El amigo Lucas Carrasco publicó en su blog un texto de homenaje a Don Arturo Illia, al cumplirse 25 años de su muerte. Hace un tiempo yo también le dediqué un post al ex presidente, citando una nota elogiosa de Luis Bruschtein. Aunque hoy, gracias a cosas como las que recordó Manolo o a este artículo, daría una visión más crítica. Sin dejar de reconocer las virtudes cívicas de Don Arturo, habría que desterrar la idea interesada de que durante su época se vivió un "paraíso republicano", que en realidad nunca existió. Y el problema político de falta de legitimidad de su gobierno no llegó a resolverse, en parte por sus propias falencias y en (gran) parte porque sus adversarios eran bastante más "apresurados" que él. Igualmente sigo pensando que su derrocamiento marcó el fin de una oportunidad para llegar a una democracia sin proscripciones, y que el país lo pagó muy caro.
En realidad la intención de este post no es abrir una polémica sobre Illia sino la de aportar una lectura veraniega, que pone el foco no en su gobierno sino en los enemigos que tuvo y cómo actuaron. Quizás algunos párrafos suenen bastante actuales (cierta gente no se caracteriza por la originalidad).
Las grandes empresas condenan al gobierno
(...) El derrocamiento del gobierno del Dr. Illia obedeció a una multiplicación de causas aparentemente entremezcladas, entre las que parece destacarse la económica.
El gobierno radical, con su sensibilidad socializante y su orientación nacionalista, aún moderada, era poco apreciado en los medios económicos. Los ejecutivos obsesionados por la eficiencia consideraban a esos políticos de comité y su retórica electoralista como algo lamentablemente arcaico. Los empresarios monopolistas, los banqueros e incluso los productores rurales no esperaban nada bueno de esos políticos provinciales que no sentían ninguna simpatía por el gran capital y se dedicaban a la defensa de los débiles. Además, como lo confirmaron las primeras decisiones del gobierno de Illia, particularmente en materia petrolera, el "dogmatismo ideológico" de esos dirigentes impenitentes detendría el impulso industrialista del país. La "sucursalización" de la Argentina en el marco de la redistribución neocapitalista de las inversiones en las naciones periféricas se enfrentaba con un obstáculo imprevisto. Los inversionistas y los industriales extranjeros añoraban la época frondizista y a los desarrollistas con los que era tan fácil entenderse.
La reputación de incapacidad del nuevo gobierno nació de esas nostalgias y de esas divergencias. No reinaba el clima de confianza propicio para las inversiones extranjeras, y el "social mercantilismo" frondizista nada hacía para contribuir a crearlo, al contrario. El gobierno no alentaba el ingreso desordenado de capitales extranjeros que vendrían a engrosar una deuda externa ya excesiva que ascendía a 2.600 millones de dólares en octubre de 1963 y, se estimaba, ascendería en 1964 y 1965 casi el 35% del valor de las exportaciones de 1963 (27). Las inversiones extranjeras suman 34,6 y 33,8 millones de dólares en 1963 y 1964, contra 100 a 120 millones durante el gobierno de Frondizi.
El gobierno de Illia, sin embargo, ayudado por buenas condiciones climáticas, logró restablecer la situación, a pesar de la grave recesión que afectaba al país desde mediados de abril de 1962. El balance comercial, cuyo saldo era negativo desde 1959, se recuperó brillantemente en 1963.
Saldo del balance comercial (en Mu$s)
1961 -496,2
1962 -140,4
1963 +384,4
1964 +336,1
1965 +294,8
1966 +468,9
(Fuente: Comercio exterior argentino)
El gobierno radical lanzó un plan de desarrollo para terminar con la recesión y corregir sus consecuencias económicas y sociales. Curiosamente, su esfuerzo fue violentamente criticado por los mismos (*) que, por su política económica, habían provocado la depresión de 1962-63. En 1963, la producción industrial cae en un 12% con relación a 1961. En 1964, el Producto Bruto Interno crece por encima del 8% y el índice del volumen físico de la producción industrial (base 1963 = 100) pasa de 113,7 a 126, 7 en 1965.
