Los hechos recientes en Jujuy me llegaron como el nuevo capítulo de una historia ya vieja. Pero no por eso dejo de recomendar esta detallada y dolorida nota de la compañera diputada provincial Carolina Moisés, que en síntesis muestra cómo un poder político débil está condicionado por un poder económico mucho mayor, y cómo la insatisfacción de los derechos básicos de la población lleva al desborde de las organizaciones sociales, por la ineptitud e inacción de ese débil poder político.(*)
De todos modos no es mi intención profundizar en estos episodios en particular, sino tomarlos como pretexto para retomar uno de mis temas predilectos: las relaciones entre el poder económico y la última dictadura militar, que en Jujuy se hicieron evidentes en La Noche del Apagón, a la que ya me dediqué una vez aquí. Por eso recurro de nuevo a la Historia de la Economía Argentina del Siglo XX de A. Zaiat y M. Rapoport, en su capítulo dedicado a la concentración económica durante el Proceso militar:
"El nuevo patrón de acumulación instaurado en 1976 produjo modificaciones estructurales que se tradujeron en un predominio de la centralización del capital a partir de la valorización financiera. En ese contexto, la unidad económica pasó a ser el grupo o conglomerado empresarial. Es decir, capitales propietarios de múltiples firmas en varias actividades económicas, que responden a estrategias de integración horizontal o vertical, o de diversificación de actividades.(...)
El abandono de la economía sustitutiva de importaciones, en la que el sector industrial constituía el sector más dinámico, impactó de manera diferenciada sobre los diversos actores del mundo empresario. Los pequeños y medianos fueron los más perjudicados, al tiempo que un grupo de grandes compañías salió muy beneficiado. No obstante, dentro de este último segmento también se produjeron rupturas significativas que darían lugar a una nueva configuración del poder económico.(...)
La expansión de los grupos económicos locales estuvo en gran medida asociada al aprovechamiento de regímenes promocionales para la inversión con fuertes subsidios, el abastecimiento a entidades o empresas estatales, el ingreso a operaciones de privatización o concesión de actividades antes en manos del Estado e incluso el papel de "protector" por parte del Estado para la creación y consolidación de empresas locales en actividades tales como la industria naval, la pesca o el sector nuclear. En otras palabras, la clave del ascenso de ciertos grupos económicos locales no fue el "mercado" sino el control que ejercieron sobre el Estado, que les permitió una acelerada expansión en detrimento de las restantes fracciones del capital.
En definitiva, durante la última dictadura militar se produjo una fuerte redistribución del ingreso desde los asalariados hacia los capitalistas a través de, entre otras cosas, la caída del salario real, el deterioro de las condiciones laborales y el incremento en la extensión y la intensidad de la jornada de trabajo. Sin embargo, entre los empresarios hubo también sectores fuertemente perjudicados por la crisis socioeconómica, en general, y la industrial, en particular, sobre todo pequeños y medianos, mientras que otros se beneficiaron con ella. Dentro de las firmas oligopólicas se produjeron rupturas significativas que dieron lugar a una nueva fisonomía del poder económico. Aquellas que controlaban pocas empresas y mercados con escaso grado de diversificación tendieron a perder importancia en el agregado sectorial. Por el contrario, un conjunto reducido de grandes grupos económicos incrementó su poderío económico y el control que ejercía sobre un amplio espectro de mercados. Tales fueron los casos de Acindar, Agea/Clarín, Alpargatas, Arcor, Astra, Bagó, Bemberg, Bridas, Bunge y Born, Celulosa Argentina, Fate/Aluar, Fortabat, Garovaglio y Zorraquín, Ledesma, Macri, Pérez Companc, Roggio, Soldati, Techint y Werthein."
Historia de la Economía Argentina del Siglo XX - Fascículo 39, Ed. La Página, Buenos Aires, 2007, p. 618-619.
Desde ya, en los años transcurridos desde entonces la estructura del poder económico se modificó en gran parte y varios de los grupos citados cambiaron de mano o se fusionaron con otros (no es el caso de Ledesma). Pero de todos modos, ese listado sirve para saber quiénes son los primeros en aplaudir cuando algún personaje notorio larga que está "harto de que le hablen de la dictadura".
(*) Notas sobre los hechos de Jujuy recomendadas por Carolina Moisés: (1), (2), (3), (4) y (5).
P.S.: Como todo tiene que ver con todo, no voy a omitir mi aporte sobre las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias de hoy. Recomiendo este video para aclarar dudas. Y en cuanto a mi opción (aclarando que vivo y voto en la Ciudad Autónoma), adhiero a la de Eddie, que vive bastante lejos y al que no lo alcanza la veda.
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