martes, noviembre 17, 2009

Don Tucho y Don Arturo

El 13 de noviembre se conmemoró el Día del Pensamiento Nacional, que homenajea el nacimiento de Arturo Jauretche. Y el día siguiente nos dejó Alberto Methol Ferré, el hermano en los ideales de Don Arturo nacido del otro lado del Río de la Plata.

Me siento en deuda con "Tucho" Methol Ferré ya que conocía muy poco de él hasta ahora, y su lectura como tantas otras cosas iba quedando postergada para momentos menos ajetreados. Quizás su desaparición física dispare la curiosidad por conocerlo mejor, algo que a mí me está ocurriendo desde que leí lo que le dedicó Abel.

En el Manual de Zonceras Argentinas y más precisamente al tratar la Zoncera Nº 1, "Civilización y Barbarie", Jauretche le dedica varios párrafos a la obra de Methol Ferré. Conviene repasarlos, para recordar que las zonceras no son una exclusividad argentina.

"(...) En Geopolítica de la cuenca del Plata (A. Peña Lillo editor, Bs. As., 1973), Alberto Methol Ferré analiza la ahistoricidad del pensamiento uruguayo. En ninguna parte como allí —recordemos otra zoncera: "como el Uruguay no hay"—, se "tuvo una conciencia política eminentemente abstracta". La falsificación de la historia, allá como aquí, se completó con la concepción estratosférica del país en cuanto se excluyeron las causales internacionales de los hechos propios o inversamente se excluyeron los hechos propios de las causales internacionales. Así, dice: "Nos enseñaban una historia de puertas cerradas, desgranada en anécdotas y biografías, o de bases filosóficas ingenuas, y nos mostraron la abstracción de un país casi totalmente creado por pura causalidad interna. A esta tesis tan estrecha, se le contrapuso su antítesis, seguramente tan perniciosa. Y esta es la pretensión de subsumir y disolver el Uruguay en pura causalidad externa, en una historia puramente mundial a secas. Una historia tan de puertas abiertas que no deja casa donde entrar...". "A la verdad, esta última actitud no escribe historia uruguaya, que le aburre, y prefiere vagabundear y solazarse en la contemplación a veces minuciosa de la historia mundial. Nos escindíamos en pueblerinos o ciudadanos del mundo...". Así, de los hechos de una historia isla, pasábamos a la evaporación, a las sombras chinescas de una historia océano, donde la historia se juega en cualquier lado menos aquí y aquí lo de cualquier lado. "Esta actividad lujosa —la historia océano—, si hoy canaliza disponibles jóvenes iracundos, ayer permitía a nuestra diplomacia pagarse de las palabras proyectándose para dictar cátedra mundial sobre los derechos humanos y arbitrajes". Son dos formas del escapismo.

"Interioridad pura o exterioridad pura, dos falacias que confraternizan...". "... ¿quiérese mayor lujo que extrapolarse en la historia de los otros?...". "Era una manera de renunciar a hacer historia"... "Por otra parte, ese idealismo externo en su versión de izquierda dimitirá frente a nuestra historia de puertas cerradas, conservadora. Incapaz de criticarla, porque no le interesaba vitalmente, terminaba en los hechos por aceptarla en bloque. No puede darse incorformismo más conformista". .. "Así la esterilidad del marxismo uruguayo para decir nada sobre el país, salvo el caso reciente de [Vivian] Trías. Así, el idealismo jurídico romántico, de derecha o de izquierda, son los modos uruguayos de suplir la ausencia de una política internacional real. El rasgo común de nativistas y oceánicos es que el Uruguay no era problema."
Crucemos de nuevo el río. ¿No estamos en presencia de una situación parecida? Si la falsificación de la historia ofi­cial, presentando la Argentina como un conflicto entre la civi­lización y la barbarie, ha desestimado el conflicto entre lo na­cional y lo extranjero desde que el objeto de la historia no es la Nación sino la civilización, la izquierda, como tampoco tiene en cuenta lo nacional como causalidad histórica, produce el mismo conformismo que en el Uruguay con la historia oficial. Esta vez para que la historia del futuro dependa exclusivamente de la causalidad externa, generando un escapismo que tiene las misma raíces anti-nacionales que, naturalmente, rehuye la construcción propia para trasladarla al escenario de la civilización. Por donde vienen a ubicarse, como sus cofrades de la otra banda, en un balcón sobre el mundo que es donde se opera la historia idealizada.
Pero un balcón no es una puerta por donde entra y sale lo propio y lo ajeno, sino un puesto de observación donde se espera que fuera se resuelva lo que hay que resolver adentro, cosa que le conviene a los que ya adentro lo tienen resuelto. De aquí la coincidencia cuando el país real intenta sus pro­pias soluciones y a su manera.(...)"

P.S. 1: Quiso la casualidad que el mismo día en que fallecía Methol Ferré, propulsor y teórico de la unidad sudamericana, el candidato presidencial de su viejo partido saliera con estas declaraciones. Como para recordarnos la actualidad y la necesidad del legado de "Tucho".

P.S. 2: Hace pocos días también dejó este mundo Félix Luna (alguien de otro palo), y creo que un hallazgo suyo que cita Salvador Ferla en Historia Argentina con Drama y Humor sirve para recordarlo y cerrar este post:

Félix Luna en su difundido libro Los caudillos hace esta preciosa cita de Tácito, quien cuando hablaba de la adquisición por los britanos de las modas, los vestidos y las costumbres de sus conquistadores romanos decía: "A todo lo cual aquellos simples llamaban civilización en tanto no era sino parte de su servidumbre".

A terminar con ese tipo de modas entre los rioplatenses, sobre todo las que se usan dentro de la cabeza, dedicaron su vida Don Tucho y Don Arturo. ¡Salud!

2 comentarios:

Laura dijo...

Rafa, me metí en el blog de Methol Ferré, buscando más de este pensador sobre el que casi nada sabía, y me sorprendió la nota sobre Ratzinger y America Latina. Me queda la sensación, que en el esfuerzo dpor diferenciarse del marxismo, interpreta fragmentaria y ¿erroneamente? (lo escribo y me suena tan soberbio!, pero no se me ocurre otra palabra) Creo que hay un cosnenso sobre el conservadurismo de ratzinger, por ser amables, e intentar encontrar en su postura una semilla de teología latinoamericana es un poco temerario. ¿Soy yo que estoy un poco crispada?

Rafa dijo...

Laura:
No leí la nota sobre Ratzinger y América Latina. Pero por lo que estuve viendo Methol Ferré fue un católico convencido y muy comprometido con la renovación que implicó el Concilio Vaticano II, aunque crítico de los aspectos más cercanos al marxismo de la Teología de la Liberación.

Probablemente, siendo él un hombre tanto progresista como cercano a la Iglesia (cosa rara en Uruguay) haya buscado puntos de conciliación y coincidencia donde nosotros no los vemos. Es sólo una suposición, tendría que leerlo con detalle.

Gracias y un beso.