Con todo, los medios económicos se mostraban descontentos, y más lo estaban a medida que se consolidaba la recuperación. Las memorias anuales de la Unión Industrial Argentina así lo atestiguan. "Ineficiencia", "intervencionismo estatal desacreditado", "demagogia electoral", todas las críticas aludían a que el gobierno violaba el sacrosanto principio de laissez faire, laissez passer, incrementaba las cargas y disminuía los beneficios de los industriales. Obvio es decir que no confiaban en una administración que hacía pasar la "redistribución más justa de la riqueza" antes que la "creación de una mayor cantidad de bienes" (28). La congelación de la tarifas públicas y la fijación de precios máximos para los productos de primera necesidad, la reglamentación de las operaciones con divisas, la participación del Estado en el mercado internacional del trigo, eran otras tantas manifestaciones de un dirigismo insoportable.
Asimismo, la anulación de los contratos petroleros y las "inquietantes perspectivas" en materia energética, la limitación de la importación de bienes de equipo o la supresión de las deducciones impositivas destinadas a inversiones agropecuarias eran datos objetivos que "desalentaban" las inversiones y mantenían la hostilidad de los empresarios.
El déficit presupuestario era el argumento preferido de los hombres de negocios. Sucedía que el gobierno trataba de reactivar la economía a través de la demanda, poniendo en práctica una política de expansión monetaria y de control de precios. La depresión había provocado un marcado retroceso en la participación de los salarios en el ingreso nacional que los radicales buscaban remediar con la promulgación de una legislación social progresista (salario vital y móvil, reforma del derecho de despido) con la finalidad de establecer un equilibrio más justo en la distribución del ingreso.
Las leyes sociales fueron tomadas como si se tratara de un sabotaje de la economía argentina. El distanciamiento entre la clase política y la clase dominante había llegado a un punto de ruptura previo al enfrentamiento. La patronal aspiraba a recuperar el control directo del Estado. La Sociedad Rural y la Unión Industrial Argentina atribuyeron efectos inflacionarios al salario vital y móvil (29). Es verdad que, como señalaba la revista de los businessmen argentinos, el Economic Survey, portavoz del capitalismo liberal, en veinte meses de gobierno la inflación había sido del 57,2% (30). ¡Hagamos tabla rasa con el pasado, parecían decir a su vez los financistas! Las organizaciones patronales se movilizaron intensamente contra el proyecto de ley sobre despidos, calificado como "corruptor de la moral de los trabajadores" (31) por mejorar las indemnizaciones de los despedidos. Las amenazas de represalias económicas y las presiones llegaron a tal extremo que el presidente Illia se vio forzado a vetar la ley aprobada por el Congreso. Los comentaristas económicos convertían en "monstruoso decreto" a un texto legislativo que limitaba las ganancias de los laboratorios farmacéuticos, extranjeros en su mayoría (32). La Sociedad Rural rechazó por "totalitaria" una ley que permitía al Poder Ejecutivo reglamentar los precios al consumidor; y la asociación de los estancieros trazaba a propósito del decreto el cuadro apocalíptico de una Argentina arruinada y hambreada por la demagogia. El cártel de la libreempresa, ACIEL, que federa entre otros a la UIA y la Sociedad Rural, declaró inconstitucional y fuera de la ley a la intervención del Estado en la vida económica (33).
Los poderes económicos se comportaban ante el débil gobierno de Illia, que dudaba sin embargo entre el centro derecha y el centro izquierda, como si se tratara de un gobierno revolucionario, como si los radicales, ajenos en realidad a cualquier inclinación colectivista, hubieran decretado su expropiación. La oposición patronal tomó el camino de la desobediencia civil. Los industriales saboteaban el plan de recuperación económica negándose a pagar los impuestos y las cargas sociales. Según algunas fuentes, las deudas que el sector industrial mantenía con la Tesorería habrían llegado a ser, en junio de 1966, prácticamente iguales al déficit de los ferrocarriles, lo que no es poco decir (34).
Cierta agitación entre los obreros temporarios de la Pampa húmeda (35), una situación explosiva en Tucumán causada por la superproducción de azúcar, bastaron para que la bonachonería de un gobierno paternal fuera considerada como complicidad con la subversión. Incluso se pretendía que la acción deletérea del comunismo se manifestaba en las inocentes cooperativas de crédito que, aprovechando el apoyo gubernamental, es verdad, hacían una competencia "desleal" a los grandes bancos (36). Pero entramos en otro terreno. Ya no se trata de la expresión de apreciaciones divergentes sobre la política económica, sino de la preparación del derrocamiento de las autoridades constituidas.
