del combustible mexicano. Ningún buque cisterna quería servir a PEMEX. Tampoco hubo firma norteamericana que le vendiera el equipo de extracción y refinación que necesitaba. Los turistas se alejaron de México. El comercio sufrió grandes pérdidas y la falta de divisas extranjeras coadyuvó a una recesión.Sin embargo, ni la Casa Blanca ni las compañías petroleras podían hacer más. Aunque se temía que otros países siguieran el ejemplo de México, era imposible obligar a Cárdenas a dar marcha atrás. El "buen vecino" no debía intervenir y el recurso de un golpe de Estado podía dar entrada a grupos de derecha, partidarios, por ende, de los poderes fascistas..."
Ángela Moyano Pahissa y otros, Estados Unidos de América. Síntesis de su historia, Instituto Mora, México, 1991, p. 240 (citado en la fuente anterior).
Como puede verse, quizás forzado por las circunstancias internacionales, ante la decisión mexicana el gobierno de Franklin D. Roosevelt decidió privilegiar su política de "buena vecindad" y prescindir de una acción imperialista directa en defensa de los intereses afectados. Al diario La Nación, editado en Buenos Aires (aunque a veces cueste creerlo), sin duda le caen más simpáticas las políticas de "mala vecindad".
P.S.: Aquí, otro video sobre la nacionalización del petróleo mexicano y también sobre PEMEX y los planes al respecto del gobierno de Felipe Calderón.
2 comentarios:
Para 1938 algunos cerebros del Departamento de Estado vislumbraban la guerra en la que Estados Unidos tomaría parte. En la Conferencia de Lima del mismo año el secretario Hull presentó un ambicioso proyecto de defensa continental. La delegación argentina opuso la resistencia más firme. La diferencia se zanjó aprobando las medida como simples sugerencias.
Pese a la clara pertenencia de México a la esfera económica estadounidense, Roosevelt corría el riesgo de perder una pieza importante en el tablero latinoamericano, por eso no usó el garrote y trató de mediar entre Cárdenas y las petroleras. Más o menos como hizo con Vargas cuando el brasileño se negó a pagar la deuda.
Con Argentina el juego del buen vecino era más difícil de representar. Nosotros éramos el último bastión británico en América. Argentina no oscilaba entre Washington y Berlín, estaba atada a Londres y era un obstáculo para los Estados Unidos. Por eso la tensión argentino-estadounidense en la guerra, mientras México y Brasil se alinearon con Washington. México entraba en un período de subordinación de la mano de Ávila Camacho, en tanto Brasil trataba de ubicarse como el aliado predilecto con la "alianza de destinos". Al terminar la guerra, Washington le bajaría el pulgar a Vargas, preferían uno sin tantos aires nacionalistas.
Bien tratado el tema. Por fin una.
Félix Lunático:
Muy buena su síntesis, y gracias por su elogio. Trataré de complacerlo más seguido.
Saludos.
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