viernes, mayo 01, 2009

El objetivo



En este 1º de Mayo me gustaría tener los recuerdos de primera mano y la capacidad de evocación de Hard para homenajear a los trabajadores argentinos y sus historias de lucha.

Pero como ése no es el caso, lo que tengo a mano es un texto sobre la represión a la clase trabajadora y las luchas obreras durante el nefasto Proceso de Reorganización Nacional, perteneciente a la Historia de la Economía Argentina del Siglo XX dirigida por Zaiat y Rapoport.


La ofensiva contra la clase trabajadora

Uno de los principales objetivos de la dictadura fue cerrar el período de movilización social abierto a partir del Cordobazo de mayo de 1969. Detrás del propósito manifiesto de terminar con el "enemigo subversivo" se encontraba el objetivo real de disciplinamiento y despolitización de la sociedad. Se trataba de arrasar a la oposición política y para garantizarlo se utilizaron todos los recursos del Estado. Con el Proceso de Reorganización Nacional se inició un plan sistemático para la desaparición y asesinato de opositores. Al momento del golpe la guerrilla estaba debilitada y, desde entonces, la persecución estuvo dirigida a delegados sindicales, miembros de comisiones gremiales internas, estudiantes y defensores de los derechos humanos.(...)

(...) Con respecto al movimiento obrero, no fue necesario aguardar mucho tiempo para que se hiciera evidente quiénes serían las principales víctimas de la represión. A pocas horas de producido el golpe, varias plantas industriales fueron ocupadas, al igual que sedes de sindicatos claves. Los gremialistas y delegados combativos fueron perseguidos, al tiempo que se eliminaba el fuero sindical, se intervenía la CGT y se disolvían las 62 Organizaciones.También se dispuso la intervención de los sindicatos Foetra, UOM, UOC, Smata, la Federación de Estibadores Portuarios Argentinos, de Trabajadores de Talleres y Astilleros Navales, entre otros. Se prohibieron las huelgas, asambleas, negociaciones colectivas y se abolió la Ley de Asociaciones Profesionales.

En algunas grandes firmas se ocuparon militarmente las plantas y se crearon centros de inteligencia para la detención de obreros. Las comisiones internas de empresas como Mercedes Benz, Swift y Fiat desaparecieron casi por completo. A pesar del clima represivo, hacia septiembre de 1976 comenzaron a manifestarse reacciones contra la política de la dictadura. En esa oportunidad, los trabajadores de las plantas automotrices iniciaron una huelga por aumentos salariales y en rechazo de la suspensión de personal por reprogramación de la producción. Uno de esos escenarios fue la fábrica General Motors de Barracas.

Al mes siguiente, fueron los trabajadores de Luz y Fuerza los que se manifestaron en contra del despido de agentes de Segba y del intento de los militares de modificar el convenio de trabajo. Decidieron aplicar el "trabajo a reglamento", mientras el gobierno empezó a vigilar los lugares de trabajo con fuerzas de seguridad. A principios de 1977 los secretarios gremiales decidieron implantar lo que se conoció como "trabajo a tristeza". La respuesta del gobierno de facto fue no sólo la Ley de Seguridad, sino también la detención y desaparición del principal dirigente del gremio, Oscar Smith, en febrero de ese año. Un mes antes tuvo estado público un documento con los reclamos del sindicalismo por el deterioro social provocado por las políticas de la dictadura.

La ofensiva contra la clase trabajadora continuó con la disolución de la CGT en 1977 y con la desarticulación de la estructura sindical, fracturada a su vez respecto de la posición frente al gobierno. La represión sin duda provocó un repliegue del movimiento obrero. En los intentos por reagruparse surgió el Grupo de los 25, que nucleaba a gremios intermedios que no habían sido intervenidos y que lentamente se lanzaron a confrontar con el gobierno, si bien tenían buena llegada al Ministerio de Trabajo encabezado por Tomás Liendo.

En cambio, los representantes de los principales gremios intervenidos se agruparon en abril de 1978 en la Comisión de Gestión y Trabajo, que optó por una estrategia "dialoguista". El Grupo de los 25 fue el que convocó, en abril de 1979, a un paro general a pesar de las amenazas militares. Esta expresión masiva de protesta motivó que la dictadura reaccionara con extrema dureza, llevando a cabo numerosas detenciones.

La CGT fue reconstituida recién en 1980 de manera informal por los "25" y otros dirigentes gremiales, quienes acordaron que la Secretaría General quedara a cargo del sindicalista Saúl Ubaldini, pasándose a llamar "CGT Brasil". Desde entonces se acentuó el enfrentamiento con el gobierno militar. El 22 de julio de 1981 se convocó a un nuevo paro general y el 7 de noviembre a una manifestación masiva bajo el lema "Pan, Paz y Trabajo" en la iglesia de San Cayetano, donde se realizó una misa al aire libre. A esta manifestación se plegaron incluso los gremios dialoguistas, pero no los partidos de la Multipartidaria, que no querían confrontar abiertamente con el régimen.

