Más allá de la falta de tiempo y de algunos problemas técnicos, no se me ocurría nada para escribir sobre los 25 años de Malvinas que no sonara como algo de circunstancia, obvio o reiterativo. Hasta que con motivo del post anterior me puse a revisar cosas viejas y me encontré con unas notas increíbles del Jorjón Sabato, notable testigo de aquellos días aciagos. No encuentro mejor homenaje a los que cayeron y a todos los que padecieron los horrores de esa guerra absurda que transcribir algunos de estos textos.
Las Malvinas dan para todo. Veamos qué pasa cuando el fervor patriótico pasa del bermellón entusiasta al verde financiero.
A río revuelto...
(...) Que el río está revuelto -y cómo- y desde hace un rato largo, no requiere demostración alguna. Y que los pescadores lo aprovechan para hacer su Agosto - y también su Septiembre, Octubre, Marzo, Abril... y hasta algún mes que todavía no se ha inventado- es más evidente aún que la desvalorización del peso. No me propongo por eso, aburrirlos con ejemplos que, por repetidos, son triviales y conocidos hasta por los niños de pecho. Quiero solamente presentar un caso muy reciente, producido en circunstancias que ya han sido calificadas de históricas y que muestra que no hay nada que los amilane en su febril actividad pesquera, para la que incluso han recibido ayuda -explícita o implícita, según se lo juzgue- de los que se suponen tienen por obligación cuidar los peces.
Ocurrió nada menos que el viernes 2 de Abril de 1982, cuando los ingleses eran desalojados del territorio que nos habían arrebatado en 1833, según la mejor tradición imperial, y se producía así la tan ansiada recuperación de las Malvinas. Mientras los soldados se lanzaban al combate y ponían en juego su vida, el país todo centraba en ellos su atención y su esperanza. Bueno, no exactamente todo el país, porque una pequeña minoría no se distraía con semejante acontecer sino que continuaba practicando esforzadamente su deporte favorito, aprovechando tan espléndidas circunstancias para hacerlo con mayor eficiencia aún que en días más tranquilos. El río estaba más que revuelto, situación óptima para obtener los mejores resultados en tan noble y distinguida actividad. Esos caballeros -que así se llaman entre ellos- estaban dedicados fervorosamente al ciclismo, montados, claro está, no sobre la vulgar bicicleta de dos ruedas (ésa que le pedíamos a los Reyes) sino sobre ese delicado instrumento que en los últimos seis años ha sido perfeccionado a niveles excelsos: la bicicleta financiera. Demostraban así una vez más que si el fútbol es pasión de multitudes, el "ciclismo" es fervor de minorías, por lo que la liberación de las Malvinas no sólo no los detenía sino que por el contrario los impulsaba a realizarlo con el máximo vigor y entusiasmo.
La bicicleta del 2 de Abril fue de factura muy simple (¡nada como la sencillez de lo clásico!) y de muy buen rendimiento: una ganancia de aproximadamente el 11% por cada operación, y a lo largo de la histórica jornada fueron muchas las que pudieron efectuar los ciclistas competentes. Se puso en marcha gracias a una disposición del Ministerio de Economía (1) que ordenó que, por causa de los acontecimientos de dominio público, ese día no podrían operar las casas de cambio, por lo que los únicos autorizados a comprar y vender divisas serían los bancos y financieras. Como consecuencia de este virtual monopolio recibieron una demanda inusual de dólares, lo que elevó su cotización a niveles superiores a los 13.000 pesos (2). Pero al mismo tiempo, y siguiendo instrucciones del Ministerio de Economía, el Banco de la Nación se esforzaba en impedir la suba del dólar, por lo que vendía a 11.800 la transferencia de dólares a los bancos.
Y aquí está, en rauda marcha, la elegante bicicleta: comprar al Nación a 11.800 cada dólar y vender al público a 13.000. ¡Elemental, Watson! Nada menos que 1.200 pesos de ganancia por cada dólar, y fueron millones los que se vendieron...
Hay, por cierto, una pregunta inexcusable: ¿cómo diablos las autoridades económicas no sólo permitieron que se realizara tal maniobra, y nada menos que en día tan especial, sino que de hecho la hicieron posible con una disposición a la que nadie ha sido capaz de encontrarle razón técnica valedera? A menos de suponer una complicidad delictiva que, por falta de pruebas, no hay más remedio que descartar, sólo cabe una sola respuesta, y realmente alarmante: ello se debió a una total incompetencia de dichas autoridades. ¿Pero no es que la única razón para haberlas designado y para sostenerlas contra viento y marea es su competencia profesional, tan superior a la de las que podrían designar gobiernos civiles corruptos e ineficientes? ¿No es que han estudiado en colegios secundarios pagos y bilingües, en universidades privadas libres de toda contaminación marxista, en universidades extranjeras, donde han aprendido la economía seria, la de Friedman? Si ahora se demostrase que ni siquiera son competentes, sería realmente el acabóse... Pero éste es un problema que tienen que resolver los que las designaron, que son los finales responsables de todo.
Para terminar digamos que por supuesto no hubo nada ilegal en todo lo que hemos descripto; ya hemos dicho que los ciclistas son caballeros... Simplemente, lo que a uno le revuelve el estómago es que la bicicleteada se realizó justamente el 2 de Abril. Y tanto más cuando, en los días que siguieron, vimos a muchos de sus beneficiarios golpeándose el pecho vivando a la Patria y a la Soberanía. Si hasta nos pareció ver a algunos de ellos en la comitiva que acompañó al flamante gobernador de las Malvinas. ¿Habrá ido a ver si ya están dadas las condiciones para instalar allí un velódromo donde poder practicar su deporte favorito?
Jorge A. Sabato, Ensayos con Humor, Ed. de la Urraca, 1983, p. 94 (aparecido originalmente en la revista Humor Registrado, abril de 1982).
(1) No está de más recordar que el Ministro de Economía era en ese momento el Dr. Roberto Teodoro Alemann, leal amigo y digno sucesor de José Alfredo Martínez de Hoz (tras el interregno de Lorenzo Sigaut, aquél de la frase "el que apuesta al dólar pierde").
(2) La moneda vigente en 1982 era el peso ley 18.188, que había reemplazado en 1970 al peso moneda nacional, y que fue suplantado en 1983 por el peso argentino, que fue sucedido a su vez en 1985 por el austral, seguido finalmente por el peso actual en 1991.
Vaya este post dedicado a los amigos de Homoeconomicus, que hace unos días y con motivo de la loable campaña "Joe preso ya" levantaron una vieja entrada mía dedicada a Sabato. Y Felices Pascuas para todos.
¿Y SI SALE BIEN?
Hace 10 horas.
4 comentarios:
Ya no gana mas. jijijiji, Perdon por mi intrusion en el post. es una chanza.
Bienvenido el toque de humor, mi querido Hard. Ayudame a recordar, la frase que puse de título, de dónde la saqué? De un titular de la revista Gente Repelente, de palabras de un reptil (con perdón de los ídem) llamado José Gómez Fuentes, o de ambos lados?
Gracias, un abrazo.
Lo mio es mas dos a uno, don jorge, como puso seguimos ganado, le decia que se le habia cortado el seguimos. Ahora hay que empezar de vuelta. Era una ramonada, no mas.
Jaja, no lo había captado, pasa que desde el sábado el fútbol para mí pasó a un segundo plano. Qué se le va a hacer, nos ganaron muy bien.
Un abrazo.
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