(27) E. Eschag y R. Thorp, "Las políticas económicas ortodoxas de Perón a Guido (1953-63). Consecuencias económicas y sociales", en A. Ferrer y otros, Los planes de estabilización en la Argentina, Buenos Aires, Paidós, 1969, p. 124.
(28) Unión Industrial Argentina, Memoria y balance, 1963-1964, Buenos Aires, 1964, p. 23.
(29) Sociedad Rural Argentina, Memoria, 1964-1965, p. 55.
(30) Economic Survey (Buenos Aires), 17 de agosto de 1965.
(31) "Las reformas a la ley 11.729 en el Senado", Economic Survey, 25 de enero de 1966.
(32) "El monstruoso decreto 3042/65", Economic Survey, 4 de mayo de 1965.
(33) "Ante un nuevo año", La Nación, 2 de enero de 1966; en este editorial, el diario de los Mitre se convirtió en vocero de ACIEL contra el gobierno.
(34) Según las cifras proporcionadas por S.L. Bailey, "Argentine search of consensus", Current History, noviembre de 1966, p. 55.
(35) Durante las cosechas de maíz y girasol se produjeron huelgas con ocupación de los lugares de trabajo. La Sociedad Rural calificó a esas acciones de "delitos" y "ultrajes" (SRA, Memoria, 1965-1966, p. 71).
(36) Ver "La verdad sobre las cooperativas de crédito", Suplemento Recova, Buenos Aires, mayo de 1966, 20 págs. Según este texto (p. 16), se trataría de un movimiento subversivo contra el sistema bancario argentino análogo al que, a partir de 1946, precedió en Checoslovaquia el "golpe de Praga" y el derrocamiento de Benes.
Alain Rouquié, Poder Militar y Sociedad Política en la Argentina II (1943-1973), Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1983. Extraído del Capítulo 6: El golpe de Estado programado y la implantación de la autocracia "transformadora", p. 240-243.
(*) No está de más recordar algunos de los nombres que ocuparon el cargo de ministro de Economía durante el gobierno de José María Guido, desde abril del '62 hasta la asunción de Illia en octubre de 1963: Federico Pinedo, Álvaro Alsogaray (a) El Chancho y José Alfredo Martínez de Hoz (a) Joe.
(Aclaro que las negritas, el link y el asterisco son aportes propios.)
Hacia una internacional anti «woke»
Hace 2 horas.
13 comentarios:
Jorge
Época compleja, pero muy rica en experiencias que son aplicables aun hoy.
Ya sabes mi postura, pero me permito señalarte un link de un trabajo de Miguel Ángel Taroncher Padilla-
PERIODISTAS Y PRENSA SEMANAL EN EL GOLPE DE ESTADO DEL 28 DE JUNIO DE 1966: LA CAÍDA DE ILLIA Y LA REVOLUCIÓN ARGENTINA
http://www.tdx.cesca.es/TESIS_UV/AVAILABLE/TDX-0530105-165004//taroncher.pdf
La Política Virtual no nació en los 90, ya en el 63 los Medios eran Factores de Poder Real.
Te recomiendo leer las paginas 320 a 324, y la “libertad de expresión”.
Bernardo nunca fue un Santo Varón, pero permitir las criticas de Frondizi a la Administración UCRP, era un Pecado Capital.
Un abrazo
Manolo:
Excelente la tesis de Taroncher Padilla (me parece que el colega Nicolás de Tapera tuvo algo que ver con el trabajo), la veo como una excelente referencia para entender mejor esa época y el papel que jugó el periodismo. Para mayor facilidad de consulta pongo el link aquí.
No tenía lo del programa de BN, es un buen dato para desmentir la idealización de esa etapa. Pasa que con los años transcurridos, no es muy difícil presentar a la época de Illia como un "oasis democrático" frente a lo que vino después.
El asunto viene a cuento también para recordar el odio a muerte que en ese momento se tenían frondizistas y radicales "del pueblo". Balbín había festejado la caída de Frondizi, y los desarrollistas fogonearon con entusiasmo el derrocamiento de Illia. Ya que lo trajiste a Bernardo, fijate aquí lo que escribió sobre el caso de los hermanos Arturo y Juan Sabato, que se enemistaron por los contratos petroleros y no se dirigieron la palabra durante décadas.
