A propósito de la última emisión del programa Café Las Palabras.
"El 1º de Mayo estaba en La Habana, Cuba, presenciando un imponente desfile en la Plaza de la Revolución. Allí nos encontrábamos, entre muchos extranjeros, un grupo de jóvenes peronistas. Nuestra presencia en la isla, en esa fecha, fue casual, ya que estábamos realizando una gira programada por distintos países del continente para impulsar y concretar un Encuentro de Juventudes Latinoamericanas, primer paso para desembocar en un Encuentro de Juventudes del Tercer Mundo.(...)
Cuando estaba por terminar el desfile, se acercaron amigos cubanos para darnos una noticia que nos alarmó. En Buenos Aires, ese 1º de Mayo de 1974, se habían producido incidentes, que habían originado una situación conflictiva, un enfrentamiento en la Plaza, con muchos heridos y muertos según esa primera versión. La noticia me provocó un gran desconcierto.
Nos trasladamos urgente con esos amigos a la dirección del diario Juventud Rebelde y empezamos a recibir una información un poco más precisa, menos alarmante. Vimos con alivio que no había heridos ni muertos. Los cables reflejaban, sí, una situación de desencuentro, de pelea y abandono de la Plaza por amplios sectores de la concurrencia.
Después nos enteramos que era el sector de la Juventud el que se retiró de la Plaza. Me comuniqué con el local de la J.P. en Buenos Aires para interiorizarme de qué había pasado, ya que antes de la gira todo parecía bien encaminado entre la Juventud Peronista de las Regionales y las autoridades del Partido y del Gobierno, para compartir la tradicional fiesta de los trabajadores.
Desde esas charlas a la distancia, comenzamos a definir una estrategia que reubicara en sus justos términos lo que aparecía como una difícil y nunca esperada "confrontación con el General Perón".
Regresé a Buenos Aires a fines de mayo. Ya se había atemperado el efecto del 1º de Mayo, pero no la situación política que quedaba al descubierto y que de hecho desbordaba a los actores circunstanciales: Perón, la J.P. y los Montoneros. Por lo tanto, me aboqué enseguida a establecer contactos y reuniones para entender realmente lo que significaba el rol de la Juventud Peronista.La urgencia era ver cómo recomponíamos las relaciones con Perón y cómo trabajábamos la redefinición del rol de las masivas estructuras juveniles dentro de esa realidad política.(...)Uno de los ejes de las charlas se dio con las autoridades del Partido: Duilio Brunello, vicepresidente 1º y en aquel momento Interventor Federal en Córdoba y su colaborador, Carlos "Chango" Funes. El diálogo se mantuvo en forma directa con Funes, con quien habíamos tenido contactos desde el año 1972.Realizamos varias reuniones, las últimas con la presencia de dirigentes de la Organización Montoneros. Comenzamos a diseñar un marco de equilibrio, de relación, de inteligencia, donde las partes pudieran servir a la armonía del conjunto dentro del esquema de conducción política del general Perón.Otra vía de diálogo importante la llevamos adelante con el Dr. Vicente Solano Lima, un hombre de consulta permanente para mí. Mi relación con el ex Vicepresidente era tan fluida y amena que cualquier palabra sería redundante para valorar el rol que cubrió en esas instancias.También comenzó una relación específica con el Dr. Ricardo Balbín. Mi relación con Balbín fue fluida, dinámica, simpática, formal y sanamente respetuosa.La juventud quería, de alguna manera, las garantías de que podía participar y ser protagonista llevando adelante un discurso moderno, progresista, transformador y revolucionario. Este fue el eje de otra vía de relación, el coronel Vicente Damasco.Siempre digo que es imposible querer entender lo que pasó aquel 1º de Mayo de 1974, sin relacionarlo con el 12 de junio del mismo año, cuando en alguna medida se corroboran las preocupaciones de la Juventud. El 12 de junio el pueblo peronista responde al llamado de Perón con una virtual autoconvocatoria. Al discurso de la mañana, le sigue su última presencia en el histórico balcón. Perón pronuncia dos frases que han marcado parte del futuro del movimiento: "Mi único heredero es el pueblo", es una de ellas. La otra frase afirma que "Vine a la Argentina a llevar adelante un proceso de liberación y no para consolidar la dependencia".El Dr. Oscar Alende me contó, personalmente, que el 1º de Mayo, después del incidente en la Plaza, al abandonar el balcón, el propio Perón le