
No sé escribir necrológicas ni me gustaría hacerlo. Tampoco creo que la muerte engrandezca a los hombres ni que borre sus errores o sus fracasos. Por eso, ante la partida de Raúl Alfonsín prefiero suscribir sin tocarle ni una coma,
este texto de Mario Wainfeld. Agregaría solamente que a mí el nombre de Alfonsín me trae la nostalgia de un tiempo de ilusiones y decepciones, quizás el último en que la política todavía no era mala palabra y era capaz de enamorar. Aunque como algunos grandes amores, ese tiempo haya terminado en una enorme desilusión.
En recuerdo de este hombre y de esa época, traigo algunos fragmentos de un reportaje que le hizo Mona Moncalvillo en la revista Humor. Corría julio de 1981; se había iniciado la descomposición del Proceso, con la crisis que siguió al colapso de la "tablita" de Martínez de Hoz; gobernaba (es un decir) Roberto Viola, antes de ser desplazado por Galtieri; todavía no habíamos vivido la tragedia de Malvinas; sí, todavía faltaba mucho para la vuelta de la democracia. Y para que Alfonsín fuera presidente.
- Usted está trabajando mucho, haciendo giras... ¿Se está reactivando la actividad política?- No diría reactivando, porque nosotros hemos procurado hacer permanentemente política, pero tal vez haya que señalar que el país, o el pueblo, está perdiendo el miedo, y entonces nos reclama. (...)
- ¿Por qué cree que se está perdiendo el miedo?- Fundamentalmente, el reclamo es de tipo económico... Hay desesperación. Y se observa muy claramente en todos los sitios donde uno va. Hay bronca... y esto supera el miedo. Yo suelo decir que hacemos mal cuando hablamos de una sociedad aletargada; yo diría que es una sociedad a la que se ha procurado enfermar. Y es una sociedad con miedo, pero un miedo legítimo, una enorme desorientación. Es una sociedad sin certezas (...)
- ¿Por qué está tan debilitada la democracia?- Hay distintas razones. En primer lugar, América Latina tiene los mismos problemas que tienen las democracias del mundo; tenemos que luchar contra el elitismo, problema que se arrastra desde siempre. Platón, enfrentándose a la democracia ateniense y a la concepción aristotélica; Carlyle, cuando decía que el héroe, no el pueblo, es el motor de la historia; Nietzsche y su superhombre; posteriormente Mosca, Pareto, con su teoría de la circulación de las élites, que sirvió mucho para alimento ideológico de los trasnochados fascistas criollos...
He visto un libro, "El Desafío Democrático" (*), en el que se dice que "la democracia es una buena cosa, lástima que tiene excesos..." y los excesos son la búsqueda de la igualdad y el hecho de que se haya extendido demasiado... Claro que es un libro editado por la Trilateral Commision... Esto es lo que tenemos que enfrentar nosotros... Y la anomia, a la que le doy bastante importancia. El hombre moderno tiende a actuar de dos formas: o lo hace de manera prescriptiva, cuando obedece una norma, o lo hace de una manera electiva, cuando pone en juego su responsabilidad, su libertad. Cuando un hombre pretende elegir todo y no hacer caso a ninguna norma, desacraliza todos los valores y pone en discusión al propio marco normativo; estamos frente a una personalidad anómica. Siempre va a conspirar contra la sociedad y contra sí mismo. (...)
- ¿A qué sectores ha perjudicado más la política actual?- El sector más afectado ha sido el del trabajo, porque se produjo la caída más estrepitosa del salario real de que se tenga noticias en el mundo moderno, conjuntamente con la de Chile. De los sectores económicos tendría que señalar las industrias, el sector agropecuario, y pienso que se han liquidado las economías regionales. Yo he estado recorriendo el país y he visto lo que ha pasado con la lana en el sur, con la fruta en Río Negro, con el algodón en el Chaco, donde más del 90 por ciento de los productores han entrado en cesación de pagos; con el citrus en Entre Ríos, el tabaco en el noroeste, Salta y Jujuy y también Corrientes; con el vino y la vid en Cuyo...
Todo es un verdadero desastre, fabricado fundamentalmente por fanatismo ideológico de unos "nenes de papá" que hicieron lo que les parecía en la Argentina y desde luego por ignorancia manifiesta de los responsables del proceso que son las Fuerzas Armadas...-¿Qué cree que lo impulsó a Martínez de Hoz a llevar adelante una política que fue criticada por todos los sectores?-
Yo creo que fanatismo, su fanatismo ideológico, su fanatismo de derecha, que es más duro y tenaz que el fanatismo de izquierda... También, más que nada, la defensa de una clase pero hecha con fanatismo. "No correr más riesgos, más miedos, es preferible un país chico que un país peligroso..." Éste es el único país que planificó para achicarse. La política de Martínez de Hoz es como si hubiera caído una bomba neutrónica al revés; los seres estamos vivos pero se ha deshecho todo a su alrededor, el aparato productivo de la Nación...