Gracias por el comentario y el aporte, mi amigo. Un abrazo.
Jorge:
No tengo mucha base teórica para opinar correctamente sobre el gobierno de Illia.
Sólo marcar algunos puntos que creo son importantes:
Dentro del marasmo de los años sesenta su gobierno fue odiado por absolutamente todas las partes(incluso las radicales que le cuestionaban su postura blanda frente a los partidos neoperonistas).
Su política económica es intachable. Es cierto que marca discontinuidades con el desarrollismo que no contribuirían en el mediano plazo a resistir el embate del onganiato, pero la economía crece, los sectores obreros recuperan parte del terreno perdido en la renta, las nacionalizaciones abundan, la actividad sindical no es perseguida y creció el salario.
El sentimiento general de la presidencia Illia es reivindicable, no así su ascenso a la misma y su mínima legitimidad constitucional. Es decir, el tipo contando con una base espuia de representación social, no hizo la gran Guido y fue un títere de los milicos ni tampoco aprovechó para ajustar la economía ni transar con la burocracia sindical.
Su derrocamiento cuenta con el más importante operativo de prensa previo desde el golpe del 6 de septiembre del 30(aquel en que La Nazion editorializa la famosa frase del "verdadero acto de apoteosis cívica") con las inefables tapas de semanarios "progres" como Primera Plana y Confirmado.
Te dejó un artículo que fue publicado este año en un diario de donde vivo(3 de febrero, prov de Bs As):
http://untunel.com/ediciones/julio07/nota3.htm
Saludos dotor
Jorge: yo creo que de todos modos lo de Illia no era muy viable. Muy muy gorilas en lo político y heterodoxos en lo económico (Pugliese como Ministro de Economía quiso salirse del FMI, por ejemplo) pero en lo político no permitieron el regreso de Perón en el 64 y el avión que aterrizó en Río de Janeiro con el viejo, se volvió a España. E incluso hubo persecución a gente de izquierda. Pero creo que el un dato clave es el nivel de aislamiento del gobierno cuyo enemigo mas fuerte era el partido fracturado y Balbín que se hacía el distraído. Vi un programa político de TV de octubre de 1965, una joya con M. Grondona,. G. Odonnell (cercano al aramburismo por aquel entonces) Floria, Curuchet, uno que defendía al gobierno y algunos otros, no faltaba nadie, salvo la izquierda y los peronistas claro. Faltaban 8 meses para el golpe y el gobierno ya estaba muerto y totalmente incapaz de reconstruir alianzas, solo adelantar las elecciones. Un escenario semejante al de Alfonsín del 83
Salutti
Julián:
Repito que no era mi intención abrir una polémica sobre Illia, cuya época es compleja para analizar hoy día, como bien dice Manolo. Creo que hay dos aspectos clave que suelen soslayar quienes idealizan su gobierno, y muchas veces también quienes lo critican:
- Illia asumió el gobierno en un contexto en que todavía regía la "juridicidad" implantada por la "Libertadora", con su carga de proscripciones y persecuciones políticas (y por supuesto, muy bien custodiada por los uniformados). Entonces, su manifiesto respeto por la "legalidad" vigente tenía el efecto práctico de mantener ese régimen. Es verdad que (a pesar del gorilismo de muchos miembros del gobierno) tomó medidas para levantar la proscripción del peronismo, pero p.ej. se mantenían causas judiciales abiertas contra Perón.
- En lo económico, si bien trató de llevar adelante políticas nacionalistas y favorables a los sectores populares, no pudo resolver el problema inflacionario y de aumento del déficit fiscal. También en este aspecto Illia heredó el legado de los golpistas del '55, además de la profunda recesión del '62-63, provocada por quienes quisieron restaurar el predominio oligárquico de los grandes agroexportadores y, según palabras de Federico Pinedo en el '62, "terminar con las industrias artificiales".
Por supuesto que visto a la distancia su gobierno tuvo aspectos elogiosos, pero siempre dentro de una debilidad intrínseca que no pudo resolver, en parte por su reticencia a buscar alianzas con otros sectores populares. Y está muy claro, la conjunción de intereses que buscaron su derrocamiento y el aceitado operativo de desprestigio a que lo sometió la prensa, dan material para un profundo análisis histórico.
