miércoles, febrero 22, 2012

Cosas del Brujo

Hace poco Hugo Presman reflotó en su blog un post que trata de manera exhaustiva el tema oscuro e ingrato de la relación entre Perón, López Rega y la represión ilegal durante el tercer gobierno peronista. Creo que esto hace a un debate que no hay que rehuir, pero también que hay que ampliar ese debate a toda el contexto político y económico de la época, tanto nacional como internacional. Quizás esa ampliación, más que para encontrar respuestas, sirva para hacerse otras preguntas no tan frecuentadas (aunque también habrá que estar atentos a la eventual desclasificación de información que aquí menciona Manolo). Y también, porque hechos recientes como la entrevista de Cambio 16 al ex dictador Videla (por nauseabunda que sea) exigen no "hacerse el burro".

Como un aporte en ese sentido, recurro nuevamente al libro "El Rodrigazo, 30 años después - Un ajuste que cambió al país" (del que ya me ocupé aquí). El primer fragmento trata sobre la situación tras el triunfo de Perón en las elecciones de septiembre del '73, y el segundo sobre la etapa anterior al Rodrigazo, luego de la muerte de Perón y el desplazamiento de José Ber Gelbard del Ministerio de Economía.


"Gelbard, que seguía en el gobierno, decía: "Todas las corrientes ideológicas nos apoyan ahora. Aun aquellas que piensan que la sociedad debe transformarse totalmente". No quería el ministro que ni la ACIEL ni Montoneros o el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) entorpecieran su acción. Pero la violencia iba a ir creciendo paso a paso. En medio de ese breve proceso, se produjo un hecho que marcó a fuego la etapa: ese mismo septiembre Montoneros mató a José Ignacio Rucci, el metalúrgico jefe de la CGT, con lo que se abrió una distancia ya entonces irreductible entre esa organización y el nuevo gobierno. En noviembre de 1973, con un atentado contra el radical Hipólito Solari Yrigoyen, debutó la Alianza Anticomunista Argentina, la Triple A, fogoneada por López Rega.Y en enero de 1974 el ERP atacó el Regimiento de Caballería de Azul.

Como después se comprobaría, desde la propia intimidad del matrimonio Perón, López Rega iba anudando los eslabones para conformar su proyecto de un "peronismo próximo y a la vez ajeno a Perón", como definió un colaborador del equipo económico. Para llevarlo adelante eligió como enemigo a la izquierda peronista para, desde esa disputa, construir su propio espacio de poder. La muerte de Rucci fue el elemento que le facilitó el acercamiento al sindicalismo y la conformación de un frente único entre el peronismo ortodoxo, la burocracia sindical y el gobierno por él representado. El lopezrreguismo empezaba a disputarle al equipo económico su aliado principal: la CGT, con la que sin embargo rompería en 1975, sobre todo por el Rodrigazo."(...)
(p. 36-37)


"Mientras Gómez Morales cumplía la misión de desmantelar la estructura de poder vigente a la muerte de Perón, López Rega empezaba a tejer un plan de cinco puntos con el que intentó seducir a las Fuerzas Armadas. Era la forma de responder al clima de incertidumbre y a la conjetura de que, tras la muerte de Perón, sobrevendría inevitablemente un golpe militar. En vez de que el peronismo, que parecía anestesiado, enfrentara ese cuadro fortaleciendo una estructura propia, el hombre que dirigía su gobierno le proponía "un pacto" a la eventual fuerza de ocupación.

Era lógico, entonces, que el nuevo sesgo programático de derecha y con rasgos marcadamente autoritarios en su aplicación cosecharan un inicial consenso en los círculos castrenses (Di Tella, 1986). En particular, porque este nuevo programa planteaba otro tipo de alianza social y enfrentaba, justamente, a vastos sectores que habían aportado su apoyo e incluso su protagonismo en la etapa anterior, hasta la muerte de Perón (sindicatos, pymes y partidos políticos chicos habían formado parte del FREJULI o se habían sumado con posterioridad), o bien habían acompañado el ascenso de Cámpora al gobierno y ya a partir de 1974 habían adoptado una postura de confrontación con el gobierno, como la Juventud Peronista, la Tendencia Revolucionaria, Montoneros o el sindicalismo combativo, todos sectores enemigos para el lopezrreguismo.

