Gracias al libro de Jacques Sapir que cité aquí (y a algún colega bloguero) descubrí el libro "Governing the market: Economic Theory and the role of government in east Asian industrialization" ("Gobernando al mercado: teoría económica y el rol del gobierno en la industrialización en el este asiático"), de Robert Wade. Una obra de nivel académico que sin duda debe ser objeto de consulta obligada para cualquiera que se dedique a pensar alternativas de desarrollo, sobre todo en estos momentos de hundimiento de los dogmas neoliberales.
En particular me dediqué a leer la Introducción a la edición de 2003, un texto esclarecedor y de notable actualidad. Seguramente la citaré en otras oportunidades, pero ahora quiero traer un par de párrafos que parecen escritos especialmente para nosotros, los argentinos.
(...) Necesitamos reintroducir una distinción que ha desaparecido del diccionario del desarrollo. La palabra "integración" se una actualmente para referirse solamente a integración dentro de la economía mundial, y lleva consigo la implicación de que más integración es siempre mejor. Deberíamos distinguir entre "integración externa" e "integración interna" (o articulación), y reconocer que el desarrollo de una economía nacional tiene más que ver con la integración interna que con la integración externa.Una economía con alta integración interna tiene una bien completada matriz insumo-producto -una densa red de vínculos entre sectores (un alto nivel de articulación sectorial entre, p.ej., sectores rurales y urbanos, y bienes de consumo y bienes intermedios), y una estructura de demanda tal que una alta proporción de la producción doméstica es vendida a asalariados del país (un alto nivel de articulación "social" entre salarios, consumo y producción). La demanda de exportación no es la fuente principal de crecimiento económico. Coaliciones políticas fuertes entre capitalistas y asalariados se hacen posibles en este tipo de economía, porque los capitalistas, los trabajadores y el gobierno reconocen un interés común en los salarios como una fuente de ventas y de desarrollo económico, no sólo como un costo de producción.
Una economía con baja integración interna tiene una débil matriz insumo-producto, con baja articulación sectorial y social. Aquí los salarios son vistos simplemente como un costo, no como también una fuente de demanda. Estando el consumo doméstico sólo débilmente conectado a la producción nacional, las exportaciones son el principal estímulo para el crecimiento económico; pero los sectores que producen para mercados extranjeros permanecen como enclaves. Una economía con baja integración interna no provee una base para alianzas de clases y regímenes democráticos.(...)
Una síntesis perfecta del pensamiento económico nacional y popular, sin duda, en las palabras de un neocelandés, ex funcionario del Banco Mundial y profesor universitario en Inglaterra.
Para terminar, y dado cómo van las cosas en el mundo al día de hoy, no puede faltar este otro parrafito del mismo texto dedicado a la vigencia del "pensamiento único":
Los intereses involucrados son tan fuertes, la legitimación del paradigma "globalización plus" [Consenso de Washington] es tan bien defendida en los centros del poder, que sólo la crisis económica probablemente haga cambiar el pensamiento. ¿Cuántos colapsos más como los de los '90 y los tempranos 2000 soportará el mundo antes que lleguemos a la conclusión de que el proyecto de construir un único mercado mundial integrado con estándares universales -la culminación del ideal del Iluminismo europeo- es una equivocación? Muchas, con gran probabilidad, siempre que las poblaciones de los Estados del G7 no sean afectadas seriamente.
Robert Wade - Londres, mayo de 2003.
4 comentarios:
Son cosas bastante obvias, no? Así me resultan a mi.
Hay que aclarar algo que tiene que ver, también, con los comentarios al post anterior.
Un imperio no puede ser un Estado Nación por definición. Los imperios no toleran a los Estados nacionales.
Un imperio es una combinación de oligarquías (que se asientan en territorios, por ej. Venecia antes, los Países Bajos después E Inglaterra luego) cuyo objetivo principal es el control de la moneda y del crédito. Este control queda escondido bajo la maraña de instituciones y regulaciones sea de los bancos centrales, reservas federales, etc.
El enemigo principal de estas combinaciones oligárquicas (que generalmente son gente, miembros de familias que jamás dan la cara, lo hacen por medio de sus voceros: príncipes, gestionadores de fondos financieros, ejecutivos, etc., etc.) son los Estados Nacionales.
Por ej. tomemos el caso de USA. No es que USA es el Imperio. USA surgió históricamente como un Estado Nacional, en el que ocurría muchas de las cosas que dice Wade en el artículo que Rafa nos trae. Los fundadores de USA más bien eran europeos que trataban de escapar a las influencias oligarquistas e imperiales de Europa.
Pero hay una larga historia en tratar de distorsionar esa cualidad de Estado Nación que tenía y tiene USA, por medio de agentes de inteligencia que oficiaban como banqueros, agentes que asesinaban presidentes (Lincoln, Garfield, Mc kinley, Kenedy), la creación de la Reserva Federal misma puede ser vista como una transacción en que el Estado Nacional cede resortes a los intereses privados oligárquicos. En fin, es una historia larga, llena de detalles, pero lo esencial es que USA y todas las naciones del mundo están siendo objeto de embestidas oligárquicas que tratan de destruir definitivamente sus capacidades en tanto estados nacionales soberanos.
Hay una tradición patriótica en USA (Washington, B. Franklin, los creadores de la Constitución americana, etc.) y una práctica económica casi totalmente desconocida para los economistas actuales (mediados y segunda mitad s. XIX, Roosvelt en s. XX) que poco tiene que ver con las ideas globalizantes inglesas, con Adan Smith, y toda esa sarta de payasadas de la escuela de Haileyburi del imperio británico.
El asunto de fondo es que los individuos nacen en familias, y las flias. se forman en culturas, idiomas e idiosincracias dadas y formadas en la historia. Los seres humanos entendemos el mundo que nos rodea en términos de nuestra propia cultura, cada cultura es como el prisma que proyecta en su color particular todas las capacidades de que el ser humano es capaz.
Uno no nace en una familia global, nace en una cultura determinada, en un lenguaje nativo determinado. El individuo que así nace puede aportar al mundo pero en la medida de que su comprensión se formó dentro de las particularidades de su cultura, de su idioma, etc.
Por eso los imperios nunca van a dar resultado, porque van en contra de tendencias humanas que es llegar a lo universal desde lo local, nacional. No se llega a lo universal desde lo universal, esto no es natural. No pueden existir preceptos globales (sean económicos, culturales, científicos, etc.) que digan cómo se tienen que comportar todos los seres humanos de todas las culturas. Este no es el camino de aportar a lo universal.
Cada cultura nacional provee el contexto para que el individuo formado en ella desarrolle sus capacidades y potencialidades. El mundo se puede nutrir de esto en tanto respete cada uno de esos contextos.
De lo contrario la decadencia es inexorable. Los imperios globales necesitan esclavos, vasallos o ganado humano, no gente que desarrolle sus capacidades para mejorar cada cultura que existe sobre este planeta.
La historia de los imperios es tan antigua como la civilización humana.
Es hora de volver a escribir la historia de las naciones.
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Apareció un tocayo. Yo nunca tendría un blog con el nombre decí lo quieras.
Oti:
No tengo casi nada que agregar a tu comentario.
Sólo que aquí se intentó "globalizar" de golpe a un país que todavía no llegó a mitad de camino en su constitución como Nación. El resultado: pérdida de identidad, disgregación de la sociedad y una inmensa destrucción de capital económico y humano.
Muchísimas gracias. Un abrazo.
Emilio (4:13 AM):
Aunque sea un spam, se agradece la invitación.
Emilio (el de siempre):
Comparto, yo tampoco.
Saludos.
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