- ¿Qué pasará con el dólar?- La semana anterior a la devaluación se nos evaporaron 600 millones de dólares, es decir que alguien se hizo un negocio que le permitió ganarse, en conjunto, 15o millones de dólares por las diferencias de precio... ¡Eso es una enormidad! No hay ningún país en el mundo donde pasen estas cosas... Además, se hace una devaluación y no se establece ningún tipo de medidas complementarias;
el 30 por ciento de devaluación significa que los exportadores se han quedado con una diferencia importantísima porque los productores ya habían entregado la cosecha gruesa. Una cosecha gruesa que se estima en más de cuatro mil millones de dólares; el 30 por ciento, es más de mil millones de dólares que no van al productor; hay un enriquecimiento sin causa... y tampoco se tomaron medidas.(...)
- ¿Qué opina del principio de subsidiariedad del Estado?- Esa es una palabra que manejan los cristianos, vinculada a la necesidad de que se respete la intimidad del hombre. En ese plano, desde luego, el Estado realiza una acción subsidiaria con respecto a lo que yo puedo hacer con mis hijos, por ejemplo... Pero la interpretación que se le da ahora es la de
un Estado casi neutro frente a las leyes del mercado. Sobre esto hay una frase de la última edición del famoso libro de Samuelson, que dice que quienes aplican esta política de Friedman, de la escuela de Chicago, no están haciendo una economía de mercado sino un "fascismo de mercado". Porque solamente se puede llevar a cabo sobre la base de una presión muy dura sobre los sectores del trabajo, porque la variable siempre es el salario, a efectos de que no protesten por el deterioro del salario real que se produce. Pienso que los radicales, en general, hemos sido muy claros en nuestra teoría política, y además lo hemos practicado cuando llegamos al gobierno. Entendemos que el Estado debe planificar.
Cuando no planifica el Estado, planifica el poder económico a su exclusivo beneficio. La planificación debe ser democrática. En cuanto al rol del Estado productor no somos estatistas, como se nos ha considerado, pero sí creemos que cuando hay una zona desordenada, el Estado debe concurrir, ordenar, estar, y si es posible, salir después de ordenar...(...)
- ¿Cómo se puede volver a organizar la actividad sindical?- Es un proceso de democratización que se tiene que dar conjuntamente con toda la democratización del país. Así como nosotros reclamamos la vigencia de la política, esto también significa reclamar por la vigencia de la actividad sindical.
Este gobierno ha procurado atomizar al movimiento obrero a través de la sanción de la ley nueva de Asociaciones Profesionales y de una serie de intervenciones. Pero tenemos que advertir que la democracia moderna requiere sindicatos fuertes. Es imposible mantener el equilibrio, cuando se habla de economías de escala, si no se tiene al mismo tiempo sindicatos fuertes que se ocupen de otras cosas, no solamente de las reivindicaciones del trabajo.(...)
- ¿Se puede prolongar por mucho tiempo más la situación actual?- No, creo que se ha tornado explosiva... y ya no hay tiempo; creo que el país no está al borde del colapso, sino ya en el colapso.
Y que así como estamos frente a una gravísima emergencia de tipo económico, estamos también frente a una gravísima emergencia de tipo social. La sociedad así, dominada y rechazada, puede en algún momento pensar en aceptar la dominación de quien la halague, y en ese caso, tal vez no nuestros hijos, sino incluso nuestros nietos, van a estar peleando por la recuperación de la democracia... (**)Revista Humor Nº 62, julio de 1981, p. 62-69.
(Foto sacada de
aquí)
(*) En
este post hay otra referencia al mismo tema.
(**) Quizás haya en estas palabras una premonición del delirio guerrero del '82, y eso explique la oposición de Alfonsín a la aventura de Malvinas.
Vaya esta entrada dedicada a todos los hipócritas de dentro y fuera de su partido, que hoy se llenan la boca con Alfonsín para llevar agua a su molino de republicanos de pacotilla.
P.S.:
aquí, una entrada de este blog dedicada en vida a Raúl Alfonsín. Y
acá, otra que habla de una de sus promesas incumplidas.