Los cinco compromisos básicos del plan de gobierno que el Brujo explicitó ante los jefes militares hacia fines de 1974 eran, según los relatara el futuro canciller de la década de 1990, Guido Di Tella, los siguientes:

- El compromiso de un nuevo y decidido esfuerzo por acabar con la así llamada subversión. como un "gesto" para obtener un mayor consenso de las Fuerzas Armadas, el ministro y hombre fuerte del gobierno propuso para hacer la "tarea" a los comandos de la Triple A, que al ejecutar el "trabajo sucio" le evitarían a los militares una intervención directa. En esa tarea abrevaban el coronel Jorge Osinde, los ex comisarios Juan Ramón Morales y Rodolfo Eduardo Almirón, los comisarios Alberto Villar y su subjefe Luis Margaride, el comisario Juan Gattei, el suboficial Miguel Ángel Rovira y otros personajes, más grupos de choque de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), el Comando de Organización (CdeO) y los gremios más a la derecha del peronismo ortodoxo. En su momento el escritor y periodista Rodolfo Walsh denunció los contactos para esa tarea de la Embajada de EE.UU. conducida entonces por Robert Hill, y de la Agencia Central de Inteligencia de ese país, la CIA (Macchi y Kimel, 1995; Larraquy, 2004).

- La eliminación de la "infiltración izquierdista" en la educación en general y en la Universidad de Buenos Aires en particular. Para llevarlo adelante, se designó a Oscar Ivanissevich en Educación y a Alberto Ottalagano como rector, dos conocidos personajes de la derecha nacionalista, de línea dura y filonazis.

- Poner fin a las políticas económicas antiempresarias, nacionalistas y reformistas. El sentido de la nueva política económica sería operar un vuelco hacia el capital extranjero, la economía de mercado y la confianza en el capital privado como fuente de inversiones y desarrollo.

- Someter a los dirigentes sindicales, destituyendo a los más independientes y buscando su reemplazo por una jefatura gremial obediente.

- Pedir a los militares que, para viabilizar la aplicación de los cuatro puntos anteriores, abandonaran su neutralidad política y pasaran a una actitud de apoyo tácito. Ello se expresaría luego con la designación del general Numa Laplane, en mayo de 1975, como nuevo comandante en jefe en reemplazo de Leandro Anaya, cuya designación ya había supuesto una "profesionalización" de la fuerza cuando sustituyó a Jorge Carcagno, quien había sido impulsado por Cámpora en los acuerdos de Madrid con Perón.

Incluso renunciado López Rega, en noviembre de 1975, enviaría a dos de sus compañeros, Carlos Villone (quien lo sucedió por pocos días en el Ministerio) y José Miguel Vanni, a negociar con el jefe de la Marina, Emilio Massera, también vinculado a la P2. Pero la desconfianza de las FF.AA. hacia el Brujo ya era muy marcada y la idea de un pacto volvió a naufragar (Larraquy, 2004).

El plan que describió Di Tella fue el anuncio de lo que se venía, un adelanto de lo que pocos meses después los militares convertirían en un programa de largo plazo bañado con la sangre de sus adversarios. "Esa minoría esotérica fue partícipe necesario y promotora ideológica del golpe de 1976. Su visión del mundo era la misma que la de sus posteriores verdugos. El método criminal de la represión fue prologado por la Triple A" (Leyba, 2003). Bajo estos rasgos admonitorios del plan puesto en marcha por Isabelita y López Rega, "la muerte de Perón -dice el mismo autor- adquiere el carácter de tragedia histórica".

La incapacidad de Gómez Morales para superar la crisis llevó a que los mismos sectores que habían impulsado su ascenso lo despidieran. Su gestión en Economía fracasó en su propósito de lograr un nuevo equilibrio económico, pero cumplió a la perfección el objetivo que por entonces ya se había planteado el bloque que desde el Ministerio de Bienestar Social dirigía López Rega. Como un caballo de Troya que en su interior llevaba a las tropas del esotérico ministro, Gómez Morales "atravesó la muralla del movimiento popular con una carga explosiva de liberalismo", dijo Leyba. El golpe liberal estaba en marcha.

López Rega no se detuvo a esperar los resultados de su "elegido" para conducir la economía. Imaginando una nueva estructura de poder ya sin la presencia de Perón, tendió puentes hacia el emblemático CEA, presidido por entonces por José Alfredo Martínez de Hoz. Los cambios económicos más trascendentes todavía estaban por darse con el desembarco de Celestino Rodrigo y Ricardo Zinn. Hasta ahí, apenas se estaba haciendo una "limpieza del camino"."
(p. 46-49)


Referencias:
- Di Tella, Guido (1983), Perón-Perón, 1973-76, Ed. Sudamericana, Buenos Aires.
- Larraquy, Marcelo (2004), López Rega. La biografía, Ed. Sudamericana, Buenos Aires.
- Leyba, Carlos (2003), Economía y política en el tercer gobierno de Perón, Ed. Biblos, Buenos Aires.
- Macchi, Rubén y Kimel, Eduardo (1995), 30 años de historia política argentina (1965-1995), Ediciones R.R, Buenos Aires.