Avallay (el auténtico Dotor!):
Es verdad, tal como estaban planteadas las cosas ya a partir de mediados del '65 se empezó a ver el golpe como inevitable. Lo de "gorilas" habría que matizarlo, creo que ya en esa época los antiperonistas más lúcidos se daban cuenta de que sin rehabilitar al peronismo la Argentina iba a seguir siendo ingobernable. La UCR (del Pueblo en ese entonces), el PJ y la mayoría de los partidos habían firmado en el '63 un acta (Asamblea de la Civilidad) comprometiéndose a terminar con las proscripciones. Quizás si no hubieran intervenido los sables, empujados por los poderosos intereses que apostaron al golpe, otra hubiera sido la historia.
Lo del fallido retorno de Perón da para analizarlo con más detalle. En ese momento se estaba dando un enfrentamiento entre Perón y Vandor, quien es uno de los que organiza el viaje. Un año después, Perón saca un durísimo mensaje en contra del Lobo. Y Perón no tenía garantías para regresar, podían haberlo metido preso apenas llegara por las causas que tenía abiertas, y ahí sí que se armaba...
Es verdad lo del aislamiento, por ahí encontré una frase de Balbín ya en los últimos meses del gobierno, diciendo que su partido se podía arreglar solo para resolver la crisis.
En fin, esto da para largo. Igual mi idea con el post era mostrar cómo, ante un gobierno débil y vacilante, sus enemigos tenían sus objetivos perfectamente claros y no ahorraron medios para lograrlos.
Gracias por los comentarios. Un abrazo.
Me olvidaba: Julián, gracias por el link. Agrego este recuerdo de alguien que vivió la época (yo también, aunque era muy pibe).
Otro abrazo.
Jorge: gracias por la respuesta (y lo de dotor es chiste, al menos por ahora).
Coincido, seguro que hay que ver los matices que había incluso en la UCRP. Creo que lo mas claro, como señalas es la decisión del partido militar y al derecha de aquel entonces, aunque también tenían sus internas. (por ejemplo Labanca contra Lanusse)
Salutti
Bueno, lo felicito don Lobo, le dio más altura y conocimiento al debate. Y a decir verdad, me quedan más preguntas que antes, pero eso es bueno.
Saludos.
Avallay:
Además de que son muchos los factores a tener en cuenta, hay un hecho crucial: la sociedad se mostró totalmente indiferente al golpe (salvo los que lo aplaudieron), se lo veía desde hacía rato como algo inevitable. Casi nadie movió un dedo para defenderlo a Illia, la legalidad democrática no era un valor demasiado apreciado en esa época.
Lo de la interna militar es otro asunto. En el '66 hubo oficiales legalistas que se opusieron al golpe. Y al principio no se sabía que orientación iba a tener el gobierno de Onganía. Había una línea nacionalista e industrialista en el Ejército, lo que hizo que algunos peronistas y otros sectores pusieran sus esperanzas en una posible "revolución nacional". Pero pronto quedó claro que la que se imponía era la línea liberal entreguista, acompañada de grupos civiles del integrismo católico entre otros.
La chanza venía a cuento de que Julián (el comentarista anterior) se mandó un "saludos dotor". Yo seré un vulgar doctor, El Dotor sos vos, jaja!!
Lucas:
Te agradezco el elogio. Yo también sigo teniendo muchas cosas no muy claras. Igual vos preguntá, si puedo te contesto, y si no no, obvio!
Gracias y abrazos.
Jorge:
El enlace a nacional y popular.com se me cae, me parece que le pifiaste con el copiado y pegado.
Me parece que describiste muy bien el contexto(con los aportes de avallay) y no queda mucho por decir, solamente citar algunos documentos de la época que figuran en "Autoritarismo y Democracia")no sé como usar cursiva) de Marcelo Cavarozzi:
Posturas en el Ejército:
Pistarini: Se vienen las elecciones de 1967 y 1968 y los peronistas nos van a taponar a votazos. Y el gobierno anda a los tumbos, sin acertar una. Y encima de todo, exhibe falta de autoridad.
