jueves, junio 21, 2012

Una mirada en 1984

Más allá de lo candente del conflicto desatado entre el Gobierno y la CGT conducida por Hugo Moyano, intento mantener una visión de conjunto y centrarme en lo estratégico. Cosa nada fácil en momentos en que vuelan los proyectiles verbales y las acusaciones de todo tipo. Pero yo confío en el lema del anillo de don Julio Grondona: "Todo pasa".

Don Alberto Methol Ferré escribió en 1984 un artículo sobre las causas de la derrota del peronismo en las elecciones de octubre de 1983. Creo que hoy viene bien recordar al menos una parte de ese escrito.

"(...) Argentina es un país de grandes clases medias. Las mayores de América Latina. Tan importantes o más, numéricamente, que el movimiento obrero, que -eso sí- está mucho más organizado, sindicalizado. Que es el más poderoso de América Latina. El partido radical es más típicamente de clases medias, el justicialista de clase obrera (e industrial). La victoria aplastante de Perón en 1973 fue porque penetró como nunca en las clases medias. Pero eso tuvo un precio terrible. Que se llamó la subversión "montonera"; de las juventudes de clase media ultraizquierdistas (es el "68" en Argentina). El "68" más sangriento, que llenó al país de cadáveres y desaparecidos.

Las juventudes (que son de clases medias para arriba) que habían hostilizado el surgimiento del peronismo en 1945, parecían haber encontrado el camino "nacional". Pero en el fondo, levantaban a "Evita", a la que habían odiado cuando vivía, contra Perón e Isabel (de la que decían lo mismo que en el '45 sus padres contra Eva) y que bajo la figura de Perón, su verdadero símbolo era el Che Guevara. Antes, en el '45, habían estado contra la clase obrera acusándola de "Lumpen proletariat", ahora se volvían contra la "burocracia sindical". Así los montoneros asesinan al máximo dirigente sindical argentino, Rucci, al otro día de la mayor victoria electoral de Perón. Pienso que Perón murió pronto, para no ser sepultado en el baño de sangre a que conducía la irracionalidad "montonera" (y del ERP). La irracionalidad ultraizquierdista juvenil precipitó la caída del peronismo, el regreso del Ejército. Y el Ejército liberal les pagó su regreso haciendo con esa juventud el más grande Holocausto imaginable. Eligió el camino del crimen para acabar con la subversión.

Sin embargo, la subversión montonera no fue la completa responsable de la caída del peronismo. Sin duda, precipitó la muerte de Perón. Perón era la síntesis concreta del movimiento nacional, su punto de convergencia y simbiosis de múltiples fuerzas y elementos. La muerte de Perón inició la disgregación de la síntesis que encarnaba. Esto se manifestó en la hegemonía sindicalista por sobre el partido justicialista. ¿Qué fue la hegemonía sindicalista anterior a la caída? Fue la hegemonía sindical dentro del sistema capitalista, sin pretender ningún cambio. Pero una hegemonía sindical en el capitalismo es el mundo al revés, la locura del sistema capitalista. Y nada más. En medio de esa locura cayó el peronismo luego de la muerte de Perón, en el ciclo final de Isabel. Esta fue la razón sustancial definitiva de la final disgregación peronista del '76. El Ejército liberal retornó sin adversario y pudo imponer la política económica y social más reaccionaria.

Desmanteló a la industria argentina, asesinó a una generación entera de las clases medias, reprimió a todo el movimiento obrero, endeudó al país en grado asombroso, hizo la aventura ruinosa de las Malvinas. La pura restauración de la Polis oligárquica llevó a la Argentina a la catástrofe. Arruinaba a las clases medias, al pueblo trabajador, a la industria. El peronismo y el radicalismo se vieron juntos en la oposición al régimen militar reaccionario.

¿Cuál es la salida? El peronismo estaba hegemonizado por el sindicalismo. Argentina había experimentado lo que significa el "paraíso sindical" en régimen capitalista, sin otro proyecto alternativo histórico real. El peronismo había perdido a través de la juventud montonera aniquilada en el horror, sus lazos con las clases medias. Alfonsín levantó las banderas nacionales del peronismo, pero sin la "amenaza" del movimiento obrero, incorporó masivamente a la nueva generación universitaria, aterrada por la represión, dando la espalda tanto al peronismo como a la izquierda. Alfonsín asumió la denuncia de las clases medias (los padres de los muertos) contra el Ejército. Atacó al Ejército y al sindicalismo. Argentina quería paz, seguridad y caminos nacionales. Alfonsín los ofrecía. Pero queda la gran interrogante: ¿hay caminos nacionales en América Latina sin el movimiento obrero? De mi parte, creo que no. La historia lo dirá dentro de poco."

Revista Nexo, Año 1, N° 2, p. 12, marzo de 1984.


P.S.: para leer junto con este post, recomiendo el texto de Teodoro Boot que publicó hoy el Ingeniero.

2 comentarios:

Florencio F. Boglione dijo...

Esta bueno. El remarcado en negrita es suyo, por lo que le comento por el del párrafo final,q por otra parte la historia confirmo, en este caso puntual q hoy nos acontece me parece q la disputa política entre moyanismo y kirchnerismo, no es comparable con lo que plantea el autor. Creo no equivocarme en q el moyanismo no es "todo" el MOO. Saludos Cordiales.

Rafa dijo...

Florencio:
No, de acuerdo, la disputa de hoy día no es comparable con la planteada por Methol en ese momento. En bastante medida Néstor y Cristina Kirchner han reconstruido un liderazgo del movimiento nacional que estaba vacante desde la muerte de Perón, y a eso iba la recomendación de la nota de Boot. A mí me interesaba remarcar la necesidad de que el movimiento obrero esté integrado al movimiento nacional, y por otro lado la realidad de los trabajadores es hoy muy distinta a la de hace 30 años. Está claro que la CGT tal como está conducida hoy día no representa a la totalidad del MOO, ahí también estoy de acuerdo.

Gracias, un saludo cordial.