Volviendo a lo que decía al principio, algunas preguntas que se me ocurren:
- El accionar del ERP y Montoneros, ¿no parece por momentos haber sido planeado por López Rega, Videla o la CIA?
- Más allá de la inexcusable responsabilidad en la violencia de las cúpulas guerrilleras, el peronismo "que se quedó en la Plaza", ¿no tuvo nada que ver en la debacle que llevó al golpe del '76? Los peronistas que acataron la "verticalidad", ¿no vieron cómo desde la cúpula misma del gobierno de Isabel Perón se iba desmantelando todo lo que Perón había construido? ¿O el terror que caracterizó a la época los paralizó a todos? Dudas que me surgen, sobre todo después de leer la nota de Julio Bárbaro comentada por Abel.
- ¿Tiene algún sentido sostener que López Rega fue solamente un ejecutor de los deseos ocultos de Perón? ¿Y no hay un hilo conductor que lleva desde el Brujo al menemismo (o al peronismo, da igual) de los '90?


P.S.: como punto de coincidencia con José Pablo Feinmann, rescato estas notas suyas sobre la columna que escribió Mariano Grondona en 1974 dedicada a López Rega, "Meditación del elegido".

3 comentarios:

Abel B. dijo...

Buenas preguntas, Rafa. Que no tienen respuestas cortas ni rápidas.
Pero corresponde, desde un peronista "que se quedó en la Plaza", que te dé la personal, de ese momento:
Isabel Peron era lo que había.
La guerrilla ya era una locura absurda, obvia para todos los que no estaban en el microclima de esas orgas.
¿Luder, Robledo? No nos convencían. Hoy uno puede pensar que tal vez habría valido la pena intentar algo con ese peronismo, pero ... ¿que habrían hecho? ¿algo distinto a Isabel, sin el apellido Perón?
La oposición real, la alternativa real? Sus rasgos ya se veían.

Hay situaciones históricas que tienen una sola respuesta: Aguantar.

Un abrazo

Rafa dijo...

Abel:
Antes que todo, muchas gracias por tu comentario. Me sentí algo descolgado escribiendo sobre esto en un día tan luctuoso.

Aclaro ahora (pidiendo perdón por haber sido un poco tramposo) que hice esas preguntas más que nada como una provocación. Recuerdo perfectamente que veíamos cómo todo se iba irremisiblemente al carajo (para no andar con eufemismos) al poco tiempo de la muerte del General. Y que las sensaciones que se palpaban iban desde la impotencia al principio, para seguir luego con la resignación y finalmente el desinterés.

Por supuesto que valen tus respuestas, sobre todo para los "sub 40" que pasen por acá. Pero también hice esas preguntas (que me parecen bastante obvias), un poco hastiado de la obsesión de JP Feinmann y muchos otros por focalizarse en las culpas (supuestas o no) del General. Que lamentablemente fue el responsable de encumbrar a Lopecito, y con eso ya tiene bastante.

Y para no hacerla más larga, la columna de JB me hizo pensar en cuán livianamente se suele cargar las tintas sobre otros en base a operaciones de dudoso origen (con muchos argumentos válidos, sin duda) pero se dice poco y nada de lo que a uno lo toca directamente.

Gracias de nuevo. Un gran abrazo.


PD: yo no fui a la Plaza el 1º de Mayo del '74, estaba con un ataque de asma. Pero seguramente me habría quedado.

thania dijo...

Hola

Me llamo Thania y tengo que decir que me ha encantado su blog.Dejeme felicitarle, se nota que le gusta y apasiona redactar, se ve reflejado en la calidad de sus posts.

Por otro lado,me gustaría incluirlo en mi pagina web donde desearía mucho contar con su sitio.A cambio,agradecería mucho un pequeño link,o tambien un breve artículo hacia mi web la cual estoy intentando levantar poquito a poco y como usted sabrá es difícil pero se le coge mucho cariño a cada proyecto.¿Qué le parecería?.

Un beso! y Suerte con su Blog!
Thania Borja