Caro: Yo he sido uno de los tres generales con Rauch y Onganía, que encabezamos el movimiento legalista azul. Entonces, cuando Guido, echamos a más de 400 oficiales por querer hacer lo mismo que ustedes pretenden hacer ahora.. Y eso que ellos tenían más argumentos, justificativos más legítimos, PORQUE NOSOTROS, PARA DECIR LA VERDAD, DEFENDÍAMOS UN GOBIERNO ENDEBLE, QUE SIN NOSOTROS SE CAÍA SÓLO, SOPLÁNDOLE UN POQUITO NOMÁS¿Qué justificaciones les daremos ahora a esos oficiales?`(...) De modo que, señor comandante en jefe, si usted pretende dar el golpe, desde este momento le pido formalmente mi retiro.
Alsogaray: SI vos me decís como paramos a los peronistas, yo te aseguro que nos quedamos quietos.
Caro: Le reitero mi general, que en el momento que se decidan a dar el golpe, tendrá automáticamente mi pedido de retiro. Quiero salir por la puerta ancha.. con la frente alta(...)No se me olvida, que salimos con los tanques y derramamos sangre porque queríamos de una vez por todas, la legalidad y que dejáramos de politiquear en los casinos(de oficiales).
Pistarini: Pero Caro, terminela......¿O usted cree que yo soy un golpista?
Caro: Bueno, mi general, por las cosas que usted acaba de decir, creo que se inclina por esa salida.
(Revista Inédito. 27 de septiembre del 67. Acorté algunas partes)
Interpretación de la CGT(dominada por los vandoristas. Pocos días antes eran aliados de los comunistas en el Movimiento de Unidas y Coordinación Sindical(MUCS) y en su seno estaba dividida en neoperonistas o "peronistas sin Perón" y en "De Pie junto a Perón" fieles a la conducción del Líder en el exilio)Fragmentos:
"El movimiento militar que el 27 de junio tomó el poder constituye un hecho nuevo e históricamente asume una gran responsabilidad, ante la atenta expectativa que indudablemente ha concitado en el país.
En primer lugar, sostenemos la necesidad impostergable de rehacer al unidad nacional, destruyendo para siempre el concepto antihistórico de réprobos y elegidos; la eminente concepción humanista y de fuerte contenido nacional de nuestro movimiento exige una clara y leal actitud positiva que, desterrando el odio sembrado por los ideólogos de la desunión, reivindique la dignidad de los argentinos en la comunión de los superiores intereses nacionales, dentro de un ámbito de libertad y justicia social.
En definitva, al filo de una nueva etapa histórica nacional, la CGT, consciente de su responsabilidad propone soluciones y demanda la participación que le corresponde en un verdadero proceso de progreso argentino. La expectativa general intuye que es menester arrancar de esta hora cero hacia el futuro que todos ambicionamos"(Clárín,30/6/1966)
HAy muchos más, lamentablemente
no dispongo de tiempo para transcribirlos a todos, pero me interesa particularmente un documento de las FFAA que se publicó en La E´poca de Montevideo en 1965, es un documento de 8 puntos, estos 2 son muy significativos:
III) Adecuar la reorganización del Ejército en cuanto a nombramientos y designaciones, adaptándolo a las posibilidades de tener que enfrentar una crisis total durante los primeros meses de 1965.
V) Estimular la creación dentro del peronismo, de nuevas líneas internas condicionadas a los objetivos externos del país, aporvechando para ello, la influencia de personalidades dentro del propio movimiento como las del doctor Matera y Sapag".
Jorge: ¿Quién es este Matera?¿Sabés si Caro renunció?
Un abrazo Jorge
PD: Lo referido a la vuelta fallida del "avió negro", me parece que al margen del gorilismo de Illia, acá hay mucho de realpolitik que no podemos dejar de lado. El gobierno era apurado por todos los sectores(incluso dentro de su partido, la UCRP), desde el PC hasta el PArtido Militar pasando por los poderes económicos. En ese momento ya bastante jodido estaba el gobierno con la toma de 11 mil fñabricas en forma pacífica por la CGT. Permitir en un contexto tan débil como ese la vuelta de Perón hubiera sido un acto de suicidio político instántaneo, por mucho espíritu democrático de Illia.
PD2: Estos dos sitios son realmente excelentes:
Acá una exhaustiva recopilación de discursos de presidentes argentos:
http://www1.lanic.utexas.edu/project/arl/pm/sample2/argentin/index.html
Acá una colección de audio de golpistas: http://www.taringa.net/posts/info/893313/Audios-de-discursos-de-Dictadores-militares-Argentinos.html
PD3: Agrego este documento al debate Illiesco)¿Se dirá así?¿cómo se les decía a los partidarios de Illia?¿Los tenía?) http://www.javeriana.edu.co/sociales/universitas/62/laguado.pdf
PD4: Disculpas por la extensión del mensaje, pero el tema apasiona, che.