describió lo sucedido en el fuerte diálogo con las columnas de la J.P.: "Esto es como el padre que reta a sus hijos".La gira que yo había realizado por Latinoamérica contaba con el visto bueno de Perón y el informe que realicé de esa gira, llegó al General por vía de Solano Lima y Damasco. Además, después del 12 de junio, me reuní con Perón para interiorizarlo de lo que habían significado los contactos con los gobiernos de Perú, Panamá, México, Cuba y Venezuela.En todos los contactos que realicé en esos días, siempre procuramos evitar que la Juventud se automarginara, se cerrara, se desvinculara de la relación con las masas y cayera en ser uno de los extremos del conflicto violento en la Argentina.Los contactos con Funes, con Balbín, Solano Lima, Damasco y Alende iban a dar sus frutos cuando, desgraciadamente, el 1º de julio se produce la muerte de Perón.En ese momento, yo reivindico la figura de Balbín como una suerte de primer ministro, procurando que la Juventud participara en forma plena en el proceso de crear un gran consenso para cubrir la ausencia de Perón. Incluso, el 2 de julio, en una reunión que tenía con Balbín, me ausento de la misma para que el interlocutor directo sea Mario Firmenich. En forma expresa no asisto a la misma para hacer que todos los actores entiendan la necesidad de la salida política a las situaciones que se planteaban.Después de la muerte de Perón las relaciones de poder variaron en la Argentina y mis interlocutores perdieron presencia ante el avance de López Rega y de los sectores partidarios del autoritarismo, y se van generando las condiciones del enfrentamiento y la preparación de las condiciones que llevan al golpe de Estado de marzo de 1976.
A esa altura, yo había pasado de ser un protagonista del diálogo para reinsertar a la Juventud en un consenso liderado por Perón, a la condición de preso y proscripto.Nos faltó el tiempo material para que todos hiciéramos la autocrítica necesaria y evitáramos lo que vino después.
Puedo dar testimonio de ello.Juan Carlos Dante GulloEnero de 1996."
Testimonio que figura en Perón y la Guerra Sucia de Carlos "Chango" Funes, Catálogos-Documentos Críticos, Buenos Aires, 1996, p. 199-202.
P.S.: No es éste el único post disparado por este tema: también se ocupó del asunto Abel, a quien le agradezco su mención. Y otro post, escrito con las tripas por alguien que la vivió desde adentro, el de Los Caniches de Perón.
4 comentarios:
Rafa; y con la salida a fierrazos de los gobernadores de la Tendencia, que hacemos?
Daniel:
Vos sos más o menos de mi generación y te debés acordar bien de esa época. Desde ya que es inexcusable la responsabilidad de Perón en haber encumbrado a López Rega, Villar, etc., y también es cierto que no movió un dedo para parar el "Navarrazo" en Córdoba contra Obregón Cano y Atilio López. Pero lo puso de interventor a Duilio Brunello, un tipo conciliador y moderado (tanto que López Rega se lo quiso sacar de encima en Bienestar Social, y el Viejo lo obligó a mantenerlo) que se encontró con un tremendo nivel de violencia entre izquierdas y derechas en la provincia e hizo lo que pudo por calmar la cosa. Recién con Isabel fue reemplazado por el represor Lacabanne.
En la provincia de Buenos Aires, Oscar Bidegain no tuvo más remedio que renunciar después del ataque del ERP al cuartel de Azul. Los otros gobernadores de la Tendencia (Martínez Baca, Ragone, Cepernic) fueron desplazados durante el gobierno de Isabel.
Es innegable que Perón recurrió a sectores conservadores al quitarle espacios de poder a la Tendencia, y que por ahí se terminaron colando los "halcones" dispuestos al baño de sangre. Pero yo creo que dentro de lo posible intentó mantener un equilibrio. Y quizás, de haber tenido más tiempo y si no le hubieran puesto tantas dificultades en el camino, habría podido evitar la tragedia que vino después.
Gracias compañero. Un gran abrazo.
Muy claro, Rafa. Aunque un Calabró fue como demasiado, no?
Te mando un abrazo y por ahí nos cruzamos de nuevo con un cafecito.
Daniel:
Seguro, pero acordate que la fórmula que había querido imponer el sindicalismo era Manuel de Anchorena-Luis Guerrero (gente pesada, para ser suave) y Perón les bajó el pulgar para impulsar a Bidegain. Con eso y la candidatura de Cámpora, los "muchachos" se quedaron con la sangre en el ojo...
Otro abrazo, y espero que pronto nos podamos juntar cafecito de por medio!
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