En el marco del incremento de la confrontación con el gobierno militar, la movilización del 30 de marzo de 1982 no sólo incluía entre sus consignas los reclamos estrictamente gremiales, sino que exigían "el derecho soberano de aspirar a una vida digna, en un marco de desarrollo con justicia social que permita recuperar el aparato productivo, salarios dignos para activos y pasivos, y alcanzar una democracia estable que asegure a los argentinos vivir en una comunidad justa, libre y soberana, con paz, libertad y justicia".


Historia de la Economía Argentina del Siglo XX - Fascículo 37 "Los objetivos económicos de la dictadura militar", Ed. La Página, pp. 582-583.

(La foto está sacada del mismo fascículo. Muestra a un grupo de trabajadores siendo juzgados por un tribunal militar.)


P.S.: Hoy este blog sopla su tercera velita. ¡Feliz día para todos los compañeros!

9 comentarios:

Luciano dijo...

Rafa: Indudablemente es el MOO el que a lo largo de las etapas de mayor represividad formuló las defensas concretas más eficaces en las que se vieron contenidos y reconocidos los trabajadores y los sectores populares en general, y que en situaciones favorables, estableció los avances sobre la participación de los asalariados en la masa del ingreso nacional y en las condiciones laborales del trabajador; en ves de hacer estas valoraciones que hablan de la dinamica compleja del movimiento sindical peronista y del anti-clasismo que hizo posible su supervivencia, y la del peronismo, veo con asombro que muchos bien pensantes de la izquierda cultural persisten en reducir todo al desgastado latiguillo de la "burocracia sindical" para evitar referirse a una dialectica más enrevesada que no admite estas etiquetas baratas. Basta leer los documentos que Walsh escribió a la conducción montonera para constatar la importancia del MOO: le faltó admitir que Rucci no era el cuco que pintaban, y que la mirada que se tiene del sindicalismo está en buena medida influenciada por prejuicios (que la propia izquierda peronista contribuyó a conformar).
El MOO debe ser reconocido por si mismo: ahora también veo que muchos alaban a Moyano y la CGT en tanto este manifiesta su apoyo a NK, pero que si dejara de apoyarlo lo considerarían "un negro mafioso y entreguista" de la burocracia. En fin...

Un Abrazo Rafa.

PD: Tre-men-do el nuevo avatar de ese discazo de Steppenwolf, hace poco lo estaba escuchando.

Luciano dijo...

Me olvidé: Felicitaciones por el aniversario, su blog va directo a la categoría de "longevo", o pionero, si te gusta más.
Sos referente de los jóvenes, Rafa, admitilo, jajaja!!!!

Un Abrazo.

emilio dijo...

La "izquierda cultural", toda crítica al peronismo desde ya que es gorila...

A los trotskistas se les rompió el reloj. A Luaciano también.

Bye.

Tomás dijo...

Felicidades por el cumple! Gran blog.

Rafa dijo...

Luciano:
Tal cual, la historia del MOO es suficientemente rica y compleja de modo que el viejo sambenito de "burocracia sindical" a esta altura ya sirve de poco o nada. Por supuesto, eso no implica olvidar la trayectoria nefasta de ciertos dirigentes (y no me refiero a Rucci). Pero sin duda, la fortaleza del movimiento sindical era uno de los mayores obstáculos a vencer para los propulsores del modelo de país implantado a partir de 1976.

Es muy atinado lo que recordás de Walsh. Al fin de cuentas, la izquierda peronista no llegó a ver con claridad que sus contradicciones con el sindicalismo "ortodoxo" eran algo menor frente a la magnitud del enemigo común.

Gracias por las felicitaciones. Un abrazo!

PD: lo único, si pensás que éste es un blog veterano, fijate que La Barbarie, Ramble Tamble o Mundo Perverso son más jovatos todavía!

Rafa dijo...

Emilio:
¿Hablar de "izquierda cultural" es lo mismo que calificar de gorila? Para mí no. Salvo que uno se identifique con Beatriz Sarlo, que una vez dijo: "Yo voto antiperonista por razones culturales".

Me va a tener que agradecer, le sigo buscando sparrings para que practique un poco de boxeo. Acá tiene otro.

Saludos.

Rafa dijo...

Tomás:
¡Muchísimas gracias!

Un abrazo.

emilio dijo...

Claro, calro, la insignificante Sarlo y la "izuierda cultural" son los enemigos.

Para nada son enemigos los peronistas y neoperonistas Scioli, Massa, Solá, Reutemann, Redrado, Menem y un largo etcétera.

!La vida por K!, !ugh!

Rafa dijo...

Emilio:
Ud. es el que habla de "enemigos", ni Luciano ni yo lo hicimos. Ni tampoco nos pusimos a gritar "¡La vida por K!". Creo que los dos tratamos de clarificar ideas en medio de una multitud de contradicciones. Si a Ud. le gusta simplificar todo, es cosa suya.

Saludos.

PD: ese "¡ugh!" viene de un primate peludo, sin duda...