Julián:
Qué flor de laburo te tomaste! Ando corto de tiempo pero te contesto rapidito: el documento de los militares se refiere al neurocirujano Raúl Matera (fijate en Google, hay un montón de datos sobre él). Pertenecía a los sectores más conciliadores del peronismo y fue uno de los dirigentes que en los '60 formaron el "neoperonismo" (a él algún cómico le puso "el neuroperonista"). En las elecciones del '63 en que el peronismo estuvo proscripto, fue candidato por la Democracia Cristiana. Llegó a ser secretario de Ciencia y Tecnología del oriundo de Anillaco. Supongo que el otro personaje era Felipe Sapag, fundador del Movimiento Popular Neuquino (también neoperonista) y varias veces gobernador de su provincia.
El general Carlos Caro era comandante del II Cuerpo de Ejército y principal legalista, junto al secretario de Guerra Castro Sánchez. El 27 de junio del '66 Pistarini (que era comandante en Jefe) destituyó y detuvo a Caro, además de desconocer la autoridad de Castro Sánchez. Ya se había largado el golpe.
El tema del fallido retorno de Perón da para debatir un rato largo. Creo que el mismo Illia dijo que Perón había puesto como destino de su viaje Rio de Janeiro (o algo así). Y para la mayoría de los peronistas, el General fue el que quedó mejor parado con ese asunto: demostró que lo del retorno (el famoso "avión negro") no era un mito y que estaba dispuesto a volver, pero no lo dejaban. Así a los que le habían armado el viaje (Vandor entre ellos) les colgaron lo de "mariscales de la derrota". Y para el gobierno fue un papelón, por tener que recurrir a los milicos golpistas brasileños (también los muchachos del Norte tuvieron que ver con el asunto).
Muchísimas gracias por todos los links que mandaste. Lo de nacionalypopular.com funciona, yo te diría que pruebes de nuevo en otros horarios. Que yo recuerde no existía el "illiaísmo", o por lo menos nadie le había puesto nombre.
No hay nada que disculpar, a mí también me apasionan estas cosas.
Un abrazo.
Personalmente pienso que la historia lo exoneró a Illia de su aparente carencia democrática. Coincido además con Julián en que hay cuestiones de la "rosca política" que se nos escapan y sin duda hubiera sido un suicidio político levantar la proscripción.
Por otro lado, baste repasar a vuelo de pájaro su gestión de gobierno (aumentó el presupuesto educativo, nacionalizaciones, la ley de medicamentos) o su política económica incuestionable para pensar en él como uno de los presidentes más democráticos que tuviera nuestro país. ¿Porque qué más democrático que todos gocemos de un salario digno, que todos tengamos acceso a la educación y a la salud? Y sino podemos hacer un flashback a la historia más reciente; nunca en la historia hubo tanta libertad de opinión y expresión como en la gestión menemista y nunca tampoco hubo tales porcentajes de pobreza, marginalidad, desocupación y desnutrición infantil.
La democracia es un concepto muy vapuleado, tan cargado de contenido y a la vez de sentimiento... Ojalá deje de ser una cuestión politológica. Ojalá que con ella se coma, se viva y se eduque como cuando Don Arturo Illia.
Soledad
Soledad:
Estoy de acuerdo prácticamente en todo lo que decís. Una pequeña acotación: supongo que con lo de "levantar la proscripción" te referís a permitir el retorno de Perón en el '64.
Mantengo mi respeto por la figura de Illia, aunque no hay que olvidar que p.ej. durante su gobierno se mantuvo el sistema jurídico proscriptivo impuesto por los golpistas del '55. Por eso no estoy de acuerdo con las visiones interesadas que presentan a esa época como un "paraíso republicano", pese a los hechos positivos como los que vos remarcás (el caso de los medicamentos es una bandera que todavía está esperando a quien la levante de nuevo). La historia es mucho más compleja.
Gracias por tu comentario y perdón por lo tardío de la respuesta, recién estoy volviendo al ruedo.
Un beso.
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